Maravillas de la Europa medieval: el ayuntamiento (Rathaus) de Bremen

A D V E R T E N C I A

Este texto es trascripción y adaptación de cinta magnetofónica con conferencias del profesor Plinio Corrêa de Oliveira dirigidas a los socios y cooperadores de la TFP. Conserva, por tanto, el estilo coloquial y hablado, sin haber pasado por ninguna revisión del autor.
Si el profesor Corrêa de Oliveira estuviera entre nosotros sin duda pediría que fuera colocada una explícita mención a su filial disposición de rectificar cualquier eventual discrepancia en relación al Magisterio inmutable de la Iglesia. Es lo que hacemos constar, con sus propias palabras, como homenaje a tan escrupuloso estado de espíritu:
“Católico apostólico romano, el autor de este texto se somete con filial ardor a las enseñanzas tradicionales de la Santa Iglesia. No obstante, si por lapso, algo en él hubiera en desacuerdo con dichas enseñanzas, desde ya y categóricamente lo rechaza”.
Las palabras “Revolución” y “Contra-Revolución”, son aquí empleadas en el sentido que se les da en el libro “Revolución y Contra-Revolución”, cuya primera edición apareció publicada en el número 100 de la revista “Catolicismo”, en abril de 1959.

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“Santo del Día” – 14 de agosto de 1967

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Ayuntamiento de Bremen: una especie de palacio real * Tan ligero que da la impresión de una gran nave flotando en la plaza * Al fondo, la Catedral, recordando la eternidad y la severidad de los principios divinos que enseña * Maravillas de la Europa medieval que el “Grupo” [1] debe saber explicitar para que se edifiquen cosas aún mejores en el Reino de María [7].

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Se leen las efemérides del día:

  • El 14 de agosto de 1966, el Consejo Nacional de la TFP firmó una súplica a Nuestra Señora de Aparecida, en el Monumento de Ipiranga, pidiendo que Ella no permitiera la entrada del divorcio en Brasil [2].
  • Hoy es el último día de la novena de la Asunción de Nuestra Señora y estamos en la novena del Inmaculado Corazón de María.

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Debemos comentar hoy un monumento europeo, en el esfuerzo por llevar adelante aquella campaña de “europeización” [3] de la que tuve ocasión de hablarles.

Esta “europeización” no significa la pérdida de las características nacionales en lo que tienen de loable. Pero sí significa orientar la cultura nacional hacia un horizonte magnífico, que es el horizonte europeo, en el que podemos inspirarnos para dar más vuelo a nuestras producciones y a nuestras creaciones [N.C.: notar que el Prof. Plinio habla en Brasil, para brasileños].

Así pues, esta campaña de europeización se lleva a cabo con este fin; en particular, la campaña visa mostrar lo siguiente: el gusto que la cultura europea ha demostrado por lo maravilloso, entendiendo lo maravilloso en el siguiente sentido de la palabra: que se trata de hacer cosas que no sólo sean bonitas, no sólo graciosas, no sólo agradables de considerar desde un punto de vista u otro, sino cosas de gran valor, de gran categoría, y que produzcan en el espíritu un sentimiento de entusiasmo. Una cosa tan bella que parece medio colocada fuera del orden humano y que, por su nobleza, por su elevación, prepara el espíritu para tener apetito de las cosas divinas. Es, pues, un instrumento natural para disponer a las almas a recibir el auxilio sobrenatural de la gracia. Y a esperar el cielo y los grandes dones que Dios reserva en la otra vida a los que le son fieles en ésta.

He tenido ocasión de comentar con Uds. la actitud de alma del “caiçara” [4]. Aquí en São Paulo, y no sé si también en otros Estados, se llama de “caiçara” al “caboclo” [5] del litoral que, viviendo en magníficos panoramas marítimos, construye a menudo su choza de espaldas al mar, y que no aprecia el mar; el mar es sólo un depósito líquido, donde hay peces que se pueden pescar sin mucho esfuerzo…. Panoramas interiores, entusiasmarse con un [árbol] de Ipê [6] dorado, entusiasmarse con un árbol flamboyán, interesarse por un gran panorama, con una montaña, con un río, nada de eso. El gusto es sólo por una pequeña vida prosaica, en la que lo maravilloso que existe en nuestra tierra no ocupa prácticamente ningún lugar.

Entonces, para corregir esa costumbre, esa inapetencia por lo maravilloso, haremos una serie de comentarios —uno al mes, — sobre un panorama europeo.

