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Parte III
Tres operaciones de efectos reversibles y una nueva vía revolucionaria... · Se desvencijan las estructuras del Estado sin desmontarlos todavía. (Sistema jurídico institucional – autonomías – Corona)· Corrosión de las instituciones en la sociedad (Propiedad – familia – educación).· Transformación “lúdica” de las mentalidades. (Ambientes – costumbres – cultura y civilización).… que conduce a una sociedad disgregada autogestionaria, sin Dios ni ley. Sección
cuarta: ANEXOS:
Capitulo 14 - 1er. parte
Terrorismo de blasfemias: instrumento de la revolución cultural socialista para el cambio de las mentalidades
Al abrir el periódico por la mañana; al escuchar la radio en el coche cuando se dirigía al trabajo; o cuando veía la televisión por la noche, más de una vez se enteró usted, lector, de que unos desconocidos habían perpetrado un sacrilegio infame, en algún lugar de España... Pasó usted un mal rato, pues el hecho quizá le enojó profundamente y no le salía de la cabeza. ¿Sería verdad? La narración era confusa, llegó a sus oídos en las noticias de la radio, mezclada con músicas alegres y divertidas; el locutor no le dio mucha importancia, pasó enseguida a otro tema y después a otro, acabando por distraer su atención... Más tarde, cuando usted volvió a recordar aquella noticia que le había indignado —probablemente mucho menos que hace unos años— parecía algo ya lejano y desvanecido. Usted prefirió esperar a ver si alguien —alguna autoridad eclesiástica al menos— decía algo. Pero los días pasaron y nadie dijo nada. Usted también se fue olvidando del asunto; sus amistades tampoco se la comentaron; quizá hubiera alguna exageración en la noticia... * * * Sí, lector, era verdad: la venerable imagen gótica de la Virgen Blanca de Vitoria fue destrozada por cuarta vez; grupos de hippies y punks desconocidos... También era desgraciadamente verdadera la noticia sobre la Virgen del Pilar del Aneto —el pico más alto del Pirineo— que fue decapitada; y la imagen de San Francisco Javier; y la del pico Aspe; todas profanadas por desconocidos... Y aquella obra de teatro blasfema que ultrajaba a la Santísima Virgen en cantidad de escenarios, tampoco fue un rumor infundado...
I — A pesar de los coqueteos "ecuménicos" con los enemigos de Dios, estalla en España una insidiosa y demoledora ofensiva de blasfemias y sacrilegios
Al igual que usted, lector, innumerables personas se han enterado en los últimos años de noticias semejantes, que aquí y allá, como una lluvia inmunda, no paran de caer. Hace algún tiempo, hechos como éstos hubieran provocado grandes actos de reparación a los que concurrirían incontables católicos. Hoy, en cambio... Sí, efectivamente, tal y como lo llegó a pensar alguna vez, se encuentra usted, lector, y nos encontramos todos, ante una ofensiva articulada de blasfemias y sacrilegios. Distinta, por cierto, de las antiguas campañas anticlericales. Las cosas suceden de modo diferente; las razones de tanta torpeza aparecen menos claras. Pero en algo esta ofensiva repite tácticas del terrorismo carbonario del siglo XIX. No obstante, un análisis detenido de los hechos puede dar explicaciones reveladoras.
Las blasfemias y sacrilegios que se cometen son de tal magnitud, que no es posible tratar de la situación actual de España sin analizar este tema tenebroso. Le pedimos, pues, una lectura atenta de la visión de conjunto que le ofrecemos sobre los últimos cuatro años de la ofensiva sacrílega que se ha desatado en nuestra patria. Por su propia naturaleza, este relato no puede ser exhaustivo. Mucho más habría que incluir si hiciéramos una reseña completa, pero desgraciadamente no bastaría este libro... Los hechos consignados nos parecen suficientes para demostrar que nos encontramos frente a una ofensiva meticulosa capaz de tener efectos singularmente profundos en la mentalidad de los españoles. Las distintas manifestaciones de esta ofensiva ocurren de tal modo, que producen las devastaciones más profundas, más duraderas y más degradantes, en el menor espacio de tiempo posible. Actos que normalmente producirían grandes reacciones, hoy repercuten poco y son rápidamente olvidados. En otras épocas la opinión pública formaba como un paredón firme, en el cual rebotaban las piedras que le eran tiradas. Hoy, en cambio, el paredón parece haberse transformado en un plástico amortiguador de todos los impactos, lo que asegura una virtual impunidad a los autores de los actos sacrílegos.
1- Vía crucis español del siglo XXLa Iglesia Católica enseña que Nuestro Señor Jesucristo no sufrió en su Pasión únicamente por los ultrajes morales y físicos practicados por sus verdugos; padeció también en la previsión de todos los pecados que se cometerían hasta la consumación de los siglos. Entre esos pecados y afrentas ocupóseguramente un lugar destacado —¡con qué dolor lo decimos!— la inundación de blasfemias y sacrilegios que el actual estado religioso y psico-moral de España viene tolerando. Acompañemos, pues, al Verbo Encarnado en este aspecto de Su Vía Crucis, no ya por las calles de Jerusalén en su camino hacia el Gólgota, sino por las tierras que el Apóstol Santiago un día evangelizó.
2- Una nueva forma de terrorismoEn el turbulento siglo XIX, el gran apóstol de la Eucaristía San Pedro Julián Eymard, fundador de las Congregaciones de los Padres y de las Siervas del Santísimo Sacramento y de la Obra de la Adoración Perpetua, penetrado de devoción por el Santísimo Sacramento del Altar, condensó su exhortación al pueblo fiel en la incisiva fórmula: "¡Jesús está allí, vayamos todos a El!"
En la aparentemente tranquila España de hoy, asistimos, en cambio, a estas verdaderas descargas de odio satánico contra la Religión, que no perdonan las imágenes de la Virgen y ni siquiera los Tabernáculos. Como si, para colmar su ansia de blasfemias, hubiesen invertido sacrílegamente el lema de San Pedro Julián Eymard: ¡Jesús está allí, vayamos todos a ultrajarlo! * * * Como el lector podrá comprobar en las reseñas, que a continuación le ofrecemos, en los últimos años las profanaciones se vienen sucediendo de modo inexorable en toda España. Casi no hay ciudad, ni pueblo, ni aldea que no haya sufrido la depredación o el robo de alguna de sus iglesias o ermitas; que no haya visto alguna imagen de la Virgen o de un santo patrono ultrajada, algún oratorio destrozado, algún Sagrario violentado; el Cuerpo de Cristo arrojado al suelo, pisoteado, profanado... ¿Qué pretenden los promotores de esta campaña siniestra? Evidentemente y ante todo, ofender gravísimamente a Dios. No escatiman esfuerzos en su empeño. Bastaría esto para hacer inexplicable que los católicos no se movilicen con el objeto de impedir los ultrajes hechos a Dios y reparar Su gloria. Pero no es sólo esto.
