Plinio Corrêa de Oliveira

 

La apertura ¿una charada?

 

 

"Última Hora", Rio de Janeiro, 25-5-1983

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Estamos bajo el signo de la apertura. La afirmación pomposa ha sido repetida mil veces por políticos y por no pocos órganos de comunicación social.

¿Pero apertura en relación a quién? En relación a las izquierdas, inclusive las de mayor arrojo (vocablo optimista que empleo "pro bono pacis").

Sin embargo, la apertura no puede constituir a las izquierdas en una casta privilegiada de la Nación, de suerte que tan solo para ellas exista. Ante todo, la política "aperturista" debe beneficiar a las camadas apolíticas y profundas del pueblo brasilero.

Estas, que constituyen la inmensa mayoría de la Nación proclamada soberana por nuestra Constitución. Si no hay apertura para el Soberano, ¿qué clase de soberano es éste?

Ahora bien, no hay nada más justo que desear que la Nación apolítica conozca las razones de los actos gubernamentales. Y a ningún pedido emanado de la población deben responder las autoridades con mayor solicitud que al del esclarecimiento acerca de sus actos.

Yo estaba, pues, en mi derecho de suponer que el Presidente Figueiredo y el ministro Abi Ackel responderían con solicitud gentil y apresurada al siguiente télex que a ambos les envié sobre el extraño proyecto de ley de Uso del Suelo Urbano:

"Profundamente preocupado con la eventualidad de la aprobación del proyecto de ley de uso del Suelo Urbano, remitido por V.E. al Congreso Nacional, pido a V.E. disponga las medidas necesarias para que sean ampliamente divulgadas, y con la mayor urgencia, todas las estadísticas y otras informaciones de que disponga el Poder Público sobre las llamadas tierras urbanas ociosas existentes en el País. O, en la carencia de todo ese material, al menos el concerniente a las ciudades de más de un millón de habitantes.

"En efecto, ante la ausencia de tales datos, el País no se encuentra ni está en condiciones de participar en el gran debate público que por cierto V.E. y el Congreso desean que acompañe, pari passu, las discusiones que en el Parlamento Nacional serán trabadas sobre la materia. Debate éste indispensable, asimismo, para que se aprecie de modo condicente con la índole democrática de las instituciones vigentes un proyecto de ley flagrantemente opuesto a la tradición jurídica de nuestro País y al espíritu cristiano de nuestro pueblo.

"A este último propósito, me permito destacar que el proyecto de Ley de Uso del Suelo Urbano atiende, por cierto, de modo bastante preciso, las reivindicaciones formuladas por la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil (CNBB) en 1982 en el documento "Suelo Urbano y acción pastoral".

"Sin embargo, sin perjuicio del acatamiento debido a la referida entidad, considero que gran número de católicos brasileños no ve en este, como así también en otros pronunciamientos socio-económicos de la misma, una conformidad total con el Magisterio Supremo y tradicional de la Santa Iglesia. Acerca de los fundamentos doctrinarios de esta posición, la TFP publicó diversas obras que nuestro Núcleo en Brasilia hará llegar a las manos de V.E. con la debida urgencia. Así, no suponga V.E, que el aplauso de la CNBB en favor del proyecto represente la unanimidad del apoyo de los católicos brasileros. Este hecho se pondrá en evidencia, sin duda, con toda claridad, en ocasión del gran debate público que se aproxima.

"En efecto, nuestro pueblo no dará su consenso a ese proyecto de ley sin analizar sus aspectos éticos, a los cuales nuestra opinión se honra de ser sensible. Y la controversia moral, con sus inseparables repercusiones religiosas, ocupará el lugar que le cabe dentro del debate.

"Presentados atentamente a V.E. el pedido y la consideración expresadas, la TFP se sirve de la ocasión para formular sus votos a Dios por la persona de V.E., por su Excma. Familia y por el cristiano acierto de las medidas que V.E. tome en el ejercicio de su alta magistratura, en bien del orden y de la grandeza de nuestro amado Brasil".

No guardaba dudas en cuanto al resultado final. Pues forma parte de los hábitos de las autoridades contemporáneas jactarse de no dejar sin respuesta ni la más insignificante de las cartas que les lleguen de cualquier camada popular. Y solidarizarse con fervor, por ejemplo, con cualquier entidad suburbana que les comunique la inauguración en su sede de un club de foot-ball, una pista de baile, etc. Hubiese sido natural que no hubiera existido de su parte la menor demora en responder a un pedido tan justo de la TFP: la entidad privada que alcanzó (que yo sepa) más irradiación en el exterior a lo largo de nuestra historia.

Recibí, en efecto, dos respuestas. Del ministro Abi Ackel. Esta, fría como un helado: "Acuso recibo télex V.S. relativo proyecto de Ley de Uso del Suelo Urbano". Del Presidente Figueiredo otra, más helada aún, el silencio total. Obviamente, mi pedido cordial, atento y sensato no causó agrado.

Pero ¿por qué? ¿Según esos ilustres personajes, el pueblo brasilero debe asistir, desinformado y confundido, a esta primera embestida contra nuestra multisecular estructura socio-económica? ¿Y aplaudirla sin conocer los motivos? ¿Es esto apertura? ¿Apertura para las izquierdas, y no apertura para todo el Brasil?

En este caso, una apertura tal me parece una charada incomprensible. Y no me queda más que exclamar, perplejo, en mi puesto, ¡oh apertura!


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