San Juan Bosco, escritor, predicador y fundador de dos congregaciones religiosas: la actividad espiritual es más importante que la asistencia meramente material

ADVERTENCIA

El presente texto es una adaptación de la transcripción de la grabación de una conferencia dada por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira a los miembros y cooperadores de la TFP, manteniendo, por lo tanto, el estilo verbal, y no ha sido revisado por el autor.
Si el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira estuviera entre nosotros, seguramente pediría que se colocase una mención explícita de su voluntad filial de rectificar cualquier discrepancia con el Magisterio de la Iglesia. Es lo que hacemos aquí, con sus propias palabras, como homenaje a tan bello y constante estado de ánimo:
“Católico Apostólico Romano, el autor de este texto se somete con ardor filial a la enseñanza tradicional de la Santa Iglesia. Sin embargo, si por error se diera en él algo que no estuviera conforme con esa enseñanza, lo rechaza categóricamente”.
Las palabras “Revolución” y “Contrarrevolución” se utilizan aquí en el sentido que les da el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en su libro “Revolución y Contrarrevolución“, cuya primera edición se publicó en el n.º 100 de “Catolicismo“, en abril de 1959.

blank


Don Bosco had a firm faith in the goodness of young people.

San Juan Bosco (Castelnuovo d’Asti, 16-8-1815 – Turín, 31-1-1888) tenía como lema: “Da mihi animas, cetera tolle – Dame almas y quédate con el resto”.

 

“Santo del Día” – 30 de enero de 1967

 

Mañana, 31 de enero, es la fiesta de San Juan Bosco, confesor. Tenemos una reseña sobre él, tomada de León Breckx, “Les idées pédagogiques de Don Bosco“.

blank
Mamá Margarita, madre de San Juan Bosco, que en 2006 recibió el título de Venerable por la Santa Sede

“Es indiscutible que la personalidad de la madre de Don Bosco influyó en su formación. Esta mujer, viuda a los 29 años, marcó profundamente el alma de sus tres hijos. Era poco instruida, pero dotada de un raro sentido común. La rectitud de su juicio, una gran piedad y no menos devoción, unidas a una firmeza varonil, hicieron de ella una educadora ejemplar. El trabajo era una obligación constante en su hogar. Marguerite sometía a sus hijos a todas las actividades de la casa y del campo. Desde el alba, en verano, e incluso antes en invierno, los niños comenzaban el día con la oración. La vida es demasiado corta, decía su madre, para perderse lo mejor de ella. El cansancio no se tenía en cuenta, las comidas eran

siempre extremadamente frugales. Por la noche dormían en el suelo. Más adelante, cuando Juan vaya al seminario, se llevará la manta prescrita. Pero durante las vacaciones su madre le hará guardarla cuidadosamente, considerando esta dulzura inútil y perjudicial”.

Tengo que indicar a Uds. que la familia de Don Bosco era más o menos de los alrededores de Turín, norte de Italia, una zona muy fría. En Florencia, que no es exactamente el norte, pasé un frío de incomodar. Y así es como esta familia vivía en esta zona fría, y así es como esta mujer, esta señora ejemplar, educó a sus hijos. Vamos a sacar una conclusión de esto en su momento.

“Así es como ella preparaba a sus hijos para la vida, de acuerdo con lo que siempre decía: Somos soldados de Cristo, siempre en armas, siempre en presencia del enemigo y debemos vencer”.

Uds. ven aquí la descripción de la mujer fuerte del Evangelio; que se levanta temprano, que empieza su trabajo, que cumple con todos sus deberes y cuyo precio es tan alto que hay que ir a los confines de la tierra para encontrar algo que se le compare. Vemos aquí algo profundamente distinto de la sociología democratacristiana.