Y aquí tenemos un panorama alemán, de la ciudad de Bremen. Bremen es una de las ciudades medievales más gloriosas de Alemania. Las ciudades de Bremen, Hamburgo, Lübeck y Danzig eran las cuatro ciudades centrales de la Liga Hanseática. Eran ciudades burguesas, que adoptaron una forma de gobierno burguesa y en las que la mano de obra elegía, o más bien los gremios elegían, a unos pocos representantes, que constituían el consejo de la ciudad.

Pero, de hecho, el gobierno de la ciudad acabó en manos de una oligarquía de familias, que constituían una aristocracia monetaria, de familias dedicadas al comercio y a la industria. En estas ciudades ellas se unieron y formaron la famosa Liga Hanseática, que llegó a tener su propia armada, su propia marina de guerra y era tan rica que prestaba dinero incluso a los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Y durante un tiempo fue una de las mayores potencias de Europa.

Esta Liga tenía, por así decirlo, cuatro capitales, y una de esas capitales era Bremen. Y dio la casualidad de que, como estas ciudades estaban gobernadas por los ayuntamientos, y como el ayuntamiento era el símbolo de la autonomía de la ciudad, se esforzaron por construir ayuntamientos muy bellos y dignos. Por eso, en los Países Bajos y Alemania, que eran lugares de municipalismo muy desarrollado, había ayuntamientos que eran verdaderos palacios regios.

En la ciudad de Bremen, el palacio municipal, el Rathaus o Casa del Consejo, es este edificio. Hay una plaza —el edificio, como se ve, está frente a una plaza— y al fondo la Catedral. Así que Catedral, edificio y plaza constituyen, para una persona situada en esta perspectiva, un todo único, una vista única.

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Se puede ver que el palacio tiene dependencias, edificios similares, que se siguen a la catedral; que la plaza es de forma irregular, pero sólo gana una cierta simetría con este arreglo probablemente más reciente, pero que fue puesto allí de modo muy juicioso y apropiado. Porque no sólo evita que la plaza se convierta en las plazas de algunos pueblos pequeños —plazas simétricas, con suelo de tierra, y todo eso con charcos de agua, maíz, gallinas, pollitos, niños y, al contrario de las obras de Dios, sin cuenta, sin peso y sin medida.

Y con eso a esta plaza algo irregular le dieron una especie de centro de gravedad. Y luego trataron de hacer algo hermoso, porque hicieron una especie de mosaico con piedras. Se puede ver que esto da la impresión de un tiesto de flores, pero un tiesto de flores sin flores. Uno casi no piensa en flores cuando mira esto, ¿verdad? Una fuente quedaría mejor. Pero por razones fáciles de intuir y que algún día podría explicar, el chorro de agua horroriza. Hubo un tiempo en que necesitaban utilizarlo para poner en marcha la Revolución. Así que hubo grandes chorros de agua en Versalles, etc., etc. En el siglo pasado, aún hubo algunas fuentes de agua abombadas y burguesas, pero luego desaparecieron por completo.

Y téngase en cuenta que el urbanismo moderno no utiliza chorros de agua. Algo que podría, por ejemplo, mitigar la fealdad irremediable [del urbanismo moderno] si pusieran en algún sitio un chorro de agua elegante, ligero, bonito, digamos que incluso con estas técnicas modernas de iluminación, con diferentes colores.

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Una fuente en los jardines de Versailles

Hay que ver lo que era el Bois de Boulogne, los chorros de agua allí, donde se pone luz en el fondo del embalse y son luces doradas, azuladas, verdosas, rojizas. Luego sale un chorro de color champán, colores magníficos. Se tiene la impresión de piedras preciosas líquidas, topacios, amatistas, rubíes, berilos que suben y bajan continuamente.

blankEn esta plaza hay algo que debió ser una fuente, que creo que pocos verán, es una torre colocada en un lugar asimétrico, pero es antigua y hace juego con el monumento. Este otro edificio se puede ver que es un edificio antiguo también, se puede verlo aquí arriba con algunas fotos. Aquí también Uds. pueden ver la nota antigua. Todo el entorno es antiguo.

Y luego Uds. tienen un primer plano, luego una callecita, la Catedral, un tercer plano, un entorno completamente medieval, medieval…, renacentista con reminiscencias medievales.

