Stalin revive en la persona de Gorbachev
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Campaña de la TFP andina por las calles de Santiago de Chile en favor de Lituania y de los países bálticos Bajo la intensa presión económico-politica del Kremlin, Lituania aceptó, en junio del 1990, «congelar» temporalmente su independecia. Se siguieron tensas negociaciones con los soviéticos. A final de año, estas se encontraban virtualmente bloqueadas: mientras Moscú exigía que la separación de Lituania fuese solamente parcial, y pautada por un enmarañado y lento proceso previsto en la Constitución soviética, el pueblo lituano reclamaba la independencia total e inmediata. Las posiciones de ambas partes eran, pues, básicamente inconciliables. Gorbachov comenzó entonces a dar señales de irritación por detrás de su máscara perestroikiana. Sin embargo, los movimientos favorables a la independencia dentro de la URSS, sobre todo en el Báltico, mantenían su posición. Más del 40% de los jóvenes de los tres países bálticos, en edad militar, que deberían a comienzos de año (1991) incorporarse al ejército rojo, se negaron a hacerlo. Gorbachov anunció entonces el envío de tropas de élite, cuya misión sería reclutar —«cazar» sería más exacto— a los jóvenes a viva fuerza. Millares de paracaidistas fueron lanzados sobre las pequeñas repúblicas bálticas. Las poblaciones los recibieron con abierta hostilidad. El 12 de enero 1991, las tropas soviéticas cercaron el edificio de la televisión, en Vilna. Una multitud desarmada acudió a defenderlo, formando una barrera humana. En la madrugada del día 13, los tanques rusos atacaron: 14 civiles cayeron muertos (dos de ellos aplastados por los tanques) y más de 240 resultaron heridos. Poco después, Letonia sufría un trato semejante. La máscara de la perestroika cayó por tierra. Stalin revivía en la persona de Mijail Gorbachov. En estas circunstancias, la Oficina de Representación TFP en Washington recibió, en el mismo día de la agresión soviética, un mensaje del Gobierno lituano, relatando los hechos y solicitando auxilio: «Lituania se encuentra en peligro, la ayuda del mundo es necesaria. Transmitan este mensaje a todas los organizaciones TFPs». El presidente lituano enviaba también una carta personal en la que señalaba: «la responsabilidad por cada víctima caerá sobre Mijail Gorbachov». Inmediatamente el profesor Plinio Corrêa de Oliveira se dirigió, a través de la Oficina de Representación TFP en Washington, al presidente lituano solidarizándose en nombre de las 20 TFPs con «la noble resistencia que su gobierno y todo el pueblo lituano están oponiendo a la ofensiva que, con características nítidamente stalinistas, Mijail Gorbachov y sus agentes vienen llevando a cabo de un modo implacable contra la independencia de Lituania». Tras comunicarle las medidas que las TFPs tomarían para denunciar al mundo la agresión soviética, el mensaje del profesor Plinio Corrêa de Oliveira concluía: «Amicus certus in re incerta cernitur. En esta hora incierta, usted y Lituania pueden contar con la amistad cierta y la fidelidad intransigente de las veinte TFPs y Oficinas de Representación». Los lituanos continúan resistiendo inflexiblemente: a despecho de la prohibición expresa de Gorbachov, el 80% de la población lituana concurrió el 9-2-1991 al referéndum convocado por el Presidente Landsbergis. El 90% apoyó la independencia. Nota: Para más informaciones sobre el asunto, vea Plinio Corrêa de Oliveira: décadas de luta incansável pela Lituânia católica, exemplo também de seu amor à justiça e ao direito. |