Plinio Corrêa de Oliveira

 

Santa Escolástica: la fecundidad de

la oración y del sacrificio

 

"Santo del Día", 10 de Febrero de 1965

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A D V E R T E N C I A

Este texto es trascripción de cinta grabada con la conferencia del profesor Plinio Corrêa de Oliveira dirigida a los socios y cooperadores de la TFP. Conserva, por tanto, el estilo coloquial y hablado, sin haber pasado por ninguna revisión del autor.

Si el profesor Corrêa de Oliveira estuviera entre nosotros sin duda pediría que fuera colocada una explícita mención a su filial disposición de rectificar cualquier eventual discrepancia en relación al Magisterio inmutable de la Iglesia. Es lo que hacemos constar, con sus propias palabras, como homenaje a tan escrupuloso estado de espíritu:

“Católico apostólico romano, el autor de este texto se somete con filial ardor a las enseñanzas tradicionales de la Santa Iglesia. No obstante, si por lapso, algo en él hubiera en desacuerdo con dichas enseñanzas, desde ya y categóricamente lo rechaza”.

Las palabras “Revolución” y “Contra-Revolución”, son aquí empleadas en el sentido que se les da en el libro “Revolución y Contra-Revolución”, cuya primera edición apareció publicada en el número 100 de la revista “Catolicismo”, en abril de 1959.

Jesucristo, la Santísima Virgen, San Benito, Santa Escolástica, San Juan Bautista, San Miguel y San Jorge en torno a una representación de la abadía de Saint-Jean-Saverne, Alsacia, Francia (1740).

Hoy es la fiesta de Santa Escolástica, virgen, hermana y discípula de San Benito, fundadora; siglo VI.

La razón por la que Santa Escolástica figura en nuestro calendario es que es hermana de San Benito, y desarrolló una obra que se entrelaza con la de San Benito, la fundación de las benedictinas, como San Francisco y Santa Clara.

La obra benedictina es de gran interés para nosotros. Recientemente San Benito ha sido proclamado patrón de Europa, lo que corresponde a algunas necesidades que, a su vez, están conectadas con tesis y preocupaciones nuestras.

Geográficamente hablando —si se mira un mapa— Europa no es más que una península de Asia. En esta península de Asia, que representa una parte cuantitativamente pequeña del mundo, han tenido lugar, sin embargo, acontecimientos muy importantes y grandes de la historia y del mundo.

* La importancia de Europa en la Historia por su fidelidad a la Iglesia

"Europa ha dado en tiempos pasados una respuesta suficiente, y en algunos aspectos incluso grande, a la predicación de la Iglesia Católica, siendo durante siglos sustancialmente fiel a la Iglesia Católica. De ahí el establecimiento de la Civilización Cristiana"

Octubre, página manuscrita iluminada de Les Très Riches Heures du duc de Berry, de los hermanos Limburgo, c. 1416 - Museo Condé, Chantilly, Francia.

Lo más importante que ha ocurrido en Europa es que este continente ha dado en tiempos pasados una respuesta suficiente, y en algunos aspectos incluso grande, a la predicación de la Iglesia Católica, siendo el continente que durante siglos fue sustancialmente fiel a la Iglesia Católica. De ahí el establecimiento de la Civilización Cristiana y con ella una especie de "invasión" e impregnación del orden temporal por las energías sobrenaturales de la gracia dispensadas por la Iglesia Católica.

* La Iglesia es el verdadero fundamento del orden y la moral

La relación entre las cosas es así: sólo la Iglesia enseña la verdadera moral. Sólo la Iglesia, por medio de sus sacramentos, da fuerza a la práctica de la verdadera moral por parte de los hombres. Sólo mediante la verdadera moral los hombres conocen y practican el verdadero orden, pues la moral no es otra cosa que el orden en la conducta de los hombres. En conclusión, el orden verdadero y perfecto entre los hombres sólo existe donde existe la verdadera Iglesia.

