Plinio Corrêa de Oliveira
Lo que más me conmovió en Nuestra Señora
Conversación del 9-1-1982, extractos (*) |
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Lo que más me conmovió en primer lugar en Nuestra Señora, no fue tanto la santidad de Ella, sino que fue la compasión con que esa santidad miraba a quien no es santo. Es decir es la santidad virginal, regia, en fin todo lo demás que se pueda querer, nunca se dirá bastante de Ella. Es la compasión con que Ella miraba a quien no es santo, atendiendo, con pena, con deseo de ayudar, con una misericordia cuyo tamaño era el de las otras cualidades. Es decir inagotable, pacientísima, clementísima. Pronta a ayudar en cualquier momento de un modo inimaginable, sin tener nunca un suspiro de cansancio, de extenuación, de impaciencia. Siempre dispuesta, no sólo a repetirse a sí misma, sino a superase a sí misma. De manera que hecha tal misericordia y no correspondida, viene una misericordia aún mayor. Nuestros abismos nos van atrayendo a las peores profundidades, y cuanto más huimos de Ella, más las gracias de Ella se iluminan y se prolongan en nuestra dirección.
Una vez mirando una imagen de Nuestra Señora Auxiliadora (foto arriba, en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en San Pablo) tuve un conocimiento como que personal de esa misericordia insondable, de esa bondad que me envolvía totalmente, de modo que, incluso que yo quisiese huir o renegar, Ella me cogería de todos modos y me diría: “Hijo mío vuelva de nuevo”. Haciéndome entender la profundidad de esa misericordia, en primer lugar yo me quedé tranquilo para toda la vida. Por que sea como fuere y lo que fuere, una vez que nosotros los hombres estamos envueltos por esa misericordia podemos descansar, porque en el fondo, cualquiera que se vuelve hacia Ella, que no es brutalmente insensible con Ella, Ella acaba arreglando la situación, ayudando, etc. Y vean bien, una de las cosas que más me encantaron, es que vi que eso no era un privilegio para mí, que era la actitud de Ella hacia todos los hombres, hacia cualquiera que va por la calle. Es decir todos los hombres que existieron, existen y existirán. Para todos los pecadores que están llenando las calles, las avenidas, los autobuses, los automóviles. Para todos Ella es exactamente así. Ellos son los que la rechazan, pero Ella es así. Nuestra Señora tiene un amor tiernísimo incluso por los pecadores. Yo tengo mucha pena cuando veo una persona nerviosa, con problemas etc. y pienso: ¿Por qué yo no puedo comunicarle aquella especie de mirada que yo recibí de Nuestra Señora? Yo no sé expresar lo que fue. Ella es la misericordia insaciable, se multiplica, solícita, bondadosa, que toma nuestra dimensión, que se hace hasta menor que nosotros para cogernos, por pena de nosotros, etc. Algo que yo no sabría como decir… Pinche para oir la version original de esas palabras, dichas por el Prof. Plinio
(*) Traducidos y adaptados por Acción Familia (Santiago de Chile) |