"Los Infundios del señor Obispo de Campos"
TFP-Covadonga refuta los infundios del Obispo de Campos
Respuesta de TFP-Covadonga a una carta de Mons. João Corso, Obispo diocesano de Campos (RJ-Brasil)
Facsímile de la portada de "Covadonga Informa", edición de septiembre de 1995, editado por TFP-Covadonga, en que se publicó el resumen del presente estudio.
- Los infundios del señor Obispo de Campos
I – Carencia de idoneidad de la carta de Mons. Corso como documento objetivo e imparcial
1) Una diócesis convulsionada por discusiones religiosas: Campos (Brasil)
2) Mons. Corso, un obispo envuelto en apasionadas polémicas
3) Una carta firmada con mucha precipitación
1) Principales acusaciones contenidas en la carta
1ª Acusación sin pruebas: La TFP sería una "secta" que utilizaría como arma principal el "embuste"
2ª Acusación sin pruebas: La TFP haría "lavado de cerebro"
3ª Acusación sin pruebas: En la TFP se practicaría una esclavitud al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira
A) Algunos rasgos de los 35 años de historia de la TFP brasileña
b) El éxito de los métodos de propaganda de la TFP
b) El respeto a los miembros del clero, en la TFP: ¿puede ser tildado de anticlericalismo?
c) La TFP y el papado: refutando la acusación de cisma
d) La enorme crisis abierta después del Concilio Vaticano II: posición de la TFP
e) La religiosidad de los miembros de las TFPs
f) La TFP sería "para-militar"
C) La TFP utilizaría como "arma principal" el "embuste"
4) Refutación de la 2ª acusación sin pruebas: La TFP haría "lavado de cerebro"
A) Jurisprudencia española no toma en consideración la metáfora publicitaria del "lavado de cerebro"
B) Desmitificando la metáfora del "lavado de cerebro"
b) "Lavado de cerebro" y conversión – diferencia fundamental
c) Una metáfora expresiva, que ha recorrido el mundo
d) La proliferación de las "sectas" y el relanzamiento de la metáfora
e) Sectas: ¿un mero caso patológico, o un problema mucho más profundo?
f) "Lavado de cerebro", un mito que niega la existencia del libre albedrío
g) "Lavado de cerebro", un "slogan" publicitario que ningún científico de alto nivel toma en serio
h) La teoría del "lavado de cerebro", una amenaza para la misma institución del Derecho
i) "Manipulación del subconsciente", otro concepto vacío de contenido científico
j) Un concepto íntimamente conexo con el de "lavado de cerebro"
k) Manipulación: palabra que quiere decir todo y no quiere decir nada
l) Es un error imaginarse al hombre como un mero receptor pasivo de las influencias de su ambiente
C) La fértil imaginación de los detractores de la TFP
7) Otras acusaciones sueltas... también sin pruebas
● Presunta "opción preferencial por los nobles" de Mons. Mayer
● La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, lamenta el indiferentismo religioso de su país
b) Dificultades creadas en Campos por el cisma de Mons. Mayer
● La ruptura entre Mons. Antonio de Castro Mayer y el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira
● ¿A quién aprovecharía la oposición a Mons. Navarro?
D) Sobre algunas personas nombradas por Mons. Corso en su carta
- Texto íntegro de la carta de Mons. Corso
Está circulando ampliamente, no sólo en Cataluña sino también en otros lugares de nuestro País, una sorprendente carta, dirigida al "Sr. D. "X" y Excmas. Familias católicas españolas", escrita por un prelado brasileño hasta ahora totalmente desconocido en el mundo católico español.
Se trata del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. João Corso, obispo diocesano de Campos (RJ), Brasil.
A Mons. João Corso le anima una intensa enemistad contra la TFP. Ese mismo sentimiento habitaba ostensivamente el espíritu del Sr. "X", joven activista español que cumplió pena de prisión por perpetrar atentados terroristas entre agosto de 1985 y julio de 1986.
Es explicable que uno y otro hayan puesto en común su animadversión contra la TFP. Y que esa animadversión haya causado en ambos el deseo de mover una acción conjunta contra la entidad.
