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Parte III

La psicocirugía revolucionaria en cámara lenta

 

Tres operaciones de efectos reversibles y una  nueva vía revolucionaria...

·      Se desvencijan las estructuras del Estado sin desmontarlos todavía. (Sistema jurídico institucional – autonomías – Corona)

·      Corrosión de las instituciones en la sociedad (Propiedad – familia – educación).

·      Transformación “lúdica” de las mentalidades. (Ambientes – costumbres – cultura y civilización).

… que conduce a una sociedad disgregada autogestionaria, sin Dios ni ley.

 Sección cuarta: demolición "lúdica" de las mentalidades


Capitulo 15

 

En el anochecer de España, ¿comienza el éxodo hacia fuera de la civilización?

 

Antes de preguntarnos cuáles serán los pasos futuros de los mentores del PSOE para conducir a España hacia la utopía autogestionária [1], juzgamos necesario recapitular lo que hemos comentado sobre la neorrevolución y sus efectos sobre la opinión pública.

 

I — La doble "cirugía psíquica y facial" de España, una evaluación de su estado actual

 

A lo largo de este libro han sido expuestos:

• los antecedentes doctrinales e históricos que explican el proceso de descaracterización sufrido por el alma española;

• la misteriosa apatía pública que de ahí ha resultado;

• la teoría y práctica de la psicocirugía y de la operación facial practicada por el neosocialismo en la España anestesiada;

• y, finalmente, la descripción de los principales episodios de esta doble cirugía, psíquica en cuanto afecta la mente, y facial en cuanto modificando las instituciones. ¿A qué altura de dicha cirugía estamos?

 

1-  La "neorrevolucion" tremenda pero tranquila

 

a) Un hombre que se alejaba de su pasado de fe y heroísmo...— Al adoptar su estilo ecumenista, el socialismo se proponía actuar, como hemos visto, sobre un español que se alejaba —tal vez sin confesárselo— de un pasado de fe militante, grave y heroico, y de un pensamiento lógico y coherente. Este español no había abdicado de sus convicciones, pero se deslizaba suavemente por la rampa de un indiferentismo religioso e ideológico y de una permisividad moral creciente.

 

b) ...que el "ecumenismo" doctrinal transforma en componente preponderante de la opinión pública.— En un ambiente donde las disputas ideológicas iban perdiendo contenido y calor, y donde el diálogo relativista entre todas las corrientes fue dominando cada vez más nuestra vida política, el componente preponderante de la opinión pública pasó a ser este tipo de persona, aunque subsistían sectores polarizados. Fue ese español, así predispuesto, la víctima preferida de la psicocirugía revolucionaria. Y a través suyo, el cambio de mentalidad que dicha operación va produciendo alcanza también a los sectores todavía polarizados del cuerpo social, especialmente en el campo conservador, tendiendo así a neutralizar las eventuales oposiciones.

 

c) Una expresión que define la intensidad y precisión de la "psicocirugía".— Esta psicocirugía practicada en la mentalidad española, complementada por reformas legales de las instituciones políticas y socioeconómicas, ha sido tremenda pero tranquila. Tanto más tremenda, cuanto más tranquila... No estamos haciendo un juego de palabras, sino describiendo con exactitud lo que esta psicocirugía tiene de más insidioso y eficaz.

Es una revolución tremenda porque sus efectos son devastadores y radicales; tranquila, porque ha conseguido que no se despertaran reacciones proporcionadas: sonríe mientras destruye, crea un clima de despreocupación optimista mientras transforma, y pide el consentimiento displicente de aquellos cuyas convicciones va desarraigando.

No estamos, pues, como pregonan los fanáticos del diálogo ecumenista, en presencia de una reconciliación entre las dos Españas... Se trata de una tranquilidad de superficie —una caricatura de la verdadera paz— bajo la cual se instaura el desorden, lentamente y en profundidad. Todos los aspectos de la España tradicional están siendo demolidos casi siempre sin violencia física es verdad, pero con una violencia moral sin precedentes disimulada en un falso ecumenismo y con una saña que no perdona ni siquiera a los héroes y glorias de nuestra Historia.

 

d) La víctima ve con indiferencia cómo se denigran sus convicciones y se socavan las instituciones.— Esta atmósfera de tranquilidad conduce a las víctimas de la psicocirugía a con sentir o a permanecer indiferentes ante la aniquilación de su propia identidad moral. Todo cuanto ella consideraba contrario al sentido común, ilógico, intolerable o hasta imposible, ahora ocurre, se repite, se difunde y baila la danza del caos optimista y juguetón. No obstante, nada parece tener mucha importancia...*

 

* Recordemos cuáles son los principales elementos de esta danza del caos:

—Influyentes medios de difusión fomentan la contracultura y doctrinas anticristianas como el musulmanismo, mientras denigran nuestro pasado católico... El hombre común, adormecido, asiste sin dolor ni protesta al vilipendio de los mayores héroes de la hispanidad.

—Son los jueces y magistrados que pierden virtualmente su independencia, y ven desdorada su respetabilidad, cuando nunca se ha hablado tanto de listado de derecho, de libertad y de democracia... pero la mayoría tiende a encogerse de hombros y a "pasar".

—Son los derechos humanos que se proclaman, mientras el aborto asesina impunemente a los inocentes privándoles del bautismo... Insensible, la opinión pública no se preocupa: le basta vivir para gozar.

—Son eclesiásticos que abandonan la predicación de los temas morales y espirituales, mientras políticos neorrevolucionarios asumen abiertamente la función de modelar los espíritus y las mentalidades... La opinión pública no lo entiende bien y se cansa de analizar estas contradicciones.

—Son revolucionarios internacionalistas que se proclaman adalides de los derechos regionales, en una España constitucionalmente una, pero lanzada en un proceso de disgregación autogestionaria... El sentido común acabará por imperar, piensa confusamente el español desinformado.

—Son las protestas contra la sociedad industrial porque produce la despersonalización y la destrucción del medio ambiente, al tiempo que se destruye la verdadera escuela de la personalidad que es la familia cristiana y se relativiza la propiedad privada, base del desarrollo individual y social… Pero la víctima no se siente todavía directamente afectada.

—Nunca se ensalzaron tanto las virtudes de la tolerancia, de la cordialidad y del consenso; sin embargo, el aluvión de la pornografía con apoyo oficial, la corrupción moral en centros educativos, el terrorismo de blasfemias y sacrilegios multiplican sus violencias a cada momento y en todas partes, no faltando siquiera las fulguraciones siniestras del satanismo... Son excesos que pasarán, dice el hombre de la calle, aún confiante en la eficacia del diálogo ecumenista.

