Plinio Corrêa de Oliveira

 

V Centenario del Descubrimiento de América

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Entrevista radiofónica, 12 de octubre de 1992

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- En el marco de las conmemoraciones del V Centenario del Descubrimiento de América estamos entrevistando al Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, escritor católico brasileño de fama internacional. En una de las cartas de la Santa Sede, por él recibidas, se califican sus escritos como "Eco Fidelísimo" del Supremo Magisterio de la Iglesia. Profesor de la Pontificia Universidad Católica de San Pablo y exdiputado constituyente él es el fundador del conocido movimiento Tradición, Familia y Propiedad.

 

Detalle de la recepción de Colón en Barcelona, en 1493, por García Ibáñez - Museo del Ejército - Madrid

- Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, la fecha del 12 de octubre de 1492 siempre se celebró con júbilo en las tres Américas, especialmente en Hispanoamérica. Últimamente, sin embargo, corrientes ideológicas se han opuesto al festejo del V Centenario del Descubrimiento. Por un lado, la Teología de la Liberación no les perdona a los descubridores que les hayan quitado a los indios la simplicidad de su estado primitivo y, la Ecología, se muestra reacia al trabajo de los europeos sobre la naturaleza virgen. ¿Cuál es su opinión al respecto, profesor?

- Mi opinión al respecto es que la Teología de la Liberación yerra en esa materia como yerra en la materia histórica, como yerra también en la materia teológica. Y que es a partir de los errores teológicos de la Teología de la Liberación que ella cae en los errores históricos.

Paso a exprimir más detalladamente mi opinión: o sea, a mi ver hay mucha similitud, más que una similitud, casi una identidad, o quizás una verdadera identidad, entre los presupuestos de la Teología de la Liberación y los de la Ecología.

Según la Ecología o la Teología de la Liberación, se tiene en consideración que la naturaleza en sus reinos inferiores – que son los reinos animal, vegetal y mineral – existe para ser servida por el hombre, el hombre es en esta vida como el guardián de un museo. Quiere decir, el guardián del museo tiene como obligación vivir para la manutención de las obras de arte que el museo contiene. Y el hombre que con eso presta servicio manteniendo obras de un valor incalculable, gana por su trabajo una pequeña cantidad de la cual vive. Así también sería el hombre en el mundo.

La naturaleza debería desenvolverse en su espontaneidad. Esa espontaneidad sería una espontaneidad recta, casi se podría decir, una espontaneidad paradisíaca que haría con que todo en la naturaleza corriese bien. El hombre tendría una única responsabilidad, de una cierta vigilancia, para impedir que en ciertos puntos se pronunciase un desorden. Él es el guardián de la naturaleza. Entonces, él tiene que tocar la naturaleza lo mínimo posible y, en la mayor medida de lo posible, vivir sólo de lo que la naturaleza le proporciona para vivir modestamente. Y en un estado que, en ese sentido es un estado que se llama primitivo, pero es verdaderamente el estado salvaje.

- ¿Cuál sería entonces, según su criterio, la posición correcta y equilibrada en materia de la explotación de la tierra que no llegase, evidentemente, a destrozar la naturaleza?

- Según la naturaleza de la Doctrina Católica el hombre es el rey de la naturaleza. La naturaleza existe para el servicio del hombre. Y cuando el hombre está en la posición que le es debida en faz de la naturaleza, la obligación que él tiene es de adaptar toda la naturaleza a las ventajas del desarrollo del hombre como tal: de su inteligencia, de su voluntad, de sus aptitudes intelectuales, de su sensibilidad, etc. De manera que se llegue a una perfección moral del hombre, es decir, la santidad, como se llegue también a la perfección de todos los otros aspectos de la naturaleza humana.

Si el hombre hace eso con las virtudes propias a la Doctrina Católica, lo hará con el equilibrio que impedirá la destrucción de la naturaleza. Más aún, él perfeccionará la naturaleza. Pero, perfeccionándola, perfeccionará también para su propio servicio.

- ¿Algún ejemplo concreto de esto, profesor?

- Por ejemplo, en la Botánica, haciendo por medio de artificios técnicos muy conocidos, producir el aparecimiento de variedades botánicas que no existen sino porque el hombre trabaja la naturaleza botánica, haciendo aparecer modalidades de rosas, por ejemplo, que por el juego espontáneo de la naturaleza no existirían jamás.

- Entonces ¿ese es ángulo según el cual el 12 de octubre sería una fecha nefasta para los ecologistas?