Así pues, se comprende como haya nacido en el espíritu de Mons. João Corso el propósito de mover una campaña en el público español, sea contra TFP-Covadonga, sea contra la TFP brasileña: dos entidades hermanadas y autónomas, animadas por los mismos ideales.
Encontramos ahí el origen de una campaña torrencial, escrita o hablada, sirviéndose, a veces, de las paredes de las calles, y en otras circunstancias de los ambientes de ciertos círculos sociales.
Cuando el período estival se presentó, naturalmente empezó el juego de las inercias y de los intersticios de diversas índoles. Ahora, en la víspera del fin de las vacaciones, se hace necesario volver al asunto.
En efecto, la propaganda anti-TFP había ganado, antes de las vacaciones, tal violencia, tal carga de odio, tal tendencia a multiplicar el odio por el odio, a usar la invención gratuita y sin ninguna especie de pruebas, la acusación falsa por la acusación falsa, que el respeto que la TFP se debe a sí misma, y que cada uno de sus miembros se debe también a sí mismo, nos ha llevado al cumplimiento indeclinable del deber de legítima defensa.
En esas condiciones y bajo el título de Los infundios del señor Obispo de Campos, TFP-Covadonga ha preparado una detallada refutación a todas las falsedades y acusaciones injuriosas que contiene la violenta diatriba de Mons. Corso. Antes de presentarla al público, quisimos someter la materia a la apreciación del eminente teólogo dominico, P. Victorino Rodríguez y Rodríguez, O.P., Prior de Santo Domingo el Real, en Madrid, catedrático en su día en la Pontificia Universidad de Salamanca, miembro ordinario de la Pontificia Academia Romana de Teología, autor de más de 350 reputados títulos sobre filosofía y teología, quien nos envió la carta de encomio que publicamos en la página siguiente.
Nuestra respuesta no tiene otro propósito sino la legítima defensa, ejercida con toda firmeza por dos entidades hermanadas: TFP-Covadonga y la TFP brasileña.
Las TFPs tienen la intención de ejercer esa legítima defensa con toda energía, con toda lealtad y altivez, y sobre todo con confianza en la Providencia. Que Ella nos ayude, ya que luchamos por la causa de la Fe católica y por la pureza de nuestro buen nombre.
En el umbral de este combate, que de modo gratuito ha resuelto declararnos el señor Obispo de Campos, tenemos en los corazones y en los labios las palabras de todos los devotos de María:
"De mil soldados no teme la espada,
quien pugna a la sombra de la Inmaculada"
Carta del P. Victorino Rodríguez, OP
SANTO DOMINGO EL REAL
PP. DOMINICOS
24-8-1995
Sr. D. Fernando Gonzalo Elizondo
Secretario de TFP-Covadonga
Madrid
Querido amigo:
He leído con toda atención el estudio "Los infundios del señor Obispo de Campos" (João Corso), que me pasó con el ruego que lo leyese, antes de proceder a la edición, por si encontraba alguna cosa incorrecta, a mi entender. Bien, debo decirle lo siguiente:
Primero. Al regresar de vacaciones me encontré con el texto de la carta del Obispo de Campos, Mons. Corso, del 5 de junio de 1995, tal como la reproduce Vd. en pp. 72-73, si bien en la copia que recibí yo no figura como destinatario "X", sino las "Excmas. familias católicas españolas".
Segundo. No pensé contestar a esta Carta o acusar recibo de su copia, por su contenido falso en cuanto al conocimiento de la TFP, y por su tono malévolo y pretensión difamatoria. Sentí vergüenza de que un Obispo salesiano la hubiese escrito. Guardé silencio.
Tercero. Me parece muy justo y hasta un deber colectivo que TFP-Covadonga haya elaborado esta puntual y adecuada respuesta a todas y a cada una de las falsas acusaciones del obispo Corso. No encuentro nada que corregir o mejorar, aun sabiendo que a favor de TFP se podrían decir muchas más cosas. Las grandes falsedades sobre falta de fidelidad al Magisterio y al Papa, sobre el supuesto "lavado de cerebro", sobre la supuesta desviación del culto religioso e implicaciones de la TFP en la crisis religiosa de la diócesis de Campos, etc., quedan fehacientemente desmentidas en el presente estudio.