 

2- Mientras el español medio pierde el sentido crítico, la "neorrevolución" va embebiendo la sociedad

Es decir, este español desideologizado, con pereza y recelo de juzgar, ansioso de tranquilidad y vida placentera, temeroso de cualquier tensión o lucha, vive bajo una impresión de estabilidad ficticia que satisface dichas apetencias. Y así, se mantiene inerte en una redoma de optimismo, mientras todo a su alrededor entra en caos...

 

a) Imágenes del espejismo tranquilizante.— Los neosocialistas en el poder se muestran un poco libertarios e irreverentes, es cierto. Pero eso no es sino un condimento en la receta... Al fin y al cabo se presentan como unos políticos con mentalidad burguesa, hombres prácticos y actualizados que han sabido enterrar su vieja ideología en crisis y, con ella, las polémicas doctrinales. Ahora, en cambio, entienden por fin las virtualidades talismánicas del diálogo y, por eso mismo, nos están haciendo seguir los mismos caminos de la Europa moderna, pluralista y liberal. Esta transformación se diría tanto más auténtica cuanto fueron los neosocialistas quienes contribuyeron a dar una forma monárquica al Estado, trayendo así nuevamente a la vida pública algo del encanto del protocolo real y, con ello, lo que parece ser una garantía de manutención del orden y de los principios cristianos.

 

b) Los golpes demoledores parecen excesos superficiales.— Las manifestaciones de la insensatez, de la desintegración y del envilecimiento en nuestra vida pública parecen a muchos simples desajustes o excesos de una necesaria adaptación al mundo pluralista y secularizado de hoy, que el pragmatismo de los gobernantes y la continuidad monárquica acabarán superando. Las reformas legales e institucionales del PSOE no las verán como un conjunto o un proceso coherente, sino como medidas de modernización desconexas, quizá discutibles, pero más o menos inevitables...

Los hombres públicos en evidencia, sean eclesiásticos, políticos, intelectuales o dirigentes empresariales —la nación oficial, en suma— parecen no enterarse de la asombrosa revolución del PSOE. Su oposición —cuando existe— es de dulce, para usar la expresión de un conocido periodista. El público los ve más bien preocupados con otros problemas que, dicho sea de paso, tampoco consiguen resolver: el paro, la violencia, las consecuencias de la entrada en el Mercado Común, la reconversión industrial o el último capricho de cualquier Dudú.

 

c) La luz y la fuerza del principio de contradicción van menguando en las almas.— Ahora bien, tanto más completo será el menguamiento del principio de contradicción en las almas y, en consecuencia, del sentido crítico, cuanto mayores sean las apariencias de normalidad de este caos manso con todo su cortejo de aberraciones. Fingiendo ignorar lo absurdo de esta forma particularmente insidiosa de caos, el ambiente oficial agudiza su efecto corrosivo y contribuye a aumentar el desinterés del español por una vida pública que ya no consigue en tender.

 

d) Impregnación "neorrevolucionaria" de la sociedad.— Sin oposiciones serias, la revolución asombrosa va realizando su programa y minando las entrañas del cuerpo social. Las costumbres que fomenta, los modos de ser y de pensar radicalmente permisivos e igualitarios que genera, su ateísmo, sus obscenidades y blasfemias, van embebiendo lentamente todos los ambientes de la sociedad al amparo de la apatía pública, del estímulo oficial y de las reformas legislativas neosocialistas.

 

3-  Algo peor que la invasión de tropas enemigas: la pérdida de la identidad moral

Está ocurriendo algo tremendo. Nunca España ha estado tan amenazada de muerte como ahora. De muerte sí, porque la invasión y la ocupación de nuestra nación por tropas enemigas, aun siendo un hecho gravísimo, puede ser remediado. En cambio, la pérdida de la identidad moral significa su verdadera muerte.

En efecto, la convivencia prolongada con lo inexplicable, lo absurdo y lo aberrante puede deteriorar la mentalidad de un pueblo con una radicalidad incomparablemente mayor que la alcanzada por las clínicas psiquiátricas rusas en sus víctimas. Puede medirse ahora, en todo su alcance, nuestra afirmación de que la revolución cultural del PSOE es, en realidad, una psicocirugía revolucionaria de una radicalidad insospechada, tanto más eficaz cuanto que se practica sin romper el consenso ecuménico, el cual hace las veces de quirófano con su atmósfera tibia y aséptica.

Con el tiempo, esta convivencia indiferente con el caos manso acaba destruyendo todas las barreras naturales que los hombres levantan frente a lo que es notoriamente erróneo y malo. La razón de todo esto es simple. La personalidad del hombre es fundamentalmente una; por eso, si son derrumbados los mecanismos psicológicos que protegen la integridad de sus principios y de su mentalidad, es todo su conjunto de certezas que se desintegrará. El individuo quedará, así, transformado en un ser incapaz de reaccionar frente a los desórdenes y abominaciones que antes de esta psico-operación hubiera rechazado con la mayor energía. Cada vez más apáticas e indiferentes a todo lo que no sea su propio vegetar, las víctimas de la psicocirugía no opondrán obstáculos de monta a las reformas sociales y políticas revolucionarias, que a partir de entonces podrán ser impuestas con facilidad y que al entrar en vigor, contribuirán a su vez a profundizar la psicocirugía (ver recuadro arriba).

 

II — ¿Cuál será el curso futuro de los acontecimientos?

 

Por la propia naturaleza de esta neorrevolución —en la cual la relativización de todos los principios e instituciones ocupa un lugar tan decisivo—, parece prematuro hacer una previsión definida del curso que sus mentores pretenden imponer a los acontecimientos. Por el momento tan sólo es posible referirse a algunos indicios de las vías que podrán seguir.

 

1- La incertidumbre

 

a) Ruptura de los esquemas clásicos.— Es necesario ante todo no olvidar que los propios líderes más representativos de esta revolución socialista sui generis parten del supuesto de que los esquemas de la dialéctica marxista clásica ya no pueden aplicarse. No vamos a abundar sobre lo que ya fue analizado con suficiente detenimiento en el capítulo 6 de esta Parte III.

Sucede, como hemos visto, que la revolución socialista ha dejado de considerar al proletariado como su principal fuerza propulsora. Por otro lado, en vista de la trágica experiencia de los pueblos subyugados por el comunismo, las mayorías en Occidente están poco dispuestas a soportar una dictadura totalitaria. Especialmente si les fuera impuesta en nombre de una fuerza proletaria que hasta los más lentos en advertir los engaños de la izquierda comienzan a comprender que es un mito muerto [2].*

 

* Sin embargo, si se realiza sobre los pueblos occidentales, con pleno éxito, una psicocirugía que los lleve a una renuncia consentida y generalizada de su capacidad de juzgar y tomar posición en las cuestiones públicas, es evidente que la hipótesis de una dictadura colectivista pasa a tener nuevas condiciones de realización.