Según la sociología democristiana, quien pasa hambre o frío no es capaz de llevar una vida espiritual. Y el comienzo de la vida espiritual consiste en dar de comer, en dar una cama, en dar una buena manta para el frío, y sólo después de este estado se puede empezar a hablar de vida espiritual. Por eso, el comienzo del apostolado es necesariamente una acción de naturaleza material. Por eso, para convertir el mundo moderno hay que empezar por acabar con el subdesarrollo. Y por eso, en última instancia, la lucha contra el subdesarrollo acaba siendo un objetivo específico de la Iglesia.

blank

La pobre casa donde nació San Juan Bosco en el pueblo de I Becchi di Castelnuovo d’Asti (hoy Castelnuovo Don Bosco).

Aquí se ve exactamente lo contrario. Es una casa tan pobre que la gente duerme en el suelo, no tiene cama; es una casa tan pobre que la gente no tiene manta, en una época, en un clima donde a veces el invierno es tremendo. Don Bosco compró una manta para ir al seminario, porque las reglas lo exigían. Pero cuando estaba en casa, su madre no le permitía usar la manta, llevársela a casa.

Se ve comida muy frugal; se ve mucho trabajo. Es una vida pobre, pero una vida pobre santificada por un espíritu de renuncia y sacrificio, que incluso llevó a la formación de un hombre con un físico realmente fuerte y realmente resistente a todo tipo de trabajo, como era Don Bosco.

Ya Uds. ven hasta qué punto es un embuste la democracia cristiana cuando dice que las condiciones de vida blandas son indispensables para que arraigue el apostolado. La austeridad es necesaria. Iré más lejos: también debería serlo en las familias de alto rango y de clase alta. En Europa era así hasta hace algún tiempo. Sobre todo los jóvenes, no tanto las chicas, pero los jóvenes de clase alta se educaban en una vida dura.

Recuerdo haber leído, en la historia del duque de Alençon, si no me equivoco, del duque de Nemours, no recuerdo exactamente, uno de estos dos nobles, estos dos príncipes, que fueron exiliados de Francia y vivían en un castillo a orillas del Támesis. ¿Saben cómo era el despertar por la mañana? Era una habitación con varios príncipes; todos se levantaban y saltaban por la ventana al helado Támesis. Eso es la vida, eso es la austeridad, eso es lo que moldea a una persona y evita todo tipo de molicie. Si nuestra civilización hubiera conocido la austeridad también para los ricos, no se habría producido tanta decadencia. Así que ésta es una recomendación importante, y no podía dejar pasar la ocasión sin recordarla.

“A pesar del mucho trabajo, la fundación de las dos congregaciones religiosas —los Salesianos y las Salesas—, la construcción de iglesias, la fundación de numerosos patronatos, la preparación de misiones lejanas, Don Bosco dedicó buena parte de sus días y de sus noches a escribir. Con su pluma, tanto como con sus palabras, supo servir a la Iglesia, combatir el error y confortar a las almas. Hombre de su tiempo, reconoció la importancia de este nuevo gigante moderno: la prensa. Su pluma actuó durante 45 años, produciendo obras según las necesidades de su tiempo. El protestantismo lanzaba duros ataques contra la Iglesia en el norte de Italia. A la propaganda protestante en forma de folletos, Don Bosco opuso lecturas católicas. En 1883, respondió al “Amigo del Hogar”, que los protestantes distribuían a granel, con el primer almanaque católico de Europa”.

Ahí es donde se ve su sentido de la actualidad. No era un santo que vivía en las nubes. Los santos no viven en las nubes. Es la hagiografía barata la que nos muestra a los santos así. En realidad, Don Bosco fue un hombre que conoció los problemas de su tiempo y luchó contra los enemigos de su tiempo; y luchó, como pueden ver, por ejemplo, contra la intensa propaganda protestante en el norte de Italia, y su intensa acción en sentido contrario.

