Europa es
un Aquiles que no tiene sólo uno, sino dos talones
vulnerables.
Desde que
corte el abastecimiento de petróleo del Oriente
Medio, Rusia puede paralizar, de un momento a otro,
casi todas las industrias y transportes de Europa
Occidental. Tal medida va siendo cada vez más
ejecutable, por dos razones. La primera es que el
poderío naval soviético crece cada vez más en el
Mediterráneo, lo que permite a Rusia eliminar o
perjudicar a fondo el transporte del petróleo. La
segunda es que el gobierno de coalición del Irak,
del cual forman parte comunistas, expropió la Irak
Petroleum Company, que funciona ahora con técnicos
rusos. La colocación y la distribución del petróleo
quedarán a cargo de Rusia. Añádase que la
penetración soviética, siempre más intensa en Irán,
va haciendo cada vez más peligrosa la situación no
sólo del gobierno de ese país, sino también la de
los sultanatos petrolíferos del Golfo Pérsico. Así,
todo el petróleo del Oriente Medio podrá caer, en
breve lapso, en las manos de los soviéticos.
PODERIO MILITAR
SOVIÉTICO
Este es
uno de los “talones de Aquiles” de Europa. El otro
es la situación militar. Sin petróleo, el esfuerzo
de guerra de Europa Occidental queda reducido a casi
nada. Pero la cosa es aún peor. Aunque últimamente
se ha extendido por el Mediterráneo, el poderío
militar ruso en el norte de Europa alcanzó índices
alarmantes. Los soviéticos superan a Europa
Occidental en poder aéreo en la proporción de 7 por
1. Y el poderío naval de ellos está, respecto al de
los europeos occidentales, en la proporción de 4 por
1.
Así, por
el Norte y por el Sur, Rusia va sitiando a Europa
Occidental.
—
Pero, dirá el lector, ¿y la
reducción equilibrada de las fuerzas?
— Respondo
que ésta sólo está siendo negociada, por el momento,
entre Oriente y Occidente, en el sector central
vital (y, por lo tanto, ni en el Norte ni en el Sur).
Así, se explica fácilmente que Rusia tenga ya
preparado un plan de invasión de Europa Occidental,
consistente en ocupar el Continente y todo el
litoral del Atlántico en dos semanas. En dos semanas
más, ella contaría con neutralizar toda la
resistencia en la zona ocupada. Los Estados Unidos
serían paralizados por el terror de una agresión
atómica.
“FINLANDIZACIÓN”
A esa
invasión, Europa tendría poco que oponer, pues la
NATO sólo dispone de 11 mil tanques, en cuanto que
las naciones del Pacto de Varsovia disponen de 17
mil. Lo más probable es que, en la inminencia de
esta invasión, Europa Occidental se deje “finlandizar”,
sin ninguna resistencia militar. O sea, los
gobiernos conservarían una aparente soberanía, no
obstante, en realidad, quedarían en la dependencia
de cualquier gesto de mano de los Señores del
Kremlin. Una situación casi igual a la de los países
satélites. Quede entendido que Rusia aprovecharía
esta situación privilegiada para imponer
gradualmente el comunismo a los países “finlandizados”.
¿FICCIÓN O REALIDAD?
En vista
de ese conjunto de noticias y previsiones
catastróficas, el lector tendrá un sobresalto y me
preguntará en qué me baso.
Casi todos
los datos que menciono tienen como origen dos
artículos publicados por el señor C. L. Sulzberger
en el “New York Times” y en “O Estado de
S. Paulo” de los días 17 y 18 del corriente mes.
De mi parte sólo añadí hechos de notoriedad
absolutamente universal.
El señor
Sulzberger es un periodista conocidísimo, miembro de
la poderosa familia a la cual pertenece el órgano
neoyorquino. De este discrepo en todo y por todo.