 

Los dirigentes revolucionarios más al día no parecen interesados en ocultarlo. Por el contrario, el abandono de los dogmas marxistas y de las técnicas revolucionarias violentas dan mayor credibilidad al carácter dulce y tranquilo de su neorrevolución, ante los ojos de una burguesía que dichos dirigentes desean cada vez menos ideologizada, menos pensante, menos reactiva...

 

b) El socialismo a la búsqueda de un rumbo.— En el debate ideológico socialista, el reconocimiento de este fracaso conduce a veces a formulaciones dramáticas. Alain Touraine —el sociólogo postsocialista francés que tanto influyó el pensamiento de Felipe González y los principales dirigentes del PSOE— llega a decir: "Ya no tenemos mapas, ni navegadores y ya no creemos en astrólogos y en profetas. Es el miedo de morir, la imaginación loca, el deseo más allá de todo objeto lo que nos puede conducir, sin plan pero con pasión, más allá de la crisis, con la esperanza incierta de inventar una sociedad." [3]

Entre nosotros, Ignacio Sotelo, después de advertir "que hay que enterrar con honradez, la noción revolucionaria de la conquista del poder por la clase obrera", afirma que "el socialismo lo estamos inventando día a día" a partir primordialmente de la revolución cultural y de transformaciones continuas en la vida cotidiana [4]4. Alfonso Guerra, hablando de la crisis ideológica mundial de las izquierdas, reconoce la incertidumbre que marca los rumbos del socialismo. Y ante la pregunta de cuál será su itinerario próximo, responde: "Mi respuesta concreta, concretísima, es: no lo sé." [5]

Se nota, pues, un cierto empeño en mostrar que los esquemas clásicos han sido dejados de lado; y todo indica que el curso de la transformación de las mentalidades determinará en gran medida el camino a seguir.

Otro de los ideólogos admirados por los dirigentes del PSOE, el austríaco André Gorz, tras analizar en su ya citado libro Adiós al proletariado. Más allá del socialismo la "crisis del marxismo" y la "degeneración de la teoría y la práctica socialistas", señala que la descomposición de la sociedad actual no está gestando ningún mundo nuevo, sino que hay un "silencio de la Historia". La revolución debe hacerse —según él— con los que ya no quieren que se les considere como integrantes de ninguna clase ni siquiera como trabajadores, y que buscan espacios de vida autónoma al margen del orden, del poder y del sistema social, sin grandes proclamaciones redentoras [6].

 

c) Revolución experimental de los colectivos autónomos.— La neorrevolución necesita, pues, echar mano de todos aquellos individuos y movimientos culturales o sociales que buscan con más vigor liberarse de las estructuras jerárquicas y de los marcos morales establecidos. De su conquista de espacios autónomos en los más variados terrenos, a medida que el Estado se desvencija y la sociedad se desarticula, del estímulo que los partidos políticos revolucionarios sepan darles, de la libertad cada vez mayor que se les otorgue, nacerá una autogestión experimental a partir de la misma sociedad*. El propio Estado debe asumir un "papel liberador", ya que, según Ignacio Sotelo, "cuando más socialismo, es decir más instituciones y colectivos autónomos regidos democráticamente, menos Estado se precisa. [7]

 

* Evidentemente se trata aquí de establecer nuevas formas de convivencia niveladora y amoral, al margen o sobre las ruinas de las instituciones o ambientes jerárquicos y moralmente represivos. Estas nuevas comunidades prefiguran —o ya inauguran— la nueva sociedad desintegrada de los grupúsculos autogobernados. Sobre este abrir espacios de autonomía, Alain Touraine sostiene que la verdadera democracia debe "reconocer la existencia de lo que no está integrado, quizá no integrable". Y, en consecuencia, postula establecer unos "espacios sin normas, marginales, escasamente definidos, similares a aquellos que cada uno de nosotros experimenta a veces la necesidad de frecuentar" (cfr. Alain Touraine, El postsocialismo, pp. 176-177).

 

2-  Abdicación del pensar y querer individuales en favor del consenso

 

a) El cambio de padrones mentales y volitivos, condición básica para la extinción del Estado.— Los neosocialistas están conscientes de que la extinción del Estado sería prematura sin una revolución cultural que garantice la extinción definitiva de las jerarquías, desigualdades, valores personales y de clase, en el seno de la disgregación autogestionaria.

Por ejemplo, Gorz sostiene que esta revolución cultural debe modificar en su raíz los principios y aspiraciones de los individuos, haciéndoles abandonar valores como el padrón masculino que hasta ahora había marcado la civilización, y con él "el principio del rendimiento, la ética de la competición, de la acumulación y de la lucha por la vida". Para él, como para los más avanzados teóricos neosocialistas, la nueva sociedad de los espacios autónomos y de la autogestión a la cual conduce la revolución cultural, tendrá fundamentalmente cualidades femeninas, estableciendo el primado del sentimiento y de las capacidades relaciónales [8]

 

b) Su carácter despersonalizante.— Cuando los neosocialistas presentan su obra revolucionaria como una apertura de espacios a la expansión creativa, en oposición a las estructuras jerárquicas y a la represión moral, no se crea que esto significa pro mover el recto desarrollo de la personalidad individual. Pues si así fuese, renacerían la escala de valores y las desigualdades armónicas inherentes al orden natural de las cosas, que la utopía socialista autogestionaria niega.

En realidad, la etapa autogestionaria o post-estatal de la Revolución, sólo será posible en una sociedad de hombres despersonalizados, como explica Plinio Corrêa de Oliveira en su obra Revolución y Contra-Revolución: "El camino rumbo a este estado de cosas ha de pasar por la extinción de los viejos cánones de reflexión, volición y sensibilidad individual, gradualmente sustituidos por formas de sensibilidad, pensamiento y deliberación cada vez más colectivos. Es, por tanto, en este campo, donde debe darse principalmente la transformación." [9]

 

c) El consenso, un nuevo punto de referencia para los españoles sin certezas.— Ahora bien, el proceso que denunciamos conduce precisamente a la transformación profunda de la mentalidad de los españoles. Todo lleva a producir en los espíritus —con el apagamiento del principio de contradicción— la extinción de las antiguas certezas y convicciones, un deterioro paulatino del hábito de juzgar la realidad y de tomar, en consecuencia, posición definida ante ella. A medida que se acentúa el vacío ideológico, los españoles se irán transformando en individuos sujetos al movimiento cambiante de sus impresiones y sentimientos en quienes la razón y la voluntad prevalecen cada vez menos.

Pero incluso en tales condiciones, esos individuos sienten la necesidad de tener un punto de referencia que sustituya de algún modo los principios que abandonaron.

