Parte III

 

Cuando las TFPs suman sus esfuerzos

 

 

Sección Primera

Tres libros de

Plinio Corrêa de Oliveira

de amplia difusión internacional

 

 

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TRADICION FAMILIA PROPIEDAD

UN IDEAL, UN LEMA, UNA GESTA:


La Cruzada del siglo XX

 

Se designa en este libro con el nombre genérico de TFPs al conjunto de Sociedades de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad constituidas bajo esa denominación, así como a las entidades que, aunque con otros nombres, se dedican a la defensa de la trilogía Tradición, Familia y Propiedad, y a los Bureaux TFP existentes en varias capitales.

Autónomas y cohermanas, las TFPs son el mayor movimiento cívico-cultural anticomunista de inspiración católica del mundo.

Cuando en la reseña de cada país usamos la sigla TFP, estamos aludiendo a la respectiva entidad local.

Comisión de Estudios de las TFPs orientada por
CARLOS FEDERICO IBARGUREN
MARTIN JORGE VIANO

Proyecto gráfico y arte final
Luis GUILLERMO ARROYAVE
JOSE RICARDO B. LUZITANO
FELIPE BARANDIARAN PORTA

Impresión
ARTPRESS — INDUSTRIA GRAFICA E EDITORA
Rua Javaés 681 São Paulo Brasil

Este volumen se terminó de imprimir el día 2 de febrero de 1990, día de la festividad de la Purificación de la Santísima Virgen y Nuestra Señora del Buen Suceso, en la ciudad de São Paulo, Brasil

1959

REVOLUCION Y CONTRA-REVOLUCION

 fuente de inspiración, programa de vida

y, en la acción,

común denominador de las 15 TFPs

 

El más terrible enemigo de la civilización cristiana es la Revolución multisecular. Su causa profunda es una explosión de orgullo y sensualidad inspiradora de cuatro grandes revoluciones que disgregan al mundo moderno: la Pseudo-Reforma protestante, la Revolución de 1789, el Comunismo y la Revolución nacida del mayo del 68 francés.

La lucha contra la Revolución es, pues, el denominador común de todas las campañas y otras actividades de las TFPs.

*      *      * 

Si consideramos en su conjunto a las TFPs, llama la atención la di­versidad de su incesante acción.

En las páginas de este libro están consignadas las campañas de las TFPs contra el comunismo, el socialis­mo, la izquierda católica, el permisi­vismo moral y varios otros ismos, así como sus actividades culturales y filantrópicas. Pero por ninguno de estos ismos ellas pueden ser defi­nidas. Sería exagerado afirmar que las TFPs son entidades específicamen­te antisocialistas, anticomunistas o antiprogresistas. Se dirá, entonces, que tienen una pluralidad de fines. En realidad, en la perspectiva en que se colocan, todos esos campos de acción tienen un común denomina­dor que es el objetivo siempre en vista de las TFPs.

¿Cuál es ese denominador común que da unidad a actividades y campañas a veces tan dispares?

La respuesta a esta pregunta se en­cuentra en el libro Revolución y Con­tra-Revolución del Profesor Plinio Co­rrêa de Oliveira. Publicado originaria­mente en "Catolicismo", en abril de 1959, ya han sido hechas 2 ediciones en portugués, 5 en español, 3 en ita­liano, 2 en inglés, 2 en francés, y fue reproducido íntegramente en revistas de España y Chile, con un total de 94.000 ejemplares. Fue también trans­crito parcialmente en revistas de Euro­pa, América y Africa (1). 

 

En este estudio, el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira muestra que cier­tas fuerzas y corrientes de pensamien­to se conjugaron, a partir del siglo XV, para destruir a la Iglesia Católi­ca, eliminar toda nota cristiana de la cultura y de la civilización occiden­tal, y barrer así de la faz de la tierra los frutos de la Redención de Nues­tro Señor Jesucristo. Fundamental­mente, estas fuerzas manipulan el orgullo y la sensualidad, pasiones de­sordenadas del hombre, empleando sofismas, maquinaciones políticas, presiones económicas, persecucio­nes sociales, etc., a fin de realizar su obra demoledora. Es lo que el au­tor llama Revolución.

La primera gran explosión colecti­va de esas pasiones se produjo en el siglo XV con el Humanismo renacentista. La admiración fanática por la cultura greco-romana introdujo modos de vida naturalistas y hedonis­tas en la Europa cristiana. Quedaba preparado el terreno para la eclosión del protestantismo en el siglo XVI, que, inspirado por el orgullo, comen­zó a negar la autoridad suprema del Papa, de los obispos y en ciertos lu­gares hasta la de los sacerdotes. La sensualidad, por su parte, lo llevó a suprimir el celibato sacerdotal, intro­ducir el divorcio y liberalizar las cos­tumbres.

El fermento de estos factores acu­mulados provocó otra explosión: la Revolución Francesa de 1789. Esta segunda revolución, que proclamó la trilogía Libertad, Igualdad, Frater­nidad, abrió el camino para imponer transformaciones en la estructura je­rárquica del Estado y en la sociedad, análogas a aquéllas que había introdu­cido el protestantismo en el campo religioso.

