Conserven las Cortes el excelso ideal de una institución... sublimizada en la Sagrada Familia!
Resistencia, N. 3, Enero 1978 – Edición de la Sociedad Cultural Covadonga, Madrid, pag. 3 |
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EN NUESTRA PORTADA LA SAGRADA FAMILIA, de Simone Martini En la magnífica pintura de Simone Martini (siglo XIV), la Sagrada Familia es representada de modo muy adecuado. El Niño Jesús es el punto de referencia hacia el cual se vuelven “enlevadas” las miradas de Nuestra Señora y de San José, como queriendo indicar que El es el punto alto donde se unen aquellas tres almas privilegiadas. El propio gesto de la Virgen parece significar que es en su Divino Hijo donde Ella pone sus complacencias y toda su alegría. El arco, que a los tres se sobrepone, acentúa la idea de unidad, encerrándolos en una misma atmósfera de nobleza, de elevación y de sacralidad. Todo es digno, todo es sublime en este cuadro, y al mismo tiempo ameno y suave. La mano de San José sobre el hombro del Niño, y el hecho de estar sentada Nuestra Señora, marcan de un modo discreto, pero inequívoco, la nota de intimidad familiar y de complacencia. ¡Quién, mirando a esta familia reunida, tendría la osadía de pensar en el divorcio! La pregunta en sí resulta incómoda, pues, ¡una respuesta positiva sería una blasfemia! Sin embargo, ¿no es la Sagrada Familia el prototipo de toda familia bien constituida? ¿No es a Ella a quien todas las familias deberian querer imitar, en la elevación de miras, en la intimidad sacral de la convivencia, en la unión en torno a los hijos, por amor de Dios? Por tanto, ¿no participa también de la blasfemia el querer la desunión de los matrimonios, la dispersión de los hijos y la constitución de pseudomatrimonios posteriores, en sustitución del único legitimo? Son preguntas y reflexiones que, en una época en que tanto se habla de divorcio, no se puede dejar de hacer a los pies de la Sagrada Familia. Sigue: * Cómo explicar lo inexplicable? Eclesiásticos favorecen la implantación del divorcio |