Ese punto de referencia lo van a buscar, no en otro nuevo conjunto de principios, sino en la experiencia de los demás. Porque cuando los principios se debilitan en un alma hasta el punto de que ya no constituyen certezas, el sucedáneo de éstas pasa a ser la sensación de seguridad transmitida por quienes se muestran más decididos a seguir un determinado rumbo, cualquiera que sea. Ellos comunican una persuasión experimental, vivencial, de la validez aparente del rumbo que adoptan.

Así, pues, cuando una colectividad pasa por un eclipse de sus certezas tiende a atribuir un valor substitutivo a la experiencia de los que se presentan como más resueltos o seguros. Si muchos comparten esa misma experiencia transmiten a los demás la sensación de que, adhiriendo a su persuasión experimental, estarán también vivencialmente persuadidos y seguros.

Esta tendencia, que podríamos denominar experimentalismo, es lo que explica la fuerza del consenso social, sobre todo en tiempos de decadencia.

El consenso pasa a ser el parámetro o el punto de referencia que suple en muchos individuos la dificultad de formar opiniones personales sobre una realidad que entienden cada vez menos. Esta tendencia encuentra, a su vez, una profunda resonancia en el instinto de sociabilidad, tanto más hipertrofiado cuanto más débiles son las convicciones de la persona.

El consenso será entonces la nueva verdad, el nuevo dogma, el nuevo impulso, el punto de apoyo en favor del cual el individuo va abdicando de su propio pensar, querer y sentir personales. Al menguar la luz de su razón y la fuerza de su voluntad, irá asumiendo la personalidad que el consenso le impone. El consenso pasará gradualmente a pensar, querer y sentir por él.

 

d) Pero, ¿qué consenso?— Un consenso relativista y ecumenista, del cual se han evaporado también las antiguas certezas, los principios objetivos y estables, las definiciones nítidas y categóricas.

Un consenso de quienes abandonan lentamente las verdades y valores de la civilización cristiana, o simplemente lo que es común a todas las civilizaciones: una vida con reglas, decoro, elevación y dignidad.

Este es un punto de referencia engañoso, que da al individuo que naufraga en la incertidumbre doctrinal una ilusión de solidez y estabilidad, pero que en realidad resulta tan fatuo e inconsistente como su propia mentalidad. Un individuo en tales condiciones no encuentra —ni desea encontrar— motivos ni fuerzas para oponerse a ese consenso que le ofrece el placer tranquilizador y confortable de ser como todo el mundo. Un placer instintivo, elementalmente gregario, que recuerda el bienestar meramente sensitivo que aparentan sentir las ranas, cuando al anochecer croan todas al mismo tiempo en los pantanos.

 

e) La revolución del PSOE se juega en torno al consenso.— No es difícil comprender que en torno a la formación, manutención y evolución de este consenso se concentren y se definan las tácticas, estrategias y metas de una fuerza política revolucionaria que hace del cambio de las mentalidades el fin prioritario de su acción.

Es precisamente aquí donde está lo más sutil de la clave para interpretar la revolución tranquila del PSOE. Su arte político y su eficacia revolucionaria consisten en saber forjar y manipular este consenso. La ceguera de quienes han visto en la obra revolucionaria de Felipe González un mero pragmatismo sin consecuencias graves resulta de ignorar este aspecto medular de la realidad.

La revolución del PSOE no es —insistimos— la de los puños en alto, la de la hoz y el martillo. No es que el socialismo haya abandonado definitivamente los métodos marxistas clásicos, sino que su fuerza real proviene de la fermentación corrosiva de ese consenso que transforma las mentalidades.

Los dirigentes socialistas aggiornati son conscientes de ello; ya hemos tenido ocasión de señalarlo. Pero no es ocioso recurrir una vez más a sus propias palabras.

Felipe González da a entender que tiene muy presente el papel del consenso como factor neorrevolucionario, al explicar a la revista de izquierdas francesa "Le Débat" [10], en qué consiste el "bloque hegemónico en la sociedad civil" que el PSOE está constituyendo para gobernar sin contrapeso en España. ¿En qué se fundamenta esta hegemonía socialista de la cual se ufana? Se debe —responde el líder del PSOE— a un factor nuevo: "Es a veces de orden psicológico, cultural, espiritual. Yo diría, 'grosso modo', por el momento, que se ha producido en las profundidades de nuestra sociedad, un proceso complejo de ajustamiento, de identificación, entre nosotros y la propia sociedad. El partido socialista encarna, de cierto modo, para los ciudadanos, todos los procesos de cambio y liberación que han caracterizado el último decenio. Liberación de las ideas, de las costumbres, de la educación... Liberación de la mujer sobre todo." [11]

Por su parte, Alfonso Guerra dejó claro que no sólo se trata de interpretar las tendencias aprovechables por la ideología revolucionaria, sino de intervenir en esa evolución y dirigirla con sagacidad: "Nuestra obligación como socialistas es analizar e interpretar los nuevos perfiles y las nuevas claves de la sociedad que emerge, intentando conducir a la humanidad a mayores grados de libertad, de justicia, de bienestar y de felicidad." [12]

"Interpretar... intentando conducir": o sea, comprender las mentalidades para dirigir a los hombres. Esta es, por cierto, la fórmula clave del nuevo dirigismo socialista, más sutil en la forma, pero mucho más radical y totalitario en el fondo que cualquier modalidad de dictadura inventada hasta ahora. Naturalmente esos grados de "libertad", "justicia", etc., deben ser entendidos según los prismas ideológicos del PSOE.

Esto supone una estrategia a largo plazo. Consciente de ello, Felipe González se muestra dispuesto a avanzar a una velocidad graduada para no romper con la mayoría social, aunque sea caracterizado, según sus propias palabras, como "aquél que ha preparado el camino para que otros reencuentren y vuelvan operativas las tensiones ideales, las pulsiones utópicas" [13]. O sea, aquél que ha allanado la vía hacia la utopía social, es decir, la autogestión integral.

 

3-  El éxodo

Los españoles, que en estos últimos decenios están sufriendo el eclipse de sus convicciones o se deslizan por la rampa de la permisividad moral, suponen que el caos manso en que España va siendo sumergida es tan sólo una modernización, una puesta al día de la sociedad. No se dan cuenta de cuál es el verdadero alcance revolucionario de las transformaciones que nos están siendo impuestas; no perciben —ni sospechan— que están siendo llevados hacia una nueva edad histórica, la era post-cristiana, o sea, anticristiana...

