Plinio Corrêa de Oliveira

AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES

Rejoneo:

la belleza y alegría en el riesgo

 "Catolicismo" Nº 815 - Noviembre de 2018 [1]

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Las palabras “Revolución” y “Contra-Revolución”, son aquí empleadas en el sentido que se les da en el libro “Revolución y Contra-Revolución”, cuya primera edición apareció publicada en el número 100 de la revista “Catolicismo”, en abril de 1959.

 

Observando esta imagen, la primera impresión que se tiene es del riesgo en la marcha del caballo y jinete ante el peligro. Hay un gusto, una especie de alegría y euforia, en la persona que se lanza dentro del riesgo.

Se tiene la impresión de que el riesgo produce psicológicamente, en el caballo y en el caballero, una bocanada de aire fresco y agradable. Cabalgar dentro del riesgo y del imprevisto, improvisando las reacciones necesarias, ora avanzando, ora retrocediendo, y tomando diversas actitudes de acuerdo con ciertas reglas marcadas, es en lo que consiste la belleza del rejoneo, que es una corrida de toros a caballo. En esas circunstancias el caballo debe correr espléndidamente y avanzar con paso elegante y audaz. Merecía llamarse relámpago o chispa.

El animal actúa por instinto, pero se diría que ese caballo tiene una noción raciocinada de lo que está ocurriendo, y le parece una verdadera belleza lanzarse al frente y raspar el peligro. Se tiene la impresión del bienestar del caballo en el momento en que el toro avanza contra él. Roza el peligro, pero sale con elegancia, como si dijese: toro, no eres más que un toro, yo soy superior, soy un caballo, soy elegancia, fuerza y garbo. Tu eres masa bruta, eres mera fuerza. Y por causa de eso yo puedo rozarme en ti, puedo hasta permitir que tu cuerno me arañe para tener la alegría de pasar ante el peligro saliendo victorioso. Tu eres sólo una almohada en la que se clavan las banderillas.

*   *   *

Reacciones así recuerdan las reacciones del espíritu humano. Colocados ante el peligro en varias circunstancias de la vida, algunos hombres tienen actitudes como esas. No es sólo en el peligro de muerte, sino también en el peligro que se corre en una argumentación, en una jugada política o en una maniobra arriesgada. Hay hombres que reaccionan así.

Agrada ver en el toro su fuerza, pero él sólo tiene la fuerza bruta, no tiene expresión, no tiene nada de "humano" en su actitud. En el caballo hay algo que recuerda las reacciones humanas y por sus actitudes parece trascender de la mera condición de bicho, entrando un poco en el reino de los hombres.

 


NOTAS

[1] Excerpta de conferencia del Prof. Plinio a socios y cooperantes de la TFP en 16 de septiembre de 1989. La transcripción no fué revista por el autor. Publicada en "Catolicismo" N° 815 de Noviembre de 2018. Traducción al español por D. Ignacio Porta.