Uno de los hábitos del llamado izquierdismo católico consiste en
referirse a la cuestión social, a la justicia social, al servicio
social, como si fuesen únicamente cosas de nuestros días. Los siglos
que nos precedieron habrían, así, desconocido por entero los deberes
de justicia y de caridad hacia los pobres, etc., etc.
Esta concepción es totalmente desacreditada por los estudios
históricos serios, de nuestra época como de cualquier otra. Pero las
mentiras tienen vida duradera. Y en consecuencia esta impostura
revolucionaria continúa circulando.
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Corren tranquilas las aguas del Regnitz, en la noble ciudad de
Bamberg, antigua residencia de Soberanos y Obispos en Baviera,
Alemania. En ellas se reflejan las fachadas, al mismo tiempo serias
y risueñas, de estas viejas casas, casi todas con cuatro pisos.
Primorosamente bien cuidadas, adornadas con alegre vegetación, ellas
dejan trasparecer un tono de vida sin pretensiones, pero estable y
desahogado, una vida de familia intensa, íntima y tranquila. En
suma, todo allí se presenta de manera a atraer vivamente al
trabajador contemporáneo. Viendo un tan apetecible confort burgués,
¡cómo él desearía tenerlo!
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Sin embargo no se trata de habitaciones de magistrados, profesores,
o funcionarios. Se trata de... ¡viejas residencias de pescadores!
Qué diferencia entre esta gracia, esta placidez, esta armonía, y la
vulgaridad, la sordidez, los mil ruidos de tanto suburbio de
babilonias modernas.
Y así, cuántos otros ejemplos podríamos mencionar.
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Pero de poco serviría hacerlo. Vista la fotografía, leídos los
comentarios, nuestro “izquierdista católico” no argumentaría. Él se
limitaría a su irritada queja habitual: ¡qué reaccionario es el
hombre que escribió esto!
Y después continuaría a repetir la misma cantinela contra el pasado.
NOTAS
[1]
Publicado originalmente en la revista "Catolicismo",
São Paulo. Traducción
y adaptación por "Tradición y Acción
por un Perú Mayor".
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