Estirpes familiares - III
En la
organización de la sociedad familiar se debe tener como
punto de referencia los valores del pasado. Y no el
rompimiento con las tradiciones, como pregonan ciertos
adoradores de la modernidad.
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En la familia patriarcal,
como la que vemos en este cuadro, el papel del abuelo
daba estabilidad para preservar las características
propias de generación en generación. |
Prosiguiendo con esta serie de artículos sobre las
estirpes, presentamos en esta ocasión los tópicos
principales de la tercera y última parte de la
conferencia del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira,
pronunciada el 1º de junio de 1966, sobre el concepto de
estirpe familiar; su papel en la formación de los
miembros de una familia; su independencia con relación
al Estado; su contribución al origen de los pueblos y su
misión histórica en la constitución de un país.
* * * “Si hubiese en una familia caracteres muy definidos,
diseminados por una parentela muy remota pero muy unida,
en que todos tengan la sensación viva de ser miembros de
la misma familia, cada miembro será amparado por un
grupo social independiente del Estado. La familia es una
potencia, un todo; ella se mueve independientemente del
Estado; constituye una célula con la cual el Estado
tiene que contar; sus miembros no dependen de ningún
organismo estatal de asistencia social; si empobrecieran,
la familia los ayudará; los parientes constituyen el
medio propio de formar sus relaciones, que les asegura
una posición social (...). Con relación a instituciones de esta naturaleza, el
Estado tiene un poder muy limitado: si alguien nació en
determinada estirpe, el Estado no lo puede promover
mucho más allá de eso. Una estirpe definida es el factor
de la propia independencia del individuo; crea una
barrera contra el Estado.
La familia en la historicidad de un país Una sociedad rica en estirpes es aquella en que hay
grupos sociales muy importantes, a los cuales el Estado
en todo momento debe tomar en consideración. Una
sociedad sin estirpes, donde sólo existen parentescos
vagos y las familias se debilitan, es
característicamente la sociedad de hoy. En la
organización feudal y medieval, la materia prima eran
las estirpes. Son uno, dos, diez siglos de continuidad
histórica realizada por esas estirpes. Cabe notar que los historiadores son acordes en afirmar
la existencia de obras que necesitan ser llevadas a cabo
por varias generaciones. Por ejemplo la fundación de
ciertos países, el desarrollo de determinada política,
la creación de ciertas fuentes de prosperidad. La
institución que, por derecho natural, asegura la
realización de la obra histórica a través de las
generaciones es la familia. Es la estirpe la que hace que, a lo largo de las
generaciones, una dinastía realice una obra, una familia
de campaneros perfeccione cierto tipo de campanas, una
familia de viticultores llegue a producir un vino
excelente, o una de maestros logre un sistema didáctico
incomparable. Son obras de generaciones, y son las obras
más profundas de la Historia. Por derecho natural, deben
ser desarrolladas por estirpes.
Punición o recompensa a las familias incluso en esta
tierra Los hombres, siendo eternos —en el sentido de la
inmortalidad del alma humana—, serán juzgados en la vida
eterna; pero las naciones, no siendo inmortales,
recibirán el premio o castigo aquí en esta tierra. Lo
mismo se da con las familias: como tales, no se salvan
ni se pierden; tienen la recompensa de sus cualidades o
la punición de sus defectos ya en esta tierra. Ciertas
familias probablemente tengan hasta su ángel de la
guarda propio. Este es el misterio del que nos habla muchas veces la
Sagrada Escritura: familias que son llamadas a una
cierta misión, la rehúsan y salen del escenario
histórico; otras que corresponden a la gracia, comienzan
a florecer y Dios hace nacer en ellas hombres
inteligentes, capaces, ilustres.
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Alfombras, campanas, vinos, quesos, jamones... Cuando
productos como éstos alcanzaron una excelencia
reconocida, en la raíz del éxito estaban familias que
los perfeccionaron, muchas veces a lo largo de siglos. |
Esto no quiere decir que cada familia que empobrezca,
sea debido a un castigo; sino que, de un modo general,
puede decirse que la ascensión o decadencia de las
familias está relacionada con el uso que hayan hecho de
las gracias divinas. Un hombre, pues, asegura la continuidad y ascensión de
su estirpe al practicar actos de virtud que se suman,
como en una balanza, aquí en la tierra. El bien obrado
por el abuelo recaerá sobre el nieto. Y muchas veces la
punición de uno acaba cayendo sobre el descendiente
[1].
Tal es la continuidad de la familia, que su balanza es
una sola ante la justicia divina.
La fuerza de la tradición |
“El soplo impetuoso de un nuevo tiempo arrastra con sus
torbellinos las tradiciones del pasado; pero así se pone
en evidencia cuáles de ellas están destinadas a caer
como hojas muertas, y cuáles, en cambio, tienden a
mantenerse y consolidarse con genuina fuerza vital” [*]. |
[*]
Alocución al Patriciado y a la Nobleza romana,
11 de enero de 1951. Discorsi e Radiomessaggi di Sua Santità
Pio XII, Tipografía Políglota Vaticana, vol. XII, p.
423. |
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La familia moderna vive de lo anti-connatural Una de las razones del tedio que se observa en la vida
familiar de hoy consiste en que muchas veces son
familias frustradas; las personalidades y la
conversación también lo son; y una de las frustraciones
—¡cuánta maldición de ahí proviene!— es que no nacieron
todos los hijos que debían [a causa del aborto, del
control artificial de la natalidad, etc.]. En una familia del Ancien Régime
[2] —noble o plebeya,
porque todas son réplicas unas de las otras, desde la
familia del rey hasta la del más pobre— todos piensan y
sienten del mismo modo, todos se quieren, la prole es
fecunda, la familia existe efectivamente. Si van a
pasear juntos, es porque les es connatural estar unos
con los otros. Con la actual decadencia de las familias, todo esto ya
no ocurre. Si se conservasen como estirpes, todos
sentirían tal afinidad, que cada comentario hecho por
uno repercutiría en todos de un modo agradable; sería
una especie de sinfonía. ¡Hoy tenemos una cacofonía
pobre, con pocos instrumentos y disonantes, porque ya
casi no suenan más!”
Notas
[1] A ese respecto, dice la Sagrada Escritura: “Yo soy el
Señor, tu Dios; el fuerte, el celoso, que castigo la
maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y
cuarta generación, de aquellos que me aborrecen; y que
uso de misericordia hasta la milésima generación con los
que me aman y guardan mis mandamientos” (Ex. 20, 5-6).
[2] Antiguo Régimen: Denominación francesa para la época
histórica iniciada con el Renacimiento, y que se
extiende hasta la Revolución Francesa de 1789. |