Entonces Uds. ven esto: se habla mucho de obras católicas. Hay que hacer obras católicas. Y se habla poco de escribir libros católicos. ¿Por qué? Porque se da más importancia a lo económico que a lo espiritual, y el libro va a lo espiritual, mientras que la obra va a lo económico. No hay hombre que haya comprendido mejor que Don Bosco la necesidad de las obras católicas. Sin embargo, cuando lo examinamos, era aún más un escritor que un hombre de obras. ¿Por qué? Es la prueba de que, en la mente de este inmenso campeón de la Iglesia, la acción intelectual valía más que la acción asistencial.

“San Juan Bosco se enfrentó a increíbles dificultades para llevar a cabo sus intentos. El año 1876 fue uno de los más dolorosos para él. Los ministros piamonteses, ya en guerra con el Papa, intentavan pillar en falta al santo fundador, al que acusaban de mantener una correspondencia secreta con Pío IX y los obispos. Multiplicaron los registros en su casa y querían a cualquier precio encontrar indicios de una conspiración. Un día, perdida la paciencia, Don Bosco se dirigió al conde de Cavour, que era primer ministro y que en repetidas ocasiones le había mostrado su simpatía, y le declaró su intención de poner en sus manos el cuidado de todos los huérfanos de su institución. Esta inesperada solución hizo que el ministro, si no pusiera fin a las persecuciones, al menos las hiciera más encubiertas”.

Uds. habrán comprendido la situación: empezaron a machacarle mucho; fue a ver al ministro y le dijo: “Mire, dejaré a los niños en la calle. ¿Es eso lo que quieres?” El ministro se echó atrás.

blank
Liceo Sagrado Corazón de Jesús, escuela salesiana aledaña al Santuario de Sagrado Corazón de Jesús (foto de los años 20). En esta iglesia el Prof. Plinio tuvo continuadas Gracias en su infancia, al ser la iglesia que su familia frecuentaba. Un relato de sus impresiones sobre el santuario se puede ver aquí.

Se pode ver la admirable continuidad que existe en las órdenes religiosas en el siguiente episodio: en la época de Getúlio Vargas [1] [Cap. I – 2. A “guinada” histórica de 1930 (pliniocorreadeoliveira.info)], hace unos veinte años, o incluso más, cuando las leyes se hacían a granel y ni siquiera pasaban por el parlamento —a cada rato se emitía una ley nueva—, de repente uno de esos inspectores pedantes entró en el Liceo Sagrado Corazón de Jesús [2], en la escuela que está al lado de esa iglesia, donde tantos de ustedes [funcionam?] trabajan, para comprobar si había irregularidades. Entró y encontró un pantalón que el cocinero había lavado y estaba secando en un rincón de la cocina. Se dirigió al cocinero y le dijo: “Bueno, ahora voy a levantar una infracción aquí y, de acuerdo con el reglamento, una escuela que no observe el artículo tal, el número tal, párrafo tal, punto tal, del reglamento ciento un mil y tanto, de la fecha tal, bueno, quien no observe esto, la escuela que no observe esto, debe ser clausurada. Por lo tanto, voy a decretar el cierre del Liceo Sagrado Corazón de Jesús.

¿Por qué? Porque precisamente uno de los artículos que contenía la regla impedía lavar la ropa en la cocina. El cura le dijo: “Oh, ¿quiere cerrarlo? Pues sí. Si me da un documento escrito, soltaré inmediatamente a todos los niños a la calle. Entonces usted explicará a la ciudad de São Paulo por qué estos niños están en la inmoralidad, muriendo bajo autobuses y coches, hambrientos y avergonzados, porque había un pantalón secándose en una lavandería. Depende de vosotros. ¿Lo quieres?”. El hombre, que esperaba un buen soborno para no cerrar la escuela, frunció el ceño: “Ah, padre…”. Esta es la continuidad de las obras religiosas.