Se trata, en realidad, de un éxodo lento e inadvertido hacia fuera de la civilización, y del tipo humano que ella plasmó; un éxodo hacia fuera del Estado y de la sociedad organizados; un éxodo que aparenta ser fruto de la evolución natural del consenso social, en cuya punta de lanza se agitan los movimientos sociales y culturales vanguardistas que reclaman siempre más espacios de libertad y autonomía: desde los jóvenes contestatarios, las feministas, la contracultura, los ecologistas, homosexuales, drogadictos y otros marginados, hasta las minorías étnico-culturales o las nacionalidades tiznadas de separatismo autogestionario.

Preside esta marcha el PSOE, ya estimulándola, ya controlando a los exaltados, al mismo tiempo que libera las energías que conducen a la nueva sociedad...

El español consensuado, descristianizado, ocupa el último vagón del tren —retomemos la metáfora [14]— en cuyos vagones delanteros están los sectores progresivamente más radicales de la neorrevolución que conduce el PSOE.

 

a) Se trata de explotar las tendencias "liberadoras" del hombre común.— ¿Cuáles son las tendencias a la "liberación", en este último vagón del tren en el que se acomodan tantos españoles comunes, que apuntan hacia un futuro neorrevolucionario? Así las enumeró el profesor Plinio Corrêa de Oliveira:

 

"La caída de las tradiciones en la forma de vestir en Occidente, corroídas cada vez, más por el nudismo." En este ítem deben incluirse las modas miserabilistas, que imponen las ropas desteñidas, arrugadas, remendadas, rasgadas, etc., dando la impresión de usadas, sucias y vulgares, aunque sean caras [15].

 

"La desaparición rápida de las fórmulas de cortesía" en búsqueda de una simplicidad y espontaneidad cada vez mayores, presentadas como algo simpático y natural. Esto tiende a generar normalmente una falta de gobierno de los impulsos y un trato animalesco. Es decir, la franca involución hacia la barbarie.

 

"La creciente ojeriza a todo cuanto es razonado, estructurado y metodizado" y la "aversión al esfuerzo intelectual, a la abstracción, a la teorización, a la doctrina" estimulada por la pedagogía de vanguardia y que "sólo puede conducir, en último término, a una hipertrofia de los sentidos y de la imaginación, a esa 'civilización de la imagen' respecto a la cual Pablo VI juzgó un deber advertir a la humanidad" [16]. Claro síntoma de la expansión de esta tendencia es la creciente simplificación y brutalización del lenguaje oral y escrito.

A lo anterior cabe añadir la tendencia a la completa igualdad de los sexos, como fruto no sólo del movimiento feminista, sino también de las nuevas modas.

Los puntos que acabamos de enunciar dan los contornos someros de la modernización psicocultural, alrededor de la cual se estaría constituyendo un consenso de los españoles al día, de todas las generaciones y de todas las clases. Consenso más intuitivo que raciocinado, en el que hablan más los símbolos y los gestos que las disertaciones doctrinales.

Quienes se identifican con estos hábitos y estos símbolos van distanciándose implícitamente de los modos de ser de la civilización occidental, la civilización de la inteligencia y de la voluntad con todo lo que esto implica: estructuras jerárquicas, sentido del deber, del esfuerzo, del mérito, del honor, etc. Pero si se les mostrase el parentesco ideológico entre los hábitos nuevos que van asumiendo y la mentalidad anarco-estructuralista del Mayo de 1968, muchos se manifestarían tal vez sorprendidos o desagradados...

 

b) Su expresión más enérgica en la España actual: la "cultura" del rock y de la droga.— La expresión más enérgica de estas tendencias, la más dinámica y cargada de presagios de futuro, se halla hoy en lo que muchos llaman cultura del rock y de la droga. La consideramos aquí no como fenómeno exacerbado de grupúsculos militantes de la contracultura —ya nos referiremos a ello—, sino en cuanto formas de diversión y estilos de vida generalizados en amplios sectores de la juventud que viven en la sociedad industrial, pero cada vez más al margen de ella.

El rock se transforma en símbolo musical, o mejor dicho, rítmico, de este éxodo lúdico todavía incipiente hacia fuera de la civilización. Se trata de una inmersión en un paroxismo de tonos agudos y graves ensordecedoramente aumentados, en ritmos trepidantes, que estimulan a vivir la experiencia de lo puramente instintivo, a manera del tam-tam de los ritos tribales. Un reciente estudio sociológico describía como una de las características de la actual juventud española, la "exaltación de la idea comunitaria (el alma es el grupo) y del sentimiento casi tribal del 'nosotros'." [17]

 

c) Artificialidades y debilidades del consenso "liberador".— Estas son las tendencias socioculturales liberadoras de la España de la cual el PSOE se presenta como intérprete. ¿Qué hay en ellas de espontáneo? ¿Qué hay de imposición de la moda y de la propaganda? ¿Existen otros factores capaces de haber producido artificialmente este movimiento tendencial? Rebasaría los límites de este trabajo una investigación de esta naturaleza.

Sin embargo, el cuadro no estaría completo si no se considerara que los medios informativos, el cine y los portavoces de la última moda magnifican tales tendencias, prestigiándolas y dando la impresión de que se encuentran más generalizadas de lo que realmente están. Esto hace que, por la presión del supuesto consenso social, muchas personas con su capacidad de juzgar y resistir debilitada, se adhieran superficialmente a dichas tendencias, sin que esto corresponda a una transformación psico-moral tan rápida y completa como las apariencias sugieren.

Por otra parte, esa misma publicidad y esos mismos líderes de la moda, dejan en la sombra a quienes aún viven de acuerdo a los principios católicos y que se sienten desconcertados, aislados y sin conciencia de su gran número y su fuerza.

 

d) La "psicocirugía" revolucionaria, la "modernización" y el anochecer de España.— En esta España psico-operada que pasa a convivir con el caos manso y controlado, se gesta algo que tiene muy poco que ver con la decantada modernización. La neorrevolución va mucho más allá, incomparablemente más allá de lo que sospechan los propios electores del PSOE. Los neosocialistas tratan de que los españoles se acomoden despreocupadamente y lleguen a aceptar este lento anochecer de la civilización, creando las condiciones para que predomine un nuevo tipo humano, ateo, instintivo, vulgar, anárquico e igualitario. Este nuevo hombre, más o menos esclavizado al consenso, sería el ciudadano del mundo autogestionario.

