La TFP chilena ante la
Nunciatura Apostólica de esclarecimiento
Sociedad Cultural COVADONGA, Madrid, 1976 |
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Declaración de la Nunciatura Apostólica en Chile El libro titulado “La Iglesia del silencio en Chile” de cuya publicación se responsabiliza la “Sociedad Chilena de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad”, constituye una acusación grave contra la Jerarquía Episcopal de este País y contra la mayor parte de los Presbíteros y Religiosos que son sus colaboradores en las tareas propias de su ministerio. Es, además de una ofensa, un llamado a “resistir a sus enseñanzas y decisiones”, según se afirma explícitamente en las páginas de esta publicación. Como Representante del Papa en este País no puedo menos de rechazar con toda energía tan dolorosa acusación y condenar tan inadmisible invitación. A lo largo de más de cinco años de permanencia en Chile he podido admirar la generosidad y altura con que los Pastores de la Iglesia Católica, aun en medio de situaciones nada fáciles, han colocado, por encima de cualquier opción partidista, los intereses del evangelio y del reino de Dios. En la Exhortación que el Santo Padre dirigió el 8 de diciembre de 1974 al Episcopado, al Clero y a los Fieles de todo el mundo sobre la reconciliación dentro de la Iglesia se leen estas palabras: “La autoridad con que ellos (los Pastores) lo proponen (el evangelio) es vinculante, debido no a la aceptación por parte de los hombres, sino a que Cristo se la ha conferido. Por consiguiente, dado que quien los escucha o desprecia, escucha o desprecia a Cristo y a Aquel que lo ha enviado, el deber de obediencia de los fieles a la autoridad de los Pastores es exigencia ontológica del mismo ser cristiano”. No otro es igualmente el deber inculcado ya antes por el Concilio Vaticano II: “Los fieles, por su parte deben estar unidos a su Obispo como la Iglesia a Jesucristo, y como Jesucristo al Padre para que todas las cosas se armonicen en la unidad y crezcan para gloria de Dios.” Con toda el alma deploro la actitud de quienes mediante versiones parciales de documentos y de posturas pretenden separar a los fieles de la comunión con sus Obispos y Sacerdotes: la Virgen María les haga ver su error para que se reconcilien prontamente con las legitimas Autoridades de la Iglesia de Dios. Sotero Sanz, Nuncio Apostólico
La dignísima Nunciatura Apostólica ha difundido ampliamente, en el día de ayer, una nota acerca del libro “LA IGLESIA DEL SILENCIO EN CHILE - La TFP proclama la Verdad Entera”. Dada la alta respetabilidad de la Nunciatura Apostólica en cuanto representante de la Santa Sede ante el país, dirigimos sin mayor tardanza a Su Exc.a Rvma. Mons. Sotero Sanz Villalba, Nuncio Apostólico, quien firma la referida nota, las explicaciones que ésta exige de nuestra parte. Antes de así hacerlo, proclamamos -en toda la medida establecida por la doctrina y por las leyes de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana- nuestra entera y amorosa obediencia al Soberano Pontífice y nuestro profundo acatamiento a quien ejerce su representación entre nosotros. * * * El respeto a la autoridad es un deber. También lo es, máxime en circunstancias como la presente, la franqueza en relación a la misma autoridad. Comenzamos, pues, por expresar cuánto nos duele que, sin oírnos, sin amonestarnos previamente, Mons. Sotero Sanz salga a público para exponer de modo tan categórico -mejor aún diríamos rudo- su “rechazo con toda energía” y su condenación a la “inadmisible invitación” a resistir a autoridades eclesiásticas favorecedoras del comunismo, contenida en nuestro libro. Las puertas de la Nunciatura Apostólica, que recientemente se abrieron con tanto desvelo y cordialidad para asilar a elementos miristas [miembros del MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, n.d.c.], estuvieron cerradas para nosotros. Una vez más, lo deploramos. * * * Pasemos ahora a los hechos. El Señor Nuncio Apostólico ocupa casi toda la extensión de su comunicado en afirmar un principio que no negamos, sino que, por el contrario, amamos entrañablemente. Es el de la obediencia de los fieles a los Pastores de la Santa Iglesia. Empero, Su Exc.a pasa en silencio el punto neurálgico del libro. Citando a Santo Tomás de Aquino, doctores y canonistas de gran peso (“La Iglesia del Silencio en Chile”, págs. 386, 391-393), afirmamos que, cuando el Pastor se separa de su misión, enseñando u ordenando lo contrario de lo que la Iglesia enseña y ordena, la obediencia a la Santa Iglesia consiste en no seguir al Pastor desobediente. ¿Por qué no trató de ese punto el comunicado del