Cuarto. De estos mismos frentes de animadversión obsesiva a la TFP siguen saliendo en este mes de agosto denuncias anónimas. Se la descalifica como "secta" sin prueba.
Un cordial abrazo.
Fr. Victorino Rodríguez, O.P.
Carta del Cardenal Bernardino Echeverría
El Cardenal
Bernardino Echeverría Ruíz, OFM.
Quito, agosto 29 de 1995
Señor D.
Fernando Gonzalo Elizondo
Secretario de TFP-Covadonga
MADRID
Ilustre amigo:
He quedado muy sorprendido al leer las afirmaciones que el Sr. Obispo de Campos (Brasil), Mons. João Corso, hace contra la TFP brasileña y su ilustre fundador, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira; acusaciones que están siendo difundidas maliciosamente en España. Realmente son acusaciones de mucha gravedad, muy calumniosas y además hechas sin ningún fundamento.
Desde hace más de 20 años conozco y sigo de cerca todas las actividades de la TFP y puedo dar testimonio de su fidelidad al Magisterio de la Iglesia y al Papa, de la profunda y bien cultivada piedad y de la rectitud moral de sus miembros.
He tomado conocimiento de la legítima y firme defensa hecha por la TFP española: "Los infundios del señor obispo de Campos". Me ha parecido una refutación brillante, enteramente lógica, demostrativa y cabal.
Queda claramente desmentido el embuste de que la TFP sería una "secta", que exista algo a manera de "lavado cerebral" o que en ella haya desviaciones del verdadero culto al Divino Redentor y a su Santísima Madre. También quedan refutadas todas las otras acusaciones.
Esperando que la Santísima Virgen proteja y sostenga esta benéfica obra en defensa de la tradición, la familia y la propiedad, felicito sinceramente a los autores de dicho estudio y les doy mi paternal bendición, así como a todos y cada uno de los miembros de la TFP esparcidos por el mundo.
+ Bernardino Cardinal Echeverría
Administrador Apostólico de Ibarra
La acogida al mismo tiempo benévola y sonriente, el trato comprensivo y afable, constituyen características del modo de ser que, desde hace cerca de dos mil años, define el perfil del Obispo católico. En esto se funda el prestigio que nimba a los ojos de todos los católicos la figura aureolada del Obispo de la Santa Iglesia. San Pablo lo describe en sus epístolas: "Es preciso que el obispo sea inculpable, como administrador de Dios; no soberbio, ni iracundo, ni dado al vino, ni pendenciero, ni codicioso de torpes ganancias; sino hospitalario, amador de los buenos, modesto, justo, santo, continente, guardador de la palabra fiel; que se ajuste a la doctrina de suerte que pueda exhortar con doctrina sana y argüir a los contradictores" (Tit 1, 7-9; cf. también I Tim 3, 2-7).
Ahora bien, esos hermosos rasgos morales y psicológicos no los hemos encontrado reflejados en una carta con papel timbrado de la diócesis de Campos, en Brasil, cuyas fotocopias han sido difundidas en nuestra patria, y que ostenta la firma de su obispo: Mons. João Corso.
Hasta el día de hoy, jamás había llegado a nuestro conocimiento una carta escrita por un obispo, a respecto de quienquiera que sea, que tuviese la brutalidad, la despreocupación en la injuria y la tendencia a la exageración en el ataque, que manifiesta Mons. Corso en su escrito.
Espanta el alarde con que el prelado no ofrece absolutamente ninguna prueba de sus inculpaciones, cuando es de todos conocido que la obligación de quien acusa es probar, so pena de ver sus imputaciones convertidas en calumnias. Sin embargo, en esa carta no encontramos ningún asomo de documentación que la justifique. Por el contrario, la monumental indiferencia para aportar cualquier elemento probatorio llega a lo inimaginable, y cuando su autor juzga que una invectiva ha producido en la víctima la herida deseada, continúa su diatriba desviándola hacia otro asunto. ¿Y las pruebas? ¡Oh, las pruebas! ¿Olvida el señor Obispo que un trabajo sin fundamentación es como la casa sin cimientos de que habla el Evangelio, que se deshace al primer embate? (cf. Mt 7, 26-27).