 

4- Sórdidos trovadores anuncian la muerte del mundo civilizado

 

a) La vida cotidiana en España bajo el socialismo.— Lo irracional, lo chabacano, lo soez y lo blasfemo comienzan ya a saltar desde los escenarios políticos, las pantallas de TV, los antros de la contracultura, las páginas de la prensa, etc., para introducirse y ganar terreno en la vida cotidiana. Los españoles sin darse cuenta van transformando su vocabulario, salpicándolo de expresiones brutales, obscenas y blasfemas; su vestuario, aceptando modas cada vez más indecentes; sus costumbres, resbalando displicentemente hacia la licenciosidad cuando no hacia la perversión; sus creencias, introduciendo la superstición y la magia. En fin, todos los órdenes de la vida van siendo contaminados por la neorrevolución socialista. Aunque la descripción minuciosa de esta caída trasciende la finalidad de este libro, los capítulos precedentes dan una idea suficiente de su amplitud e intensidad.

 

Rock y satanismo

Para mucha gente el rock es una diversión inofensiva como tantas otras, o una manía pasajera de una juventud exaltada. En cambio... los Beatles decían otra cosa: "Nuestra música puede causar una inestabilidad emocional, un comportamiento patológico, e incluso la revuelta y la revolución.... El rock n' roll es más que una música; es el centro energético de una nueva cultura y de una revolución mundial” ("Le Rock n' roll - Viol de la conscience par les messages subliminaux", p.32)

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Uno de los cantantes del grupo KISS

Las características de los conjuntos musicales del heavy rock —brutalidad, perversión, vulgaridad, tiranía de los instintos, blasfemia— despiertan la sospecha de vinculación con el satanismo. Sospecha corroborada por frecuentes noticias sobre relaciones efectivas entre el rock y el satanismo, cultos primitivos, hechicería, magia, etc. "El Mercurio" de Santiago de Chile ha publicado una noticia que aporta datos interesantes sobre este terna: "Se ha detectado que una secta satánica, de gran poder económico, con sede en California, estaría tras la gran mayoría de los grupos rock, especialmente los de estilo 'heavy metal' más populares del momento: AC/DC, Blondie, Eagles, Fleetwood Mac, Rolling Stones, Iron Maiden, Kiss, Led Zeppelin, Van Halen, Ozzy Osbourne. (...) La compañía se encarga de lanzarlos a la fama internacional siempre que ellos acepten cantar los temas que se les imponen, con orquestaciones también impuestas" (María Olga Delpiano, Sectas Satánicas infiltradas en el Rock desvelan a los norteamericanos, 2-9-1984).

Sobre las canciones rock, Tom Jarriel, en el programa Zo/Zo de la cadena de televisión norte-americana, ABC declaró: "El mensaje satánico es claro, tanto en las portadas de los discos, como en las letras de las canciones'' (apud Mario A. Costa, Nos Estados Unidos, reação contra o rock in "Catolicismo" diciembre de 1985).

Entre los incontables ejemplos de este satanismo semi-declarado, bastaría citar unas estrofas del tema Autopista para el infierno, del conjunto AC/DC: "¿Hola Satanás!, estoy pagando mi deuda tocando en un conjunto rock (…) Estoy en la autopista del infierno." Se dice que para conmemorar la muerte de su cantante Bon Scott, provocada por una fuerte sobredosis de drogas, AC/DC compuso la canción Campanas del infierno, en la cual saluda al demonio. En ella, Satanás busca el alma de este desdichado: "Estoy bajando como un huracán (...) Voy a cogerte. Satanás te coge. Campanas del inferno" (cfr. Jean-Paul REGIMBAL O.SS.T., Le Rock'n'Roll — Viol de la conscience par les messages subliminaux, pp. 23, 72-74).

Quien desee conocer las relaciones del rock con cultos primitivos, magia y satanismo también puede encontrar datos elucidativos en el libro Stairway to Heaven — The Spirituals Roots of Rock'n'Roll, de Davin Seay y Mary Neely.

b) Punks, rockeros y demás tribus urbanas.— Se multiplican no sólo las bien remuneradas compañías inmorales y blasfemas como los Comediants, Joglars, Fura del Baus o las sectas orientales y ocultistas, sino que se difunden también las culturas del rock y de la droga, cuyas manifestaciones llegan a un paroxismo delirante.

El heavy rock o rock duro, representado por una turbamulta de grupos, marca cada vez más su presencia en los festivales de la cacofonía. En el mundo de los consumidores habituales del rock va surgiendo un tipo humano ya medio andrógino y brutal, en el cual el primado de los instintos se convierte en filosofía de vida y a veces en contestación violenta y puramente irracional.

Por otra parte, las tribus urbanas consumidoras de droga ostentan su inmoralidad, su inmundicia y su primitivismo por las calles y plazas de nuestras ciudades, constituyendo un auténtico show sobre la descomposición de la sociedad española, como sórdidos trovadores vestidos con harapos extravagantes, vociferando balbuceantes su cántico irracional a la muerte de la civilización. No han faltado dirigentes socialistas que desde el Gobierno o los ayuntamientos promuevan esta contracultura rock con todas sus secuelas.

Alfonso Guerra presentó a los cuadros dirigentes del PSOE ciertas iniciativas políticas de los "drogadictos y rockeros del mundo", como punto de referencia para el futuro del socialismo y "para comprender el alcance de algunos de los cambios que están aconteciendo." [18]*

 

* Cabe señalar, de paso, que esos elementos ultra degradados son el polo actual de esa marcha rumbo a un nuevo tipo humano fundamentalmente inerte e improductivo. Y a medida que se multiplican y crece su influencia sobre la juventud, se multiplica también la improductividad de los ciudadanos españoles, sobre todo de la nueva generación. Ahora bien, causa sorpresa ver que los dirigentes socialistas, que se muestran tan empeñados en combatir la supuesta improductividad de la tierra —sobre todo cuando se trata de las particulares— no parecen preocupados en combatir esta forma contagiosa de improductividad del hombre... Cuando es evidente que la productividad del hombre vale muchísimo más que la de la tierra. Cada uno de esos rockeros o seguidores de las tribus urbanas, ¿no será también un "latifundio" o "minifundio" improductivo, conforme la dimensión de su propia mente? ¿Estos individuos no tienen también una "función social" de pensar, trabajar y producir? ¿Qué futuro nos prepara un estado de cosas que resulta del caos y de la inercia mental abierto por la cultura del rock? ¿Habrá algo de eso en la civilización del tiempo libre que anuncian confusamente algunos teóricos socialistas?

 

En los últimos festivales Rock Villa de Madrid, organizados por el Ayuntamiento de la capital, la presencia del heavy metal ha sido constante. De los 279 conjuntos presentados en el festival de 1987, 76 eran de rock duro. Muchos hacían alarde de violencia, por ahora lúdica, con denominaciones que son toda una definición de su estado de espíritu contestatario: Obús, Derribos, Cráneo, Furia Animal, Escándalos, Comando 9 mm., Parabéllum, Los Enemigos... [19]

El rock duro da primacía al estrépito sobre el ritmo del rock. Adquiere también tonalidades macabras y hasta satánicas en sus versiones más delirantes (ver recuadro arriba).