El igualitarismo que la Revolución Francesa difundió universalmente no tardó en alcanzar la última esfera del orden cristiano aún más o menos intacta: el dominio económico. Así, los gérmenes del socialismo utópico fueron desarrollándose en el curso de los siglos XIX y XX hasta produ­cir la tercera gran explosión: la revo­lución comunista, que se apoderó de Rusia en 1917.

Esta revolución materialista, atea e igualitaria, sin haber terminado su expansión mundial, ya ha dado ori­gen a una cuarta. Esta constituye un fenómeno complejo, que persi­gue la disgregación total del Estado —para substituirlo por miríadas de corpúsculos sociales autogestiona­rios— y la reforma del propio hom­bre, el cual, freudianamente libera­do de todo freno, podrá vivir dan­do libre curso a sus instintos.

Una sociedad completamente igua­litaria y anárquica es el objetivo del proceso revolucionario, muy suma­riamente descrito aquí.

Revolución y Contra-Revolución demuestra que esta gran revolución global, cuya fase final presenciamos, no es tanto un fenómeno político o sociológico, como, sobre todo, una transformación de carácter moral y religioso que abarca todos los aspec­tos de la personalidad humana. El germen revolucionario penetra, al mismo tiempo, en la Iglesia y en el Estado, en las costumbres, en el ar­te, en la cultura, en el orden políti­co y socioeconómico.

Frente al Moloch revolucionario, la Contra-Revolución —como el Pro­fesor Plinio Corrêa de Oliveira la con­cibe— es mucho más que la tesis de un libro: es un ideal que invita al hombre moderno a rechazar en blo­que la Revolución laicista e igualita­ria y a restaurar en sus fundamentos el orden espiritual y temporal cristia­nos. A muchos esto podrá parecer una utopía, pero no a los hombres de Fe quienes saben que la cooperación con la gracia de Dios opera las grandes resurrecciones de alma de los pueblos; resurrecciones invenci­bles, pues no hay quien derrote a un pueblo virtuoso y que verdadera­mente ame a Dios.

 

 Plinio Corrêa de Oliveira autor de la obra “Revolución y Contra-Revolución”

 

Volvamos ahora a la pregunta ini­cial. ¿Cuál es el común denominador de campañas tan diversas, ya sea en sus objetivos, ya en sus métodos, que las TFPs realizan en sus respecti­vos países?

Teniendo presente las tesis del li­bro Revolución y Contra-Revolución la respuesta no es difícil. La Revolu­ción desencadena un caudaloso to­rrente de acontecimientos de los más diferentes órdenes, que conser­van sin embargo entre sí una profun­da unidad, ante la cual las TFPs levan­tan la barrera de la Contra-Revolu­ción. Es natural, pues, que estas aso­ciaciones actúen en distintos campos, con intensidades desiguales y en la medida en que las circunstancias les proporcionen ocasión. Así, pues, la lucha contra la Revolución es el de­nominador común de todas las ac­tuaciones, campañas y otras activida­des de las TFPs.

Ejemplifiquemos. Entre la pelícu­la blasfema de Scorsese y la Refor­ma Agraria, blancos de grandes campañas de las TFPs, aparentemente nada hay de común. En realidad, am­bas preparan a los espíritos para un mismo fin: la aceptación, más próxi­ma o más remota, de una doctrina y una mentalidad revolucionarias glo­balmente consideradas.

Por otra parte, la osadía de las TFPs —una pequeña fuerza en com­paración con la Revolución— resul­ta inexplicable para muchos. No tie­nen en cuenta que la Revolución, a pesar de ejercer una verdadera fasci­nación sobre la opinión pública, tie­ne un talón de Aquiles: la hediondez de su aspecto total. Siempre que su rostro se revela por entero, produ­ce fuertes reacciones de rechazo. Por eso, cuando la ocasión se presen­ta, las TFPs desenmascaran a la Revo­lución a fin de exorcizar el maleficio que ésta ejerce sobre sus víctimas.

En la multiplicidad de la acción de las TFPs en sus respectivas patrias, no pocos ven, mutatis mutandi, la agilidad que demuestran los guerri­lleros para combatir a los ejércitos regulares: "si el enemigo ataca, retro­cedo; si retrocede, lo persigo; si pa­ra, lo fustigo; si se reagrupa, me dis­perso" (2). [Leer las cartas de elogio a Revolución y Contra-Revolución de, por ejemplo: Mons. Romolo Carboni, Nuncio Apostólico en Perú (del 24 de julio de 1961); y del P. Anastasio Gutiérrez C. M. F., ex Decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de Letrán y miembro de la Comisión de Reforma del Código de Derecho Canónico, reputado como uno de los mayores canonistas del siglo XX (del 8 de septiembre de 1993), n.d.c.]


Notas

1. "¿Qué pasa?", Madrid; "L'Alfiere", Nápoles; "Lecture et Tradition", Francia; "O Apostola­do", Angola, y órganos de las TFPs y entidades afines de España, Estados Unidos, Argentina, Chile, Colombia y Venezuela.

2. Esta fórmula es de Mao Tse-Tung; pero ya vein­te siglos antes el escritor chino Sun Tse decía: "Evita al enemigo cuando esté fuerte; atácalo cuando retroceda; no lo dejes descansar aun­que estés fatigado y no esperes que venga a ejer­cer su venganza".

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