¿Quiénes son los blancos de la furia episcopal? La Sociedad Española de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad - TFP-Covadonga, así como las demás TFPs, autónomas y hermanadas, que existen en 26 países. De modo especial, el prelado se ensaña contra la TFP brasileña y contra su insigne fundador, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, notable pensador, escritor y hombre de acción, que ha inspirado el pujante grupo de asociaciones TFP en los cinco continentes.
El lector entenderá todo nuestro pesar al vernos obligados imperiosamente a negar la veracidad de las acusaciones de Mons. Corso a fin de vindicar el honor de la "Sociedad Española de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad - TFP-Covadonga", de las demás TFPs y del fundador de la TFP brasileña e inspirador de todas las otras, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira (1).
La carta del señor Obispo parece calculada para demoler el buen nombre que la actuación airosa y cortés, piadosa y valiente de los miembros de TFP-Covadonga – así como de los integrantes del conjunto de las demás TFPs, en sus respectivas patrias – ha adquirido entre los medios católicos.
Las dos abigarradas páginas que constituyen la misiva de Mons. João Corso están repletas de antiguas acusaciones fabricadas hace más de diez años por viejos detractores de las TFPs, muchas de las cuales tienen su origen en periódicos de clara tendencia izquierdista o de centroizquierda; otras en ambientes de adherentes al cisma lefebvrista.
Todas estas acusaciones calumniosas fueron en su día debidamente refutadas y confundidas por las TFPs mediante libros, manifiestos, comunicados de prensa, etc., de amplia divulgación. Cuando trataban de asuntos de doctrina o disciplina eclesiástica, las refutaciones estaban respaldadas por cualificados pareceres de ilustres canonistas o teólogos, como mostraremos oportunamente.
Es inimaginable que el señor Obispo, antes de salir a público contra las TFPs, no haya leído esas obras. Pero todavía parece más imposible que, tomando conocimiento en dichos libros de la alta autoridad moral e intelectual de los ilustres sacerdotes que los apoyaron íntegramente, el prelado hubiese corrido un tupido velo sobre todo eso, ocultándole a sus lectores el conocimiento de tales datos. Parece que el señor Obispo esperaba que, como los alumnos medievales, el lector español leyendo su carta concluyera: "Magister dixit" - "El maestro ha hablado". En realidad, después de correr los ojos sobre tal conglomerado de acusaciones sin pruebas, el lector exclama: ¡"res non verba", hechos reales y no meras palabras, es lo que debería acompañar a tan graves acusaciones, señor Obispo!
A rigor no sería necesaria una refutación a la reciente carta del prelado, pues a despecho del esfuerzo de los adversarios españoles de la TFP para difundir esta misiva, ni de lejos ha causado en el público el efecto que seguramente deseaban. Por el contrario, al tomar conocimiento de la campaña de calumnias que contra TFP-Covadonga se está desatando, más de 2.500 sacerdotes, religiosos y religiosas nos han enviado, en las últimas semanas, cartas de apoyo por nuestra actuación en defensa de la Tradición, de la Familia y de la Propiedad.
No obstante, siempre hay algunas personas propensas a dar crédito a cualquier infundio, y si TFP-Covadonga se callase podrían pensar que fue por no saber qué responder. La obligación de conservar intacto el honor de nuestro estandarte nos obliga, pues, a publicar esta defensa contra tan injuriosa carta.
Y en esta defensa somos obligados a refutar todas las acusaciones lanzadas contra otras TFPs, asociaciones hermanas nuestras, para lo que nos serviremos, evidentemente, de todas las obras que sobre la materia ya han sido publicadas, citándolas en su debido lugar.
