Plinio Corrêa de Oliveira

AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES

¿Conservada, en un rincón tranquilo,

por una familia de rango noble?

 

"Catolicismo" N.º 190 - Octubre de 1966

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Esta larga fachada forma un enorme cuadrilátero que, en la regularidad de sus líneas y la simplicidad de su figura, resultaría banal, con las ventanas y puertas uniformes que se suceden de extremo a extremo. Pero el encaje del enrejado de los balcones, la fantasía de los herrajes destinados a sostener el alumbrado, algo de ostentoso y festivo que así se cierne sobre el conjunto, no sólo evita el aspecto desolado de la monotonía, sino que forma con ella un contraste armónico y delicioso. La fuerza, la claridad, la consistencia de lo lógico, lo coherente y lo sencillo se combinan agradablemente con la fragilidad, la ligereza, lo fantasioso del género de pompa y boato que brilla en esta fachada.

No es difícil adivinar en esta mansión la alternancia de una vida a la vez seria y alegre, en la regularidad tradicional de sus días ordinarios y en el carácter noble y alegre de sus días festivos.

Al traspasar su umbral, brillando prestigiosamente en sus salones, o asomándose a sus balcones, imaginamos con gusto a Brigadieres y Prelados, Marquesas y Comendadores, Presidentes de Provincia y Consejeros de Estado, mientras en grandes salvillas de plata circulaban los manjares y las bebidas, y un discreto bullicio llenaba el aire, en el que revoloteaban perfumes y brillaban joyas y condecoraciones.

¿Dónde está esta mansión, tan diferente de los edificios ciclópeos de los grandes centros del Brasil contemporáneo? ¿En algún rincón tranquilo del Noreste? ¿En algún remanso tradicional de Minas Gerais o del estado de Río de Janeiro? La verdad es bien otra. Este edificio, cuya fachada ha sido exquisitamente restaurada por su propietario, está situado en pleno centro de São Paulo y comunica una elevada nota espiritual y cultural a un entorno habitualmente dominado por la sombría brutalidad de la "Struggle for life (Lucha por la vida)".

Se trata de la casa solariega situada en la antigua Rua do Carmo (Calle del Carmen), hoy Roberto Simonsen, que en su día perteneció a la Marquesa de Santos y a su marido, el Brigadier Rafael Tobias de Aguiar, y que posteriormente pasó a ser propiedad de la Mitra de São Paulo, habiendo servido de Palacio Episcopal hasta que el gran y añorado D. Duarte Leopoldo e Silva trasladó su residencia a la calle San Luís.

No se piense que alguna institución religiosa o cultural, alguna familia de la alta nobleza, conserve para São Paulo este legítimo valor.

Cabe a una empresa de carácter estrictamente económico el mérito auténtico e inhabitual de preservar este edificio en un lugar donde las mentalidades exclusivamente habituadas al beneficio sólo concebirían la presencia de un pesado y rentable rascacielos.

La Compañía de Servicios de Gas de São Paulo mantiene allí sus oficinas, y lo hace con tal celo por la tradición que también conserva este apacible y encantador patio interior, donde sus directores y empleados pueden descansar sus ojos y sus mentes en medio de su trabajo diario.

Con ello, la Compañía de Gas da un brillante ejemplo de cómo la participación eficiente y activa en la producción económica no obstaculiza en absoluto el cultivo de los valores del espíritu y el celo por la tradición [N.R.: hoy día el solar alberga el Museo de la Ciudad de São Paulo].

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