¡Estamos
ante una serie de colores sobre una fachada estrictamente gótica! Se
trata de la fachada de la célebre catedral de Orvieto, en Italia.
(fotos de PRC).
La rosácea -la única
que existe en la fachada- queda dentro de un cuadrado, el cual no se
diría exactamente gótico. Hay en él cualquier cosa de clásico, pero que
encaja tan perfectamente dentro del estilo gótico que no se tiene que
objetar.
El color escogido es
el más esplendoroso de los colores: el oro.
Toda la fachada
presenta un fondo de mosaico dorado. Es un mosaico de tal calidad, tan
rutilante y tan magnífico que, siendo esta iglesia del siglo XIV, se
tiene la impresión de que su construcción terminó ayer.
En ese sentido, ella
no presenta la poesía del granito, el cual se vuelve más bello a medida
que envejece. El viejo granito, que desafía todos los tiempos y todas
las intemperies, tiene su belleza. Habla de la eternidad en la medida en
que resiste al tiempo y afirma su existencia contra el tiempo. Pasan las
eras, pero el granito permanece.
La Catedral de Orvieto,
por el contrario, se presenta como concluida ayer. Los inviernos y las
tragedias de la historia pasaron por ella, sin alcanzarla en nada. Ella
permanece magnífica, esplendorosa. El mosaico de Orvieto se reporta a la
eternidad en el sentido que ignora el tiempo. No se resiste a éste
porque no tiene nada que ver con él. El tiempo no lo alcanza.
En este mosaico
se ven varios grupos humanos. Arriba, una escena: la de la Coronación de
Nuestra Señora. Después, a la derecha y a la izquierda de la rosácea,
otras agrupaciones. En lo alto de las puertas ‒tanto dentro como fuera
de las ojivas‒, figuras de colores también. El colorido está por todas
partes. No son colores explosivos, pero son todos colores muy vivos.
Quien lo hizo no
tenía el gusto de los colores pálidos y discretos. Estos tienen su
belleza en que se pierden unos en los otros y se confunden o se funden
mutuamente, pero no es esta la belleza que está aquí. Aquí están los
colores definidos, que tienen vida propia. De tal forma que cada grupo
es una sinfonía de colores especiales.
Así, la belleza del
colorido aplicado sobre la fachada de líneas góticas nos da la idea de
lo que sería una síntesis entre forma y color.
Diseño y colores
sublimes
La vieja disputa
entre los artistas. ¿Qué presenta más esplendor: la forma o el color? En
un cuadro, ¿que es más notable: el dibujo o el colorido?
A este respecto hay
dos grandes escuelas de arte italianas divergentes entre sí. La escuela
florentina toda hecha de dibujo, pobre intencionalmente de colorido para
que el dibujo resalte, y la escuela veneciana, magnífica en colores y
teniendo sólo el diseño necesario con el propósito de dar pretexto para
que los colores se muestren.
Antes de que esas
dos escuelas se diferenciaran y polemizaran, ya había una magnífica
síntesis de las dos en la Catedral de Orvieto.
La
belleza inexpugnable trasciende al menosprecio de los hombres
Se nota la cantidad de
trabajo en la piedra; en las columnas, en la rosácea, en el cuadrángulo,
en los florones, en los bordes. Los hombres que construyeron esa
Catedral eran hombres que trabajaban sin prisa de terminar y que morían
en paz delante de la iglesia inacabada, seguros de que las generaciones
futuras habrían de concluir su construcción.
Esta es una iglesia
inatacable en su belleza. No veo que sea posible hacer cualquier
crítica, cualquier reserva con respecto a ella. Se pueden preferir otras.
Depende del gusto individual, pero impugnar esta iglesia en algo, no veo
que sea posible.
Ella está aislada en
medio de otros edificios, como diciendo: “Vosotros me ignoráis, pero
también yo os ignoro. Si no queréis mirarme y no queréis reconocer mi
belleza, ella aquí está de pie para juzgar. Un día prestareis cuentas al
Juez eterno. En cuanto a mí, mi conversación es con el sol, con la luna
y con el viento… “.
(*)
Nota de la Redacción:
Extractos de la
conferencia proferida por el Prof. Plinio el 23 de enero de 1981. Sin
revisión del autor.
Traducción y adaptación del texto de
Acción Familia
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