Se habla mucho de terrorismo contra la vida material de los hombres. Estamos ahora en presencia de un verdadero terrorismo contra los cielos, contra Dios, sus Ángeles y sus Santos, y contra las almas redimidas por Nuestro Señor Jesucristo y destinadas a la gloria eterna. Es en la degradación de estas últimas donde la ofensa a Dios alcanza hoy un refinamiento sin precedentes.
3- La táctica del terrorismo de blasfemiasLa astucia de los terroristas de la blasfemia aparece claramente cuando se observa habitualmente y con atención su modo de proceder.
a) Se esconde por lo general la ideología que inspira estos delitos.— Todo el mundo siente el impacto de acciones tan infames como la profanación del Santísimo Sacramento o el ultraje hecho a una imagen de la Virgen. Pero pocos sabrían decir cuál es el motivo ideológico que inspiró tales acciones. Además sus autores no declaran abiertamente casi nunca la filosofía que los mueve.
b) Diversidad y ambivalencia en las circunstancias.— Casi nunca se sabe quien las practicó, ni si tienen un autor común o si el robo era el principal motivo del crimen. Mientras que en épocas anteriores los atentados contra la Religión no permitían dudas en cuanto a sus metas, métodos y autores, ahora se presentan de un modo ambiguo y confuso. Cuando uno se entera de ellos por los medios informativos, la intención antirreligiosa aparece en un ambiguo claroscuro. ¿Tal robo fue obra de un ladrón común? ¿Tal profanación fue practicada por algún borracho, o por una pandilla de desaprensivos? No se sabe. Sin embargo, tal otro atentado dejó síntomas de siniestro ritual satánico... La manera poco clara como se presentan estos hechos crea dificultades para juzgarlos, y sin un juicio claro no puede haber una reacción eficaz. Sin embargo no es difícil entrever que se trata de una campaña organizada.
c) Se escogen los objetivos para no despertar grandes reacciones populares.— Hasta el momento, los atentados casi nunca han alcanzado imágenes o santuarios de gran devoción regional o nacional o de carácter histórico eminente. Ello acarrearía una reacción popular demasiado viva. Sin embargo, con cierta frecuencia las agresiones alcanzan imágenes o lugares de culto altamente simbólicos, aunque no muy frecuentados por el público. Pero el efecto deprimente de estas agresiones no deja de difundirse por toda España.
d) Distancia de tiempo y de lugar.— Los hechos sacrílegos que se multiplican de modo asombroso se presentan por lo general dispersos en todo el territorio nacional y con ciertos intervalos de tiempo. Así, estas noticias llegan insistentemente al conocimiento del público como si fueran casos aislados, sin continuidad ni nexo aparente.
e) Dar la impresión de impulsos profundos que se levantan contra todo lo sagrado.— Vistos en su conjunto, los actos de impío vandalismo parecen querer representar el estallido de un deseo espontáneo de liberación que irrumpe incontenible contra la Religión, sus instituciones, sus dogmas y su culto, y lo maravilloso que nimba necesariamente su perenne sacralidad. Todo esto no deja de tener analogías con el efecto del terrorismo etarra sobre el patriotismo español. El nuevo hombre que se gesta en las entrañas de una España liberada de sus tabúes y arcaísmos se manifestaría aquí en sus elementos más instintivamente rebeldes y marginales.
4- Una pieza que faltaba al rompecabezas de la revolución "asombrosa": las blasfemiasEn la lógica de lo expuesto en este libro, es necesario preguntarse: ¿existe alguna relación entre este terrorismo sacrílego, y la revolución cultural asombrosa del PSOE? Los profanadores, generalmente anónimos e impunes, pasaron a actuar con más intensidad a partir del ascenso de los socialistas al Poder y han acompañado los Gobiernos del pragmático Felipe González con su cortejo siniestro de sacrilegios y profanaciones. Por otra parte, la oleada de impío vandalismo encaja como la pieza que estaba faltando en el rompecabezas de una revolución cultural, después de la cual "a España no la va a reconocer ni la madre que la parió" [1], al decir de Alfonso Guerra. No queremos afirmar con ello que los socialistas sean los promotores de esta campaña delictiva. Es evidente, eso sí, que el PSOE ha creado y mantiene un clima blasfematorio-liberador como parte de la nueva cultura, en la que era previsible el delito sacrílego como una sucia excrecencia. Les cabe, sin duda, una responsabilidad indirecta, pues, coherentes con su papel de coordinadores tolerantes de las energías neorrevolucionarias, no toman medidas eficaces para impedir el proseguimiento de la siniestra campaña. Estamos, en realidad, en presencia de dos campañas paralelas que se benefician mutuamente: una marginal, de ejecutores nocturnos que destrozan imágenes, fuerzan las puertas de ermitas solitarias, violan sagrarios, o practican extraños rituales anticristianos; y otra oficiosa o estimulada por el PSOE, que se reviste de ropajes culturales, incubándose en el arte, haciéndose presente con aires de estudiada normalidad en los ambientes de la vida cotidiana y teniendo como telón de fondo una sistemática laicización legal de nuestra vida civil. Debemos considerar rápidamente otro aspecto de la cuestión. Cuando las corrientes ideológicas tienen en vista realizar grandes transformaciones —es el caso del socialismo— dan origen a sus sectores radicales y moderados. Jacobinos y girondinos, si nos reportamos a la Revolución Francesa. Ahora bien, no sería fiel al rigor histórico quien atribuyese a los. girondinos aquello que realizan los jacobinos. Pero no puede negarse que ambas corrientes actúan movidas por la misma ideología en la cual, de alguna manera, se hermanan. De ahí que, cuando en el mundo entero las corrientes girondinas en el poder juzgan necesario reprimir a los jacobinos, no lo hacen jamás con la energía y la eficacia de quien está decidido a vencer. El Gobierno socialista estimuló hasta ahora las manifestaciones artísticas liberadoras, las cuales representan un extremo jacobino delante del laicismo girondino. No es por tanto probable que, de repente, decida reprimir eficazmente, con las facultades concedidas por la ley, esta oleada del terrorismo blasfematorio.
