Plinio Corrêa de Oliveira

AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES

Tempora mutantur...

 

"Catolicismo N.º 134" - Febrero de 1962

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Un salón magnífico: dimensiones imponentes, cuadros, espejos, alfombras, decoraciones de gran valor y verdadera distinción. Los personajes están dispuestos de tal manera que dan a esta reunión una gran solemnidad.

¿De qué se trata? ¿Un congreso diplomático de importancia internacional? ¿Una reunión del Consejo de algún monarca? ¿La sesión de una ilustre Academia literaria? No. Es la asamblea del Banco de Francia en 1846. Algo, pues, mucho más prosaico, por su esencia económica, que una reunión diplomática, política o intelectual de alto nivel.

Pero... en 1846, hace exactamente 116 años, la Revolución estaba muy retrasada. Y no había eliminado en las mentes la noción de que todas las actividades humanas de alguna importancia debían estar revestidas de una distinción, de un decoro que, en última instancia, es una expresión de la propia dignidad del hombre.

En 1846, incluso las reuniones de carácter meramente económico tenían, cuando eran de alto nivel, un tono noble, elevado y distinguido. En 1962, incluso las reuniones al más alto nivel político tienen una trivialidad "comercial" que no pocas veces desciende al género tabernario. ¿Hay, por ejemplo, algo más trivial en toda su fisonomía, en su atmósfera, en su tono, que la ONU? Eso cuando no presenta aspectos tabernarios, como cuando, en plena sesión, el histriónico Kruchev inauguró el nuevo estilo soviético de expresar desacuerdo, dando un fuerte puñetazo en la mesa.

"Tempora mutantur"... 

"Galerie Dorée" del Banco de Francia, en vista actual

Traduzido con auxílio de www.DeepL.com/Translator (free version)