Ahora bien, ¿qué hay que decir aquí de este edificio? En primer lugar, me gustaría señalarles la belleza del techo. El techo se utiliza a menudo en la arquitectura de ciertos periodos en Europa como elemento decorativo. Por ejemplo, en la catedral de San Esteban de Viena y en otros edificios de la Edad Media, se utilizaban pizarras de diferentes colores y se hacían bellos diseños en ellas. Si se tenía un tejado con esta inclinación, la vista era magnífica.

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Bremer – Rathaus – Building

Debe de ser un tejado de cobre que con el tiempo se ha vuelto de un precioso verde esmeralda, que es un color delicado. Da la impresión de que todo está hecho de una piedra preciosa. Por otra parte, se puede ver lo alegre que es; si este techo fuera negro, sería horriblemente pesado, pero como es de este verde claro, se diría una turmalina muy ligera, transmite una alegría y una ligereza a todo el edificio, que viene de su color y también de su forma. Al ser así, da la impresión de que se eleva, no es un depósito de agua, un cuadrado, sino que todo en él invita a elevarse.

Y esta impresión de elevarse se ve acentuada por los tres grupos de ventanas, que también tienden hacia arriba. Diríamos que éste sube, llevándose consigo a estos dos más pequeños. Es el tipo de techo perfecto. El techo no debe pesar, debe dar la idea de algo que eleva, que sube, que invita a subir. Y aquí tienen Uds. un techo muy bien hecho que invita a subir.

Tenemos, por tanto, un aspecto comentado de este edificio, porque este edificio tiene tres partes definidas: una es el techo, otra es esta parte de aquí [?] y otra es la parte de abajo. La parte de abajo también es muy ligera. Está formada por una serie de ojivas que conducen a una galería abierta donde la gente puede pasear y permanecer en tiempo de lluvia. Como era un edificio público, donde a veces había grandes concentraciones de gente, era necesario que todos pudieran permanecer en el edificio sin que le lloviera encima. Así que esta parte de abajo está toda ahuecada con arcos muy elegantes. Y se ve que, siguiendo la línea general del edificio —que tiene un cuerpo central de dos alas, un cuerpo central que se proyecta hacia delante—, la galería también sigue esto, y forma un movimiento variegado, pero muy ligero. Esta galería es muy ligera.

El resultado es que esta parte central, que podría pesar un poco, es en sí tan ligera que es un verdadero encanto. ¿Por qué podría pesar? Reparen en la altura de esas ventanas. Son ventanas enormes, ¿verdad? Un cuerpo de edificio con ventanas tan grandes que, en la parte central, donde las ventanas son más pequeñas, estas ocupan dos plantas. Vean que las ventanas de los lados tienen casi el doble de altura de las ventanas centrales, que ya son ventanas altas. Así se puede calcular el tamaño de estas ventanas laterales.

Esto necesariamente debería ser muy pesado. Estos grandes cuadrados, estas grandes ventanas sin ningún soporte, esto debería ser de un peso enorme. Pero como hay esta cosa que tira hacia arriba y esta cosa que se apoya en el suelo muy ligeramente, como las ventanas mismas son esbeltas —no son ventanas anchas y bajas como le gusta a la arquitectura moderna, como son por ejemplo en mi edificio, son horrendas, sino que son ventanas altas y esbeltas por sí mismas— uno se da cuenta de que todo es muy ligero y esbelto y de que todo el edificio da la impresión de que apenas toca el suelo, y de que tiene algo de cuento de hadas por la diferencia de colores: verde, un rojo claro muy bonito, intercalado [en el cuerpo central] con un beige que continúa aquí en las piedras [del suelo].

Se tiene la impresión de un juego de colores, todo tan claro, tan delicado, tan ligero que se podría tener la impresión de que si se pusiera este edificio en una balsa, flotaría sobre las olas y no se hundiría. Y, dígase de paso, sería un hermoso palacio flotante. En otras palabras, este edificio flota en la plaza. En definitiva, por sus imponderables, da la impresión de una gran nave flotando en la plaza, que sería una especie de mar de piedras. Tiene algo de acuático indefinido, que es la verdadera belleza del edificio. El edificio desde este punto de vista es encantador, parece todo hecho de encaje.

Este es el ayuntamiento de Bremen.

