Plinio Corrêa de Oliveira

AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES

¿Por qué dos pesos

y dos medidas?

 

"Catolicismo" N.º 140 - Agosto de 1962

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Del artículo "A propósito de la Cité Catholique: Nota sobre las relaciones entre clérigos y laicos", publicado en "Itinéraires" (número de mayo de 1962), y firmado por el Revmo. Frei R. Th. Calmel, O. P.

"Pensemos por ejemplo en el director de un periódico que utiliza el nombre de católico. Puede insinuar, e incluso enseñar con cautela, que el comunismo ofrece ventajas reales para la civilización y para la Iglesia. Su periódico se vende en las puertas de las iglesias, e incluso a veces dentro de ellas. No faltan eclesiásticos de todos los hábitos para demostrar que este director no ha traspasado la frontera —bastante amplia, por cierto, de cierto lado— de lo que se llama libre elección en lo temporal. — Consideremos una escritora cuyas costumbres privadas son repugnantes e incluso contra natura. Se jacta de ello en sus libros, y obtiene dinero y renombre de esta exhibición. No faltan los periodistas cristianos que explican en una publicación que se vende a las puertas de las iglesias, e incluso a veces dentro de ellas, que esta escritora representa el tipo ideal de la "mujer fuerte sin Evangelio". Eclesiásticos de diversas obediencias consagran estudios serios y eruditos a Mme. de Beauvoir, observando un perfecto silencio sobre sus torpezas."

"Tomemos ahora a un laico cristiano, responsable de una modesta hoja mensual. Presenta allí, de manera sistemática, los textos de la enseñanza oficial de la Iglesia de Cristo sobre la familia, el trabajo, la propiedad privada, los cuerpos intermedios, las comunidades locales, todo lo que, en una palabra, constituye el tejido de la vida de un laico. Su texto es aprobado por la censura canónica; su hoja no se pone a la venta en las puertas de las iglesias, y menos aún dentro de ellas; se limita a invitar a sus amigos a reunirse una o dos veces por semana y a tomar la revista como base de una instrucción cívica cristiana. Además, pide a sus amigos (y consigue que se ajusten a estas directrices) que su grupo de estudio esté abierto a cuantos quieran acercarse a él, así como que limiten sus discusiones al texto de la propia revista, sin desviarse hacia el comentario de la actualidad política. En una palabra, nuestro laico organiza de manera prudente, abierta, cordial, el estudio y la difusión de los principios del derecho natural (de ese derecho natural que la Iglesia ha hecho suyo, consagrado, iluminado y elevado). Pues bien, por haber hecho esto, se le hace acreedor a amonestaciones, requisas, denuncias ante la Jerarquía Eclesiástica. Algunos periódicos, y no sólo los comunistas, ponen el grito en el cielo contra esta organización de estudios sociales cristianos. Un sacerdote de la Compañía de Jesús publica en una buena editorial —la editora Buena Prensa (Bonne Presse)— una exposición hábil en insinuar, y después de haber dirigido a nuestros laicos cristianos "siete interrogaciones mayores" (como dice el sacerdote), en torno a las cuales "podrían gravitar fácilmente otras mil interrogaciones satélite", da a entender, en conclusión, que esta organización de estudio y difusión podría ser "a menudo el refugio de un catolicismo ciertamente lleno de celo, pero más bien pobre e ingenuo, siempre bajo la amenaza de desnaturalizarse, por su incompetencia teológica, en un integrismo inconsciente" (el texto del P. de Soras, S. J., se reproduce íntegramente en el n.º 129, de marzo de 1961, de "Verbe" ). Amigos de la “Cité Catholique”, estais bien servidos".

¿Por qué se distingue a estos hombres con este trato de favor? "Témoignage Chrétien" se sigue vendiendo en la puerta de las iglesias; ¿es tan brillante la competencia teológica de su director? ¿Están sus consideraciones normalmente en armonía con la doctrina social de la Iglesia?

 ¿Cómo es que ningún religioso se ha levantado todavía para "dar testimonio de un malestar" con respecto al "Témoignage Chrétien"? Y la competencia teológica del director de "Informations Catholiques Internationales": ¿cómo es que nunca se ha cuestionado? ¿Por qué el doble rasero? ¿Por qué el laico que funda grupos de trabajo para conocer y dar a conocer, por ejemplo, la sana doctrina sobre la familia se ve tratado como un pobre imbécil (y peligroso, además), mientras que al laico que ensalza la grandeza, la virtud y la limpieza de la siniestra Madame de Beauvoir se le vende su publicación a la puerta de las iglesias?"

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