a) La revolución de la blasfemia en la vida cotidiana.— A todo momento se realizan festivales (varios con aires carnavalescos), exposiciones, manifestaciones vanguardistas, etc., que cuentan con el respaldo o la tolerancia socialista y que intentan introducir la blasfemia como ingrediente cultural de la vida cotidiana (Ver reseñas aquí y aquí).
b) La televisión descristianizadora.— Otro ejemplo patente de este estímulo socialista a la blasfemia lo encontramos en los medios informativos estatales, especialmente en TVE. Las pequeñas pantallas no cesan de introducir en el propio seno de la vida familiar el fermento de la descristianización y de la inmoralidad más aberrante, por medio de películas y programas que no conocen límites en lo soez y en lo pornográfico. Se ultraja a Dios, a la Virgen, a los Santos, a la Iglesia, al Papa y a la Sagrada Jerarquía (Ver reseña aquí).
c) Sistemática demolición de las tradiciones católicas en la vida civil.— De modo discreto, las autoridades socialistas, mientras sonríen y hablan de diálogo, modernización y liberación, han adoptado una serie de medidas a niveles diversos que traducen al frío lenguaje de los reglamentos y textos legales lo que los blasfemadores culturales gritan a la luz del día. Las reformas son meticulosas. He aquí algunos ejemplos:
• El 4 de mayo de 1984, le tocó la vez al Ejército. Se reformó el Reglamento de Honores Militares y su adaptación a la España liberada exigía que al Santísimo Sacramento se le rebajara a una posición secundaria dejando de rendírsele las honras máximas que el Ejército Español hasta entonces le tributaba. Pasaba a recibir "honores de arma presentada, Himno Nacional (1a parte completa)" [2]. Es decir, los honores tributados al Santísimo serán menores que los que le corresponden a la Bandera, al Rey, al Príncipe de Asturias, al ministro de Defensa, a otras autoridades militares y, por supuesto, al jefe del Gobierno y al vicepresidente. El Rey de reyes, antes justamente homenajeado por las tropas arrodilladas, banderas rendidas, escolta de oficiales superiores, etc., es relegado ahora a un puesto inferior al del ministro de Defensa...
• En el nuevo Reglamento de Honores del Ejército ya no se conceden honras militares a las imágenes de la Santísima Virgen y de los Santos. Ante la presencia de imágenes sagradas la fuerza designada adoptará la posición de firmes y nada más. La supresión de esos honores fue notada con consternación en la mariana ciudad de Sevilla, donde el Ejército, a partir de 1984, ya no los rindió a la imagen de la Patrona de la ciudad —la Santísima Virgen de los Reyes— cuando entra en la Catedral por la Puerta de Palos, tras el solemnísimo desfile procesional del 15 de agosto [3].
• Ese mismo año las comunidades autónomas de Cataluña, Valencia, Murcia y Castilla-La Mancha decidieron suprimir de sus calendarios la fiesta de Santiago Apóstol, patrón de España [4]. Según informaciones obtenidas en el Ministerio de Administración Territorial fue suprimida asimismo en Andalucía, Aragón, Castilla-León, Extremadura, Galicia y Madrid.
• Poco después, tenía lugar en Madrid, en el Palacio de los Deportes, una fiesta para celebrar el día de Santo Tomás, patrono de los estudiantes, organizada por Radio Nacional y patrocinada por el Ministerio de Educación, por la Caja de Ahorros de Madrid y por el Ayuntamiento de la capital: 24 horas ininterrumpidas de rock, con drogas y depredaciones salvajes [5].
• En el Gobierno Civil de Cádiz se retiró la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que estaba colocada en la escalera de la primera planta, para sustituirla por el escudo constitucional [6].
• En Sevilla, el cartel anunciador de la Semana Santa de1984, impreso por el Ayuntamiento socialista, representaba de modo irreverente la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración. El voto de los concejales socialistas impidió la retirada del cartel, insistentemente solicitada por la Hermandad del mismo nombre, que dirigió una carta al alcalde protestando contra la afrenta a la venerada imagen [7].
• El número 4 de la revista "Madriz", editada por la Concejalía socialista de la Juventud y financiada por el Ayuntamiento con 600.000 pts., además de incitar al consumo de las drogas y a la inmoralidad, contenía ultrajes a la Religión. Sin embargo, el concejal de Cultura, Enrique Moral, consideró su contenido "moral y edificante" (sic) [8].
• En Puertollano (Ciudad Real) una revista de comics editada por el Ayuntamiento socialista, contenía ultrajes a la Iglesia e incitaba a la más soez inmoralidad. Afortunadamente la reacción popular le obligó a retirar de circulación la revista [9].
• La Universidad Literaria de Valencia retiró de su emblema la imagen de la Inmaculada Concepción, sustituyéndola por el escudo de la Generalidad valenciana. La imagen de la Virgen recordaba un hecho insigne ocurrido en 1530: la Universidad de Valencia fue uno de los primeros centros docentes de Europa en proclamar la Inmaculada Concepción de María [10]. Gracias a un recurso presentado por diecinueve profesores y alumnos contra esa medida, la Audiencia Territorial de Valencia determinó que la imagen de la Virgen de la Sapiencia fuera colocada nuevamente en el escudo de la Universidad de Valencia [11].
•En Granada, en una exposición de pintura organizada por el Ayuntamiento de mayoría socialista, uno de los dibujos representaba a un sacerdote levantándose la sotana en una actitud grotesca y soez. A pesar del escándalo suscitado, la delegada de Cultura del Ayuntamiento, la socialista María Luz García Cotarelo, mantuvo el diseño ultrajante de la dignidad sacerdotal, alegando que "los tiempos de la censura ya han pasado." [12]
•En un coloquio gay organizado por el Consejo de Cultura, Juventud y Deportes de la Junta Municipal de Chamberí, en Madrid, siendo alcalde Tierno Galván, Empar Pineda, representante del colectivo de Lesbianas Feministas recurrió a las insinuaciones más infames: "La jerarquía católica empieza a considerar lo que ocurre en los seminarios y conventos de monjas." Tras lo cual afirmó de Juan Pablo II: "El señor Wojtyla no me merece ningún respeto." [13]
• A partir de 1984 el Jueves Santo es día laborable en Cataluña, Valencia, Vascongadas, Extremadura y Baleares. Asimismo, el 19 de marzo, festividad de San José, fue declarado jornada laborable por las comunidades autónomas de las dos Castillas y Andalucía, pese a las grandes protestas de la población y a una amplia desobediencia civil, sobre todo de los colegios públicos y privados y de los comercios. Aparecieron octavillas que decían: "queremos seguir conservando nuestras tradiciones." [14]
• En Aragón y en Madrid, a partir de 1986 los días de Corpus Christi y de San José son laborables. En Valencia, la Generalidad, atendiendo al clamor público, decidió conservar la fiesta de San José [15].