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Bueno, contrasta con el estilo del edificio, que es renacentista alemán, pero con muchas reminiscencias góticas —el tejado gótico, con esa reminiscencia gótica; estas galerías de abajo ya no son ojivas, pero esto es del gótico; aquí hay una puerta gótica, y contrasta con eso la Catedral, que es una mezcla de gótico y románico. Pero la Catedral, mientras este edificio sonríe, la Catedral, por el contrario, tiene algo de majestuoso y fuerte, de majestuoso y serio, que recuerda uno de los aspectos de la Iglesia Católica, el de Su divina severidad. Toda iglesia, cuando está bien construida, refleja un aspecto del “alma” de la Religión Católica. Y aquí se expresa la solidez y la severidad de la Iglesia católica.

Uds. ven dos torres preciosas, muy altas, con el mismo juego de verdes que se repite arriba. Pero el resultado es que, como efecto óptico, la Catedral tiene dos simetrías; una que se pierde en el cielo, y la otra desde la piedra hasta [el tejado del cuerpo central], que forma como otra vista, separada de esta vista del verde. Son dos vistas distintas que coinciden en el mismo edificio. Y la achaparrada y severa está en el cuerpo central, que está como aplastada entre las dos torres. Y las torres, al contrario [del edificio del ayuntamiento], clavan el pie en el suelo. Es como quien dice “¡Eso es! Y no sólo afirmo que es así y pongo el pie en el suelo, sino que levanto la cabeza. Y con toda la altura de mi estatura te miro a ti, oh transeúnte, para decirte que la Iglesia nunca cambia, que la Iglesia no pasa, que Ella es eterna, y que tienes que mirar con respeto la severidad de los principios que Ella enuncia”.

Hay algo ahí…, uno de los aspectos de la sabiduría es esta seriedad, uno de los aspectos de la sabiduría es esta catadura, todo de piedra. Pasa el tiempo, pero ella no cambia, las piedras no cambian; ella está hecha de tal manera que uno tiene la impresión de que ha tomado consistencia con el embate a mil tormentas; esta catedral tiene una connaturalidad con la tormenta. Y con esto entra en choque, una discrepancia, pero una discrepancia armónica con el cuerpo del edificio [del ayuntamiento]. Es lo maravilloso de la severidad, lo maravilloso de lo combativo, de lo elevado, junto a lo maravilloso de lo delicado, de lo grácil, de lo armonioso, de lo flotante. Son dos formas diferentes de lo maravilloso, que juntas constituyen, por su mismo contraste, una maravilla única y harmoniosa.

Esta es una de las mil maravillas de la maravillosa Europa antigua, que el espíritu progresista trata de insultar por todos los medios, y que los tratadistas de arte e historia tratan de desvirtuar. Porque cuando se hace una descripción de un edificio así con las técnicas actuales, la descripción es totalmente opuesta a lo que he dicho. La descripción dice así: “Rathaus de la ciudad de Bremen, siglo II; material utilizado: briquetas extraídas de una tierra especial encontrada en tal o cual montaña, de la que obtiene su consistencia y durabilidad de su color rojo por tal o cual reacción química.

“Estas piedras fueron tomadas, según un documento del mismo siglo, de las canteras de piedra de tal y tal lugar, cerca de tal y tal río. Son un esquisto bituminoso —¡qué se yo lo que es el esquisto bituminoso! (risas)… y algo así, o basalto, ¡o lo que sea! …, —que fueron trabajadas en estilo románico, en estilo renacentista, bajo las órdenes del maestro no sé qué, en el siglo tal. Hay tantas arcadas que miden tanto por tanto. Tales acontecimientos históricos tuvieron lugar en este edificio. Y los acontecimientos históricos son así: fue aquí donde se proclamó el famoso levantamiento de los comuneros de Bremen contra el emperador Segismundo número tanto. También fue aquí donde sonó por primera vez la campana —y aquí no hay campanario—, pero en fin, por primera vez, se dio la alarma por la penetración de las tropas de Napoleón en Bremen, en tal ocasión. Duramente bombardeado durante la Guerra Mundial, sirvió de cuartel general del general Patton (risas). Ahora ha sido devuelto al gobierno alemán, que allí ha instituido —y uno se pregunta que habrá instituido— la sede de los sindicatos de la ciudad. Así que dentro hay gente escribiendo a máquina, teléfonos internos, etc., etc., y sólo se conserva la osatura del edificio”.

