Mensaje de protesta

 

al Parlamento Europeo

 

 

 

 

 

 

Sociedad Española de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP-Covadonga), Madrid

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Las Sociedades de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP) de España y Portugal manifiestan al Parlamento Europeo su indignada protesta por la reciente resolución “a favor de los homosexuales en la Comunidad Europea”, que reivindica para ellos “todos los derechos y ventajas del matrimonio”.

 

EL PASADO DíA 8 de febrero, el Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo adoptó la resolución A3-0028/94, dirigida a la Comisión de las Comunidades, al Consejo de Europa, a los Gobiernos y a los Parlamentos de los Estados miembros, por la cual pide a estos últimos que aseguren a las uniones constituidas por homosexuales o lesbianas, el conjunto de derechos y ventajas del matrimonio, incluyendo el derecho de adoptar y educar niños.

Además, tan desconcertante resolución "pide a los Estados miembros que supriman todas las disposiciones jurídicas que discriminan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo”. Y va más lejos, recomendando a los mismos Estados "que adopten medidas para asegurar el acceso a subsídios nacionales para las organizaciones sociales y culturales de mujeres y de hombres homosexuales, en las mismas condiciones de las otras organizaciones sociales y culturales”. 

“Pecado que clama venganza al Cielo”

Pocas medidas son tan indicativas de la espantosa decadencia moral en la que se dejó precipitar el mundo contemporáneo, como la promoción pública y la consecuente generalización de la homosexualidad.

Exceptuando las épocas de gran decadencia social de los pueblos como, por ejemplo, el periodo final del Imperio Romano (1) las sociedades civilizadas siempre consideraron con la mayor repulsa las relaciones entre personas del mismo sexo.

En efecto, tales relaciones afrentan la propia naturaleza y agreden la conciencia recta de cualquier persona bien formada.

Precisamente por violar el orden de la naturaleza, la Santa Iglesia califica a la homosexualidad como "un pecado gravísimo”, que por ser un pecado de gravedad absolutamente peculiar, se incluye entre los pecados que "claman venganza al Cielo”.

Cumple recordar aquí las razones por las cuales la Iglesia Católica condena tan severamente la unión homosexual. El fin natural del acto sexual  consiste en el nacimiento y en la educación de una prole. Como aquella unión se realiza entre personas del mismo sexo, no tiene condiciones de generar nuevas vidas; así, ella es practicada contra la naturaleza y, por este motivo, la doctrina católica la califica como “un vicio contra la naturaleza que revela la mayor perversidad por su deformidad e indecencia” (2).

El pecado contra la naturaleza atrae la cólera de Dios. Fue este mismo pecado que determinó que la Justicia Divina castigase, con fulminante y aplastante indignación, a las ciudades de Sodoma y Gomorra, haciendo bajar sobre ellas el fuego del Cielo, del que nos habla la Sagrada Escritura. Ciudades cuyas ruinas los arqueólogos descubren bajo las aguas del Mar Muerto, siendo que “el asfalto que sobrenada en aquel lago, el betún, y el azufre que se encuentran en sus orillas, la esterilidad del suelo y su color de ceniza, la amargura y pesadez de sus aguas y los vapores que arrojan, están todavia atestiguando la verdad del hecho a los ojos de los naturalistas. En sus aguas no vive pez alguno, ni animales en sus riberas, ni por encima de él cruzan aves, manifestando con estas y otras muchas señales el terrible efecto de la cólera Divina" (3).

Ahora bien, fue este pecado contra la naturaleza, precisamente éste, el que acaba de recibir un estímulo increíblemente audaz y al mismo tiempo repugnante, por parte de una de las instituciones más representativas del mundo, es decir, el Parlamento Europeo, el cual pidió a todos los Gobiernos y Parlamentos de los Estados miembros que aprobasen una radical equiparación entre el matrimonio, en el sentido auténtico de la palabra, y esa torpe e infame unión entre personas del mismo sexo.

Evidentemente, si esta resolución es adoptada por los Estados miembros de la Comunidad Europea, queda abierto el camino para que el Parlamento Europeo pase a promover y estimular su adopción por los Estados de todo el mundo. De manera que esta resolución, que ultraja gravemente a Dios Nuestro Señor, tenderá a alcanzar a toda la Humanidad, atrayendo sobre ella el tremendo castigo que cayó sobre Sodoma y Gomorra. 

El Papa condena la resolucion del Parlamento Europeo

La mencionanda resolución, que tuvo divulgación mundial, fue censurada sin ambages por el Papa Juan Pablo II, en su alocución a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para el rezo del Angelus el día 23 de febrero pasado. 

Unísono grito de protesta de las TFPs ibéricas

España y Portugal tienen un largo pasado de cooperación, ora espontáneo, ora planeado, en obras de envergadura histórica sin par y que hacen de la Penísula Ibérica, en una vista de conjunto, una de las mayores palancas del progreso y de la victoria de la Cristiandad.

La Reconquista contra los moros, las navegaciones, la gigantesca obra evangelizadora y civilizadora ultra marina, constituyen empresas de un valor que supera “las de Alejandro y de Trajano" (4) y que da un sentido pleno a la colaboración de ambos países en los momentos tormentosos de la Historia. Y por eso mismo las TFPs de Portugal y de España se presentan juntas en este momento, ante el Parlamento Europeo, para expresar en una voz unísona, sus sentimientos de disconformidad, de protesta y de indignación, que el carácter católico de ambos pueblos resalta todavía más.

En el momento en que la Península Ibérica, como toda Europa, se encuentra expuesta a tantos peligros –como, por ejemplo, el creciente caos que de un día para otro puede transponer los límites indecisos y conflictivos de la antigua Unión Soviética y de sus satélites, enviando al Occidente migraciones incalculables de masas eslavas, que se sumarán a la progresiva migración musulmana, que exige en Europa todos los privilegios que gozan los del propio país, mientras que en sus países de origen los católicos son perseguidos y martirizados-  ¿añadìremos, ahora, la grave amenaza que supondrá la aprobación de un proyecto tan cargado de pecados como éste? ¿No se estará formando un auténtico cinturón de muerte en torno de nuestra vieja, noble y querida Europa?

A los pies de la Inmaculada Concepción, excelsa Patrona y Reina de nuestras naciones, que en las montañas de Covadonga comenzó la gloriosa liberación de la Península Ibérica y que en Fátima vino a anunciar el triunfo glorioso de su Inmaculado Corazón, imploramos su intercesión para que no permita que sea aceptada por los Parlamentos de las varias naciones de nuestro Continente la espantosa sugerencia del Parlamento Europeo.

Madrid, 7 de junio de 1994


Notas:

(1) Rom I, 24-32

(2) Diccionario de Ciencias Eclesiásticas, pag. 509, P. Alonso Perujo y P. Pérez Angulo,

Tomo IX, Barcelona.

(3) Idem

(4) Luis de Camoens.


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