• El Real Decreto del 18 de diciembre de 1987 que determinó las fiestas de ámbito nacional del Calendario Laboral de1988 —de acuerdo a las atribuciones otorgadas al Gobierno por el art. 37.2 del Estatuto de los Trabajadores— trasladó al lunes 5 de diciembre el descanso laboral correspondiente a la Fiesta de la Inmaculada Concepción que es el 8 de diciembre. Esto fue hecho alegando que se debe evitar la excesiva concentración de fiestas en una misma semana, ya que el 6 es el día de la Constitución.
• El cartel anunciador de las fiestas de la Virgen del Carmen, que tradicionalmente se celebran del 11 al 16 de julio en el distrito madrileño de Chamberí, financiado y distribuido por la administración socialista, representaba a una mujer con la ropa interior visible y medio caída, pantalón a rayas y flotando en el aire en una posición que recordaba a la Virgen del Carmen. A sus pies, en el suelo, una mujer desnuda, mitad simio mitad demonio, soltando una carcajada procaz. Pilar Fernández, concejal presidenta de la Junta de Chamberí, no temió juntar a la blasfemia la burla ecumenista: "No hay que tomarlo tan a la tremenda, se trata de una representación lúdica de la Virgen." [16]
• En Teruel, Ignacio de Diego, hijo del senador socialista por esa capital, Álvaro de Diego, pintó un mural en la calle, para una exposición del Ayuntamiento, en el que aparece un crucificado cuya cabeza es la de un carnero con cuernos. Unos días después, dicho mural apareció borrado con un spray de pintura blanca, al parecer por un grupo de señoras católicas [17].
• Por orden de la Presidencia del Gobierno, el tradicional "Dios guarde a V.I. muchos años", además de otras frases protocolares, dejarán de constar en los documentos oficiales [18]. La España socialista y moderna no debe tolerar ni siquiera las consagradas fórmulas de cortesía...
• Mientras tanto, la Administración va poniendo cada vez mayores trabas a la presencia de religiosas en el campo sanitario y asistencial. Así lo denunciaron las religiosas reunidas en una Asamblea General y también el cardenal Suquía quien declaró: "Se os niega con frecuencia el derecho y la libertad de atenderlos [a los enfermos y a los pobres] desde vuestra fe y conciencia cristiana." [19]
• El Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1987 fue concedido al académico Camilo José Cela, el cual, en una de sus últimas novelas, escribió una frase que constituye una grave ofensa a la Virgen de Covadonga, Patrona de Asturias. El abad del santuario de Covadonga manifestó su desacuerdo con la concesión del premio [20].
d) No están ausentes ni los más altos dirigentes socialistas.— Pero en el ludus ecuménico socialista —tanto en sus manifestaciones laicistas como en las blasfemas— no tienen reparos en entrar ni siquiera altos dirigentes del PSOE con responsabilidades de gobierno. Más de una vez, se ha oído al propio vicepresidente Alfonso Guerra tomar el nombre de Dios en vano, en declaraciones que rozan la blasfemia: "A mí, la verdad, no me pasma ni Dios", o “ [Dios] existirá o no, pero... no me maree" han sido algunos de sus estudiados desplantes [21]. Consignemos también la actitud radicalmente laicista del presidente del Gobierno asturiano, el socialista Pedro de Silva. Al rechazar una invitación a asistir a la bendición del nuevo edificio del Ayuntamiento de Navia, escribió una carta al alcalde en estos términos: "Con sorpresa leí la noticia sobre la incorporación de una ceremonia de bendición religiosa a los actos de inauguración del nuevo Ayuntamiento. (...) Si nos anima sinceramente el empeño de construir una sociedad moderna y respetuosa con el pluralismo, debemos tratar de cambiar algunos hábitos. El Ayuntamiento es una institución pública que representa a una colectividad plural (...). Lamentablemente hay quienes no lo entienden así y tratan de que sus creencias simbolicen las de todos. Es un capítulo más, ciertamente minúsculo y anecdótico, de la historia de la intransigencia." [22] Para el presidente del gobierno asturiano España debe respetar el pluralismo, lo que le lleva a concluir que los representantes del poder público no pueden asistir a ceremonias religiosas como si el término plural significase sin religión.
e) Pero aquí no ha pasado nada...— Sin embargo, el Gobierno socialista consigue situarse ante esta tremenda realidad con aires de condura ecumenista o —lo que es peor— de quien asumió lo contradictorio como principio. Fue lo que sucedió, por ejemplo, cuando el director general de Asuntos Religiosos intentó responder al malestar creado por la oleada de blasfemias: "Los actos que se puedan interpretar, con razón o sin razón, como agresivos al sentimiento religioso de los católicos españoles —y hay que admitir que alguno [sic] se haya producido— ni obedecen al deseo, ni al programa, ni producen satisfacción en modo alguno en el Gobierno." [23] En el mismo sentido pueden citarse las declaraciones de Gregorio Peces-Barba, siendo presidente del Congreso de los Diputados: "Nunca la Iglesia ha tenido más consideraciones que ahora en España", dijo con la mayor tranquilidad [24]. En el mismo tono, Fernando Morán, cuando era ministro del Exterior, añadió: "Por primera vez en España, la izquierda gobierna sin anticlericalismos." [25] Peces-Barba manipula de modo totalmente inadecuado esta distinción. Da a entender que los obispos pueden sentirse perfectamente bien tratados, aun cuando el mal se propaga libremente y hasta es favorecido por entidades estatales, con lo cual la virtud es vilipendiada y comienza a ser expulsada de las costumbres españolas. Vista así, esta distinción es seriamente injuriosa para la Jerarquía eclesiástica, cuya misión consiste precisamente en identificarse con la Religión para defenderla y propagarla, y que debe sentirse ofendida siempre que ésta lo fuera. Creemos que la distinción no corresponde al pensamiento de nuestros obispos. La pérdida de la seriedad política y la negación, a la vez sosegada y optimista, de las realidades más evidentes, parecen formar parte de una educación de la opinión pública para que acepte la agonía de toda lógica y de todo principio.
5- Como un tornillo que se introdujera poco a poco en la mente de Ios españolesLa repetición en cadencia de los sacrilegios anónimos, de las blasfemias descaradas, de las medidas oficiales de desacralización de la vida pública, tiene un efecto comparable al de un instrumento quirúrgico de pesadilla que se introdujese en la mente de los españoles como un tornillo que, dando vueltas, fuese penetrando cada vez más. En crecientes profundidades psicológicas de un número incontable de personas, la noticia reiterada de la agresión alevosa e impune contra lo que hay de más santo, se va introduciendo como un hecho que deprime, que aturde, que habitúa, y que prepara el ánimo para tolerar atentados más osados y radicales en el futuro.
