San Juan Bautista: austeridad e intransigencia
por Plinio Corrêa de Oliveira Santo del Día (1), 23 de junio de 1967 A D V E R T E N C I A Este texto es trascripción de cinta grabada con la conferencia del profesor Plinio Corrêa de Oliveira dirigida a los socios y cooperadores de la TFP. Conserva, por tanto, el estilo […]
EL COLOQUIO DE SAN AGUSTÍN CON SANTA MÓNICA EN OSTIA, Y LA BÚSQUEDA DEL ABSOLUTO
Santo del Día, 31 de agosto de 1965 (1) A D V E R T E N C I A Este texto es transcripción de cinta grabada con la conferencia del profesor Plinio Corrêa de Oliveira dirigida a los socios y cooperadores de la TFP. Conserva, por tanto, el estilo coloquial y hablado, sin haber […]
San Luis IX, rey, confesor de la fe, cruzado y modelo de jefe de Estado católico
Hay dos maneras diferentes por las que las personas representan a los santos. Una es como realmente fue, la otra es una distorsión de su persona de un modo débil y afeminado, como un abuelo viejo y débil, cuya fisonomía parece pedir perdón por ser Santo y lamentar no ser un simple sacerdote. Hay un abismo entre esta representación adulterada y el verdadero aspecto de los santos.
Grandeza de la misión de Santa Rosa de Lima
Santo del Día (1), 29 de agosto de 1967 (2) A D V E R T E N C I A Este texto es trascripción de cinta grabada con la conferencia del profesor Plinio Corrêa de Oliveira dirigida a los socios y cooperadores de la TFP. Conserva, por tanto, el estilo coloquial y hablado, sin haber pasado por […]
Pío XII y la Era de María
por Plinio Corrêa de Oliveira Catolicismo” nº 48, Diciembre de 1954 (1) Pío IX tuvo el mérito de proclamar la primacía de lo espiritual frente a un mundo que andaba siempre más laicizado, poniendo la figura de María Santísima como centro de toda atención. En la cara de una sociedad que anhelaba “liberarse” de […]
San Ezequiel Moreno y Díaz (19/8): “Mayores estragos ha hecho en la Iglesia de Dios la cobardía velada de prudencia y moderación, que los gritos y golpes furiosos de la impiedad”
No seremos dignos del nombre de católicos si, como Jesucristo, no somos blanco de odio y persecución por parte de los malos
La Asunción de la Santísima Virgen María: ¡su mayor glorificación!
La Asunción de Nuestra Señora no fue sólo el hecho físico de que Ella dejara esta tierra, en virtud de que Su Divino Hijo la resucitó, no era sólo el hecho físico de que Ella dejara esta tierra resucitada y se fuese al cielo, sino que era su glorificación.
Assumptio Beatae Mariae Virginis in caelum – ¿Cómo fue la Asunción de la Santísima Virgen?
Meditando en [la Asunción], aproximémonos en esta fiesta pensando en la virtud que debemos pedir a la Virgen Santísima. No sería pedir en demasía a Ella una virtud, que es el sentido de la gloria de Ella. Es decir, comprender bien todo cuanto representa Su gloria en el Orden de la Creación. Cómo esa gloria es la más alta expresión creada de la gloria de Dios. Debemos estar sedientos de defender, por la virtud de la combatividad llevada a su último extremo, la gloria de Nuestra Señora en la tierra.
Santo Domingo de Guzmán (8/8): No hay peor tiranía ni crueldad que preconizar la libertad para el error y el mal
Quisiera insistir en este pensamiento: siempre que se da al error la posibilidad de propagarse, se está apoyando al mismo tiempo una persecución de la verdad. Y siempre que se da libertad a los malos o a los malvados, se apoya una persecución de los buenos y de los buenos. Porque está en la naturaleza del error ser contagioso. […] Si al error y al mal se les deja libres, se les permite sublevar a los hombres. Por tanto, no hay peor tiranía ni peor crueldad que preconizar la libertad del error y del mal.
Assumptio Beatae Mariae Virginis in caelum – ¿Cómo fue la Asunción de la Santísima Virgen?
Meditando en [la Asunción], aproximémonos en esta fiesta pensando en la virtud que debemos pedir a la Virgen Santísima. No sería pedir en demasía a Ella una virtud, que es el sentido de la gloria de Ella. Es decir, comprender bien todo cuanto representa Su gloria en el Orden de la Creación. Cómo esa gloria es la más alta expresión creada de la gloria de Dios. Debemos estar sedientos de defender, por la virtud de la combatividad llevada a su último extremo, la gloria de Nuestra Señora en la tierra.