Juan Gonzalo Larrain Campbell
Plinio Corrêa de Oliveira:
Previsiones y Denuncias en defensa de la Iglesia y de la civilización cristiana
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"CATOLICISMO"
– Mayo de 2008
Caos: ¡cuántos crímenes
se cometen porque ocultan tu nombre!
Diagnosticado como “sida psico-social”, el caos, hoy una catástrofe
universal, fue anunciado durante más de 70 años por Plinio Corrêa de
Oliveira
Recientemente fue publicado en Colombia, por la Sociedad Colombiana
Tradición y Acción, un libro–denuncia de la mayor actualidad
particularmente para toda América Latina. Se trata del estudio Colombia:
¡Nunca más bajo el imperio del caos!
[1], en el cual se desvenda con hechos y documentos
irrefutables, la maniobra revolucionaria inducida que llevó a aquella
nación a la trágica situación por la que pasó durante veinte años
(1982-2002), afectando, en grados diversos, a todo el Continente.
Esa situación consistió en la demolición del orden jurídico, con varias
decenas de miles de muertes violentas durante muchos años, varios miles de
secuestros anualmente, todo dentro de casi una absoluta impunidad, en gran
parte por causa de la connivencia con el crimen de numerosas autoridades
temporales, del silencio de las autoridades eclesiásticas y del hecho de que
gran parte de los magistrados judiciales estaban amedrentados. En suma, el
Estado se encontraba gravemente desmantelado y con ello la Nación estaba
bajo el dominio sanguinario de la guerrilla marxista y del narcotráfico.
Enfocando la realidad colombiana a la luz de las enseñanzas del Prof. Plinio
Corrêa de Oliveira sobre la metamorfosis —y no la muerte— del comunismo, el
libro pone al desnudo las terribles técnicas utilizadas por la Revolución
universal para conducir el mundo, a través del caos, a su meta final
que es la misma del comunismo: el anarco-colectivismo-tribal. El referido
libro fue publicado en 2008, seis años después de que se iniciara un proceso
de recuperación de Colombia, que hoy aún está en curso.
Metodización del sumo desorden
Para mostrar al lector la importancia del caos, como maniobra de
guerra psicológica revolucionaria, es necesario considerar que el objetivo
último de la Revolución no consiste únicamente en suscitar crisis
religiosas, morales, políticas, sociales, económicas, etc. Sus agentes
pretenden quebrar al hombre en su totalidad, introduciéndole el desorden en
el pensamiento y en la propia psiquis, para lograr que se establezca un
verdadero yugo del demonio sobre lo que reste de sociedad. Este desorden se
repite en las instituciones, lo que a su vez lo agrava, formando un círculo
vicioso en que el hombre va siendo cada vez más impelido a seguir sus
instintos, y cada vez menos gobernado por la razón, rumbo a un estado de
barbarie psicopática sin precedentes en la Historia.
En efecto, el caos que padece la sociedad contemporánea no es un
simple desorden. Es la metodización del sumo desorden[2],
por medio de la eliminación de todas las autoridades, leyes, costumbres y
principios cristianos, procurando establecer un neopaganismo en el que se dé
libre curso a todos los factores de deterioración y sean reprimidos todos
los elementos que pretendan oponerle una sana reacción.
“Sida psico-social”
En este artículo deseamos mostrar la gran antecedencia con que Plinio Corrêa
de Oliveira anunció la penetración del caos —un sida psico-social,
según su acertada formulación— en el panorama mundial dando a conocer
algunas de sus primeras advertencias[3].
Ya en 1930 —al constatar la repercusión en la sociedad neo paganizada de un
cientificismo exacerbado basado en doctrinas fracasadas— él denunció el
triste itinerario del anochecer de la razón, previendo que esto tendría como
epílogo el establecimiento del gobierno de las pasiones, cuya consecuencia
es el caos contemporáneo:
“Tal es el embate de las doctrinas, tal es la confusión de los sistemas,
tales las contradicciones entre los descubrimientos de hoy y las leyes que
hasta ayer eran consideradas como verdaderas, que el árbol recto y frondoso
de la verdad —el magnífico jequitibá
[árbol de gran tamaño de Brasil] de los conocimientos eternos, que
resisten cualquier examen, y que son superiores a todos los paradigmas
científicos— es difícil descubrirlo.[...]
“Vemos que el neopaganismo de nuestra época se infiltró en la ciencia de tal
forma, que el buen sentido es deshonrado, y que los propios conocimientos
más elementales son altivamente negados por personas de innegable renombre y
valor intelectual.
“¡Y no podía dejar de ser así! Los filósofos del siglo XVIII negaron la Fe
católica, en nombre de la razón, cuyo culto la Revolución Francesa quiso
establecer. La evolución del mismo movimiento revolucionario hizo que se
acabara negando la propia razón, para quedar ... escombros, que es lo que
vemos por casi todas partes”[4].