En consecuencia, si presentamos esto a los jóvenes, sin explicarlo como yo lo hice, tenemos la impresión de que estamos describiendo un cadáver. Porque, estas explicaciones así, ¿qué pueden significar para los jóvenes? Es un [¿muerto?]. Es un poco como delante de un cadáver, en vez de decir, por ejemplo, no sé, digamos, el cadáver de San Sebastián, en vez de decir: “Procónsul romano, jefe de la guardia pretoriana imperial” y hacer un bello comentario, dice: “San Sebastián; cadáver encontrado en la catacumba de tal, etc., por el famoso arqueólogo Fulano de Tal; es el número tal del gran álbum de no sé qué, intitulado tal cosa. Este cadáver muestra que San Sebastián medía aproximadamente un metro y medio de largo, tanto de ancho, etc. etc. Por sus rasgos se discute si era de Iliria o de Macedonia. Existen dos federaciones de asociaciones sobre este tema, cada una de las cuales sostiene un punto de vista. Cabe señalar que la armadura que lleva es de tal acero, lo que prueba que el ejército romano templaba sus metales de esa manera” (risas).

O sea, técnica pura, ¡pero es algo que mata! O sea, un joven que va a un museo, y oye un comentario así, tiene ganas de salir corriendo. Porque esto es realmente la muerte, y la muerte en su aspecto más horrible, que es el esqueleto, es la cosa reducida a un esqueleto, ¿verdad?

Pero con una explicación de “Ambientes y Costumbres” [6], la cosa vive y exhibe toda su alma. Y entonces uno no tiene la sensación de muerte, tiene la sensación de perennidad. Y la sensación es ésta: si, como sabemos, Dios existe, no es posible que algo así esté definitivamente muerto. No es de la gloria de Dios, Él no puede permitir que algo así haya desaparecido de la tierra y nunca más algo de análogo vuelva a brillar como un valor que oriente a los hombres. Si así fuera, el mundo tendría que morir pronto, porque es imposible que la gloria de Dios permita que se construyan nuevos siglos y nuevas civilizaciones sobre las ruinas envilecidas de todo esto.

Así que nos vamos con el alma llena, porque nos vamos con la certeza de la Bagarre [7] y con la esperanza del Reino de María. Y ahí está el punto, la perspectiva última de lo maravilloso. Es ver en el pasado lo perenne, y en lo perenne el futuro.

Estos son los comentarios sobre el Rathaus de Bremen.

Ahora, una cosa curiosa. ¿Tendrían estas personas que hicieron esto —este comentario que hice es un comentario objetivo— tendrían estas personas que hicieron esto la intención expresa de hacer esto que comenté? No. No lo creo. Pero estaba tan profundamente en sus almas que lo hacían sin explicitarlo, de tal modo había una sabiduría esparcida por toda la Edad Media; y que era una herencia común de la Cristiandad, que llevaba a la gente a actuar bien y a hacer las cosas bien, a menudo sin saber muy bien por qué. Es la cumbre del entrañamiento de la sabiduría.

Los sentimientos más profundos del hombre se presentan a menudo de este modo. Supongamos, por ejemplo, una madre que sabe cuidar bien a sus hijos; ella no lo sabe, no es pedagoga, y sostengo firmemente que no es en absoluto necesario estudiar pedagogía para ser una madre excelente. ¿Cómo lo hace? Instintivamente saca de lo más profundo de su amor maternal los recursos para ser una buena madre. Y mejor que si hubiera estudiado. Esa gente tenía en ese estado todos los tesoros de la sabiduría.

Sin embargo, corresponde al Grupo explicitar estas cosas, explicitarla para hacerlas vivir. Pero al hacerlas vivir, darles también la oportunidad de tener otra cohesión, otra consistencia y otra vida en el Reino de María [8]. Porque cuando el hombre llega a explicitar lo que tenía implícito, ha alcanzado aquí el último toque de perfección.

Así que corresponde precisamente al Grupo, siendo esta escuela de pensamiento, comunicar en el Reino de María una intención consciente y armoniosa, no racionalista sino salida de lo más profundo del sentimiento y en su buena espontaneidad, para la elaboración de un arte que no sabemos cómo será. ¿Será el arte medieval? ¿Será otro arte? Los románicos no podían imaginar el gótico. De repente apareció el gótico. Tampoco podemos saberlo. Pero si no es gótico, será algo más gótico que el gótico. Porque se ha encontrado el camino y de ese camino no se saldrá.

Creo que es suficiente para un comentario rápido sobre Bremen.

