Plinio Corrêa de Oliveira

 

 

Tribalismo Indígena:

ideal comuno-misionero para el Brasil

en el siglo XXI

 

 

 

 

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El libro es de autoría del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. La obra focaliza un problema nacional brasileño que de ningún modo existe en nuestro país, ya que hay muy escasos indios y por ende no hay misioneros con la tarea específica de convertir indígenas.

Sin embargo, el estudio denuncia la penetración - en los ambientes misioneros - de una mentalidad que no es circunscripta a tales ambientes consistente en la evoluciôn del "progresismo cristiano" rumbo al estructuralismo moderno.

La exposición de lo que osa llevar a cabo el estructuralismo en los ambientes católicos so pretexto misionero, levanta una pregunta útil para nosotros: ¿qué cosas de esa naturaleza se están intentando en nuestro país? 

I - La concepción católica tradicional de las misiones

- Como finalidad, evangelizar.

- Evangelizando, civilizar.

- Civilizando, hacer el bien. 

La concepción tradicional de las misiones, de la cual nuestros lectores tendrán una idea más o menos explícita pero suficientemente clara, está en franca contradicción con la de la neomisiología aplicada en el Brasil -que tal vez corresponda a la de otros países de población aborigen (1).

Tal concepción se resume en los subtítulos que hemos transcripto, que, con certeza, a nadie le habran resultado chocantes, de tal modo corresponden al concepto general.

"Misión" viene de “missio” (lat.); “mitto", “yo envío". Es decir que el misionero es un "enviado" de Dios, cuya misión es llevar a los hombres la salvación mediante la enseñanza de la verdadera religión. Ella les permitirá conocer y observar la Ley de Dios, así asemejarse al Creador y ganar la recompensa eterna.

Siendo esta la principal misión de los apóstoles, va ella unida a otra que le es correlativa: promover el orden. Dios creó un orden, sublime e inmutable, del cual el hombre es rey, cuya observancia es la base de todo verdadero progreso. La Ley de Dios es el fundamento de la grandeza y del bienestar de todos los pueblos (cf. S. Agustín, ep. 138 ad Marcellinum, C. II, 15). Cristianizar y civilizar, pues, son términos correlatlvos.

Esta obra, en lo que se reere a los indios, consiste principalmente en liberarlos de las supersticiones y de las costumbres bárbaras que los esclavizan en su milenario estancamiento-. En consecuencia, civilizarlos.

Podría objetarse que la sociedad actual tiene errores perniciosos que casi inevitablemente alcanzarían a los aborígenes juntamente con la acción misionera. Sin embargo, el progreso de la técnica hace ineludible un contacto a corto plazo con tales poblaciones, por lo cual se hace aún más necesaria su evangelización para poder mantenerse fieles a la ley divina. Más aún cuando, adonde quiera que vaya, la civilización neopagana llevará consigo lo que tiene de peor, o sea el agitador comunista, "misionero" de Satanás.

El ejemplo de Africa muestra cuánto se empeña al comunismo en servirse de las poblaciones indígenas. ¿Quién podrá garantizar que ello no ocurrirá con los indios americanos? Y -cuánto  duele decirlo- ¿quién podrá garantizar que, aprovechando la infiltración comunista en los medios católicos, no se servirá de Obispos y Sacerdotes para la infiltración izquierdista entre los indios?

Por todas esas razones le conviene al indígena el buen misionero. Aún para protegerlo contra el "misionero" comunista.

 

II - Concepción "aggiornata" y progresista de la Misión

- Finalidad, retroceder, tomando al aborigen por modelo.

- Para retroceder, desmantelar.

- Para desmantelar, difamar, separar y guerrear. 

Muy distinta de la concepción tradicional, es la que se jacta de poner en práctica la misiología “aggiornata" (“al giorno") (2).

 

Meta capital: un nuevo orden para la sociedad terrenal

Los principios que veremos a continuación, son defendidos por la neomisiología como la propia esencia del Evangelio, el Reino de Dios en la tierra. Se trata de un orden referido a la sociedad, que tiene como nota caracteristica la crítica al propietario, denunciado como egoísta, detentor de un privilegio injusto: la propiedad. Privilegio que, a su vez, es el punto de partida de muchas otras injusticias.

El adversario capital del orden futuro es el egoísmo, que causa una completa inversión de valores entre el individuo y la sociedad cuando éste, rompiendo su vinculación total con la colectividad, adopta como meta de su existencia crear para sí mismo una situación fruitiva, apropiativa y competitiva.