“Se cuenta el siguiente suceso como uno de los más característicos de los resultados de los métodos del gran santo. Un ministro de la Reina de Inglaterra, de visita en el oratorio de San Francisco de Sales en Turín, fue introducido en una gran sala donde estudiaban quinientos huérfanos, o mejor dicho, quinientos jóvenes. No pudo evitar maravillarse ante aquella multitud de estudiantes que observaban un estricto silencio, a pesar de que no había nadie vigilándolos. Su admiración fue aún mayor cuando se enteró de que durante todo el curso no hubo una sola palabra de disipación que lamentar, ni una sola ocasión de castigar o amenazar con castigos”.

Es como una escuela católica de hoy en día… Ustedes las conocen… Varios de ustedes fueron alumnos de escuelas católicas. Es tal cual.

“¿Cómo es posible lograr tal silencio, tan perfecta disciplina?”, preguntó. Y volviéndose hacia su secretario, le ordenó que escribiera la respuesta dada”.

Es decir, que escribiera la respuesta de Don Bosco para que pudiera ser adoptada en los colegios ingleses.

“Señor —respondió el superior del establecimiento—, los medios que nosotros empleamos no pueden utilizarse en su país.

“¿Por qué?, preguntó el ministro.

Porque son secretos revelados sólo a los católicos”.

¿Es espléndido o no? Estrictamente espléndido.

“¿Y cuáles son esos secretos?

La confesión frecuente y la comunión.”

De hecho, los protestantes no las tienen.

“Misa todos los días y bien concurrida.

“Tiene Ud. razón, dijo el ministro. Carecemos de esos medios de educación. Pero ¿no hay otros?

Respuesta: “Si no hiciéramos uso de los elementos que nos proporciona la religión, tendríamos que recurrir a las amenazas y los castigos El ministro inglés guardó silencio, aunque aseguró que repetiría lo que había aprendido.”

¡Hay que imaginarse la escena! Era el apogeo de Inglaterra, de Gran Bretaña, cuando el ministro inglés no era un burdo cualquiera, tan común hoy en día, sino que era siempre un gentleman, perteneciente a la gentry inglesa, vestido con las galas de la época, cuando todavía existía la elegancia, —no había esas ropas horrendas como las hay hoy en día, hechas de tergal y otros materiales abyectos de este tipo—, vestido con la elegancia que todavía existía en aquella época. Y la opinión pública exigía que los ministros de la Reina fueran verdaderos modelos de señorío, distinción y elegancia.

Ahora bien, resulta que los ingleses mantienen un cierto prejuicio contra el mundo latino, y piensan que el mundo latino vive en el desorden, mientras que Inglaterra vive en el orden y la limpieza perfecta.

Recuerdo haber visto en Inglaterra una fotografía del Arco del Triunfo de París indicando cierta irregularidad en el tráfico y con el siguiente pie de foto: África comienza en el Canal de la Mancha. Y debajo decía: Aquí se ve Europa, no tienen los verdaderos buenos métodos, es un desorden africano el que reina en el Arco del Triunfo de París. Se puede ver, por tanto, el desdén con [que el embajador] iría a Italia.

Un viejo sacerdote jesuita amigo mío, un veneciano sutil y pintoresco que se parecía a San Ignacio de Loyola —y que, por ejemplo, llamó mucho la atención del profesor “X”—, el P. Danieli, me contó que fue a Inglaterra de joven a hacer sus estudios. Cuando llegó a la aduana inglesa, le cogieron los papeles: “¿Es usted latino? ¿italiano? ¿Del continente europeo? No se puede entrar en Inglaterra sin ducharse antes. Había instalaciones de baño especiales para esta especie de segunda África, que era Europa, y que no se parecía en nada a la perfecta limpieza puritana y protestante del Reino de Inglaterra.

Ahora, imaginemos a este ministro visitando la Italia de aquella época. Era una Italia que Mussolini aún no había limpiado, una Italia muy necesitada de limpieza, y los chicos de Don Bosco, que podían ser excelentes personas, nadie podía garantizar que se lavasen demasiadas veces.