Por encima de un océano de diferencias ideológicas, extraña alianza contra la TFP: Carta de un obispo brasileño a un ex-terrorista catalán de extrema derecha
Importa señalar, antes de entrar en materia, que en la mayoría de las copias de la carta de Mons. Corso que han circulado en nuestra patria, ha sido cuidadosamente censurado, en los dos lugares donde aparece – en el saludo, y en el antepenúltimo párrafo –, el verdadero destinatario. Se trata del Sr. "X", cuyo nombre auténtico es "JCCG", y que tuvo participación en atentados terroristas contra librerías catalanas (entre agosto de 1985 y julio de 1986), hechos por los que fue condenado a cinco años de prisión, por la Audiencia Provincial de Barcelona, algunos de los cuales cumplió en la Cárcel Modelo de la ciudad condal. Según la prensa catalana, un informe psiquiátrico le diagnosticó una "personalidad esquizofrénica" ("El Triangl", 20-11-1992). Por su parte, "El País", informa que "X" (actualmente "CGC") es "uno de los máximos responsables y fundadores del grupo terrorista Milicia Catalana", y al salir de la prisión aseguró "estar dispuesto a defender estos valores si es preciso, con la armas" (2).
La carta objeto de este análisis responde a una petición del Sr. "X", del 19 de mayo de 1995 (3), que Mons. Corso quiso autenticar con nota manuscrita, en la que dice: "Paz! ... Yo ya he declarado guerra a la TFP. En Cristo + João, Obispo de Campos". Así autenticada, la entregó a algunos brasileños conocidos suyos, junto con copia de la carta aquí refutada.
Y para no dejar lugar a dudas, el 1 de agosto de 1995, escribe de nuevo al Sr. "X", confirmando la carta anterior.
"El 5 de junio p.p. respondí a su carta del 19 de mayo de este año, en que me pedía informaciones de la TFP.
"Lo hice bastante exhaustivamente...."
A pesar de la censura del nombre del destinatario, realizada en las copias distribuidas, la carta objeto de este análisis está dirigida al ex-terrorista.
¿Acaso el Sr. "X", que se yergue portavoz de "un gran número de familias católicas españolas", hasta el punto de escribir al prelado de una diócesis distante más de 10.000 kilómetros, teme la publicidad?
La lectura de la carta de Mons. Corso, sobre la TFP, da la impresión de que el señor Obispo, dejando correr la pluma sobre el blanco papel, fue encadenando precipitadamente un sinnúmero de ideas y expresiones sin la menor preocupación de ser fiel a la verdad.
En la carta posterior (del 1 de agosto) reconoce su precipitación cuando, al referirse a las personas que según él podrían dar otras informaciones sobre la TFP (Sr. Folena y Sr. Enrietti), afirma: "Debo declarar que tales referencias a ambos me fueron espontáneas y sin previa consulta a los mismos .... No fueron consultados previamente por mí". ¿Sabía el señor Obispo que uno de ellos, concluida la vida laboral, vive tranquilamente jubilado? ¿No temió inmiscuirlo en infundios tan graves, que podrían dar origen a encendidas polémicas, sin mediar la más mínima consulta? ¿Donde están las cualidades que deben brillar en el Obispo, según enseña San Pablo en sus epístolas? ¿Donde está, por ejemplo, la Prudencia?
I – Carencia de idoneidad de la carta de Mons. Corso como documento objetivo e imparcial
Para entender la carencia de valor probatorio de la carta de Mons. João Corso, es necesario recordar en primer lugar la diferencia que existe entre los felices tiempos de San Pío X y de tantos de los sucesores de ese Pontífice modelo, cuando la palabra de un obispo daba fe, sin ser necesario prueba en contrario, y los actuales días, en que una terrible crisis doctrinal y moral conmueve la Iglesia Católica (4).
Por otro lado, hay que tomar en consideración la situación de la misma diócesis de Mons. Corso, Campos, en Brasil, convulsionada desde hace ya casi quince años por discusiones religiosas acaloradas entre "tradicionalistas" y "progresistas". Dichas polémicas se encendieron todavía más a partir de 1988 con el cisma mayer-lefebvrista.