En consecuencia es necesario desmantelar esta estructura injusta y reprimir al egoísmo. (3)

 

Contraste entre esta visión y la enseñanza tradicional católica

Según la concepción católica, el hombre tiene una tendencia al egoísmo pero no todo en él es egoísmo. Lo que él hace para proveer al propio bien invividual, de conformidad con la Ley de Dios y el orden natural, no es condenable sino virtuoso. Es una persona -no una cosa- dotada de un n trascendente, y, por lo tanto, dueño de sí mismo.

El hombre tiene, naturalmente, deberes con el prójimo, y, consecuentemente, con la familia y la Patria. Pero él no vive ante todo para ellas, sino para Dios y para sí mismo.

Y aunque el asunto sea considerado meramente desde el punto de vista del bien común, cada hombre provee a este ante todo proveyéndose directamente a sí mismo.

Por el contrario, según la neomisiologia, él no es visto como una persona que tiene una finalidad en sí mismo y otra trascendente en Dios, sino apenas como pieza de un todo. Separada del todo, la pieza nada vale ni nada es. Del todo le viene la inspiración, el impulso y, casi podría decirse, la vida.

La solución para el principal enemigo, el egoísmo -confundido con la propia persona- sería sujetar a esta al control total de la colectividad, siendo modelada, absorbida y dirigida por ella.

Es fácil ver cuánta semejanza hay entre esta concepción y el comunismo: la sociedad masificada, sin personalidad, sin clases, sujeta a la dictadura del proletariado anónimo.

Pero es notorio que el comunismo ruso ya no reúne a todos los que quieren una sociedad colectivizada. El paso del superestado ruso a la anarquía nal ya había sido previsto por los comunistas “clásicos" (v. gr. "El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado" de Engels), quienes sostenían que por medio de la evolución y de la dialéctica se llegaría a la igualdad y libertad totales soñadas por ellos. 

 

 

San José de Anchieta, misionero español que convirtió a varias tribus indígenas y fundó la Ciudad de San Pablo, Brasil. Su norte era la cruz y los dogmas de la Fe católica. Hacia ellos quería llevar a los desgraciados indios que vivían -según la frase de la Escritura- "sentados a la sombra de la muerte" en el más obscuro paganismo.

 

 Mons. Tomás Balduino: lo contrario del P. Anchieta. Según el (entonces) Obispo de Goyas, los indios "viven una vida de comunidad, de respeto mutuo, ellos viven una perfecta distribuciôn de bienes entre sí, sin acumulación". Es fácil ver el elogio al sistema tribal -en aquello en que presenta analogías con el comunismo- en estas palabras. Lo que es difícil, es ver al obispo católico.

 

Misiología "aggiornata" en la selva brasileña

Muchos misioneros, algunos de ellos aún jóvenes, penetraron en las selvas brasileñas imbuídos de diversos grados de progresismo e izquierdismo, llevando consigo más o menos vagamente el cuadro doctrinario que se acaba de bosquejar.

No es de extrañar que, bajo el inuio de tales opiniones, se hayan formado una noción absolutamente sorprendente de las condiciones de vida de los indígenas, vida marcada por la crueldad, el primitivismo y el más melancólico estancamiento: el indio les pareció un sabio, y su organización tribal el modelo que debía ser seguido por los civilizados en nuestro mundo.

¿Por qué? Debido a las analogías entre la vida tribal y la de la soñada sociedad comunista: comunidad de bienes, ausencia de lucro, capital, salarios, patrones, empleados e instituciones. Absorción de la personalidad por la tribu, en la cual  todos son felices por haberse despoiado de su “yo” y de su "egoísmo".

En otras palabras, trátase de un mundo categóricamente prehistórico, hecho de pequeños mundos sin personalidad ni realce, sin vuelos de espíritu, y sin elan ascensional, sin ideales denidos en el que los años corren invariables y monótonos en el ritmo cadenciado de los días iguales, de las músicas tristes o excitadas y de los rituales uniformes.

Cabe aclarar que, evidentemente, los indios no pueden calificarse de ningún modo de comunistas. El estado en que se encuentran presenta analogías de sociedad decadente con el régimen comunista. No es porque sea doctrinariameme contrario a la propiedad privada sino porque no la conoce que el primitivo usa la colectiva.