Uds. saben, por ejemplo, que los europeos se duchan una vez a la semana: es suficiente. En cualquier país. Para nosotros, es una ducha diaria; no podemos imaginarlo de otra manera. Así son las cosas en Europa… [N.C.: Notar que el Prof. Plinio habla en los años 60, cuando aún los hábitos y costumbres no habían cambiado mucho]. Recuerdo haber estado una vez en un hotel en Europa —lo mismo le pasó al Dr. “X”— en un baño donde había un sofá en el baño para que la gente descansara después de ducharse. Bañarse se consideraba una especie de violencia, antinatural, tanto que la persona debería tomarse un respiro, respirar, después de haber experimentado este tipo de violencia.

Pues bien, Uds. pueden imaginar a este ministro entrando con cara ensoberbecida, con una amabilidad sólo superficial, con todos sus prejuicios contra el clero católico, acogido, por supuesto, por un sacerdote salesiano de la época de Don Bosco —y Uds. comprenderán bien lo que significan estas cuatro palabras: de la época de Don Bosco, naturalmente digno, sereno, ni un poco intimidado, porque un hombre con verdadera vida interior no se deja intimidar por valores materiales: libra esterlina, limpieza, bella corbata, eso en absoluto intimida a un hombre de verdadera vida interior,— nada intimidado, y sutil como suele ser un italiano. El ministro llega con desdén; de repente, el hombre tiende una trampa y el ministro cae de una pieza. Porque la alternativa es perfecta…

¡Cómo ha cambiado todo esto! Ya no existen los Salesianos de la época de Don Bosco; en las aulas salesianas, los chicos ya no actúan así. Peor aún, no hay castigo. Porque cuando un chico no es bueno, al menos el castigo sigue siendo una salida. Lo importante es que el chico sea bueno. Pero si no es bueno, hay que castigarlo. Ya ni siquiera hay castigo, y por supuesto, hay desorden máximo; los ministros de Su Majestad Británica son casi todos burdos. Y Su Majestad es cada vez menos majestuosa y británica. Es el fin de todo un orden de cosas.

Que D. Bosco rece por nosotros. Uds. saben muy bien que él tuvo una visión sobre  la Revolución/Comunismo, la profecía del Caballo Rojo [EL CABALLO ROJO – SUEÑO  DE 1862].

D. Bosco, tan unido al culto de Nuestra Señora Auxiliadora, que a su vez es Nuestra Señora de Lepanto, que rece por nosotros, por el aplastamiento de la Revolución y la pronta victoria de la Contrarrevolución.

 

blank
Nuestra Señora Auxiliadora – Basilica de Nuestra Señora Auxiliadora – Turín – Italia – Tommaso Andrea Lorenzone (1824-1902) bajo solicitación de D. Bosco

NOTAS

[1] Getúlio Dornelles Vargas (São Borja, 19 de abril de 1882-Río de Janeiro, 24 de agosto de 1954) fue un político brasileño dos veces Presidente de la República de Brasil (1930-1934 en el Gobierno Provisorio; 1934-1937, en el gobierno constitucional; 1937–1945, en el Estado Novo; 1951-1954, presidente electo por voto directo). Sobre el papel de Getúlio Vargas en el avanzo de la Revolución en Brasi ver: “O Cruzado do Século XX – Plinio Corrêa de Oliveira”, Capítulo II: “O LEGIONÁRIO NASCEU PARA LUTAR…”, 2. A “guinada” histórica de 1930

[2] Liceo Sagrado Corazón de Jesús, escuela salesiana aledaña al Santuario de Sagrado Corazón de Jesús. En esta iglesia el Prof. Plinio tuvo continuadas Gracias en su infancia, al ser la iglesia que su familia frecuentaba (foto de los años 20). Un relato de sus impresiones sobre el santuario se puede ver aquí.

[3]

Contato