Plinio Corrêa de Oliveira

 

 

¿Hacia donde?

 

 

 

 

 

Transcripto de la “Folha de S. Paulo”, del 8-4-1981

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Acabo de leer en los diarios que una lucha entre duros y “blandos” se libra dentro del PC polaco, a propósito de la proyectada huelga operaria. Estos últimos quieren hacer concesiones al sindicato libre Solidaridad, con la intención de ablandar el ánimo de los líderes de la huelga. Los primeros, esto es, los duros, sostienen que las concesiones jamás ablandarán el ánimo de organizaciones en ascensión, como es el caso de Solidaridad. Y que, por el contrario, ellas constituirían arriesgadas manifestaciones de debilidad.

Esta divergencia envuelve un alto aspecto teórico-práctico. Ella levanta principios de teoría de la acción, a propósito de los cuales los hombres se han dividido, en todos los tiempos y lugares, durante las más diversas luchas ideológicas y políticas.

Sin embargo, en este caso concreto, está en curso, más que un alto y atrayente problema estratégico, una comedia ridícula, una burla siniestra.

En efecto, hice referencia a los hombres: sí, excepción hecha de los comunistas-leninistas, que parecen seguir inflexiblemente, desde 1917 hasta nuestros días, un alternar  perfectamente estudiado de avances y retrocesos, de amenazas y sonrisas. En el fondo, su empeño invariable ha sido siempre decapitar al adversario. Si amenazan y avanzan, lo hacen con este objeto.

Si sonríen o conceden, también lo hacen con este n. Sólo utilizan las tácticas blandas para desnortear al adversario, para dividirlo, y así quitarle, lo más rápida y enteramente posible, sus medios de lucha.

Para los leninistas-comunistas, en última instancia, la distensión no es sino un artificio táctico. Es una forma de guerrear.

Es por esto que no creo en la autenticidad de las discusiones entre duros y “blandos” que estarían dándose en las reuniones de cúpula del PC polaco. Unos y otros son -por convicción o por interés- títeres del comunismo leninista instalado en Moscú. Si dejan filtrar para el público teorías de acción opuestas, ciertamente lo hacen con algún objetivo hipócrita, común a ambos.

Viendo que los duros acusan a los “blandos“ de ser infiltrados al servicio de Solidaridad, y que los blandos retrucan diciendo que los duros son infiltrados del PC ruso dentro del PC polaco, es imposible, a mi modo de ver, no desconfiar que estemos en presencia de un “show”  bien ensayado.

¿Pero cuál es la utilidad de tal “show”? -preguntará algún ingenuo.

La respuesta es simple. También en Solidaridad -dicen los diarios- existen los duros y los blandos.

Solidaridad no constituye sin embargo un bloque monolítico como el PC polaco. El está compuesto por grupos ideológicos y políticos distintos, a los cuales corresponden, naturalmente, posiciones temperamentales y tácticas de acción específicas. Frente a la alternativa de efectuar o no la huelga, es natural, y casi forzoso, que estén en desacuerdo entre sí. Sólo los une una común aversión al comunismo.

Ahora bien, el “show” comunista tiene una utilidad considerable.

En efecto, los blandos de Solidaridad -al menos en su mayoría- son blandos auténticos. Y como tales, tienen una cierta tendencia a creer en la sinceridad de sus adversarios. Claro está, no en la de los comunistas duros, acerca de los cuales todos detrás de la cortina de hierro tienen una experiencia horripilante, la cual no comporta ningún tipo de ilusiones.

Pero tienden a esperar algo, por lo menos, de los “blandos” del PC polaco. Entre blandos, de esperar a negociar hay sólo un paso. Y entre negociar y concluir sólo hay uno más. Y todo resulta tan fácil de combinar cuando ambos lados son blandos...

Así, en la mesa de negociaciones entre el PC polaco (del cual el gobierno de Varsovia no es más que un títere) y los representantes de Solidaridad, comienza a soplar un viento de concordia entre “blandos” y blandos.

¿Qué consecuencias esto puede traer? Los blandos de ambos lados dan la impresión de estar rebelándose contra los respectivos duros.

Pero ¡oh ilusión! Si los hechos caminan así, por detrás de las apariencias engañosas, habrá ocurrido algo muy diferente. Los “blandos” del PC son meros títeres de sus correligionarios duros. Ellos habrán pactado con los blandos de Solidaridad única y exclusivamente las concesiones que los duros del PC les hayan indicado.

¿Que concesiones? Las que fueren necesarias para abrir en las las de Solidaridad una sura profunda entre duros y blandos, para llevar a los blandos (siempre y en todo lugar mayoría, pues la Escritura dice que el número de los tontos es infinito) al control de Solidaridad, sustituyendo a los duros (siempre una minoría, pues es difícil, ingrato, penoso ser duro).

¿Qué habrán ganado los duros del PC con esta artimaña maquiavélica? Habran ganado aquello que resulta obvio. Cuando, entre dos grupos en lucha, uno comienza a  ser dirigido por los respectivos duros y otro por los respectivos blandos, todos los entrechoques pasan a ser los del recipiente de hierro contra la vasija de barro...

Tengamos el coraje de ver la realidad por entero. Para incentivar a los blandos de Solidaridad, debe haber dentro de este simpático movimiento, una esparsa y bien coordinada quinta columna comunista. Pues la línea de conducta del comunismo siempre ha sido la de reprimir por la fuerza a todos los movimientos que intenten articularse en su contra.

Mas por otro lado, cuando alguno de estos movimientos comienza a parecer durable y capaz de tornarse peligroso, el comunismo no se limita ya a combatirlo sumariamente desde fuera hacia dentro. Sin abandonar sus tácticas de fuerza, comenzará a usar también las de la inteligencia. Por ejemplo, intentará infiltrar al adversario con espías  y con “desviacionistas”. Para ser espía es preciso tener un cierto grado de inteligencia. Pero más aún para ser un “desviacionista”. La misión de este último consiste en infiltrarse hasta el centro mismo del partido adversario, sembrando factores de división, sugiriendo maniobras erradas, fomentando el desánimo producido por reveses. En una palabra, provocando la derrota.

Me estremezco, a propósito de Solidaridad, cuando pienso en esto. ¿No estará acaso el movimiento infiltrado por espías, por “desviacionistas”? ¿Qué daño le estarán causando?

¿Hacia dónde va todo esto conduciendo a Polonia y al mundo? Sí, al mundo. Porque en Polonia está siendo forjado un “modelo” que, antes mismo de ser definido y puesto a prueba, ya va siendo esperado con avidez por las izquierdas del mundo entero.

Nota: Los grifos son de éste sitio.


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