Boletín de las 15 TFPs, Edición especial: 1983 en reseña, Pleasantville, N.Y., Pág. 10-13
LAS PERSONAS difícilmente se liberan de los hábitos inveterados. El alcohol y el tabaco son ejemplos banales de esto. Hay también modos viciosos de considerar el mundo y ver las cosas, que sólo un terrible esfuerzo consigue vencer.
Es sólo con mucha dificultad que los mejores de los fieles, así como los poco practicantes, toman conciencia en los países católicos del hecho — a todas luces aberrante — de que instituciones de la Iglesia, e incluso personalidades altamente colocadas en la Jerarquía, trabajan a favor del comunismo. Empero, esa es la realidad.
El Partido Comunista, numéricamente insignificante, no tiene en Brasil la menor fuerza de impacto sobre la opinión pública, macizamente católica (más del 90% de la población). Por eso, la secta comunista internacional comprendió que era necesario infiltrarse en los medios católicos para alcanzar sus objetivos. Con dificultad fue abriéndose paso por cualquier rendija que encontraba, y siguió penetrando hasta que el relajamiento general de las instituciones católicas, que siguió al Concilio Vaticano II, produjo una brecha considerable, por donde chorrea hoy a cántaros la versión “católica” del izquierdismo.
El comunismo sólo prospera en la medida en que se disfraza y se oculta, porque sus teorías y sus metas discrepan tanto de la doctrina de la Iglesia, y los fieles — incluso los poco practicantes — están tan convencidos de eso, que si él se presentase exactamente como es, sería inmediatamente rechazado.
De ahí le nace la necesidad de disfrazarse de “izquierdismo católico”, lo que sirve enormemente a sus intereses.
Para resguardar la civilización cristiana e impedir el avance del comunismo es necesario, pues, mostrar la entera identidad de doctrina, de objetivos e incluso de métodos de la secta roja y del izquierdismo llamado “católico”.
En Brasil, la TFP lo ha estado haciendo por varias décadas, desde mediados de los años 30, cuando ese fenómeno, aún en sus comienzos, era casi imperceptible. A partir de entonces, sucesivos libros y campañas, debidos especialmente a la pluma brillante y al sentido directivo firme y perspicaz del profesor Plinio Corrêa de Oliveira — siempre apoyado por la valerosa generación de colaboradores que él mismo está formando —, fueron desenmascarando esa infiltración tan eficazmente, que hoy les salta a la vista hasta a los más obstinados.
El lance más reciente de esa ardua lucha es la campaña de difusión aún en curso del libro Las CEBs… de las que mucho se habla y poco se conoce — La TFP las describe tal como son, del profesor Plinio Corrêa de Oliveira, con la colaboración de los Srs. Gustavo Antonio Solimeo y Luís Sergio Solimeo, valerosos socios de la entidad.
Lanzado a fines de agosto de 1982, el libro ya va por la 6ª edición, con un total de 72.000 ejemplares, número expresivo que debe ser juzgado en función de la demanda habitual de libros de ese género en el país. Todas las Unidades de la Federación — los 23 Estados y los 2 Territorios continentales — fueron visitados por las caravanas de socios y cooperadores de la TFP, que recorrieron 1.048 ciudades, vendiendo la obra directamente al público, con sus recursos habituales de propaganda: grandes estandartes rojos con el león dorado; capas también rojas, realzando noblemente el busto de los propagandistas; megáfonos para dar volumen a sus slogans; altavoces con música tradicional de calidad; mucho dinamismo, y trato cortés con el público.
Aún así, mucho más que el éxito editorial, confirma el alcance de la campaña la acogida calurosa de la obra por el público. Un número incontable de personas agradece a la TFP el haberle abierto los ojos, y muchos afirman que esta entidad es un elemento básico para la solución de la gran crisis de confianza en la que se debate el país, pues ella indica la vía auténtica de los principios cristianos, fundamento irremplazable de nuestra civilización.
La nueva obra de la TFP brasileña denuncia las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) como organismos que van pululando bajo la inspiración y la protección del Clero izquierdista, y que ponen en práctica la llamada Teología de la Liberación. En nombre de esa nueva “teología” encharcada de marxismo, seglares, sacerdotes y monjas católicos — ¡como si aún se les pudiera dar el nombre de católicos! — se dedican a la “concientización” y al reclutamiento del pueblo fiel en pro de reivindicaciones revolucionarias, que tienen como objetivo último el trastorno del actual régimen socio-político-económico y su substitución por un sistema socialista autogestionario, que es la meta final del comunismo.