No habrá orden durable
En 1932, al prever las consecuencias de la anarquía intelectual del siglo XX,
el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira declaró:
“En cuanto subsista este caos en el mundo del pensamiento, será
absolutamente imposible instituir un orden durable en el dominio de la
política y de la economía”[5].
Años después, al inicio del pontificado de Pío XII, comentando su lema
Opus justitiae pax y analizando las relaciones internacionales en
función del mismo, afirma que sólo hay orden entre los pueblos cuando ellos
obedecen a la Ley de Dios. Previendo que ésta no sería obedecida, mostró que
el caos tendería a consolidarse:
“Evidentemente, violaciones de la Ley de Dios, siempre hubo y siempre las
habrá, con frecuencia mayor o menor, en la Historia de la humanidad. Pero,
que se transforme la violación en derecho, el desorden en jerarquía
legítima y permanente y que se enarbole como principio básico y
fundamental aquello que es la negación radical y absoluta de toda la Ley de
Dios, hay en esto un desorden monstruoso y profundo, con tendencia a
volverse definitivo. Esto debe infundir pavor a todo espíritu en el que aún
oscilan algunas centellas, ya no diré de sentido católico, sino de simple y
recta razón natural.
“En efecto, el riesgo al que aludimos no consiste en una simple injusticia y
sí en la glorificación de la injusticia como tal, en la
consolidación de la injusticia, en la entronización de la
injusticia como regla fundamental de acción y norma básica en las relaciones
entre los pueblos”[6].
Tranquilidad en la injusticia: monstruosa catástrofe
Continuando los comentarios del lema de Pío XII, una semana después, Plinio
Corrêa de Oliveira insistía en el mismo punto, sosteniendo que la ruina de
nuestra civilización no será consecuencia sólo del desorden, sino de algo
mucho peor, que es la tranquilidad en ese desorden:
“Si la paz con justicia, la paz deseada por el Santo Padre Pío XII con tan
apostólico ardor, es un bien inestimable, la tranquilidad originada en la
injusticia consumada y que implique el cese de toda resistencia contra los
factores de disgregación de la civilización católica, no puede dejar de
constituir una monstruosa catástrofe para el mundo contemporáneo,
ciertamente comparable a lo que fue para la Antigüedad romana, la caída del
Imperio de Occidente”[7].
Las fuerzas del caos
En su libro Revolución y Contra-Revolución, él muestra el carácter no
espontáneo sino inducido del caos que está al servicio de la
Revolución:
“Encarados superficialmente, los acontecimientos de nuestros días parecen
una maraña caótica e inextricable, y de hecho lo son desde muchos puntos de
vista.
“Entretanto, es posible discernir resultantes, profundamente coherentes y
vigorosas, de la conjunción de tantas fuerzas desvariadas, siempre que éstas
sean consideradas desde el ángulo de la gran crisis de que tratamos.
“En efecto, al impulso de esas fuerzas en delirio, las naciones occidentales
van siendo gradualmente impelidas hacia un estado de cosas que se va
delineando igual en todas ellas, y diametralmente opuesto a la civilización
cristiana.
“De donde se ve que esa crisis es como una reina a la que todas las
fuerzas del caos sirven como instrumentos eficientes y dóciles”[8].
* * * Después de leer los trechos reproducidos arriba, confirmados por la denuncia del caos hecha por la Sociedad Colombiana Tradición y Acción, podemos concluir, parafraseando a Mme. Roland (revolucionaria guillotinada por la Revolución Francesa, que al pie del cadalso exclamó: “¡Liberdad, libertad cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”): “¡Caos, caos, cuantos crímenes se cometen porque ocultan tu nombre, tus métodos y tus intenciones!”. NOTAS [1] La obra puede ser pedida a: Calle 23 Norte nº 3-33 of 402, Cali, Colombia, o a Calle 61 nº 4 A-00, Bogotá, Colombia. E-mail: tradicionyaccion@ gmail.com
[2]
Sobre el
mismo tema ver el artículo anterior: “Del crepúsculo al anochecer de la
Cristiandad: previsión de un doloroso itinerario” y también el artículo:
“Cuarenta años previendo, alertando, denunciando”.
[3]
Plinio
Corrêa de Oliveira escribió numerosos artículos sobre la materia que pueden
ser encontrados en el sitio:
www.pliniocorreadeoliveira.info.
[4]
Legionário,
nº 64, 24-08-1930, Quid est veritas?
[5]
Legionário,
nº
105, 2-10-1932, Patriotismo. [6] Legionário, nº 433, 29-12-1940, Justitia.
[7]
Legionário,
nº 434, 5-1-1941, Opus justitiae pax.
[8]
Revolución y Contra-Revolución,
1a. edición peruana, Erba Gráfica S.A.C.,
Lima, 2005, Parte I, Capítulo III, 4.
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