1) Una diócesis convulsionada por discusiones religiosas: Campos (Brasil)
¿Quién no sabe que desgraciadamente la Iglesia atraviesa una de las mayores crisis que ha conocido en su historia, y que las divisiones internas que la dilaceran son enormes? Hace parte de tales divisiones, entre muchas otras, lo que se podría llamar el cisma lefebvrista, o el cisma mayer-lefebvrista.
Este cisma se concretó cuando, en junio de 1988, Mons. Marcel Lefebvre, obispo titular de Thule (en Francia) consagró como obispos a cuatro sacerdotes, contrariando la prohibición formal de la Santa Sede, y con la complicidad de Mons. Antonio de Castro Mayer, Obispo emérito de Campos.
La Santa Sede, por Decreto del Cardenal Bernardin Gantin, Prefecto de la Congregación de los Obispos, del 1 de julio de 1988, confirmó la excomunión latae sententiae en que incurrieron, tanto los obispos Mons. Marcel Lefebvre y Mons. Antonio de Castro Mayer, como los cuatro sacerdotes que de ellos recibieron la consagración episcopal. Dicho decreto de la Santa Sede, también advirtió "a todos los sacerdotes y fieles que no adhiriesen al cisma de Mons. Lefebvre, pues incurrirían 'ipso facto' en la gravísima pena de excomunión" (Decreto de la Sagrada Congregación para los Obispos, de 1 de julio de 1988).
Entre los múltiples efectos de ese cisma mayer-lefebvrista está la lamentable situación actual de la diócesis de Campos, dividida por disputas y contiendas religiosas, casi siempre de carácter teológico. Así, en esa diócesis hay dos obispos. Uno es Mons. Corso, nombrado por S.S. Juan Pablo II el 12 de octubre de 1990; otro es el obispo lefebvrista, consagrado el 28 de junio de 1991 en la ciudad de São Fidelis, en la misma diócesis, por uno de los obispos cismáticos consagrados por Mons. Lefebvre, incurso en la excomunión de la Santa Sede anteriormente mencionada (cf. Decreto referido). El obispo lefebvrista de Campos, al mismo tiempo que afirma no ejercer ninguna jurisdicción, tiene su seminario, su público y sus parroquias, con oficios religiosos, etc.; e incluso recientemente – según narraron habitantes de esa ciudad – sus seguidores realizaron una procesión por las calles, y tuvieron el mal gusto de pasar en frente de la residencia de Mons. Corso.
A pesar de imperar en Campos este polémico ambiente, Mons. Corso parece querer presentarse, en la carta, como una persona que está fuera de la contienda, y opina serenamente sobre ese complejo conjunto de cuestiones, cuando en realidad él es – como Ordinario del lugar – parte concernida en las mismas.
Por otro lado, la mayoría de los acontecimientos a que se refiere sucedieron mucho antes de que Mons. Corso llegase a la diócesis, en 1990. Algunos son de 1983, otros de 1981 o incluso anteriores. De esos hechos, que él no presenció personalmente, Mons. Corso da una versión alejada de la realidad, o incluso contraria, como más abajo probaremos documentalmente.
Extraña, pues, que el prelado haya envuelto infundadamente a la TFP en este confuso caso, sin antes haber tomado el cuidado de oír a la otra parte, es decir, a la TFP brasileña, blanco de sus inclementes acusaciones; al menos para evitar la incómoda situación de ser públicamente contestado, por documentos irrefutables.
¿Por qué no sugirió el obispo a las "familias españolas", o mejor, al destinatario de la carta, el confeso autor de atentados terroristas, Sr. "X", que se dirigiese también a la misma TFP brasileña, que era parte interesada?
¡"Audiatur et altera pars"! "Sea oída la otra parte", reza el insoslayable precepto de la Justicia.
La primera lectura del texto en análisis, acusa rápidamente algunos errores teológicos o canónicos que no se comprenden en un prelado.
Por otra parte, el texto es confuso en su redacción y está salpicado de errores de lógica y de sintaxis. Dejando de lado la hipótesis de una falsificación, debemos admitir que ha sido redactado con tanta precipitación que su autor ni siquiera tuvo el cuidado de releerlo.
