Observando esta imagen, la primera impresión que se
tiene es del riesgo en la marcha del caballo y
jinete ante el peligro. Hay un gusto, una especie de
alegría y euforia, en la persona que se lanza dentro
del riesgo.
Se tiene la impresión de que el riesgo produce
psicológicamente, en el caballo y en el caballero,
una bocanada de aire fresco y agradable. Cabalgar
dentro del riesgo y del imprevisto, improvisando las
reacciones necesarias, ora avanzando, ora
retrocediendo, y tomando diversas actitudes de
acuerdo con ciertas reglas marcadas, es en lo que
consiste la belleza del rejoneo, que es una corrida
de toros a caballo. En esas circunstancias el
caballo debe correr espléndidamente y avanzar con
paso elegante y audaz. Merecía llamarse relámpago o
chispa.
El animal actúa por instinto, pero se diría que ese
caballo tiene una noción raciocinada de lo que está
ocurriendo, y le parece una verdadera belleza
lanzarse al frente y raspar el peligro. Se tiene la
impresión del bienestar del caballo en el momento en
que el toro avanza contra él. Roza el peligro, pero
sale con elegancia, como si dijese: toro, no eres
más que un toro, yo soy superior, soy un caballo,
soy elegancia, fuerza y garbo. Tu eres masa bruta,
eres mera fuerza. Y por causa de eso yo puedo
rozarme en ti, puedo hasta permitir que tu cuerno me
arañe para tener la alegría de pasar ante el peligro
saliendo victorioso. Tu eres sólo una almohada en la
que se clavan las banderillas.
* * *
Reacciones así recuerdan las reacciones del espíritu
humano. Colocados ante el peligro en varias
circunstancias de la vida, algunos hombres tienen
actitudes como esas. No es sólo en el peligro de
muerte, sino también en el peligro que se corre en
una argumentación, en una jugada política o en una
maniobra arriesgada. Hay hombres que reaccionan así.
Agrada ver en el toro su fuerza, pero él sólo tiene
la fuerza bruta, no tiene expresión, no tiene nada
de "humano" en su actitud. En el caballo hay algo
que recuerda las reacciones humanas y por sus
actitudes parece trascender de la mera condición de
bicho, entrando un poco en el reino de los hombres.
NOTAS
[1]
Excerpta
de conferencia del Prof. Plinio a socios y
cooperantes de la TFP en 16 de septiembre de 1989.
La transcripción no fué revista por el autor.
Publicada en "Catolicismo"
N° 815 de Noviembre de 2018. Traducción
al español por
D. Ignacio Porta. |