La TFP pide a la derecha que no cierre los ojos…
La
Democracia Cristiana prolonga en el Chile de hoy el espíritu Girondino de
1789 y el Frei-Kerenskismo de 1964:
Publicado en “El Mercurio” y “La Tercera”, 9 de abril de 1989 |
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VER: Un documento que todos los chilenos deben leer, para no olvidar y jamás reincidir. Este manifiesto no pretende resolver todo, sino despertar de la apatía y de la inhibición a los anticomunistas. JUZGAR: Así la opinión pública verá que está siendo dirigida por un falso consenso, orquestado por la izquierda y con máscara de centrismo. ACTUAR: Y cuando vea, tendrá los bríos para manifestarse decidida y claramente contraria al comunismo y al socialismo y sacudirse de una futura dictadura psicológica instaurada por aquellos que se erigen en autores del consenso. * * * La Sociedad Chilena de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad -TFP- estima oportuno hacer llegar a la opinión pública algunas consideraciones básicas que le sugiere el incierto panorama político nacional, ya marcado por la perspectiva de la decisiva elección presidencial de diciembre próximo. Lo hace desde el prisma extrapartidista que le es propio, como entidad cívico cultural dedicada a la defensa de los principios fundamentales de la civilización cristiana. I - El anticomunismo militante: presente en la platea, ausente en el escenario Llama la atención en este momento pre-electoral el lento pero efectivo deslizarse del panorama político en dirección a la izquierda. Fenómeno, por ahora, circunscripto al nivel de dirigentes partidistas. En la derecha parece primar la desunión. Numerosos de sus dirigentes rivalizan en desdibujar sus posiciones ideológicas para mostrarse unos más centristas que los otros. Y, en el centro, muchos quieren ahora estrechar vínculos con los de centro-izquierda. Estos últimos, a pesar de sus vagas promesas de respeto al modelo económico vigente, son pertinaces en dejar abierto un fangoso terreno de colaboración con las corrientes marxistas, por entre las que ya asoman las primeras cabezas comunistas. Nadie quiere, sin embargo, ser tenido por favorecedor del comunismo... pero, sobre todo, nadie quiere proclamarse enfáticamente anticomunista. En el escenario político del Chile que resurgió de las ruinas socialo-comunistas, el gran ausente es... el anticomunismo doctrinario y militante. ¿Qué ha sucedido? 1) El respeto humano de no ser centrista El ambiente politico es recorrido actualmente por diversos eslóganes "centristas”... De un falso centrismo que actúa como un mecanismo de atracción de la derecha o del centrocentro hacia alguna forma de colaboración con la izquierda que, como siempre ocurre, a la larga beneficia a la extrema izquierda. Tal propaganda pseudocentrista, con amplio eco en los medios de comunicación social, viene produciendo en los dirigentes políticos no socialistas, una especie de respeto humano que los induce a tomar aires pragmáticos y a no declararse, desde el inicio, partidarios de principios definidos. Más aún, los ha hecho creer en el mito de que la mayoría de los chilenos seria, en el fondo, simpatizante de posiciones izquierdistas, un izquierdismo tal vez vago y moderado, pero izquierdismo al fin y al cabo... 2) La moda del desprecio por las cuestiones ideológicas Otro elemento distorsionador del panorama político en los sectores de derecha y de centrocentro es una tendencia -acentuada por el encandilamiento que producen el bienestar económico y el avance tecnológico- a considerar que las cuestiones ideológicas no tienen mayor importancia y, por lo tanto no deben figurar en el debate político. Muchos dirigentes centro-derechistas proyectan esa tendencia pragmática en la imagen que se hacen del electorado y, en consecuencia, piensan que si adoptan definiciones claras en el ámbito ideológico serán rechazados por las mayorías. Cometen con esto un nuevo error, porque las cuestiones políticas sólo son capaces de galvanizar y consolidar corrientes de opinión fuertes e influyentes cuando suben a la zona de las grandes ideas y de los pricipios morales definidos. Este doble estrabismo politico ha tenido como consecuencia lamentable que el anticomunismo militante y el asumir claro y definido de la defensa de los auténticos principios de la civilización cristiana estén saliendo del escenario politico cuando son abundantes en la platea… Pinche en la imagen para ampliarla II - La DC, esa maquina girondina fabricante de Kerenskys La resultante más reciente de este lento deslizarse del panorama político-partidista hacia la izquierda es la tendencia que ya manifiestan publicamente algunas personalidades de la derecha en el sentido de buscar una aproximación con la Democracia Cristiana. 