Al referirse a un absurdo culto de "hiperdulía" que sería prestado en la TFP a D. Plinio Corrêa de Oliveira, Mons. Corso afirma que el culto de [31] "hiperdulía ... ni a la Madre de Dios podemos prestar". Ahora bien, esto es exactamente lo contrario de la doctrina católica de todos conocida, según la cual a Dios se debe el culto de "latría", a los santos canonizados el de "dulía", y a la Santísima Virgen el de "hiperdulía". Estos términos tienen el mismo sentido en portugués que en español. ¿Cómo es posible que Mons. Corso – profesor durante veinticinco años del Instituto Teológico de São Paulo – haya cometido semejante error teológico en una carta, si ésta hubiese sido escrita con serenidad?
Al hablar de la excomunión de Mons. Mayer, Mons. Corso dice que fue incurso en [4] "el canon 1382"; mientras que el Cardenal Gantin, Prefecto de la Congregación de los Obispos, en el decreto de la Sagrada Congregación en que se declaraba la excomunión de los obispos cismáticos, afirma claramente que Mons. Mayer fue incurso en el canon 1364 § 1 (cf. Decreto supracitado). ¿Cómo es posible que Mons. Corso – Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Salesiana – haya incurrido en tal lapso, en un asunto que se refiere precisamente a la diócesis que le está encomendada?
c) Actitud leal y ecuánime de Mons. Navarro, que contradice flagrantemente la afirmación de Mons. Corso
Al referirse a hechos sucedidos en la diócesis de Campos durante el acto de entronización de su predecesor, Mons. Carlos Alberto Navarro, Mons. Corso atropella la verdad histórica al acusar con desenvoltura a la TFP [12] de haber instigado la [13] "oposición inclusive física y con amenazas de muerte" contra Mons. Navarro.
Esta afirmación contraría frontalmente la realidad, y así lo atestiguó el propio Mons. Navarro quien, en declaraciones a la prensa, no sólo negó que la TFP tuviese alguna responsabilidad por dicha oposición, sino que también elogió el "comportamiento ejemplar" del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira (Presidente del Consejo Nacional de la TFP brasileña), en toda la difícil situación de la diócesis de Campos (cf. "O Estado de S. Paulo", 28-11-1981). Al día siguiente de los lamentables hechos, el 27 de noviembre de 1981, Mons. Navarro escribió una carta a D. Plinio, en la cual afirmaba: "Puedo asegurarle, delante de Dios, que jamás ha pasado por mi mente atribuir a ningún grupo organizado, y mucho menos a la TFP, la responsabilidad por el pequeño incidente".
Algunos días después, los mismos organizadores de los desórdenes en la catedral de Campos hacían el siguiente desmentido a través de la prensa: "Nosotros no pertenecemos a la TFP que, además, no estaba allí" ("O Globo", Rio de Janeiro, 13-12-1981). ¿Cómo habría podido Mons. Corso incurrir en semejante error histórico, si hubiese escrito la carta con ponderación?
Parece haber una inexplicable propensión por parte de Mons. Corso, a creer sin el menor análisis en cualquier comentario que circule contra la TFP, y a repetirlo. Pero no se manifiesta la misma tendencia para cotejar las informaciones recibidas con los documentos.
La leal actitud de Mons. Navarro, para con la TFP, no encuentra continuidad en el actual obispo de Campos.
Observamos también, en la carta de Mons. Corso, un cambio de comportamiento súbito en relación a la TFP brasileña, cuyo origen no conseguimos encontrar.
