1994: la renuncia del Papa y elección de un Pontífice argentino

Revista TRADIZIONE FAMIGLIA PROPRIETÀ, Roma, Año 29, n.º 99, octubre de 2023, pág. 29-31 (*)

por Plinio Corrêa de Oliveira

En noviembre de 1994, circularon rumores en Roma sobre una posible renuncia del Papa Juan Pablo II. En una reunión para miembros y cooperadores de la TFP brasileña, Plinio Corrêa de Oliveira analizó esta hipótesis, comentando sus consecuencias y abriendo la posibilidad de la elección de un Pontífice argentino.

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«El problema de la 

legitimidad de la renuncia del

Papa puede llevar a una

situación de caos

dentro de la Iglesia»

El diario O Estado de S. Paulo del 2 de noviembre cita unas declaraciones de Vittorio Messori, quien, como bien recuerdan, concedió a Juan Pablo II la famosa entrevista convertida después en el libro Cruzando el umbral de la esperanza. Messori dice: «Dicen que el Papa es viejo y está enfermo para fomentar la idea de que se aferra al poder por mera ambición, a pesar de encontrarse en una situación precaria». Según Messori, manipulando los rumores sobre la salud del Papa, la prensa está creando un clima psicológico para forzarle a dimitir.

Esta noticia es muy importante, según el viejo proverbio, ‘no hay humo sin fuego’. Efectivamente, hay algo de humo en el aire. En efecto, circulan rumores de que Juan Pablo II está tan deteriorado que debería pensar en dimitir.

Ahora bien, ¿cuál sería la consecuencia de una posible dimisión de Juan Pablo II? Cuando una persona en legítima posesión de un cargo dimite, pierde ese cargo y ahí se acaba todo en principio.

Sin embargo, cabe preguntarse si la dimisión fue perfectamente libre y consciente. Porque si no fue libre y consciente, puede cuestionarse la validez de la renuncia. La renuncia es un acto jurídico, y la validez de cualquier acto jurídico depende de la plena libertad con la que actuaron los actores.

También circulan rumores de que Juan Pablo II ha superado ya la edad en la que todo obispo debería pasar automáticamente a la condición de emérito. Si todos los obispos, incluso los de diócesis pequeñas y, por tanto, fáciles de gobernar, deben renunciar a partir de cierta edad, ¿no se aplicaría esto también a la diócesis de Roma?

Algunos dirán que el Papa es juez supremo, y que incluso está por encima del Derecho Canónico. Y esto es cierto. En este caso, sin embargo, se rumorea que nadie debe ser juez en su propio caso. ¿No se aplica esto también al Papa? Esta circunstancia crea una situación penosa para cualquier Papa que haya sobrepasado el límite de edad y esté físicamente impedido. Podría dar la impresión —a espíritus más o menos malévolos— de un hombre que se aferra al cargo por amor al poder, en lugar de dar ejemplo dimitiendo.

Sin embargo, la cuestión de la legitimidad de la dimisión sigue pendiente. En efecto, una campaña de rumores según los cuales el Papa es demasiado viejo y está enfermo podría obligarle a dimitir. Se encuentra bajo presión y en una situación bastante desagradable, acusado de aferrarse al cargo solo por el poder. En este caso, la libertad del acto de su dimisión podría ser cuestionable.

Esto plantearía otro problema: ¿actuaría bien el cónclave que elija a su sucesor? Y así tenemos una situación que podría llevar a un verdadero caos dentro de la Iglesia. Habría desacuerdos interminables, que podrían conducir a una escisión de la Iglesia en las garras del caos.

No sé si esta es la situación a la que se quiere llegar. Pero sí me pregunto si, por parte de algunos, no existe la intención de crear ese caos en la Iglesia.

El artículo de O Estado de São Paulo cita también al teólogo progresista Hans Küng: «Considero peligroso que la elección de un Papa tenga lugar en presencia de su predecesor, porque eso limitaría la libertad del Colegio Cardenalicio».

Sea como fuere, me parece que la hipótesis de la renuncia de Juan Pablo II va tomando forma. Entre los posibles sucesores, los periódicos mencionan a los cardenales Martini, de Milán; Daneels, de Bruselas; Vlk, de Praga; y Moreira Neves, de Brasil. Sin embargo, me gustaría mencionar una hipótesis planteada por Jean Guitton, amigo de Pablo VI. Según él, el próximo Papa podría ser argentino. Me parece plausible: los cuatro cardenales argentinos son todos de origen italiano y, por tanto, encajan en una fórmula de compromiso entre el pasado de los Papas italianos y el futuro de los Papas de otros mundos.


(*) Adaptación de excerptas de reunión para miembros y cooperadores de la TFP brasileña, en 12 de noviembre de 1994, extraído de la grabación, sin revisión por parte del autor.

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