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Enrique Florido
Bernils (Málaga,
España, 1873-1929) |
Esta pintura representa una
carabela que está saliendo
de la laguna de Venecia en
demanda del mar. El agua
aparece de un colorido muy
matinal —un azul ligeramente
verdoso, que recuerda una
piedra preciosa. Por detrás,
en contraste con la
serenidad matinal del mar,
se nota una acumulación de
nubes aún luminosas, pero
que significan un porvenir
que va a ser borrascoso para
la carabela.
Sin embargo, la nave parece
dirigirse al mar toda
absorta y con la tripulación
inconsciente del peligro que
representan esas nubes. Las
velas desplegadas parecen
expresar el designio humano
de navegar con la esperanza
de una travesía placentera,
de la alegría del viaje, del
cambio, del lucro y del
riesgo.
La escena representa mil
aspectos nobles del alma
humana que paso a definir.
Uno de ellos es el de una
movilidad leve y decidida,
rumbo a lo desconocido, que
simboliza el arrojo y la
audacia.
Otro aspecto hace patente en
la altura del mástil central
—soberano con relación al
mar—, como quien afirma: "¡Yo
te veo de arriba y tú no me
tragarás!"
Aún otro: una apariencia de
nostalgias marca la escena.
La carabela no está saliendo
apresuradamente. Ella parece
estar manifestando un
discreto "adiós" a la tierra
que queda atrás.
Y, por fin, la amenaza de
borrasca en el fondo parece
decir: "Aquellos que se
encuentran navegando, están
con sus almas decididas a
todos los riesgos".
NOTAS
[1]
Excerpta de conferencia del Prof. Plinio Corrêa de
Oliveira a socios y cooperadores de la TFP a
6 de octubre de 1984.
Traducción y adaptación por "El Perú necesita de Fátima - Tesoros de la fe".
Sin revisión del autor. |