- En esta perspectiva se comprende bien que la obra de los descubridores y de los colonizadores de América haya sido para los partidarios o los adeptos de la Teología de Liberación o de la Ecología, una obra funesta, nociva. Cuando, por el contrario, según la Doctrina Católica y el inmenso caudal de historiadores en sentido opuesto, fue una obra muy buena. ¿Por qué? Porque el hombre llegó aquí y afirmó su poderío sobre la naturaleza. E hizo progresar todo el género humano con los frutos de América, e hizo una colaboración grandiosa para el descubrimiento de la humanidad y, por lo tanto, para la recta marcha de la Historia hacia las finalidades que Dios dio al hombre.

- ¿Cuál es su opinión, profesor, sobre la acción de los conquistadores en América?

- Esa acción fue objeto de opiniones diversas, y ya se ve que el punto de partida, en este momento, es la diferencia entre la Teología de la Liberación y las maneras tradicionales de ver las cosas. Pero mismo entre críticos históricos que ven las cosas bajo un otro punto de vista que no es el de la Teología de la Liberación, hay también desacuerdos sobre la manera de apreciar los conquistadores de América. Es necesario, para comprender esa diferencia, que tengamos en cuenta la época en que surgieron en la Historia los gigantes que hicieron las navegaciones y las conquistas.

Esos hechos se dieron a fines del siglo XV y a lo largo del siglo XVI, exactamente un período en que otros movimientos históricos tuvieron su desarrollo de gran importancia, por los cual nosotros no podemos destacar las navegaciones y los descubrimientos como si nada tuviesen que ver unos fenómenos con los otros. Todo eso constituye un conjunto, y es en ese conjunto que es preciso responder a su pregunta.

Hubo movimientos de gran envergadura en ese tiempo que fueron movimientos religiosos. La Edad Media estaba todavía próxima y por causa de eso las preocupaciones religiosas tenían todavía en el espíritu humano el rango que deberían tener y que desgraciadamente perdieron en los siglos sucesivos.

A raíz de eso, el siglo XV, y sobre todo el siglo XVI, fueron siglos marcados por las agitaciones religiosas que tuvieron como resultado la seudo Reforma protestante, con todas las agitaciones, las crueldades, los errores, los extravíos, que la Reforma Protestante trajo consigo.

Pero también tuvieron como reacción la Contra-Reforma Católica, en la cual, (es bueno decirlo entre paréntesis), los españoles tuvieron una larguísima importancia. Basta recordar los dos nombres de San Ignacio de Loyola y Santa Teresa de Jesús, y si quisieren también, de San Pedro de Alcántara, para que se tenga idea de la importancia de la acción de los españoles, como también de los portugueses, en la Contra-Reforma.

Esa Contra-Reforma fue un movimiento religioso, como su nombre lo indica, de rechazo a la reforma, y de defensa y elevación, y, en cierto sentido de la palabra, de re-purificación de los valores y principios eternos de la Iglesia Católica. Eso trajo choques. Esos choques produjeron necesariamente, de parte de unos como de otros, crueldades. Pero por causa de eso no se va a decir que los grandes hombres de la Contra-Reforma y los grandes agitadores de la reforma no fueron sino criminales. Sería una visión de conjunto que en una historiografía sana se rechazaría de plano.

- Realmente, Profesor, no son muy abundantes los hechos históricos que se puedan calificar de enteramente buenos en todas sus partes y en la totalidad de sus participantes. Y esto se puede decir de todas las actividades del acontecer humano.

- Lo mismo se puede decir de las escuelas artísticas del Renacimiento, artísticas, literarias, etc. Tienen aspectos admirables; tienen aspectos también censurables. No se puede reducir un juicio sobre esas escuelas a un solo punto de vista: fueron admirables o fueron rechazables.

Es necesario ver la contradicción que hay en el movimiento de esas escuelas, escuelas que no son sólo entes abstractos: existieron en hombres que fueron muchas veces, no siempre, hombres contradictorios. Y esto hizo con que en las artes, como en las ciencias, como en la política, como en todas las actividades humanas, se pueda notar con frecuencia en los mismos hombres rasgos de espíritu católico admirables y también contradicciones muy flagrantes.

Entonces, ¿qué decir de esto? Que fueron buenos en lo católico y que fueron malos en lo contradictorio.

