Con relación a los vehículos modernos: ¿progreso o
retroceso?
¿Carruaje o
trono ambulante? Evidentemente, la fotografía es de un
carruaje, pero recuerda un trono.
Todo en él fue estudiado
en función del pasajero. En primer lugar, considérese la
parte práctica: las ruedas y los muelles para que, en
los caminos de aquel tiempo, el carruaje se moviera sin
ser sacudido.
Sin embargo, más allá de
ese aspecto práctico, hubo la intención de hacer bien al
pasajero, y decorarlo con formas elegantes. ¡Notamos
elegancia, espíritu práctico y confort!
Observen también los
bellos cristales luminosos para adornar las ventanas.
Estas, cuando son abiertas, llenan de aire fresco este
trono ambulante.
Pintada con lindos
adornos, percibimos por los dibujos y por los colores
una realidad toda ella de fantasía, que está
magníficamente representada.
El carruaje es un
verdadero cofre, en el cual viaja esta joya de la
naturaleza que es la criatura humana. El hombre es el
rey del universo visible. Se diría que fue hecho para
realzar la imponencia del caballero y la frágil
distinción de la dama.
Imaginemos al frente
cuatro caballos blancos y emplumados; un cochero sentado
en un pescante; de pie, dos lacayos con tricornios y
plumas; un corneta que cabalga junto al cochero
anunciando que allí viaja una persona de alta estirpe.
Todo es bello, todo rinde homenaje al hombre, como el
ser superior, pero sumiso a Dios, infinitamente
superior.
*
* *
Ahora, imaginemos otra
escena: el carruaje se detiene; se coloca junto a la
puerta una escalinata alfombrada; una señora va a
entrar; el pestillo dorado de la portezuela es abierto
por los palafreneros; todos se quitan los sombreros; su
esposo, el hermano o el padre, le extiende la mano para
subir; ella sube ligera y elegante.
Finalmente —para que
palpemos la diferencia con los coches modernos—,
imaginemos que alguien le preguntara: “Señora, ¿qué le
parece cambiar su carruaje por un vehículo del siglo XX?”.
¿Qué sensación tendría
ella? ¿Le estaría siendo propuesto un progreso o un
retroceso? El mundo de hoy, cada vez más propenso a
rebajar al hombre, ¡considera el carruaje un retroceso y
el vehículo moderno un progreso!
NOTAS
[1] Excerpta de conferencia hecha por el
Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en 9 de agosto de 1986.
Publicada originalmente en "Catolicismo" Nº
742, octubre de 2012.
Traducción
y adaptación por
"El Perú necesita
de Fátima - Tesoros de la Fe". |