1) El futuro: ¿Una centro-derecha del brazo de la Democracia Cristiana? Conviene detenerse en esta posibilidad que, conforme se mantenga la actual desunión y desconcierto de la derecha, podria transformarse en pivote de la politica nacional que haga rotar en breve el panorama ideológico hacia nuevas formas más o menos encubiertas de socialismo. a) Las ilusiones centro-derechistas En favor de esta aproximación Derecha-DC sus promotores han lanzado algunos primeros argumentos: estaría habiendo una evolución en la DC y algunos sectores más moderados serían ya francos partidarios de la economía social de mercado. La propia elección de Aylwin como candidato presidencial democratacristiano indicaria la derrota de los sectores más izquierdistas del Partido. Por otro lado, últimamente se han manifestado algunos vinculos de confratemización entre democratacristianos chilenos y alemanes, lo cual podría representar una influencia conservadora de estos últimos sobre sus correligionarios nacionales. En sentido análogo, se citan los lazos de amistad que existen entre el PDC chileno y el gobierno republicano de los EE.UU. que apoyó, incluso financieramente, la campaña democratacristiana por el NO. b) Una realidad histórica que no permite engaños Estas visualizaciones no parecen tener en la debida cuenta la realidad histórica básica de que la Democracia Cristiana Chilena no es asimilable a la Democracia Cristiana Alemana, ni en su origen ni en su trayectoria hasta nuestros días. Ella nació de núcleos de "izquierda católica"; apoyó al Frente Popular de Pedro Aguirre Cerda: favoreció la legalización del Partido Comunista; siempre se movió programáticamente en el ámbito de una ambigua tercera posición entre capitalismo y comunismo, que llegó a ser oficialmente definida como "socialismo comunitario"; durante el gobiemo Frei se mostró inequívocamente socialista y confìscatoria en la malhadada Reforma Agraria; y dio el triunfo en el Congreso Pleno a Salvador Allende. El presidente demócrata cristiano se transformó en el “Kerensky chileno" La posición de la DC durante el gobierno de Allende, así lo explica hoy el propio presidente del partido -y su candidato presidencial- Patricio Aylwin: "No nos opusimos al Gobiemo de la UP porque iba a hacer reformas económico-sociales contra el régimen capitalista, sino porque entrañaba una amenaza contra la democracia (...)". Y mirando al futuro, el presidente de la DC anuncia: "si me preguntan qué es lo que anhelo yo como ideal para gobemar a Chile (...) no titubearía en decir que una gran alianza demócrata-socialista" ("El camino DC", discurso-programa ante el Congreso que lo eligió presidente del partido, in “Política y Espiritu", septiembre 1987). Durante el gobiemo del Presidente Pinochet, la DC se ha mantenido alimentando esa estrecha alianza con las izquierdas laicas y marxistas, las que hoy ya incluyen - a través del partido PAlS- a representantes abiertamente comunistas. c) Por detrás de los vaivenes, la coherencia pro-izquierdista de la DC Entre las acusaciones que pueden hacerse a la DC chilena no está, pues, la de ser un partido de meros oportunistas. Hay en toda esa trayectoria, dentro de sus variaciones, una línea fundamental de coherencia, que la ha hecho funcionar invariablemente como una máquina política centro-izquierdista favorecedora de la izquierda y de las transformaciones estructurales de sentido socialista. No serán las ventajas que acaso obtenga de eventuales relaciones con democratacristianos alemanes que la harán cambiar de orientación en esta línea básica. No le faltaría a sus políticos habilidad latina como para sortear las hipotéticas presiones que, en un momento dado, vinieran a efectuar sus correligionarios germánicos. Si aún hubieran dudas, sirva de ejemplo la vinculación bastante más estrecha entre instituciones alemanas y la “izquierda católica" de países latinoamericanos en el campo eclesiástico donde la ayuda financiera alemana es decisiva. Es el caso de cuantiosas donaciones otorgadas por la institución "Misereor" y otros organismos católicos alemanes, donde hay frecuentes denuncias de que el dinero está siendo utilizado para promover la revolución social, lo que ocasiona malestar e interferencias de parte de sectores conservadores que participan de esos organismos de ayuda alemanes. Pero no pasan de tensiones transitorias y la ayuda continúa a fluir de igual forma. Es decir, la influencia moderadora de los alemanes no ha tenido allí, donde puede ejercerse más intensamente, ningún efecto ponderable.