 

c) El "rock radikal" vasco, por la independencia anárquica de Euskadi.— En el País Vasco los conjuntos del rock duro y las tribus punks se han integrado más al paisaje urbano. Una parte importante de estos grupos pertenece al movimiento llamado rock radikal vasco, que ha contado con el apoyo de ikastolas, ayuntamientos, grupos abertzales y los proetarras de Herri Batasuna. Estos anárquicos trovadores de la muerte del mundo civilizado han sido estrellas en las fiestas de la Semana Grande de Bilbao, en las celebraciones de San Sebastián o de Vitoria. Pero los radikales no actúan sólo en las grandes ocasiones. Los conjuntos proliferan y sus conciertos, más o menos improvisados, se van haciendo frecuentes en las más diversas localidades vascas y navarras.

Sus rótulos, los temas de sus canciones, sus ropas, su estilo de vida dicen crudamente aquello que la revolución cultural sólo poco a poco y de modo desconexo va insinuando. Es la liberación que llega. "Euskadi es la primera trinchera, esto no es España", explica un grupo de punks a un periodista en Bilbao.

Se presentan como espontáneos y viven anárquicamente fuera de todo sistema... No obstante, se habla en Bilbao de una singular convocatoria internacional para atraer los punks hacia el País Vasco. El caserón que les sirve de cuartel general en el casco viejo de la ciudad, ostenta la frase "Ni dios ni amo", el lema de los anarquistas. Uno de los conjuntos lleva el nombre infame de "Me c. en Dios", que muchos punks usan también estampado en sus mugrientas cazadoras negras. Su nihilismo no deja lugar a dudas. El conjunto Eskorbuto vocifera en uno de sus discos: "Todos contra todos"; y el grupo Hertzainak, en su primer long play, gritaba en euskera: "Guerra al Estado, guerra siempre.''

El rock radikal vasco aparece también mezclado con el separatismo radical. En una presentación organizada por la ikastola de Tudela (Navarra), mientras actúa el conjunto Inor, un espectador grita de vez en cuando por los altavoces: "Policía asesina" o "Presos fuera". No es ningún misterio que ha sido Herri Batasuna quien dio impulso a todo ese movimiento, a partir de su campaña Martxa eta borroka (Marcha y Combate). El propio animador cultural de Herri Batasuna, Mikelón, reconoce: "Hicimos festivales y seguiremos haciéndolos porque se trata de una cuestión cultural que hay que apoyar. Es un movimiento popular muy amplio, en el que coinciden el antinuclear, la reivindicación del euskera y muchas cosas más."

Por su parte, en un restaurante bilbaíno, algunos punks aseguran: "El rock es nuestra cultura." Uno de ellos explica cómo se manifiesta en su vida cotidiana: "Levantarnos cuando nos despertamos, ir a los bares, a los conciertos de rock, reír, mirar, ver cómo pasa la gente y, sobre todo, privar" (en la jerga punk, beber). Otro agrega: "Privar y destrucción. Mucha destrucción (...); el sistema hay que cambiarlo; nadie te tiene que dar órdenes". Un tercero sintetiza: "Para mí, sexo, droga, rock y priva.'' [20]

De cualquier manera, el rock pesado y el movimiento punk representan en la España actual el polo radical que fascina a sectores cada vez más numerosos de jóvenes, para quienes el ritmo del rock se transformó en una forma de protesta que modeló un estilo de vida.

Ya hemos comentado cómo las manifestaciones estudiantiles de 1986 y 1987 pusieron en evidencia una modificación revolucionaria profunda en los tipos humanos de los estudiantes y en sus estilos de pensar y actuar [21]. En el auge de ese movimiento aparecieron agitadores estrafalarios salidos no se sabe de qué tribus urbanas, promoviendo protestas lúdicas y sarcásticas contra las estructuras de la sociedad organizada. Huelga decir que, en todas partes donde se intenta escenificar la anarquía, las minorías afiliadas al trotskismo y a la extrema izquierda en general tienen intensa participación. Ya lo dijo Felipe González: los trotskistas "son la sal de la tierra"... [22]

 

e) "Un mayo-68 difuso": la "movida".— Por el carácter socio cultural que se ha pretendido darle, trataremos también de la movida.

A fines de 1985 los principales diarios y revistas internacionales publicaron amplios reportajes sobre lo que se dio en llamar la movida madrileña. La revista francesa "Le Point" la define como "todo aquello que se mueve con un barniz de desencanto, de socialo-pornografía y de marxismo populista" [23]. Otros, como el blasfemo Francisco Umbral, la consideran "un mayo-68 difuso, confuso, pero sin barricadas" [24]. La mayoría de dichos reportajes insisten en señalar que el auge de la movida coincidió con la instauración del gobierno socialista, el cual liberalizó el consumo de la droga y dio vía libre a la difusión de la pornografía y la corrupción moral. Se multiplicaron los sex-shops, los pubs servidos por camareras en topless, la proyección de películas inmorales; la homosexualidad ha adquirido derechos de ciudadanía, TVE ofrece en sus programas cuentos inmorales, la prensa de izquierda abre sus páginas a esta nueva cultura cuyo lema podría ser la "idea que dominaba a Tierno Galván: 'Autorizar todo'." [25]*

 

El “silencio de la Historia”

 

Uno de los inspiradores de los actuales dirigentes socialistas españoles, el teórico socialista austríaco André Gorz, señala que la descomposición de la sociedad actual no está gestando ningún mundo nuevo, sino que estamos ante el "silencio de la Historia".

 

La revolución —según él— debe hacerse con los que ya no quieren que se les considere como integrantes de ninguna clase, ni siquiera como trabajadores, sino que buscan espacios de vida autónoma al margen del orden, del poder y del sistema social.

Francisco Umbral (arriba), el "filósofo de la movida", afirma que el único lenguaje innovador hoy en día, es el del mundo de la droga, de la homosexualidad, y de los jóvenes encarcelados, que actúan como "poder difusor" de la “utopía de la libertad”.

 

* El diario belga "Le Soir" publicó, en agosto de 1985, nada menos que cuatro reportajes en que se destacaba el "renacimiento cultural español tras 40 años de oscurantismo", y se daban indicaciones para conocer la movida madrileña por dentro. La publicación inglesa "Rolling Stones", en reportaje titulado The New Spain, presentó la movida como la sustitución cultural del franquismo. Al mismo tiempo, la revista "Newsweek" saluda el fenómeno proclamando que "las artes florecen tras décadas de represión". Por su parte, el "New York Times" escribe que, con la movida, "ha renacido la tradición de vanguardia que una vez encabezaron Picasso y García Lorca". Mucho más que eso, ahora Madrid puede ser vista como "la capital del mundo" o "el lugar donde hay que estar" (cfr. Carlos Iriart, La 'movida' en el escaparate, "El País", 16-9-1985).

