Plinio Corrêa de Oliveira
La apertura ¿una charada?
"Última Hora", Rio de Janeiro, 25-5-1983 |
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Estamos bajo el signo de la apertura. La afirmación pomposa ha sido repetida mil veces por políticos y por no pocos órganos de comunicación social. ¿Pero apertura en relación a quién? En relación a las izquierdas, inclusive las de mayor arrojo (vocablo optimista que empleo "pro bono pacis"). Sin embargo, la apertura no puede constituir a las izquierdas en una casta privilegiada de la Nación, de suerte que tan solo para ellas exista. Ante todo, la política "aperturista" debe beneficiar a las camadas apolíticas y profundas del pueblo brasilero. Estas, que constituyen la inmensa mayoría de la Nación proclamada soberana por nuestra Constitución. Si no hay apertura para el Soberano, ¿qué clase de soberano es éste? Ahora bien, no hay nada más justo que desear que la Nación apolítica conozca las razones de los actos gubernamentales. Y a ningún pedido emanado de la población deben responder las autoridades con mayor solicitud que al del esclarecimiento acerca de sus actos. Yo estaba, pues, en mi derecho de suponer que el Presidente Figueiredo y el ministro Abi Ackel responderían con solicitud gentil y apresurada al siguiente télex que a ambos les envié sobre el extraño proyecto de ley de Uso del Suelo Urbano:
No guardaba dudas en cuanto al resultado final. Pues forma parte de los hábitos de las autoridades contemporáneas jactarse de no dejar sin respuesta ni la más insignificante de las cartas que les lleguen de cualquier camada popular. Y solidarizarse con fervor, por ejemplo, con cualquier entidad suburbana que les comunique la inauguración en su sede de un club de foot-ball, una pista de baile, etc. Hubiese sido natural que no hubiera existido de su parte la menor demora en responder a un pedido tan justo de la TFP: la entidad privada que alcanzó (que yo sepa) más irradiación en el exterior a lo largo de nuestra historia. Recibí, en efecto, dos respuestas. Del ministro Abi Ackel. Esta, fría como un helado: "Acuso recibo télex V.S. relativo proyecto de Ley de Uso del Suelo Urbano". Del Presidente Figueiredo otra, más helada aún, el silencio total. Obviamente, mi pedido cordial, atento y sensato no causó agrado. Pero ¿por qué? ¿Según esos ilustres personajes, el pueblo brasilero debe asistir, desinformado y confundido, a esta primera embestida contra nuestra multisecular estructura socio-económica? ¿Y aplaudirla sin conocer los motivos? ¿Es esto apertura? ¿Apertura para las izquierdas, y no apertura para todo el Brasil? En este caso, una apertura tal me parece una charada incomprensible. Y no me queda más que exclamar, perplejo, en mi puesto, ¡oh apertura! |