Bien, en ese sentido, de sus obras se puede decir lo mismo. En la obra de las navegaciones, de los descubrimientos y de la colonización hubo cosas magníficas, pero hubo también cosas muy censurables. Hubo crueldades muy grandes, hubo también actos de clemencia y generosidad extraordinarios. Y se debe ver unas cosas como las otras como practicadas muchas veces por hombres que tenían en sí mismos esa contradicción.

- ¿Puede dar un ejemplo de esa contradicción?, Profesor…

Puede Ud. tomar en consideración, por ejemplo, la obra de las misiones de los jesuitas en Sudamérica. Fue una gran obra que desgraciadamente fue destruida por políticos de las metrópolis contrarios a la Iglesia Católica: Pombal, Aranda, y muchos otros. Pero fue una obra de civilización, de aculturación de los indios que los rescató de un estado de cosas que tenía a su vez aspectos interesantes, pero también aspectos terribles...

- Profesor Correa de Oliveira, ¿cuáles serían esos aspectos terribles que Ud. acaba de mencionar?

- Se habla con muchos elogios de los incas, de los aztecas, etc., como si fueran civilizaciones monumentales y en las cuales sólo habría lo que elogiar. Mas los banquetes de carne humana, el hábito de cebar los prisioneros destinados a los holocaustos para que tuvieran después una carne buena para ser comida, exactamente como se hace hoy en día con las aves y con otros animales, el canibalismo, en una palabra. En muchas tribus indígenas del estado salvaje, la homosexualidad. ¡Cuántas otras aberraciones había en las condiciones de vida de los indios de América en aquel tiempo!

Destruir aquella situación, libertar los indios de aquella esclavitud verdadera, más terrible que la esclavitud que los blancos establecieron acá para los negros y para ciertos indios, en algunos países, liberarlos de eso es una liberación que fue ejecutada con asomos de codicia, de vanidad, ambición. No fueron un modelo de dulzura los hombres gigantescos que abatieron el Imperio Incaico, el Imperio Azteca, que enfrentaron el salvajismo de los indígenas, no fueron un modelo de dulzura, podrían haberlo sido, pero no lo fueron. Pero también imaginar de un lado toda la bondad: son los indios, y de otro lado toda la crueldad: son los blancos, es una vista grosera de la historia que hace sonreír cuando no causa indignación a los espíritus justos.

- Es sabido que la gran impulsora de los indígenas en el Nuevo Mundo fue la Reina Isabel la Católica. Hay quienes piensan que ella tuvo una virtud eminente y que sería digna de estar en los altares. ¿Concuerda Ud. con ello, profesor?

- Yo concuerdo con ello, aunque haya personas que lo contestan. Para mi lo importante no es tanto de decir si lo fue o no lo fue, pero progresar en los estudios históricos para saber todo al respecto de Isabel la Católica, lo positivo como lo negativo, en una obra de conjunto clara, serena, científica que proporcionara a los hombres la visión exacta de la realidad. Ahora eso se puede obtener por medio del proceso de canonización de Isabel la Católica porque es innegable que ella tuvo virtudes que dieron ocasión a que se pida su canonización. Si ella tuvo sólo esas virtudes o tuvo también defectos opuestos a la canonización es cosa que no nos compete examinar a nosotros particulares, sino a una gran institución, la mayor de las instituciones, la Santa Iglesia Católica. Es decir, yo soy muy entusiasta del comité de canonización que se reunió bajo la dirección del Padre Anastacio Gutiérrez y del cual tengo el honor de hacer parte. Ese comité de canonización pide que la Santa Sede abra el proceso para investigar la vida de Isabel la Católica recibiendo la documentación de todas las partes inclusive de lo que podríamos llamar de los enemigos de la memoria de Isabel la Católica. Después de hecha la investigación de manera imparcial con que la hace la Iglesia, se podrá saber si ella fue o no fue digna del honor de los altares. Si fue digna su gran memoria habrá obtenido la mayor honra que una persona puede obtener.

- Profesor Plinio Corrêa de Oliveira le queremos agradecer por todo el tiempo que dedicó a esta audiencia y nos despedimos hasta una próxima oportunidad.

- Esa audiencia me fue un placer darla porque por ella tuve contacto con un público de lengua española, lo que me es muy simpático a causa de la gran simpatía – debo decir el entusiasmo – que tengo por España y por toda la cultura que nació de España, que tengo por las naciones hispanoamericanas, hermanas de la mía que es la nación brasileña. A causa de ello soy yo que le agradezco por la gentileza de las preguntas que hizo.


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