6- La multiplicación de sacrilegios y blasfemias no rompe el consenso "ecuménico" que le sirve de aliadoEsta campaña es, en realidad, una inmensa operación que tiende a extirpar los trazos más profundos y auténticos de la mentalidad de los españoles. Sin embargo, pese a su gravedad, no despierta las reacciones proporcionadas.
a) Una táctica adecuada para no romper el consenso “ecuménico”.— Las modalidades que asumen las profanaciones y las injurias contra el culto sagrado, y la gradualidad de las medidas demoledoras conducen a la destrucción eficaz de la mentalidad católica de nuestro pueblo, sin romper, no obstante, el consenso ecuménico*. Si los demoledores aparecieran coordinados, obedeciendo a una concepción doctrinal definida y con la meta explícita de destruir el cristianismo en España —tal como ocurrió en la década de los 30— el consenso ecuménico sería visto como una utopía funesta o incluso como un fraude, imposible de mantener.
* Es significativa en este sentido la advertencia del cardenal arzobispo de Toledo, don Marcelo González Martín, contra la contemporización complaciente que existe frente al fenómeno: "No podemos vivir ignorando que fuerzas muy poderosas intentan descristianizar la vida de la familia y de la sociedad. (...) Quieren reducir a la esclavitud de unos programas partidistas los anhelos más nobles de la condición humana." ("El Alcázar", 20-12-1983).
b) Un consenso ecuménico que hace posible esta táctica.— Al amparo del consenso ecuménico, los sacrílegos blasfemos y desacralizadores pueden hacer con tranquilidad sus devastaciones. En efecto, más que las propias tácticas ahora descritas, el principal responsable de la inercia de los católicos es el clima dominante. Cada vez que alguien levanta la voz para protestar contra alguna aberración, viene enseguida la consigna: “no hay que ser tremendista”. Cuando la blasfemia y el sacrilegio aparecen en toda su dimensión, dicen: "Tengamos paciencia, son los sobresaltos inevitables en el camino de la transición hacia la libertad. No puede haber gente tan malintencionada como para planear una campaña de ultrajes a Dios y a la religión. Si reaccionamos les haremos propaganda. Ya volverán las aguas a su cauce..." Sin romper el consenso ecuménico, el Gobierno socialista favorece la descristianización de España, sea por medio de leyes laicizantes, sea por el estímulo a la producción artística de carácter blasfemo, sea por la virtual impunidad de sacrilegios y otros atentados contra la Religión. En la misma dirección trabajan "fuerzas muy poderosas" a las que hace alusión el cardenal don Marcelo González Martín. Es decir, dicho consenso no practica con coherencia el tan alardeado prohibido prohibir de Mayo del 68: tan sólo prohíbe lo que no estaba prohibido y no prohíbe lo que lo estaba. Es evidente que así no puede existir la neutralidad del Estado, sino una parcialidad anticatólica con aires de laicismo frío y equilibrado. No se puede alegar, por lo tanto, la existencia de un laicismo equilibrado, que respeta todas las posiciones, incluso la católica. Se trata en realidad de un laicismo emprendedor, que persigue a quienes tienen Fe. En efecto, las leyes penales ya no tienen ninguna eficacia para impedir o castigar los insultos sistemáticos a los católicos. El día de mañana no la tendrán para evitar la supresión de aquellos a quienes hoy se insulta. ¿Al fin de este camino no estará el Coliseo o el Circo Máximo? Por otra parte, la actuación de las "fuerzas muy poderosas" parece una siniestra parodia de la Santa Fehme de los países germánicos. Sería una Santa Fehme de la blasfemia, del relativismo y del ateísmo y no de la moralidad ni del orden público*. En otras palabras, están siendo creadas las condiciones para montar una inquisición contra quienes los relativistas consideren intransigentes**.
* La Santa Fehme fue un tribunal privado que, en tiempos de la anarquía posterior a la muerte de Carlomagno, surgió entre los pueblos alemanes como reminiscencia de antiguas costumbres de las tribus germánicas. Al comienzo contribuyó con los poderes públicos para mantener con severidad el orden en un mundo convulsionado y en disgregación. Sus procedimientos judiciales eran rudos, pero generalmente justos. Fue por ello muy temida. Posteriormente la Santa Fehme se desvirtuó y acabó transformándose en una sociedad secreta que fue el azote de las poblaciones. Nicolás V la excomulgó. Sobre la historia de este tribunal puede consultarse al gran historiador alemán Juan Bautista Weiss, Historia Universal, vol. VIII, pp. 615-623, 626-627.
** José María García Escudero, de orientación católico-progresista, en su afán de construir la tercera España reformista, tolerante y moderada sobre los escombros de las dos Españas, propone "cortar por la raíz" "inexorablemente" todo aquello que en la óptica de los moderados amenace su dominio hegemónico: "No hay más que un modo de evitarlo: que cuanto pudiera resucitar el enfrentamiento a muerte de las dos Españas (no su inevitable y por muchos conceptos beneficiosa confrontación pacífica) sea rotunda, enérgica, inexorablemente cortado por la raíz" (A vueltas con las dos Españas, pp. 173, 178, 179, 200, 210). El criterio para decidir quién está amenazando la paz pública será, naturalmente, elegido por los "moderados". Es la nueva inquisición de los tolerantes para "cortar por la raíz" a los que juzgaron intolerantes...
7- El botamen y la panoplia: los recursos de la Fe amenazadaLa legítima defensa está en la base de todos los derechos, constituye el fundamento del orden jurídico e incluso del orden del ser. Sin instinto de defensa ningún ser puede sobrevivir. Nuestro Señor Jesucristo dio a su Iglesia medios para defenderse que pueden dividirse en dos categorías. Uno es el botamen de los lenitivos, compuesto por los remedios para curar y hacer cesar el dolor. De éste hacen parte el perdón, la misericordia, la incansable paciencia, las exhortaciones maternales a los extraviados. Usando el botamen la Iglesia sigue el divino ejemplo del Buen Pastor que da la vida por sus ovejas (Jn, 10-11). Otra clase de recursos hace parte de la panoplia de la Iglesia: juzgar, castigar, pedir el concurso del brazo secular, excomulgar, etc. Al usar la panoplia, la Esposa de Cristo se inspira más en la fortaleza del León de Judá que en la mansedumbre del Cordero de Dios. Ambos medios de defensa son santos y a ellos la Iglesia no puede renunciar. Asistida por el Divino Espíritu Santo sabrá cuando debe ser usado uno u otro y cumplirá con su misión recurriendo a la panoplia o al botamen*, conforme lo exija cada situación.
