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Plinio Corrêa de Oliveira AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES ¿Autodeterminación sólo para los papúes?
"Catolicismo" N.º 175 - Julio de 1965 |
Estos salvajes de Nueva Guinea tienen el pelo engrasado con una mezcla de grasa y barro. Su vestimenta y las deformidades que han introducido en sus rostros indican el estado de barbarie en el que se encuentran. El cliché los presenta como “adornados” para la guerra. Llevan varios amuletos, expresión de la baja idolatría en la que han caído. Su fisonomía refleja la ferocidad a la que van a dar rienda suelta durante el combate. Esta fotografía es de nuestros días. No sabemos si corresponde a un aspecto actual de la vida en Nueva Guinea australiana. Pero como sólo se sale poco a poco de un estado tan bárbaro y lamentable, todo hace pensar que, en el mejor de los casos, la situación de un gran número de nativos de esa región es sólo un poco mejor que hace dos o tres décadas... La actualidad de esta fotografía y de estas observaciones está ligada a un reciente telegrama de la agencia “Reuters”, difundido por la prensa diaria, que informa de que la ONU ha enviado a Nueva Guinea, bajo administración australiana, una comisión destinada a estudiar “el progreso económico y político” de la región “para darle autonomía de gobierno”. El telegrama añade que la comisión encontró un culto auténticamente idolátrico al presidente Johnson implantado en la isla de New Hanover, y que los fieles del nuevo “dios” alimentan la esperanza de que venga a gobernarlos en lugar de las autoridades australianas. Las proporciones del culto son tan grandes que la comisión de la ONU —para preparar la autonomía local— se ha juzgado obligada a dialogar con estos idólatras, para convencerlos de que el presidente norteamericano no tiene la menor intención de aceptar su investidura como “divinidad” de la secta recién-creada. El gobierno de Nueva Guinea ha intentado en vano convencer a los adeptos del “culto a Johnson”, que en las últimas elecciones legislativas votaron masivamente por Estados Unidos.
¿Un hecho cómico? Sin duda, pero sobre todo doloroso. Es triste ver hasta qué punto la idolatría puede arraigar en el alma humana. Sin embargo, la parte más dolorosa del hecho no reside en esto. Si la idolatría sigue tan viva en esta isla de Nueva Guinea, no es difícil imaginar que el embrutecimiento del espíritu y la ferocidad asociada siguen teniendo fuertes raíces allí también. A partir de esta consideración no es difícil ver que espíritu utópico domina la ONU. Porque sólo en una institución entregada, en lo que respecta a la independencia de los pueblos, a elucubraciones totalmente abstractas y desconectadas de toda objetividad, podría nacer el proyecto de preparar la autonomía de una población todavía tan incapaz de gobernarse por sí misma. Lo que ocurre en el antiguo Congo ex-belga y en otras nuevas naciones de África es una buena expresión de este utopismo. ¡Cuánta sangre ha costado ya a los pueblos africanos que queríamos ver tranquilos, prósperos y marchando rápidamente hacia una autonomía practicable e imperecedera! ¡Cuánto podrá costar a la pobre Nueva Guinea! Causa tristeza y aprensión ver un organismo con las amplias atribuciones de la ONU influenciado por las abstracciones tan características del espíritu de la Revolución.
En la fisonomía y apariencia de estos dos desafortunados salvajes se manifiesta todo un orden de cosas en la perspectiva de esta sección. Este palacio de líneas nobles y elegantes hace sentir un ambiente totalmente diverso. Indica el alto contenido de cultura y vida de un pueblo profundamente civilizado.
De hecho, es el palacio de los condes Branicki, en la ciudad de Bialystok, en Polonia. Esta nación, ilustre por su fe y su cultura, gloriosa por los numerosos logros de su historia, absolutamente integrada en la civilización occidental y cristiana, lleva veinte años gimiendo bajo la opresión comunista. Como resultado de la catástrofe de Yalta, Lituania, Letonia, Estonia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Albania, Yugoslavia, Checoslovaquia y media Alemania se encuentran en la misma situación. ¿Por qué, en lugar de hacer que se investigue si los adoradores de Johnson en Papúa están maduros para la independencia, la ONU no se interesa por la liberación de estas ilustres naciones incomparablemente más capaces de gobernarse a sí mismas que los habitantes de New Hanover?
Es sumamente triste constatar semejante deserción por parte de un organismo como la ONU, que se jacta de ser el aliado nato de todos los pueblos oprimidos, en la lucha contra todo imperialismo. Todo el imperialismo, sí... excepto el imperialismo comunista.
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