El “New York Herald Tribune” publicó esta sagaz caricatura de Mauldin, sobre la “rivalidad” e incluso el “antagonismo” entre el comunismo soviético y el comunismo chino. Un occidental con una fisonomía estúpida marcada por una amplia sonrisa optimista y poco inteligente se prepara para entrar con paso rápido en la terrible trampa que lo partirá por la mitad.

¿Quién es este occidental? Es el fiel representante de toda una familia de almas cada vez más numerosa en Occidente: la familia de los tontos-risueños.

El tonto-risueño tiene una filosofía de vida. Superficial, inquieto, débil de alma, sólo vive en el mundo de las apariencias. Detesta profundizar, ir seriamente al corazón de los problemas, reconocer los peligros y prepararse para afrontarlos. Por eso mismo, creó para si el mito de que “al final todo sale bien”, que no vale la pena pensar ni luchar, porque incluso sin pensar ni luchar, al final todo sale bien.

Naturalmente, para el tonto-risueño, todo es como parece serlo. No hay enemigos. Y si los hay, son exactamente lo que parecen. Así que, tanto si están enfadados como si sonríen, hay que dar todo el crédito a su enfado o a su sonrisa. Y cuando parecen pelearse entre ellos, es porque lo hacen realmente.

Quien no piense así es un reaccionario retrógrado con el hígado enfermo y los nervios de punta. Sólo un individuo así puede creer que en nuestro siglo todavía hay caballos de Troya, Maquiavelos, etc. Somos el siglo de la luz y de la sonrisa. Y basta con sonreír para atraer, conmover y desarmar al adversario.

El tonto-risueño, que no es hepático ni reaccionario, lo sabe. Y, en consecuencia, él —superiormente diplomático, Maquiavelo de la sonrisa y la credulidad— se dispone a explotar el antagonismo chino-ruso. ¿Cómo? De una manera terriblemente inteligente: dándoselo todo a Rusia para lanzarla contra China. Empezando por el trigo, que la Rusia comunista obtendrá a un precio razonable, todo lo que quiera...

¡Qué buen golpe! Los soviéticos estarán muy agradecidos. Qué fuerza tiene la gratitud en el alma humana, piensa el tonto-risueño. El trigo estadounidense sacudirá el actual régimen ruso hasta sus cimientos. Y con ello, perdido de amor y de gratitud por Occidente, el coloso soviético se sentirá cada vez más alejado de China...

Muchos, al leer estas notas, dirán: ¿pero no es así? ¿No es generosa y cristiana esta forma de sentir?

“Cristiano”... ¡cuánto se ha abusado de esta palabra!

Nadie puede ser más cristiano que el propio Nuestro Señor Jesucristo. Ahora bien, ¿qué nos enseña su vida en este asunto, sino que muchas y muchas veces la maldad del hombre cierra su corazón al sentimiento de gratitud, incluso cuando ha recibido los mayores beneficios? ¿Qué hicieron nueve de los diez leprosos a los que El sanó (cf. Lucas 17, 11-19)? ¿Qué le hizo el pueblo elegido, a quien Dios había colmado de los mayores dones en el orden del espíritu y del cuerpo?

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Esta triste familia de almas, de los tontos-risueños, es un estigma de degeneración de los pueblos en que florece. Así fueron frente a los bárbaros los emperadores del Bajo Imperio, frente a los otomanos los Basileos bizantinos, frente a la Pseudo-Reforma tantos católicos anteriores a la Contrarreforma, frente a la Revolución Luís XVI y los nobles liberales. Y así los ejemplos podrían multiplicarse hasta nuestros días [N.C.: Memento: Occidente comprando gas de Rusia…].

 Y así, el diablo no tiene mejores instrumentos que los tontos-risueños. El bobo es el caballo del diablo, dice un viejo adagio...

Al final de estas líneas nos imaginamos a un tonto-risueño que nos lee y que frunce el ceño al ver que estamos hablando del diablo. Diablo no, piensa, el término es anacrónico. ¿No sería mejor, según el consejo de una revista holandesa, hablar de “ángeles separados”?

NOTAS

(1) Bajo este título, Plinio Corrêa de Oliveira alertaba en 1963 contra la ilusión muy corriente en la época de la existencia de una rivalidad entre el comunismo chino y el ruso, lo que favorecería al Occidente. Hoy China y Rusia «apuestan por una cooperación ‘sin límites’ frente a Occidente» en el contexto de la crisis Rusia-Ucrania. (El Mercurio, 06/02/2022)