* Bote (Etim. de pote) m. Vasija pequeña de barro vidriado, cristal, vidrio, porcelana, hojalata ú otra materia, que sirve para guardar medicina, aceites, pomadas, tabaco, conservas, etc. Botamen. Conjunto de botes de una oficina de farmacia. Panoplia (Del gr. panoplia; de pan, todo, y hopla, armas). Colección de armas, ordenadamente colocadas. Las metáforas del botamen y de la panoplia son, obviamente, recursos didácticos. Para conocer lo que dice la Teología y la Moral sobre los poderes de enseñar, santificar y regir que Nuestro Señor dio a la Iglesia puede verse, por ejemplo, el vocablo Eglise del Dictionnaire de Théologie Catholique, particularmente el apartado II 1, II 2 y II 3, tomo IV, 2a parte; y Enrique Denzinger, El Magisterio de la Iglesia, pp. 14-15 del Índice Sistemático Dogmático y Moral para la localización de las varias partes del libro en que dicho tema es tratado.
Ahora bien, en España estamos evidentemente en presencia de una gravísima ofensiva contra la Religión, sobre todo si consideramos el fin que persigue y los medios con que cuenta para alcanzarlo. ¿Cuál es la reacción de los Pastores? Lamentablemente constatamos que una y otra forma de defensa fueron muy poco usadas. Naturalmente, hay fieles católicos disconformes que protestan, pese a no tener tiempo o condiciones para analizar los hechos y formar una visión de conjunto que los muestre en toda su gravedad. Chocados más especialmente por las blasfemias e injurias anticristianas de TVE, manifiestan individualmente su indignación, hablan con las autoridades eclesiásticas que conocen, escriben a los periódicos protestando, o presentan querellas penales contra los autores de los torpes ultrajes a la Religión. De ello se han hecho eco principalmente publicaciones periódicas conservadoras, de tirada pequeña o media, periódicos como "El Alcázar" e incluso el "ABC". Pero no hay nada que se parezca con una articulación global organizada y pujante de los varios estamentos de la opinión católica nacional. Para que esta articulación decisiva no se opere, contribuye, además, un factor capital: la actitud de las autoridades eclesiásticas en general. Salvo honrosas excepciones, o en los casos en que la campaña demoledora se vuelve escandalosamente provocadora —a ello nos referiremos más adelante— la actitud de la mayoría de los prelados españoles, considerados en su conjunto, tiene las siguientes características:
a) Ignorar virtualmente la campaña de atentados sacrílegos que, sin embargo, es una realidad que ya se prolonga por más de cinco años.
b) Frente a los ultrajes contra Dios, sus Santos y su Iglesia, las reacciones de la Conferencia Episcopal y de la mayor parte de las autoridades eclesiásticas, cuando las ha habido, han sido extremadamente moderadas: declaraciones genéricas, doctrinalmente diluidas, en tono de lamentación más bien conciliadora, tendientes a minimizar la gravedad de los hechos evitando situarlos en el contexto de la revolución cultural demoledora del PSOE, y sin empeñar a fondo el prestigio, la influencia y la autoridad que la Providencia les puso en manos. En suma, nada capaz de convocar al pueblo católico a una movilización que corte el paso a la ofensiva multiforme con la que se pretende envilecer lo que hay de más sagrado en la Iglesia y en la nación*.
* Monseñor Díaz Merchán, arzobispo de Oviedo y entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española, declaró en la inauguración de su 42a Asamblea Plenaria, que "preocupa el clima de agresividad contra la Iglesia Católica que se advierte en España en algunos sectores sociales minoritarios, muy activos e influyentes en los medios de comunicación social" ("ABC", 25-6-1985). Hemos puesto en negrita las palabras que tienen el efecto de disminuir a los ojos de los fieles la dimensión de la agresión. Monseñor Delicado Baeza, arzobispo de Valladolid y a la sazón vicepresidente de la Conferencia Episcopal, se lamenta que haya quienes usen "los medios de comunicación social para arrojar a millones de destinatarios esas destemplanzas que, por fuerza, tienen que herir a muchos, cuando adoptan la forma del sarcasmo o del ataque a valores fundamentales de la conciencia del pueblo cristiano". El prelado señala enseguida que "la Iglesia española ha sido una de las instituciones que más se han renovado y con mayor sinceridad han hecho su propia autocrítica" para terminar lamentándose que en lugar de allanar el camino hacia una plataforma en la que coincidamos todos, existan estas actitudes dramáticas que el arzobispo reduce a "contiendas vecinales" ("Ya", 1-4-1984). El arzobispo de Valladolid califica esos ataques gravísimos de "destemplanzas". Su declaración no pone de relieve lo peor —la ofensa a Dios— sino que parece considerar el insulto al hombre como lo más grave: "hiere a muchos", "ataca la conciencia del pueblo cristiano". Este lenguaje revela el deseo de salvar, a cualquier precio, la reconciliación. Ahora bien, viene al caso preguntarse si puesto el fracaso de las reiteradas concesiones, no llegó el momento en que la Iglesia deba usar los recursos de la panoplia y entre decididamente en la polémica, como lo hicieron en su tiempo San Jerónimo, San Antonio María Claret, el cardenal Segura y tantos otros santos varones del pasado. Ninguna amargura nos mueve al hacer este comentario. Es la pregunta filial de quien constata hechos que están a la vista de todos.
c) Paralelamente, se desarrollan corrientes eclesiásticas progresistas más o menos impunes, que ya no lamentan el clima de descristianización artificialmente creado, sino que lo aceptan sin disimular satisfacción. Peor todavía, algunos de estos sectores han osado servirse del nombre católico o de la investidura sacerdotal y hasta episcopal para, en un alarde de autodemolición eclesiástica, usar ellos mismos un lenguaje blasfemo, encubriéndose detrás de los velos de la irreverencia humorística*.