En esta perspectiva, es muy distinto del "civilizado" que, conociendo todos los tesoros de la Civilización Cristiana tiene aversión por ella y quiere cortarla de raíz.

 

Concepclones neotribales acerca de la familia

¿Cuál será el papel de la familia en las galaxias tribales del mundo futuro que estos delirios nos preparan? A este respecto, se destaca el laconismo enigmático con que el tema es tratado por la "neomisiología", contrariamente a su insistencia sobre otros temas -los supuestos inconvenientes de la propiedad privada, por eiemplo.

Hay textos -que se analizan detalladamente en la obra- que muestran una tendencia hacia lo que podría llamarse una calma promiscuidad sexual.

 

Nueva catequesis: catequizar es secundario inclusive superuo.

Según los neomisioneros, el Evangelio está tan impregnado en la vida tribal que no es necesario anunciarlo a las colectividades tribales. ¿Cuáles son, pues, las metas del misionero actualizado? Preservar a las tribus indias todavía "límpias" del contagio con nuestra “civilización del egoísmo”. "Concientizarlas" de la excelencia de la s¡tuación en la que viven y de la necesidad de rechazar el estado al cul los civilizados los llaman. Que no sufran lo que ya sufrieron sus mayores cuando nuestros antepasados blancos entraron en contacto con ellos. Estos cometieron el error de -cuando no los diezmaban- incorporarlos a nuestra estructura. Como ejemplo de ello señalan al gran misionero jesuita P. Anchieta, venerado en la historia brasileña por su fecundidad apostólica.

La corriente neomisionera tiene fuerte apoyo en medios eclesiásticos. Uno de sus representantes es_Mons. Pedro Casaldáliga, Obispo de San Félix de Araguaia (4), quién se declara “transcomun¡sta", es decir, aún más allá del comunismo, y es festejado en la CNBB (Conferencia Episcopal Brasileña) y en altas ruedas del episcopado.

 

El mayor problema: ¿cómo puede difundirse impunemente esta filosofía en la Iglesia?

El mayor problema suscitado por estos delirios está en saber como en la Santa Iglesia Católica puede difundirse impunemente esta filosofía, intoxicando seminarios deformando misioneros, desnaturalizando misiones. Y ello con tan fuerte apoyo eclesiástico de retaguardia que, la transferencia del Obispo que se declara "más allá del comunismo" -cosa indispensable- está resultando más difícil que el cerco de Troya.

Aún consta que Paulo VI afirmó al Cardenal Arns: “Meterse con Don Pedro Casaldáliga, Obispo de San Félix, sería meterse con el propio Papa" (cf. "O São Paulo", órgano ofic. de la Arquidiócesis paulista, 10/1/1976).

Esta erupción de lo que tal vez se podria llamar adecuadamente “comuno-estructuralismo misionero" indica la existencia de una considerable infiltración en la propia estructura católica del Brasil. ¿Cómo explicar la existencia y la influencia de esta infiltración en la Iglesia? Esa es una grande y difícil cuestión.

¿Hasta dónde podrán ser arrastrados la Iglesia y el Brasil si la infiltración comuno-estructuralista continúa sin freno y fuertemente prestigiada en los medios católicos? Bastaría que tal cáncer se manifestara en el sector misionero de la Iglesia para imponer otra pregunta: ¿no será ese cáncer una mera metástasis de otro tumor localizado en puntos más decisivos, dentro de los organismos no misioneros de la Santa Iglesia?

 


Notas:

(1) La población indígena del Brasil es tán sólo de aproximadarnerm el 0,1% del total de habitantes (según los datos hasta 1977).

(2) Sobre esta misiología ver el ensayo "El marxismo en la teología de misiones" en el libro "El marxismo en la teología” del P. Miguel Poradowski, Prof. de la Univ. Cat. de Valparaíso (Spain, Madrid, 1976).

(3) La doctrina socialista aquí expuesta es lo contrario del liberalismo "manchestoriano", aunque “más capciosa..." y por lo tanto "mucho más peligrosa y propia para seducir a los incautos" (Pío XI, Quadragesimo Anno, 15 de mayo de 1931, fasc. 3, nos. 54-5. Ver en esta Encíclica la posición de la Iglesia, denida admirabiememe por Pío XI, ante ambos errores).

(4) Ver sobre este Obispo "La Iglesia ante la escalada de la amenaza comunista", Plinio Corrêa de Oliveira, San Pablo, 1976.


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