Capilla de
la Casa madre de las Hijas de la Caridad, en la
Rue du Bac, Paris, donde fué revelada por la
Virgen a Santa Catarina Labouré la Medalla de
Nuestra Señora de las Gracias, conocida también
como Medalla Milagrosa.
El 27 de noviembre fue el aniversario de la
primera aparición de la Santísima Virgen a la
religiosa Santa Catalina de Labouré, en 1830.
Veamos un poco la historia de la aparición
sucesiva, en el mes de febrero del año siguiente,
y de la Medalla que la Madre de Dios mandó
acuñar en esa ocasión.
La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella
había un globo luciente sobre el cual estaba la
cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus
dedos fulgentes salieron rayos luminosos que
descendieron hacia la tierra. María Santísima
dijo entonces a Sor Catalina:
“Este globo que
has visto es el mundo entero donde viven mis
hijos. Estos rayos luminosos son las gracias
y bendiciones que yo expando sobre todos
aquellos que me invocan como Madre. Me
siento tan contenta al poder ayudar a los
hijos que me imploran protección. ¡Pero hay
tantos que no me invocan jamás! Y muchos de
estos rayos preciosos quedan perdidos,
porque pocas veces me rezan”.
Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se
formó un círculo o una aureola con estas
palabras: “Oh María sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Y una voz dijo a Catalina: “Hay que hacer una
medalla semejante a ésta que estás viendo. Todas
las personas que la lleven, sentirán la
protección de la Virgen”, y apareció una M,
sobre la M una cruz, y debajo los corazones de
Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla
Milagrosa.
Dos años después, en junio de 1832 comenzó la
distribución de las primeras medallas en París,
autorizada por el Arzobispo de París Monseñor de
Quelen. Antes de terminar el siglo XIX se habían
distribuido más de mil millones de medallas. Hoy,
la medalla de la Virgen se ha extendido en todos
los continentes pues es la única Medalla en el
mundo, diseñada por la Santísima Virgen María.
La importancia de esta devoción fue destacada en
1964 por el pensador católico Plinio Corrêa
de Oliveira, gran devoto mariano y fundador
de la Sociedad brasileña de Defensa de la
Tradición, Familia y Propiedad.
Transmitimos a continuación algunos extractos de
los comentarios que él formuló en la ocasión.
“Vemos, en una de las caras de la medalla, la
Virgen Maria pisando el mundo, o sea, poniendo
sus pies sobre el mundo como una afirmación de
su realeza sobre toda la tierra;
“Es exactamente la misma doctrina de la realeza
de la Santísima Virgen que fue recordada en
Fatima, como una garantía de la victoria de la
Iglesia Católica: Rusia esparcirá sus errores
por el mundo entero, el Papa tendrá mucho que
sufrir, la Iglesia será perseguida, pero al fin
Mi Inmaculado Corazón triunfará.
“O sea, la Revolución anticristiana será
derrotada y veremos la victoria del Corazón
Inmaculado de María.
“Esa doctrina de la realeza de María está
afirmada de modo elocuente: Nuestra Señora tiene
a sus pies el mundo y aplasta una serpiente, lo
que es perfectamente coherente con los otros
símbolos de la medalla. Porque en esa misma cara
de la medalla está escrito: ‘Oh María concebida
sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a
Vos’. Además, la Virgen está con las manos
abiertas, como demostración de acogida, y de sus
manos salen rayos luminosos intensos, que son
las gracias y los favores que, por Sus manos –
es decir por su intercesión – bajan del cielo a
la tierra. Es un símbolo de la mediación
universal de María. Todas las gracias que vienen
de Dios y se difunden por el mundo vienen por
las manos de la Virgen, que son manos
distribuidoras de una cantidad enorme de
favores.
“Esas gracias que bajan a la tierra son la
conversión de los pecadores, pero también las
gracias para que los fieles se mantengan fieles,
lo que incluye a veces el castigo de los
enemigos de Dios, irreductibles a la gracia
divina, para proteger a esos que se mantienen
fieles hasta el fin. Todo eso sale de las manos
de María Santísima como de un manantial.
“El reverso de la medalla es igualmente
simbólico. Contiene los elementos de varias
devociones que se conjugan. Vemos allí doce
estrellas, al igual que en la corona de la
Virgen aplastando la serpiente, que figura en el
verso y que representa la Mujer de que hable el
Apocalipsis. Vemos también una gran M central,
que es la M del nombre de María, sobre la cual
se apoya una cruz.
“Finalmente, debajo de la M se ven dos corazones,
el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado
Corazón de María, que son dos grandes devociones
que constituyen, en realidad, una sola devoción.
Es de esos Sagrados Corazones que nos llegan
todas las gracias necesarias para poder ser
fieles a la fe católica y a los 10 mandamientos
en medio de la corrupción generalizada del mundo
revolucionario moderno, impío e igualitario.
“La medalla milagrosa es una especie de escudo
que la Virgen María nos entrega para la lucha
contra todas las tentaciones del mundo y del
demonio. Un escudo especialmente eficaz,
teniéndose en vista las promesas contenidas en
la medalla milagrosa y en la invocación a
Nuestra Señora de todas las gracias. Y por la
referencia a la Inmaculada Concepción que está
aplastando la cabeza del demonio, porque Ella es
particularmente eficaz en esta lucha que todos
nosotros debemos emprender cada día contra el
poder de las tinieblas".
NOTAS
[1]
Excertos de conferencia
proferida por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en
27 de noviembre de
1964
para socios y cooperantes de la TFP.
Traducción al español y adaptación para podcast por
"Credo
Chile", con adaptaciones de este sítio
para esta publicación. El texto completo de esta
conferencia (en portugués)
puede ser leido aquí.
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