El semanario parisiense "L 'Express" dice que "la gran sacerdotisa" de la movida madrileña es la presentadora de TVE, Paloma Chamorro, que dio nuevo impulso nacional al movimiento a través de su programa La Edad de Oro (Jacques Esperandieu, Dans la fumée de la Movida in "L'Express", 8 al 14-11-1985, pp. 54-55). Fue en este programa donde practicó el infame sacrilegio de mostrar un crucifijo con cabeza de cerdo en medio de escenas groseras ("Comentario Sociológico", julio-diciembre 1984, p. 153).

Otro semanario parisiense coloca entre los patrocinadores de la movida al difunto alcalde de Madrid, Tierno Galván, y al ministro de Cultura Javier Solana (cfr. Robert Lacontre, Marché Commun: à peine entrée, l'Espagne a deja peur in "Figaro Magazine", 4-1-1986, pp. 102-103).

 

5-  Éxodo, caos y "realismo utópico" socialista

Esta tendencia hacia un éxodo gradual hacia fuera de la civilización no tiene el aspecto coherente y estructurado de los antiguos movimientos políticos revolucionarios. Los consensos grupales más o menos pasajeros o estables, buscan instintivamente la autonomía, sin orden ni lógica, frente a todas las grandes estructuras —religiosas, políticas, económicas— punto de partida de la futura disgregación autogestionaria.

Los neorrevolucionarios se plantean una serie de interrogantes al respecto: ¿Cuál será el rumbo que por fin tomará todo esto? Por otro lado, ¿cómo evitar que se repitan explosiones anárquicas análogas a la de mayo del 68 en Francia, donde el caos descontrolado provocó, en el plano inmediato, la reacción victoriosa de la burguesía? [26]

Los neorrevolucionarios, en su confesada incertidumbre sobre el futuro del socialismo, se manifiestan ambiguos, mientras a su izquierda se impacientan los que optan por una posición radicalmente utópica, exigiendo la disgregación autogestionaria a corto plazo (ver recuadro a la derecha). A diferencia de estos últimos, ideólogos como Gorz, Touraine, Rosanvallon y los principales dirigentes socialistas españoles se consideran revolucionarios realistas que caminan hacia la utopía. Para ellos, los partidos políticos de izquierda y el Estado deben estimular, como hemos visto, la revolución sociocultural y política, evitando desembocar por ahora en una anarquía sin futuro inmediato. Los neosocialistas europeos señalan el progreso de la cibernética como elemento salvador. Este progreso tornaría viables, en un futuro no muy definido, las micro-unidades políticas y económicas autónomas [27]. Los dirigentes del PSOE, sin perder tiempo en publicar muchas teorías al respecto, apuntan también hacia la misma dirección*.

 

* En la conferencia introductoria al simposio sobre el futuro del socialismo, Alfonso Guerra declaró: "Y aquí puede llegar a entrar en crisis (...) incluso el mismo concepto actual de partido político. A lo mejor llega a desaparecer. (...) Esa velocidad de comunicación a la que me estoy refiriendo, puede estar ya poniendo en tela de juicio incluso el sistema representativo sobre el que se sostienen las democracias actuales" (Alfonso GUERRA y otros, El futuro del socialismo, pp. 27 y 28).

 

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No es el momento de analizar el carácter visceralmente anticristiano de la utopía autogestionaria basada en la libertad e igualdad absolutas, ni en la tiranía discreta y eficaz que podrá ejercerse mediante la cibernética sobre una sociedad desintegrada en galaxias de micro-comunidades, compuestas, a su vez, de individuos que aceptaron la raquitización de su propia racionalidad.

Por otra parte, ni siquiera puede asegurarse que —en un proceso conducido con tanta determinación y al mismo tiempo con tanta cautela— los mentores de la neorrevolución socialista no consideren oportuno postergar, en determinado momento, las reformas y medidas que conducen a España directamente a la autogestión, a la espera, quizá, de coyunturas internacionales favorables.

Si se diera esta postergación, TFP-Covadonga, analizando los acontecimientos dentro de la perspectiva trazada en este libro, espera poder dirigirse al pueblo español para alertarlo sobre los nuevos rumbos del proceso revolucionario.

Pero en vista de la actual situación, descrita en las páginas de este libro, se puede afirmar que, al preparar al ciudadano de la futura sociedad revolucionaria, los socialistas ya están cometiendo el genocidio espiritual de España.

 


NOTAS

[3] Alain TOURAINE, Au-délà de la crise, p. 20.

[4] Socialismo y Cultura in "Leviatán", n° 1, tercer trimestre 1978, pp. 83 y 93.

[5] Alfonso GUERRA y otros, El futuro del socialismo, p. 32.

[6] 6 André GORZ, Adiós al proletariado, pp. 18, 23, 75, 82.

[7] Socialismo y cultura in "Leviatán", tercer trimestre de 1978, p. 87.

[8] André GORZ, op. cit. p. 90-91.

[9] Plinio CORREA DE OLIVEIRA, Revolución y Contra-Revolución, p. 156.

[10] "Le Débat", París, n˚ 42, noviembre-diciembre de 1986, p. 18.

[11] Ibídem, p. 19.

[12] Alfonso GUERRA y otros, op. cit., p. 33.

[13] "Le Débat", n˚ 42, noviembre-diciembre de 1986, p. 43.

[15] Al respecto ver, por ejemplo, Fernando Castelló, Moda 'cutre-facta' in "El País", 22-10-1986.

[16] Plinio CORRÊA DE OLIVEIRA, Revolución y Contra-Revolución, p. 157. (referente a los ítems a, b y c).

[17] "Comentario Sociológico", n° 49-50, enero-junio de 1985, p. 53.

[18] Alfonso GUERRA y otros, El futuro del socialismo, p. 24.

[19] "ABC", 8-4-1987; "El País", 7-4-1987.

[20] Gabriela Cañas, El rock es más duro en el Norte in "El País, 1-6-1986; Feliciano Fidalgo, Punks en Bilbao: 'ni dios, ni amo' in "El País", 24-8-1986. Ver también "El País", 1-12-1986.

[22] "Renovación", 27-9-1977, p. 29.

[23] Robert Lacontre, Marché commun — a peine entrée l'Espagne a deja peur in "Figaro Magazine", 4-1-1986.

[24] Francisco Umbral in "L'Express", 8 al 14-11-1985, p. 55.

[25] "Figaro Magazine", 4-1-1986.

[26] Cfr. Ignacio SOTELO, Socialismo y Cultura in rev. cit., p. 93.