Señor Nuncio, cuando es precisamente éste el punto en que basamos nuestra actitud? Perplejos, debemos decir que no encontramos respuesta para tal pregunta, la cual aquí depositamos en manos de Su Excelencia. * * * Y prosigamos. Los señores Arzobispos y Obispos chilenos, en su casi totalidad, y el clero, en su gran mayoría -¿actuaron en rumbo opuesto a su sublime misión, favoreciendo la ascensión del Presidente marxista, la aplicación de los falsos postulados marxistas en la vida política, social y económica del país, y prestigiando los restos destrozados del comunismo chileno? Para afirmarlo, publicamos un cuidadoso estudio, con cerca de quinientas páginas, basado en 220 documentos, y escrito en lenguaje claro y respetuoso. Para explicar al público chileno el porqué de su duro rechazo, el Señor Nuncio Apostólico se contenta con afirmar que ese considerable y atento estudio se reduce a “versiones parciales de documentos y de posturas”. Y omite decir en qué son “parciales” estas “versiones (...) de documentos y posturas”. Permítanos Su Exc.a que le preguntemos: ¿Imagina tal vez que con tan sucinto comentario satisfará las legítimas exigencias intelectuales de un pueblo inteligente como el nuestro? Sobretodo, ¿imagina Su Exc.a convencer, simplemente con esto, a los millares de lectores que ávidamente están adquiriendo la obra en nuestras librerías? ¿Piensa Su Exc.a que bastan estas palabras suyas para mudar la convicción de los millones de chilenos que presenciaron, sumidos en la angustia, el dolor y el hambre, el caminar de tantos de sus Pastores rumbo al marxismo? La autoridad moral y jurídica de un Nuncio Apostólico es por cierto muy grande. Le respetamos con toda el alma. Sin embargo, según las doctrinas y leyes de la Iglesia, no llega ésta al punto de poder imponer a los fieles la aceptación de esta autoridad en aquello que es contrario a la evidencia de los hechos. Ponderamos esto respetuosamente. * * * Afirma el Señor Nuncio Apostólico que su “rechazo con toda energía” es hecho “como representante del Papa en este país". Estamos ciertos de que la totalidad de los chilenos desearía tener a ese respecto un esclarecimiento. ¿Manifiesta aquí Su Exc.a su opinión personal, haciendo uso para ello de las facultades inherentes ordinariamente a un Nuncio Apostólico? ¿O expresa, más que esto, el propio pensamiento del Santo Padre Paulo VI, a respecto de los hechos ocurridos en Chile, y narrados en nuestro libro? Más exactamente, es la inmensa mayoría de los católicos chilenos que desearía saber si es en nombre propio, o expresando oficialmente el pensamiento del Santo Padre, que Su Exc.a afirmó de modo explícito o implícito: a) Que los obispos y sacerdotes señalados en nuestro libro no asumieron las actitudes mencionadas en éste. b) Que tales actitudes, tan evidentemente favorecedoras del marxismo, no constituyeron, ni constituyen, un avance en rumbo manifiestamente opuesto a la misión pastoral a ellos confiada. De existir una expresión del augusto pensamiento del Soberano Pontífice, ¿consta ésta en documento oficial de la Santa Iglesia? Es ésta otra importantísima cuestión, a la cual viene por fin una más a juntarse. Si tal documento existe, versando sobre una apreciación de hechos concretos, ¿en qué medida esta apreciación se impone a la conciencia de los católicos, según las doctrinas y leyes de la Iglesia? Bien sabemos que, de por si, un Nuncio Apostólico no tiene obligación, por su alta misión, de pronunciarse públicamente sobre estos delicados temas. No obstante, como Su Exc.a salió a público para expresar su pensamiento y actitud ante el libro de la TFP, nos parece que está en el orden natural de las cosas desear por nuestra parte conocer en toda su extensión tal pensamiento y tal actitud. Tanto más cuanto que éstas conciernen, de modo tan drástico a nuestros propios pensamientos y a nuestras propias actitudes. * * * El Señor Nuncio Apostólico concluye su declaración haciendo votos a la Virgen María para que nos “haga ver nuestro error y nos reconciliemos así prontamente con las legítimas autoridades de la Iglesia de Dios”. Por lo que a nosotros dice respecto, agradeciendo la buena intención de tales oraciones, pedimos a la Santísima Virgen que nos conceda la gracia de ser siempre fieles a la legítima autoridad, esto es, a aquella que no encamina ni hacia Marx, ni hacia Brezhnev. Por el Consejo Nacional de la Sociedad Chilena de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad. Alfredo Mac Hale Espinosa Presidente José Antonio Ureta Zañartu Luis Montes Bezanilla Directores Santiago, 12 de Marzo de 1976 Nota: Los grifos son del sitio www.pliniocorreadeoliveira.info |