 


NOTAS

[1] “Grupo” — Referencia al grupo del “Legionario”, y más tarde al grupo del “Catolicismo”. Por mucho tiempo fueron conocidos sus miembros como el “grupo del Plinio”. De ahí que internamente se utilizara la expresión “Grupo” para referirse a sí mismos. Sólo al cabo de muchos años, cuando la TFP se institucionalizó plenamente, esta denominación dejó de estar de actualidad.

blank[2] “Campaña contra el divorcio” — En 1966 la TFP desarrolló su primera gran campaña en defensa de la familia amenazada por el divorcio, recogiendo firmas para un Llamamiento a los altos poderes civiles y eclesiásticos de la Nación a favor de la familia brasileña, amenazada por el proyecto de Código Civil que entonces se discutía en el Congreso Nacional.

En 50 días, 1.042.359 brasileños habían firmado el Llamamiento, en 142 ciudades. Fue, en aquel momento, la mayor petición de nuestra historia. El 14 de agosto, la Sociedad celebró la victoria con un largo desfile de coches y autobuses hasta el histórico Monumento a la Independencia, también conocido como Monumento de Ipiranga, barrio de São Paulo, donde el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira y otros miembros del Consejo Nacional firmaron una oración a Nuestra Señora Aparecida, poniendo a sus pies el éxito de la campaña, y rogando que el divorcio nunca se implantase en nuestro país. Para más información ver: A TFP celebra o Milhão de assinaturas contra o divórcio (en português).

[3] “Europeización” — Fue a raíz de una visita del Prof. Plinio a Minas Gerais, y de un trabajo que llamó de “europeización” en el grupo de Minas, que nació la idea de comentarse una vez al mes una obra maestra en la línea de “Ambientes, Costumbres, Civilizaciones“, pero con un punto de atención especial: una obra maestra de la civilización cristiana, para reavivar el sentido de lo maravilloso en los oyentes: “quiero hacer [algunas conferencias comentando] [aspectos de] “Ambientes y Costumbres” centrados en lo maravilloso de diversas obras maestras de la civilización europea, que despierten en nosotros el gusto por lo maravilloso. Esto es lo que yo llamo ‘europeización’: la inhalación del gusto europeo por lo maravilloso, para que luego podamos crear y hacer uso de nuestras propias maravillas brasileña. Para eso sirven estas exposiciones”.

Para más detalles ver:

https://www.pliniocorreadeoliveira.info/ES_DIS_SD_661031_Europeizacion.htm

[4] “Caiçara” — Caiçara es la denominación dada a la población tradicional de las costas de São Paulo y Paraná y de las regiones de Paraty y Angra dos Reis, formada por el mestizaje entre indígenas, portugueses y esclavos africanos.

blank[5] “Caboclo”o “Caipira” es su versión interiorana, lejos del mar. En sentido estricto del término, caboclo es el mestizo de blanco con indio. El término “caipira” se utiliza a menudo de forma peyorativa, para referirse a las poblaciones del interior. En la figura un pictórico cuadro del “caipira”: Caipira Picando Fumo, de José Ferraz de Almeida Júnior (1850–1899)

blank[6] “Ipê” — Ipê, guayacán conforme el país, (Handroanthus serratifolius) es una especie arbórea del género Handroanthus. En Brasil también se le conoce simplemente como ipê-amarillo, con una espectacular florada amarillo-dorado. Para leer un inspirado comentario del Prof. Plinio sobre esa flor, leer La flor del guayacán: una gota de la gloria de Dios.

[7] “Bagarre” — Palabra francesa que significa alboroto, caos, confusión con violencia, en la jerga utilizada por la TFP para referirse a la realización de las promesas de Nuestra Señora en Fátima.

[8] “Reino de Maria” — San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716), en su Tratado sobre la verdadera devoción a la Santísima Virgen, predice la instauración en la tierra de una era “en la que las almas respirarán a María como el cuerpo respira el aire”, y en la que innumerables personas “se convertirán en copias vivientes de María” (Cap. VI, art. V). A esta época la llama el Reino de María. Esta profecía está orgánicamente relacionada con la de Nuestra Señora de Fátima. Después de predecir diversas calamidades para el mundo, dijo: “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará “.

Para más información ver el libro: O cruzado do século XX – Plinio Corrêa de Oliveira, de Roberto de Mattei:

Capítulo VII – RUMO AO REINO DE MARIA – 5. O Reino de Maria na perspectiva montfortina (en português).

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