Repito: la Iglesia enseña la moral; la moral es orden. Si sólo la Iglesia enseña y da las fuerzas para cumplir la moral, sólo la Iglesia es el verdadero fundamento del orden. Pero también cuando los hombres siguen la moral de la Iglesia, es el verdadero orden el que se adopta, en lo que hay de más profundo en él. Y ocurre con el orden, por ejemplo, lo que ocurre en el cuerpo humano. Si tengo esta parte de mi brazo en orden, por ejemplo, entonces sólo puedo esperar cosas buenas de él: los movimientos necesarios, la reacción, el servicio, la defensa que un hombre debe esperar de su brazo, tengo derecho a esperarlos del mío. Pero si aquí se rompe algo, y ya no digo uno de los huesos grandes, sino de estos pequeños huesos del puño, el resto es dolor, miseria, inflamación, peligro de gangrena, molestias de todo tipo.

Lo mismo ocurre con la civilización: si toda ella se basa en la moral católica, incluso en sus detalles, no hay bien que no se pueda esperar. Pero cuando se aparta de la moral católica, incluso en detalles de cierta importancia, no hay mal ni pena ni miseria que no se pueda esperar.

* El papel del monacato benedictino en la construcción europea

Ahora bien, San Benito, a través de sus frailes, los monjes benedictinos, fue el misionero por excelencia que trajo a la Civilización Católica los pueblos germánicos e impulsó el movimiento de evangelización que conquistó todos los pueblos que hoy están bajo el Telón de Acero y más aún a las naciones escandinavas.

Por otra parte, San Benito, a través de los monjes benedictinos, instituyó un tejido de Órdenes religiosas que difundieron por toda Europa esta moral, esta manera de ver, etc., cuando Europa se estaba reconstruyendo. Era un mundo nuevo que nacía tras las invasiones, y la acción de la gracia penetró en este árbol y en sus raíces, y el resultado fue la maravillosa Europa, que durante mucho tiempo constituyó la realización misma de los ideales de la Contra-Revolución.

Es para destruir esa Europa que la Revolución se ha levantado. Y es a esta Europa a la que se dirigen nuestros ojos llenos de afecto, nostálgicos y admirativos. Precisamente porque allí están los restos sagrados de la Contra-Revolución. Y en la base de todo está san Benito y, por la acción de las contemplativas, santa Escolástica.

* La acción del ideal contemplativo en la fecundidad del apostolado de conversión de Europa.

San Benito visita a su hermana, Santa Escolástica. Ella le ruega que se quede toda la noche y comienza un aguacero, por lo que no puede partir - (detalle) de Incidentes en la vida de San Benito - Panel del Retablo de San Benito - Lorenzo Monaco

Santa Escolástica atrajo a religiosas que no hacían obras sociales, no daban catequesis, no hacían "nada". En un momento en que su acción parecía tan necesaria, hicieron algo que era mucho más que acción: rezaron y se sacrificaron. Y con su ejemplo dejaron claro que, si el apostolado de la rama masculina era tan fecundo, era porque había una rama femenina que rezaba, que se inmolaba, que contemplaba, más allá del intenso grado de oración de la Orden Benedictina que es, por su naturaleza, por sus estatutos, una Orden semicontemplativa. Así, el ideal de la contemplación está profundamente presente en esta fecundidad del apostolado de la conversión de Europa.

Aquí vemos el papel admirable, insustituible y, en cierto sentido, incomparable de Santa Escolástica. Para actuar, hay algunos tantos, para luchar, hay menos; pero para sufrir, ¡qué pocos hay!

No tengo palabras suficientes para expresar mi veneración por el apostolado del sufrimiento, por quienes aceptan las cruces y —con la eventual aprobación del director espiritual— incluso las aceptan y las piden, para sufrir con la finalidad de que el trabajo de los demás sea fecundo. Es uno de los temas que más me conmueven y me entusiasman: la fecundidad del apostolado del sufrimiento. Y no hay nada que me sienta más inclinado a venerar que alguien que sufre intencionadamente para que otro gane las batallas; que asume el infortunio, la infelicidad y pasa a ser un héroe al que sólo Dios ve. ¿Y todo esto para qué? Para que el apostolado de los demás sea fecundo. Este carácter de la obra de Santa Escolástica merece ser mencionado aquí con veneración innominada.

 

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