Actualmente, en Brasil, las CEBs no se limitan simplemente a un trabajo de reclutamiento y formación de cuadros, sino que ya han pasado a la fase activa de la agitación y a la conmoción efectiva de las instituciones vigentes, con invasión de tierras rurales y urbanas, saqueo de establecimientos comerciales, huelgas y depredación, e incluso muertes. La realidad de estos hechos puede constatarse más o menos por todo el Brasil, y está muy documentada en el libro de la TFP.
Las CEBs no son, en realidad, sino un instrumento en las manos de los elementos más avanzados — ¡y cuán influyentes! — de la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil (CNBB), que es el órgano máximo del Episcopado brasileño y, en último análisis, el motor del proceso de transformación de la sociedad y del Estado, rumbo a la meta socialista autogestionaria.
Valiéndose de la ponderable influencia de que aún gozan sobre el público católico, los referidos obispos constituyen de hecho, junto con los tres Poderes Oficiales de la República (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), y el corrientemente llamado IV Poder (Prensa, Radio y TV), un Poder extraoficial de inmenso alcance.
El nuevo libro de la TFP denuncia esa instrumentalización de la religión y, en base a una documentación caudalosa e irrefutable, prueba que las CEBs en realidad sirven a los designios comunistas, impulsadas vigorosamente por el V Poder, y alentadas ampliamente por el IV Poder.
No es de sorprender, pues, que los propios líderes del Partido Comunista Brasileño, en declaraciones abrumadoras, hayan manifestado su desinhibida y calurosa aprobación de la conducta de la CNBB, y sin ningún desagrado de ésta con el hecho.
La campaña de la TFP abre así los ojos de la población a una realidad contradictoria, que se le hacía tan difícil de comprender.
Libro que causa conmoción y despierta admiración y que nadie osa refutar
Un joven relata la conmoción causada. — “Días atrás, sólo para desenmascarar a los progresistas, llevé un libro de éstos sobre las Comunidades de Base a una clase de Teología en la Universidad Católica de mi ciudad. Ustedes no se imaginan la conmoción que hubo en la clase; las discusiones y toda clase de confusión…”
Diálogo entre una líder de Comunidad de Base y un cooperador de la TFP. — Cooperador: “¿Ya consiguió este libro?” CEB: “¡Ah! Ya lo conozco. Lo leyeron en una reunión de la comunidad. Ustedes liquidaron lo mejor que la Iglesia tenía para ofrecerle al pueblo. Plinio arrasó las CEB”. Cooperador: “¿Usted ya vio la documentación en la que el libro se basa?” CEB: “Realmente no lo leímos entero, porque no había tiempo. Además, nosotros no tendríamos argumentos para refutar, puesto que lo que Plinio escribe no se refuta. Está muy bien documentado”.
Lectura con lupa. — Una señora comentó: “La semana pasada estuve en casa de mi comadre y ella me habló al respecto de ese libro. Leí el folleto que ella tenía y le pedí que me encargara el libro. Pertenezco al movimiento Curso de Lideranzas Cristianas, y tenemos dos reuniones con los obispos anualmente, en las que se habla de la TFP. Pero los comentarios son muy superficiales. Quiero leer este libro con mucha atención, pues vamos a tener una reunión con el obispo aún este año. Voy a leer el ejemplar con lupa…”
Integrante de CEB. — “Estoy muy disgustado con las CEB, porque sólo predican el odio de clases y el comunismo. Este libro llega en buena hora. Voy a sacar fotocopias de las partes principales y soltarlas discretamente en las reuniones. Ya veremos el estallido después…”
Una viuda en una ciudad de provincia. — “Hace mucho tiempo que leo los artículos del Dr. Plinio. Me doy cuenta de que él habla de muchas cosas de que nos gustaría hablar, pero no hablamos por recelo de que alguien nos critique. Si él habla, es porque tiene fuerza suficiente para enfrentar los ataques que por ventura le sobrevengan. Los que atacan se dan cuenta de eso y se quedan quietos. Pero si nosotros habláramos, nos caerían encima. ¡Qué bueno es que el Dr. Plinio continúe diciendo lo que pensamos pero no podemos exteriorizar!”
Un abogado de una ciudad costeña. —”¡Ah! ¿Es de Plinio? ¡Sí, lo compro! Plinio es muy inteligente. Es el alma de la intelectualidad católica brasileña”.
Un hombre de clase media baja. —”Por fin apareció el hombre que faltaba; un hombre que defendiese la religión y la patria al mismo tiempo; un hombre que llevase el pueblo hacia Dios”.