Parece
que esta fotografía fue tomada un día de calor tórrido
en Roma, ya que el ambiente está completamente soleado,
con la cúpula de la Basílica de San Pedro inundada de
sol. San Pío X aparenta estar con los ojos ligeramente
retraídos, debido al exceso de luz.
La palmera parece un poco cansada de
tanto tomar sol. Distinguidísima, ostenta una buena
proporción entre las hojas, y es como un magnífico pero
sereno chorro vegetal. No se mueve, dando la impresión
de haber alcanzado la plenitud de la vitalidad. Está
para el resto de la vegetación, como la cúpula para el
conjunto del cuadro.
En aquellos días de mucho calor, todas
las cosas sobre las que incide el sol adquieren cierta
estabilidad. Imagen de la propia estabilidad y del
dominio de este Papa santo, porque da la impresión de
que es eterno. La cúpula da esa impresión de
estabilidad. Representa el triunfo eterno de la Iglesia
y del Papado, como si dijera: “¡Nadie me mueve, soy una
cúpula eterna!”.
San Pío X parece tener en sí toda la
estabilidad, firmeza y fuerza de la cúpula y de la
palmera. Firmemente plantado sobre los pies, la cabeza
erguida sobre el tronco erecto, la mirada serena pero
fuerte. En esta foto del Sumo Pontífice podría anotarse
lo que los romanos inscribían bajo ciertas
columnas: Mole sua stat (esta en pie por sí misma). Él
posee una fuerza sobrenatural que no es suya, pero con
la cual parece reducir a nada la cúpula, la palmera, el
sol y todo lo que le rodea, aunque ordenando el
conjunto; tal es su seguridad. Un santo que posee las
virtudes teologales y cardinales, practicándolas en
grado heroico.
El Papa representa una nota de albura
dentro de lo oscuro de la capa, que lleva de una manera
especialmente hermosa. Una albura que combina con el
blanco del cabello y de las cejas. Es un santo en el
esplendor plateado de sus canas.
Sostiene ambos lados de la capa como un
hombre que domina los acontecimientos. Sujeta y domina,
como sujetó y dominó la herejía del modernismo. Su
figura irradia algo de sobrenatural, que fundamenta una
interpretación del resto del cuadro. Es la irradiación
de un santo.
NOTAS
(*)
Texto extraído de conferencia del
Prof. Plinio Corrêa de Oliveira de
26 de noviembre de
1983. Sin
revisión del autor. Traducción y adaptación por
"El Perú necesita de Fátima - Tesoros de la Fe" |