Tenemos una muestra de la India tradicional en
ese templo dorado que pusieron en medio del agua.
Es una buena muestra de uno de los aspectos más
interesantes de los indios, que es ser un pueblo
soñador. No en el sentido de quien sueña con
cosas vanas e irrealizables. Es un soñador que
tiene alma grande y aspira a cosas
extraordinarias, muy superiores a la banalidad
de la vida cotidiana, y por eso acaba realizando
maravillas. No se trata de una formulación vacía,
es una realidad psicológica palpable.
El
templo de la foto está en la ciudad de Amritsar,
de la región del Punyab. ¿Cómo fue posible
construir un templo así? Construir tiene su
mérito, pero es secundario comparado con los
anhelos del alma, con el pensar y planificar.
Cosas así son fruto principalmente de una
elaboración del alma. Muchos pensaron en un tipo
de vida, en un nivel de existencia, en un
ambiente muy superior al común de cada día. Y
bajo el impulso de sus anhelos interiores,
nobles y superiores, comenzaron a modelar algo
que sus almas pedían. Cuando se piensa en una
belleza de difícil concepción, cuando se planea
algo de difícil realización, se sueña. Por lo
tanto, no es el sueño del perezoso, del tonto.
Es el sueño del hombre realizador, la fijación
de un alto objetivo.
Hay
en la India otros templos cuyas cúpulas tienen
una base de diámetro relativamente pequeña, se
ensanchan suavemente y luego terminan en una
puntita en lo alto. Es como el alma que
contempla una realidad normal, común, pero desea
más. Elabora entonces una cosa superior, y en
una tendencia gradual hacia arriba alcanza un
círculo aún mayor, es un ideal que se realiza.
Después tiende aún más hacía arriba. ¿Hay algo
que represente mejor el gráfico de un sueño?
Estas varias cúpulas, casi apiladas unas encima
de otras, dan idea de una prodigiosa capacidad
de soñar, de acumular cosas unas junto a otras,
de tal manera que el hombre queda medio aturdido
con la inmensidad y la belleza de las cosas que
pensó.
Sin
embargo, es necesario considerar que estas obras
fueron concebidas y realizadas por las almas
paganas, que no conocieron la única luz
verdadera de la tierra: el Lumen Christi. ¿Qué
sería de esas almas, si fuesen católicas? Si
hubiesen sido bautizadas y practicado
intensamente la Religión Católica, ¿qué habrían
hecho? ¿Los santos indios, cómo serían? ¡Qué
arrojos, qué realizaciones, qué audacias, qué
victorias!
NOTAS
[1]
Excertas de conferencia
proferida por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en
4 de septiembre de 1985.
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