La autogestión compulsoria constituye la aplicación de los princípios de la Revolución Francesa en el ámbito de la empresa 2) La índole “girondina" de la DC En suma, si tomamos las categorías de aquella inagotable fuente de parábolas político-ideológicas que es la Revolución Francesa de 1789 -ahora en que se cumple su bicentenario- puede decirse: la DC chilena es una organización de índole girondina, un partido de ideología intermediaria que atrae a la derecha y al centro hacia la izquierda (*). Como la Gironda, entre choques y colaboraciones, la DC prepara en definitiva el advenimiento del partido jacobino, o sea, de la extrema izquierda. El girondinismo de la DC es ademas una necesidad táctica: la de no romper con el clero pro-izquierdista que controla su electorado. Si por su ideología la DC se sitúa en una posición girondina, en ella también se ubica por absoluta necesidad operacional de no entrar en choque con la fuerza moral de mayor peso en la promoción del “izquierdismo católico": la mayoría del Episcopado. Para mejor comprender esta realidad: imagínese, por hipótesis, que un día la DC resolviera renunciar oficialmente al calificativo '“cristiano". ¿Cuál sería el resultado? Su inmediato, y tal vez irreparable, colapso electoral. Si esto indica por sí solo cuánto debe dicho partido al apoyo de los electores católicos que ingenuamente lo respaldan, muestra también cuánto le es necesario no desacreditarse ante los prelados capaces de influenciar decisivamente a esos electores. En otras palabras, la DC no tiene condiciones de pesar en la balanza política a no ser marchando en el mismo rumbo en que avanzan las figuras eclesiásticas favorecedoras de la izquierda, en cuya vanguardia va toda la estructura de teólogos de la Liberación, organismos de "pastoral popular" y sus comunidades de base. * * * Todo ello muestra la vacuidad de cualquier estrategia de centro-derecha que tenga por base explotar las posibilidades de combinación estable con la DC. Esta podrá metamorfosearse, pero no perderá su identidad ideológica: podrá girar conforme a conveniencias políticas de momento, pero lo hará siempre en torno de un eje pro-izquierdista fijo. Los dirigentes de centro-derecha que aspiren a concretar acuerdos con la DC, cuentan, pues, con esta posición giratoria, pero no con la hipótesis de una dislocación demócrata cristiana hacia una autenticidad centrista. Sería un lamentable equivoco. Nadie niega, es claro, que combinaciones pasajeras, sobre temas muy circunscritos y definidos entre partidos de centro-derecha y la DC, sean cabibles. Pero pensar transformarse en compañeros de ruta en cualquier etapa de un viaje politico, constituye una temeridad. Si como resultado de la desunión y de las vacilaciones ideológicas de la derecha, la democriacia cristiana llega a instalar nuevamente en la presidencia de Chile un hombre de sus filas, tengan bien presente que estará instalando un nuevo Kerensky. Pues, inclusive cuando el político en cuestión no lo sea de suyo, acabará actuando como tal por la presión de la máquina “girondo-kerenskiana" que dicho partido es esencialmente. El futuro dirá si en esta encrucijada Chile caminó con paso firme y sereno hacia el sabio aprovechamiento de las nuevas posibilidades de grandeza cristiana que se abren delante suyo, o si esta oportunidad histórica se frustró en las manos de dirigentes políticos pusilánimes que sucumbieron a la tentación de la ambigüedad y del compromiso ideológico. Quiera la Virgen del Carmen, Reina y Patrona de Chile, darle las gracias de lucidez y coraje para que estén a la altura del desafío que le corresponde enfrentar. Pinche en el dibujo para ampliarlo (*) Como es sabido, durante la Revolución Francesa de 1789, el partido de los girondinos o de la gironda -nombre dado por la provincia de donde provenía la mayor parte de sus lideres- surge en 1791 como una fracción revolucionaria moderada constituida por una burguesía partidaria de la extinción incruenta del antiguo regimen monárquico. No obstante el hecho de que sus diputados, alcanzaron la mayoría de la Asamblea Legislativa de octubre de ese año y se jactaron que la Revolución se detendria con ellos, su acción sólo sirvió para neutralizar la reacción monárquica y preparar el advenimiento de la etapa jacobina, que llegó a tener aspectos comunistas durante el Terror (1793-1794). De esta forma pasaron a ser símbolo de todas las corrientes ideológicas centro izquierdistas, tributarias de las extremas izquierdistas a las cuales exteriormente combaten pero secretamente admiran. La situación se repitió prototipicamente en 1917 en Rusia. La caída del zarismo se debió a la acción de una burguesía con espíritu girondino que generó al socialista Kerensky, para entregar el poder en manos del comunista Lenin. RICARDO DEL CAMPO BESA FELIPE LECAROS CONCHA Secretario de Prensa Director SOCIEDAD CHILENA DE DEFENSA DE LA TRADICION, FAMILIA Y PROPIEDAD (TFP) Avda. Holanda 1403 - Santiago Fonos 461021- 2255990. Avda. Picarte 2191 - Valdivia - Fono 214704. Nota: Para profundizar el asunto, lea CHILE: En una lucha ideológica paradigmática, surge y se proyecta hacia el futuro la leyenda de la TFP y también 1967/1974 - De Frei a Allende, la TFP chilena y sus cohermanas ante el crepúsculo artificial de Chile. |