Pero el lector y yo sabemos que es uno de los
periódicos más importantes del mundo. Además, en sus
artículos, el señor Sulzberger menciona fuentes como
el servicio secreto norteamericano, y el
informe “Europa y el Mediterráneo”,
recientemente aprobado por la Unión de la Europa
Occidental.
DESCONFIANZA “SAPA”
Por fin,
añádase que el señor Sulzberger está muy lejos de
ser —como yo— un anticomunista empeñado en alertar
la opinión mundial contra el peligro ruso. No está
él, pues, expuesto a la desconfianza “sapa”
[2] de exagerar el peligro ruso,
para despertar una reacción del Occidente.
Por esto,
es sin indignación que el señor Sulzberger constata,
en uno de sus artículos citados, la siguiente
catástrofe: “Es innegable que Europa Occidental
se está volviendo cada vez más irreversiblemente
dependiente de la voluntad de Moscú en lo que dice
respecto al mantenimiento de su seguridad y progreso
económico”.
La
serenidad del periodista americano tiene una causa.
Él dice: “La Unión Soviética desea sinceramente una
conferencia paneuropea de seguridad, que sea seguida
por un acuerdo formal entre el Este Y el Oeste, y
está preparada a pagar por la ratificación de las
fronteras vigentes en Europa, concordando con alguna
especie de reducción mutua y equilibrada de fuerzas
de los ejércitos del Pacto de Varsovia y de la
NATO”. Para el periodista, continúa así abierta una
esperanza en medio de esas tinieblas. El cree que
“la tendencia para una “detente” venga a reducir la
amenaza de crisis”.
Todo esto
muestra al lector cuan insospechado es el señor
Sulzberger de querer crear, con sus artículos, un
sobresalto anticomunista.
URGE ALERTAR SIN
TARDANZA
—Y yo ¿por
qué motivo trato aquí de esos asuntos?
Me niego a
admitir que esté todo perdido. Porque pertenezco,
por la gracia de Dios, a la categoría de hombres que
luchan animosamente, incluso con los recursos más
menguados, contra el más poderoso adversario.
Porque, antes de nada, creo en la Providencia
Divina, y sé que por los ruegos de Nuestra Señora
los buenos jamás serán abandonados en su lucha
contra el mal. Porque, así, urge alertar sin
tardanza a los buenos. No se puede prestar al
Occidente un deservicio más fatal que dejarlo dormir
delante del peligro que crece asustadoramente.
No sé en
qué se ha fundado, exactamente, el señor Sulzberger
para afirmar que, si se realizaran las hipótesis
catastróficas por él mencionadas, esto sólo se daría
de aquí a “varios años”. Esto quiere decir que aún
hay muchas resistencias por vencer. Entre éstas está
—en nuestros tiempos de agresión psicológica— la
resistencia de los hombres de fibra en el mundo
entero.
Estimular
esta resistencia por la consideración —hecha a
tiempo— del peligro, crear un ambiente de Fe y
coraje, es deber de todos. Para el señor Sulzberger,
como vimos, el peligro no existe, porque se puede
confiar en las intenciones pacíficas de los rusos.
Los que, en el mundo libre, participan de su
candidez, son una minoría insignificante. Esa
minoría perderá rotundamente, si los que no creen en
la buena fe soviética despertasen. He aquí por qué
escribí este artículo.
PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA
Presidente del Consejo Nacional
de la Sociedad
Brasileña de Defensa de la
TRADICIÓN,
FAMILIA y PROPIEDAD
NOTAS
[1] Artículo
originalmente publicado en la
"Folha de S. Paulo" de 25 de junio de 1972. Traducción y
adaptación al español por
"Cristiandad".
[2] El autor llama “sapos” a los
comunistas y socialistas adinerados que usan la
máscara progresista o democristiana. El “sapo” sueña
con un mundo en el cual esté en vigor la democracia
política liberal, juntamente con un férreo
socialismo en el campo económico y social. Y
postulan toda clase de concesiones al comunismo.
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