Considerando el panorama de la foto vemos que se
trata del Castillo de Cheverny, de estilo
renacentista y clásico, situado en el valle del
Loira, en Francia. ¿Dónde está su belleza? Es
necesario analizar cada elemento.
La
hierba parece de un verde esmeralda, que no germina
en todas partes. En medio de la hierba, la cosa más
común del mundo: una carretera totalmente recta. Al
fondo, un castillo.
¿Qué
tiene ese castillo propiamente de maravilloso? No se
ve una estatua, no se observa casi ornato, ni es una
construcción cara. Es lo maravilloso del
equilibrio, lo maravilloso del edificio bien
pensado, estudiado y construido con categoría. Es el
equilibrio que se encuentra en las cosas francesas,
que contienen toda clase de sabores.
* * *
Analicemos el edificio. Se compone de una especie de
torre central, que es el punto monárquico de la
construcción. Esta parte central es ligera, esbelta,
pero de tal manera está bien pensada que no parece
raquítica en relación con los dos extremos
achaparrados e hinchados existentes a uno y otro
lado. Está bien centrada, es la gracia dominando la
fuerza, Jacob dominando a Esaú. Los elementos
pesados coordinados alrededor del leve.
Es la
afirmación de la superioridad del espíritu. El
triunfo de la gracia sobre la fuerza, de la
inteligencia sobre las cosas materiales.
* * *
Sin
embargo, el contraste entre la parte central y los
dos extremos es equilibrado, porque todo contraste,
para ser equilibrado, tiene que tener partes
intermedias armónicas, y los dos cuerpos de
edificios iguales, que no son tan esbeltos como el
central, ni tan rechonchos como los extremos, se
sitúan entre uno y otro preparando la transición.
La
altivez del castillo es lo que tiene de más
gracioso. Es como quien dice: “Soy fuerte, pero
sobre todo me precio de ser inteligente. En
definitiva, soy completo. Soy dotado de inteligencia
y de fuerza. Soy equilibrado”.
El
castillo de Cheverny, siendo quizá demasiado
discreto, es realzado por la perspectiva. Está en un
gran parque, rodeado de una simple, pero espléndida
alfombra esmeralda para presentarse. A lo lejos,
arboledas formando el marco. Se diría que él sale de
dentro de un mundo de delicias y de misterios. La
claridad y la lógica rodeadas por imponderables, es
otra forma de equilibrio.
¿No
es verdad que uno de los placeres de la vida, que
hacen la existencia humana digna de ser
cristianamente vivida, es analizar las cosas de esa
manera? Pero analizar con los ojos puestos en el
Cielo. Porque esos son valores del espíritu, y son
así porque la civilización que generó tales valores
fue cristiana. Son así, porque fue derramada la
preciosa sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
* * *
Esos
valores son un reflejo de la Iglesia Católica. Si no
fueran las virtudes cristianas, esto no habría sido
así. Entonces, no es un puro gozo para los ojos que
se consigue con ese análisis, ni un puro gozo de la
inteligencia. Por encima de los gozos visual y de la
inteligencia hay una alegría superior del espíritu,
que considera un orden trascendente de cosas. Orden
en el que existe un Dios personal y sobrenatural, en
el Cual todas las formas de equilibrio se realizan
de modo tan insondable, que ninguna criatura es
capaz de imaginar.
Así
es como la bendición de Dios hizo la Tierra y como
la Civilización Cristiana la modeló. En última
instancia, esta es una imagen del Cielo, para el
cual todos estamos llamados.
NOTAS
[1]
Excertas de conferencia
proferida por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en
12 de maio de 1961
para socios y cooperantes de la TFP.
Adaptado y publicado originalmente, en português, en
"Catolicismo". Traducción al español por "Periscopio".
|