Boletín de las 15 TFP, Edición Especial: 1983 en reseña, Pleasantville, N.Y., pag. 24-25

 

Argentina en la encrucijada a favor de Dios o contra Dios: la TFP platense exhorta y esclarece

   

“ARGENTINA está decidiendo en estos días por Dios o contra Dios, por rechazar o por aceptar la aproximación con el comunismo" — Este es el grito de advertencia que, en sucesivos documentos, la TFP de ese país lanzó a sus compatriotas desconcertados ante el caos político, la crisis económica pro­funda y la postración moral todavía no debidamente superada desde los obscu­ros días de la guerra de las Malvinas.

En aquella ocasión, la TFP argentina apeló a la serenidad, al buen sentido y sobre todo a la confianza en Dios, en patrióticos y valerosos pronunciamien­tos de repercusión mundial, recordando el sagrado principio del Evangelio se­gún el cual se debe buscar antes que nada el Reino de Dios y su Justicia, que todo lo demás nos será dado por aña­didura (Mt. 6, 33).

En 1982 concretamente, ese principio se debía traducir en el rechazo del apo­yo soviético, aunque éste se presentase como indispensable para la victoria de los derechos sobre las Malvinas, que la entidad proclama como de los más jus­tos. Con el resultado desfavorable de la guerra e innumerables factores ad­versos de orden religioso, social, po­lítico y económico, el país se encuentra en una gran crisis, para la cual tiene el derecho de contar con el concurso de todos los buenos argentinos. Ese es el sentido de la declaración Contra el caos que los actuales hombres públicos no saben sino agravar, la TFP propone que se oiga a la Argentina cristiana en un debate nacional, publicada en "La Na­ción" en el día 2 de febrero de 1983.

El día 18 de marzo fue publicado un nuevo manifiesto en "La Nación", bajo el título Por Dios o contra Dios, en el que la TFP argentina censura la presencia del General Bignone en la Conferencia de los países no alineados, en Nueva Delhi. Exceptuando a Fidel Castro, el Presidente de la República Argentina fue el único jefe de estado latinoamericano presente en esa confe­rencia, en la que se distinguió por el trato cordial que dispensó al tirano de Cuba, además de haberse asociado a diversas posiciones políticas del Krem­lin. Con eso, el Presidente Bignone fue más lejos que sus antecesores —que sólo iniciaron la aproximación con Rusia— y entró francamente en la línea de la colaboración. "Y toda colabora­ción con Rusia —observa el manifiesto de la TFP argentina— sólo puede tener un sentido: el de la complicidad".

El documento de la TFP añade que esta posición es aún más grave, sobre todo si se considera que "la tensión en torno al caso de las Malvinas se man­tiene viva, aunque latente". Así, una nueva guerra puede comenzar en cual­quier momento, ya sea a propósito de dichas islas, o en relación al canal de Beagle, cuya controversia también con­tinúa sin dirimir. Ahora bien, "en cual­quiera de esos conflictos, ¿no podría su­ceder que Rusia aprovechase la ocasión para poner en práctica su patente desig­nio de intervenir del lado argentino?"

Eso sería la internacionalización del conflicto, envolviendo  eventualmente a otras naciones del continente.

A los buenos católicos les tocará, entonces, rechazar la "ayuda" comu­nista, "movidos por su fidelidad a Dios". Pero siempre habrá de los que, "empujados por un nacionalismo corto de vista", aceptarán la "alianza con los comunistas, ofendiendo así gravemente a Dios".

En esa encrucijada, "por Dios o con­tra Dios", se encuentra la gran nación argentina.

Siendo así, causa perplejidad la omi­sión y ambigüedad del Episcopado, que por su peso e influencia en la vida nacional podría contribuir mucho para disipar el caos y hacer que la nación encuentre otra vez el rumbo de la civi­lización cristiana. Por el contrario, en reciente documento del 1 de julio del presente año, titulado "Dios, el Hom­bre y la Conciencia", la Conferencia Episcopal no emite ninguna palabra de alerta sobre el peligro comunista in génere, ni sobre la colaboración con la Rusia soviética, in specie.

Esta colaboración, además, no se restringe al campo político y diplomá­tico, sino que se extiende ampliamente al campo económico, pues el comercio exterior de la Argentina con Rusia y sus satélites abarca hoy cerca del 70% del total de las exportaciones; lo que pone al mundo comunista en condición de ejercer presión política y diplomática sobre ella.

A este respecto faltó una palabra de orientación en el documento episcopal; tanto más cuando es un asunto que evi­dentemente implica aspectos morales, de específica competencia de la Jerar­quía eclesiástica.

Y como si no bastaran las omisiones, en el pronunciamiento de su órgano máximo los obispos argentinos parecen conformes con la idea de que los par­tidos políticos representen "de alguna forma, las diferentes ideologías u op­ciones políticas de una sociedad plura­lista" — que incluye naturalmente al Partido Comunista...

Y ¿por qué no, si en la ocasión de la gran "reconciliación" nacional pro­puesta por la Conferencia Episcopal al país, los señores obispos participaron, sin ningún problema, en encuentros que incluían ostensivamente al Partido Comunista?

Era natural, por tanto, que la TFP argentina alzara una vez más su voz, publicando el 18 de agosto, en "La Nación", un extenso resumen del mani­fiesto Por parte de la Conferencia Epis­copal, ambigüedad y omisión — Por parte de la TFP, reverente deploración, en el que todas las consideraciones arriba mencionadas son desarrolladas por extenso. El texto íntegro del docu­mento fue reimpreso para distribución al amplio círculo de amigos y simpati­zantes de la entidad.

En la oportunidad del manifiesto anterior, Por Dios o contra Dios, 12 mil ejemplares del mismo fueron dis­tribuidos en la Calle Florida, con sim­pática acogida por parte del público. Del manifiesto del 2 de febrero, Con­tra el caos, los socios y cooperadores de la TFP argentina difundieron 29 mil ejemplares en las calles de Buenos Aires.

La TFP va así consolidando su repu­tación, en amplios sectores del país, como punto de referencia inconmovi­ble, hacia donde se vuelven todos los argentinos deseosos de una palabra de orientación segura y esclarecida en medio del caos contemporáneo. n

 

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