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Plinio Corrêa de Oliveira AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES El más peligroso factor del avance mundial del comunismo
"Catolicismo" N.º 156 - Diciembre de 1963 |
"Catolicismo” desde hace mucho tiempo viene señalando que el factor más peligroso para el avance mundial del comunismo no son los más o menos raquíticos Partidos Comunistas repartidos por Occidente, ni siquiera el aparato militar llamativo pero de eficacia algo discutible de los soviéticos. El mayor peligro reside en una cierta diseminación como que radiactiva del espíritu comunista en las entrañas de la sociedad burguesa, que la lleva continuamente a acercarse, en uno u otro punto, a las normas comunistas, y a aceptar gradualmente, en casi todos los ámbitos de la vida, cambios que sólo pueden justificarse a la luz de los principios marxistas. Y así el entorno, las costumbres, toda la civilización se está transformando, se está bolchevizando... Este es el fenómeno al que se refiere —bajo el nombre de comunismo difuso— en su gran Pastoral sobre la Secta Comunista (ver “Catolicismo”, n.º 135, marzo de 1962) el Exmo. Revmo. Sr. Arzobispo de Diamantina, Don Geraldo de Proença Sigaud.
Hace algún tiempo se publicó en esta sección un gráfico (ver n.º 148, del pasado mes de abril) que demostraba la siguiente lamentable realidad: en el transcurso del proceso inflacionario, los aumentos salariales de los profesores de las facultades oficiales del Estado de São Paulo han sido tales que el nivel de sus sueldos se ha acercado cada vez más al salario mínimo de los trabajadores no cualificados. Está claro que, si las cosas siguen así, los trabajadores manuales acabarán ganando más que los profesores universitarios. Es muy difícil en la inmensidad de nuestro país, y en las espesas sombras de su inmenso caos, encontrar datos estadísticos capaces de apoyar afirmaciones precisas y generalizadas. Sin embargo, parece que algo similar está ocurriendo gradualmente en la administración pública en general, y en el sector empresarial privado, con respecto a la remuneración del trabajo intelectual.
¿Y esto con el comunismo? Para los marxistas, el auténtico trabajador es el obrero, el campesino. Es el ciudadano de pleno derecho del mundo comunista. Y por eso, aunque el trabajador intelectual sea indispensable, nada justifica que se constituya en una clase al margen y por encima de la de los trabajadores manuales. Y si esto no es así en todos los casos en la Rusia soviética, lo será un día —piensan los comunistas— cuando el mundo entero esté sovietizado, y la materia prima humana esté totalmente amalgamada y reducida a una masa inerte en manos de los dictadores rojos de los cinco continentes. Por eso es necesario preparar el camino al comunismo, “aplanando” desde el punto de vista económico los niveles, las carreras y los salarios.
Pero, dirá algún lector, ¿no hay una exageración en la afirmación de que un día, finalmente, las profesiones manuales recibirán sueldos no sólo iguales sino incluso superiores a los de las intelectuales? La respuesta es sencilla. En muchos lugares ya se está produciendo esta superación de lo intelectual por lo manual. Hace tiempo publicamos la noticia de un municipio de São Paulo donde el sepulturero ganaba más que la maestra de la escuela pública. Sobre los salarios de los empleados de la Petrobrás (1), el “Jornal do Brasil” de Río de Janeiro, en su edición del 13 de noviembre, publicó los siguientes datos:
¡Sin comentarios! Un barrendero y un botones ganan casi lo mismo que un teniente primero del Ejército Nacional. El salario de un chofer es más alto que el de un capitán o un mayor, y es prácticamente igual al de un teniente coronel o un capitán de fragata. Un general del ejército, un almirante y un brigadier de división, sobre cuyos hombros puede pesar de un momento a otro la responsabilidad de la independencia nacional, ganan menos del doble que un conductor de Petrobrás.
La comparación de estas escalas salariales muestra, sin embargo, que Petrobrás paga fabulosamente a todos sus empleados. Así que el argumento puede parecer un poco forzado. Sin embargo, no lo es. Si no existiera entre nosotros el clima de comunismo difuso al que hemos aludido, la opinión pública impondría atronadoramente una rectificación de criterios. Entretanto... Además, hechos como éste también se dan en otros sectores. Hablamos del magisterio. ¿Y la diplomacia? ¿Cómo paga nuestro glorioso Itamarati a nuestros representantes en el extranjero? ¿Y cómo vive nuestra honorable magistratura? En estos diversos sectores, la penuria del intelectual crece cada vez más, gracias a los aumentos insuficientes ante la inflación. Mientras que el [sueldo del] trabajador manual (al menos éste, ¡menos mal!) se corrige con menos parsimonia, e incluso con liberalidad.
¿Y el bien común? ¿Es realmente un bien común, incluso para los obreros, que tengamos una educación, una diplomacia, un cuerpo militar y una judicatura tan mal pagados? ¿Quién puede entenderlo así? Para apreciar las tragedias y catástrofes a las que puede conducir una situación así, veamos lo ocurrido en [el estado de] Minas Gerais. Copiamos la noticia publicada en la “Folha de São Paulo”, de la capital paulista, el 19 del mes pasado:
¿Y el remedio? ¿Pagar menos a los trabajadores manuales? Nunca. Pero tratar a fondo la situación de quienes ponen su capacidad intelectual al servicio de los poderes públicos o de las empresas privadas. Por ejemplo, ¿a quién se le ha ocurrido en Brasil crear una CPI [Comisión Parlamentar de Investigación] que investigue objetivamente la situación en todos sus aspectos y proponga un remedio? NOTAS (1) Petrobrás: la estatal petrolera de Brasil, hoy dia parcialmente privatizada pero aún bajo control del estado. |
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