Plinio Corrêa de Oliveira

 

 

Catedral de Orvieto:

 

magia de colores en una fachada gótica

 

"Catolicismo" N° 586 - Noviembre de 1999 (*)

  Bookmark and Share

¡Estamos ante una serie de colores sobre una fachada estrictamente gótica! Se trata de la fachada de la célebre catedral de Orvieto, en Italia. (fotos de PRC).

La rosácea -la única que existe en la fachada- queda dentro de un cuadrado, el cual no se diría exactamente gótico. Hay en él cualquier cosa de clásico, pero que encaja tan perfectamente dentro del estilo gótico que no se tiene que objetar.

El color escogido es el más esplendoroso de los colores: el oro.

Toda la fachada presenta un fondo de mosaico dorado. Es un mosaico de tal calidad, tan rutilante y tan magnífico que, siendo esta iglesia del siglo XIV, se tiene la impresión de que su construcción terminó ayer.

En ese sentido, ella no presenta la poesía del granito, el cual se vuelve más bello a medida que envejece. El viejo granito, que desafía todos los tiempos y todas las intemperies, tiene su belleza. Habla de la eternidad en la medida en que resiste al tiempo y afirma su existencia contra el tiempo. Pasan las eras, pero el granito permanece.

La Catedral de Orvieto, por el contrario, se presenta como concluida ayer. Los inviernos y las tragedias de la historia pasaron por ella, sin alcanzarla en nada. Ella permanece magnífica, esplendorosa. El mosaico de Orvieto se reporta a la eternidad en el sentido que ignora el tiempo. No se resiste a éste porque no tiene nada que ver con él. El tiempo no lo alcanza.

 

 En este mosaico se ven varios grupos humanos. Arriba, una escena: la de la Coronación de Nuestra Señora. Después, a la derecha y a la izquierda de la rosácea, otras agrupaciones. En lo alto de las puertas ‒tanto dentro como fuera de las ojivas‒, figuras de colores también. El colorido está por todas partes. No son colores explosivos, pero son todos colores muy vivos.

Quien lo hizo no tenía el gusto de los colores pálidos y discretos. Estos tienen su belleza en que se pierden unos en los otros y se confunden o se funden mutuamente, pero no es esta la belleza que está aquí. Aquí están los colores definidos, que tienen vida propia. De tal forma que cada grupo es una sinfonía de colores especiales.

Así, la belleza del colorido aplicado sobre la fachada de líneas góticas nos da la idea de lo que sería una síntesis entre forma y color.

Diseño y colores sublimes

La vieja disputa entre los artistas. ¿Qué presenta más esplendor: la forma o el color? En un cuadro, ¿que es más notable: el dibujo o el colorido?

A este respecto hay dos grandes escuelas de arte italianas divergentes entre sí. La escuela florentina toda hecha de dibujo, pobre intencionalmente de colorido para que el dibujo resalte, y la escuela veneciana, magnífica en colores y teniendo sólo el diseño necesario con el propósito de dar pretexto para que los colores se muestren.

Antes de que esas dos escuelas se diferenciaran y polemizaran, ya había una magnífica síntesis de las dos en la Catedral de Orvieto.

La belleza inexpugnable trasciende al menosprecio de los hombres

Se nota la cantidad de trabajo en la piedra; en las columnas, en la rosácea, en el cuadrángulo, en los florones, en los bordes. Los hombres que construyeron esa Catedral eran hombres que trabajaban sin prisa de terminar y que morían en paz delante de la iglesia inacabada, seguros de que las generaciones futuras habrían de concluir su construcción.

Esta es una iglesia inatacable en su belleza. No veo que sea posible hacer cualquier crítica, cualquier reserva con respecto a ella. Se pueden preferir otras. Depende del gusto individual, pero impugnar esta iglesia en algo, no veo que sea posible.

Ella está aislada en medio de otros edificios, como diciendo: “Vosotros me ignoráis, pero también yo os ignoro. Si no queréis mirarme y no queréis reconocer mi belleza, ella aquí está de pie para juzgar. Un día prestareis cuentas al Juez eterno. En cuanto a mí, mi conversación es con el sol, con la luna y con el viento… “.


(*) Nota de la Redacción: Extractos de la conferencia proferida por el Prof. Plinio el 23 de enero de 1981. Sin revisión del autor.

Traducción y adaptación del texto de Acción Familia