* La revista progresista "Vida Nueva", de gran circulación en los medios eclesiásticos y que cuenta con la colaboración habitual del cardenal Tarancón y de otras personalidades religiosas, comentaba con satisfacción: "En el fondo, los obispos españoles están convencidos de la acelerada descristianización y secularización de los cristianos españoles (...) Se camina hacia esa Iglesia que Jesús contemplaba: un puñado de levadura en medio de la inmensa artesa. (...) ¿Que nos quedamos pocos? No todos están llamados a ser levadura, árbol, luz, sal. (...) Qué importa el número de católicos si es Cristo quien salva" ("Vida Nueva ", 13/20-8-1983). La misma revista transcribió un comentario de "Iglesia Viva": "La Iglesia se encuentra hoy en nuestro país en una situación social muy favorable para anunciar y vivir el Evangelio de Jesús de Nazaret. (...) La crítica antieclesial en una sociedad pluralista ha de ser asumida como instrumento normal de purificación" (apud "Vida Nueva", 5-5-1984). Estamos en total desacuerdo con la postura de "Iglesia Viva", que "Vida Nueva" hace suya al transcribir sin reparos el trecho citado. Quien sufre críticas merecidas sin protestar puede revelar una seria contrición, un noble sentido de justicia, pues el que erró reconoce por el silencio su culpa. El inocente, a quien se concede libertad de responder y restablecer la verdad, no tiene el derecho de no hacerlo si con su omisión perjudica a terceros. Más aun. No reaccionar cuando los atacados son Dios y su Iglesia es, según Santo Tomás, una, impiedad: "Los buenos deben tolerar a los malos y soportar pacientemente las injurias que les inflijan a ellos, pero no así las injurias contra Dios o el prójimo. Como dice San Juan Crisóstomo, 'ser paciente con las injurias propias es digno de alabanzas; pero querer disimular las injurias contra Dios es impío' (...) La injuria contra una persona puede serlo también contra Dios y contra la Iglesia, y entonces uno mismo debe ejecutar su propia venganza. Esto hizo Elías al atraer fuego sobre los que vinieron a prenderle; así también Eliseo maldijo a unos jóvenes que se burlaban de él, y el Papa Silvestre excomulgó a quienes le desterraron. —Pero la injuria inferida únicamente a la propia persona debe sufrirse con paciencia, si es conveniente" (2-2, q. 108 a.1). Continúa el Doctor Angélico: "Está la autoridad del Crisóstomo: 'Quien, habiendo causa, no se irrita, peca. La paciencia irracional es semillero de vicios, fomenta la negligencia e incluso a los buenos les incita al mal.' La ira puede tomarse en dos sentidos. Primero, como simple movimiento de la voluntad, que impone sanción movida por la razón recta, sin pasión alguna; y en este caso es pecado no tenerla (...) En el segundo sentido, la ira se toma como movimiento del apetito sensitivo agitado por la pasión con excitación corporal. Este movimiento sigue necesariamente en el hombre al movimiento anterior de la voluntad, ya que naturalmente el apetito inferior sigue al movimiento del apetito superior, si algún obstáculo no le impide. Es, pues, imposible que deje de existir todo movimiento de ira en el apetito sensitivo, a no ser por substracción o debilitamiento del movimiento de la voluntad. Por tanto, la ausencia de esta pasión puede ser pecaminosa, lo mismo que la ausencia del movimiento de la voluntad en orden a imponer la sanción debida en justicia" (2-2, q. 158, a.8).
Sobre este último aspecto, absolutamente inconcebible si no fuese el ambiente de apatía mantenido en la España de hoy, recordemos aquí tan sólo algunas muestras:
• Monseñor Alberto Iniesta, obispo auxiliar de Madrid, escribe, sin haber despertado censuras públicas de sus pares eclesiásticos*: "¡Ya está Dios bien sujeto, para que no haga 'diabluras' ni tonterías! (...) El Dios que se presenta en Jesús era verdaderamente muy bohemio, muy ácrata, muy liberal y hasta —Dios mío: yo no me atrevería si no constara en el Evangelio que te lo dijeron— muy libertino." [26]
* Monseñor Alberto Iniesta no sólo no ha sido reprendido públicamente, sino que se ha visto respaldado por el Episcopado y hoy en día es presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones. Véase, por ejemplo, el comentario aparecido en el diario "ABC" de Madrid sobre el recibimiento que se le dio en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal. "Un grupo de hombres alegres —dice el periodista S.M.R.— que se saludaban efusivamente y que no manifestaba en absoluto tiranteces ni discordias. (...) Otra cosa que me encantó: la acogida que le hicieron a Iniesta. Nada más llegar se vio rodeado de obispos, de todos los colores del espectro solar, que se alegraban con él por su restablecimiento e incorporación a la actividad" ("ABC", 25-6-1985). Tampoco se sabe que hayan sido impuestas censuras a su amigo y colaborador el P. José Luis Cortés, que sigue publicando sus chistes e historietas blasfemas en revistas y folletos católicos.
• El P. José Luis Cortés, tristemente célebre por sus comics blasfemos sobre la vida de Jesús y de los santos, colaborador durante años de la hoja semanal archidiocesana "Iglesia en Madrid" y actualmente colaborador habitual de "Vida Nueva", va más lejos y usa expresiones soeces en un libro publicado por Promoción Popular Cristiana, que recuerdan la ordinariez del anticlericalismo de antaño, aunque utilizando un lenguaje ecumenista y lúdico. Dice, por ejemplo, el sacerdote: "Porque Dios, que aunque no está suscrito a Playboy sabe un rato de señoras, no andaba buscando mujeres despampanantes para encarnar a su hijo." No satisfecho con esto, se refiere a la Santísima Virgen como "la hermosona and family" y lleva su atrevimiento blasfemo al punto de llamar a San José "carpintero orejudo." [27] En la Navidad de 1985 la revista "Alandar", órgano de las Comunidades Eclesiales de Base, publicaba un poema de monseñor Iniesta, dedicado "a mi viejo amigo y viejo profesor Don Enrique Tierno Galván, agnóstico de buena voluntad y alcalde de 'Madrid' ". Su última página estampa un comic del P. Cortés sobre el nacimiento de Cristo, titulado: "Y el verbo se hizo pis (reflexiones navideñas sobre el niño dios rojo, digo, encarnado)". El comic es una burla impía de todo lo sagrado; con teólogos tradicionales que dicen: "No; no es el Padre quien hace pis, sino el Hijo; y solo en cuanto a su naturaleza humana", a lo que San José contesta: "Déjense de c... y tráiganme un pañal seco, vamos." El mismo comics representa a una mujer que comenta, refiriéndose a la Virgen:"Dicen que fue madre de soltera y que éste no es su verdadero marido... En fin, todo de lo más opuesto a nuestra moral católica." El Padre Eterno dice: "Yo hubiera preferido niña, pero dijeron los profetas que no podía ser." Y una monja grita: "Todos al portal y celibato opcional." [28] Podríamos incluir aquí, desgraciadamente, muchos otros ejemplos que por brevedad, respeto a la dignidad sacerdotal y episcopal preferimos omitir... Esta obsesión autodemoledora en sacerdotes que llegan hasta la blasfemia, nos hace recordar las palabras del Profeta Real: "Si el enemigo me hubiese afrentado, sí, que lo hubiera soportado, (...); pero eras tú, compañero mío, amigo y familiar mío. ¡Con quien tuve dulce trato! en la casa de Dios anduvimos en reunión festiva" (Sl 54, 13 a 15).
8- Carta de TFP-Covadonga al EpiscopadoCuando este panorama, que la presencia caudalosa de las blasfemias y de los sacrilegios hace particularmente sórdido y sin precedentes, comenzaba a delinearse, TFP-Covadonga juzgó su deber dirigir a cada uno de los cardenales, arzobispos y obispos, el 14 de mayo de 1984, una carta redactada en términos respetuosos y filiales. En ella se describía y analizaba la oleada de blasfemias y sacrilegios desatada en España, sus métodos, sus consecuencias, y se les pedía que tomasen medidas con urgencia para cortar el mal*.
* De la Carta de TFP-Covadonga a aquellos prelados transcribimos los siguientes trechos: "Este elenco de algunos de los principales sacrilegios cometidos en España en los últimos meses denota que estos actos no constituyen una actitud aislada de personas sin una cabeza que las coordine, sino que existe, en el fondo, una intención metódica que no puede dejar de tener un fin: y, persiguiendo ese fin, personas que estén organizando dicha campaña." Si no fuera la apatía pública y la lamentable falta de orientación que padecen los fieles, esta oleada de blasfemias se detendría ante el rechazo indignado por parte de los católicos. Por el contrario, su efecto "consiste en amortecer el espíritu religioso de los católicos, habituándolos a contemplar, entre avergonzados e inertes, la vejación de todo cuanto ellos admiten, a justo título, como más sagrado. Esto produce, necesariamente, el decrecimiento del amor de Dios, que trae como consecuencia, a su vez, la relajación del fervor de toda la vida religiosa y de todos los actos de defensa de los principios de la Civilización Cristiana. “Siendo tan graves las consecuencias de esa campaña, parece totalmente lógico y urgente tomar las medidas necesarias para que el espíritu católico no se deje adormecer, evitando así que el enemigo de la Iglesia y de la Civilización Cristiana quede completamente libre para hacer todo cuanto quiera. "Además, y sobre todo, nos parece importante reparar la honra agraviada de Dios, de su Santísima Madre y, como consecuencia, de la Iglesia Católica Apostólica y Romana. "Todo ello nos lleva a pedir al venerable Episcopado nacional que, con el mayor empeño y urgencia, del modo más categórico y ostensivo, levante voces de protesta colectivas e individuales contra esta campaña de blasfemias, y que mueva a todos los sacerdotes de sus respectivas diócesis a una verdadera campaña pública durante los sermones, estimulando al pueblo a manifestar, de un modo pacífico, pero caluroso, a las autoridades civiles constituidas, su disconformidad con tales abominaciones. "Por fin, pedimos también a nuestro venerable Episcopado que promueva, en cada diócesis y, si fuera posible, en cada ciudad en la que tales aberraciones se han cometido, una gran manifestación popular seguida de actos de desagravio público, hechos preferentemente en el lugar de mayor importancia, o en una gran plaza. Tal vez fuese incluso el caso de promover en Madrid, o en algún otro lugar indicado por la Conferencia Episcopal, un gran acto de protesta nacional contra todas esas blasfemias y sacrilegios tomados en su conjunto. Esta podría y debería ser una de las mayores manifestaciones de toda la Historia de España. "La TFP, con la esperanza de que la Conferencia Episcopal acceda a pedidos que parecen tan justos, se coloca a completa disposición del Episcopado nacional, para colaborar, en la esfera que le es propia, a la realización de estos altos designios. "Pedimos, al mismo tiempo, oraciones y la bendición de nuestro venerable Episcopado" ("Covadonga Informa", junio de 1984; "Iglesia-Mundo", primera quincena de septiembre de 1984).
Recibimos cartas de algunos prelados con palabras de cortesía o estímulo que agradecemos. Pero los medios informativos desde entonces no han hecho sino confirmar la creciente ofensiva demoledora y, en cambio, el Episcopado no ha tomado iniciativas de peso.
ANEXOS:
NOTAS
[1] "ABC", 2-6-1986. [2] Real Decreto 11 abril1984, número 834/84 (Ministerio Defensa), (BOE, 4-5-1984). Deroga el decreto número895/1963, de 25 de abril (BOE, 4-5-1963)."El País, 20-11-1984. [3] "ABC", 16-8-1984,"El País", 20-11-1984. [4] "ABC", 23-10-1983; "El Alcázar", 30-10-1983 y 25-7-1984. [5] "ABC", 29-1-1984;"El Alcázar", 29-1-1984. [6] "El Alcázar", 31-12-1983. [7] "El País", 23-3-1984; "Ya", 3-4-1984. [8] "ABC", 14-4-1984 y 30-3-1984. [9] "ABC", 30-3-1984. [10] "El Alcázar", 20-2-1985. [11] "ABC", 16-12-1987. [12] "El Alcázar",24-1-1984; "Ya",22-1-1984. [13] "ABC", 21-12-1983. [14] "ABC", 20-3-1984, 12-4-1984; "El Alcázar", 20-3-1984; “El País", 17-3-1984 y 20-3-1984. [15] "Diario 16", 19-3-1986; "Heraldo del Lunes", 3-3-1986;"El País", 15-3-1986. [16] "ABC", 9-7-1986; 12-7-1986; 16-7-1986; 17-7-1986; "El Alcázar", 9-7-1986; 17-7-1986; 22-7-1986; "El País", 9-7-1986; "Ya", 17-7-1986. [17] "ABC", 17-4-1986; "El Día", 15-4-1986. [18] "ABC", 18-6-1986, 23-7-1986. [19] "ABC", 2-2-1987, 9-2-1987; "Ya", 3-2-1987. [20] "El Alcázar",3-4-1987; "El País",28-3-1987. [21] "ABC", 16-8-1986 y Abel HERNÁNDEZ, Crónica de la Cruz y de la Rosa, p. 100. [22] 22 "ABC", 24-4-1985. [23] "ABC", 31-3-1984. [24] "Ya", 2-6-1984. [25] "Liberación",16-1-1985. [26] Escritos en la arena, p. 28. [27] Para servir a Dios y a usted, pp. 16, 21. [28] "Alandar", diciembre de 1985.
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