En efecto, con motivo de su entronización, el 4 de diciembre de 1990, en entrevista a uno de los principales periódicos de la ciudad de Campos ("Folha da Manhã", Campos - RJ), Mons. Corso enunció su plan pastoral: "Voy a Campos con el corazón abierto para todos, con mucha tranquilidad"; y añadía: "El pastor debe estar abierto a todo y a todos. De modo particular debe hacerlo con gran respeto con quienquiera que sea. Debemos respetar a quienquiera que sea, de modo particular en sus convicciones. Pueden ser subjetivas, y no siempre pueden estar de acuerdo con, digamos, las disposiciones objetivas de una ley, de una organización social y eclesial. Debemos respetar las convicciones de todos". En la misma ocasión, respondiendo a una pregunta del periodista sobre si había condenado algunas prácticas de piedad de la TFP, que eran injustamente calificadas como contrarias al Derecho Canónico, Mons. Corso interrumpió al periodista diciendo: "[El haber afirmado] eso fue una injusticia muy grande que me hirió mucho. Yo no condené a la TFP, como salió en el periódico. Por cierto, no podría hacer algo así sin conocer sus realidades.... ¿Quien soy yo para condenar a quienquiera que sea antes de oírlo?".
Causa espanto constatar que el señor Obispo se haya olvidado de tales disposiciones en relación a la TFP.
Desde entonces, las relaciones entre Mons. Corso y la TFP han sido corteses como lo muestra, por ejemplo, la carta del prelado a uno de los representantes de la entidad en su diócesis (1 de enero de 1994), mediante la cual, al mismo tiempo que formula sus mejores deseos para el año 1994, agradece el envío de la última obra publicada por D. Plinio Corrêa de Oliveira. Se trata del libro Nobleza y élites tradicionales análogas en las Alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana, publicada en Portugal en 1993, que ya ha sido traducida y editada en España (Ed. Fernando III el Santo, Madrid, 1993, 330 pp.), Italia, Estados Unidos y Francia, y cuenta con cartas de aprobación oriundas de los más eminentes ambientes del Clero, de la Nobleza y de la intelectualidad española, así como de otros países, entre ellos cuatro cardenales.
A lo largo de estos cinco años en que Mons. Corso ha permanecido en la diócesis de Campos, la TFP brasileña no ha recibido, de su parte, ninguna pregunta, petición de esclarecimiento o justificación por las actividades de la entidad; lo que, por cierto, es perfectamente coherente con la situación enteramente legal y conforme con el Código de Derecho Canónico, de esta asociación de seglares católicos, como más abajo explicamos detalladamente (cf. II-3-B-a).
Extraña, pues, este súbito cambio de comportamiento en el señor Obispo. Ignoramos los motivos que lo llevaron a ello, pero nos preguntamos: ¿Los términos de esta carta de Mons. Corso son los de un testigo imparcial, coherente consigo mismo, con una clara línea de comportamiento?
4) Total ausencia de pruebas – Mons. Corso ignora los libros publicados por la TFP, en los cuales están refutadas cada una de las acusaciones en causa
En la carta objeto de este análisis, se admiten como evidentes, cual si fuesen de una evidencia palmar, hechos y afirmaciones en cuyo abono no se aduce ninguna prueba, a no ser su autoridad episcopal.
A pesar de la carencia de idoneidad de la carta en sí como documento probatorio, pasaremos, argumentandi gratia, al análisis de sus términos para probar que algunos de los hechos narrados son falsos, otros están erróneamente descritos, las acusaciones son infundadas o calumniosas, y todos son asuntos ya aventados por cierta prensa de carácter ideológico definido, y oportunamente y en tiempo respondidos por la TFP brasileña, o por alguna de las demás TFPs, en libros de divulgación pública que están al alcance de quien quiera formarse un juicio imparcial y objetivo sobre la TFP (5).
II – Análisis detallado párrafo a párrafo de la carta de Mons. Corso, comparándola con documentos que desmienten sus acusaciones, y/o corrigen la deficiente y/o errónea narración de los hechos
Hay ciertas ocasiones en que la falta de pericia del tirador hace la puntería difícil. Temiendo, pues, fundadamente, no dar en el blanco, en lugar de un arma de precisión utiliza un cartucho de perdigones que al abrirse en enorme abanico, seguramente alcanzará a su víctima. Esta es la impresión que da el escrito de Mons. Corso.
No obstante, en una lectura atenta de la misiva se pueden distinguir cuatro acusaciones principales. Algunas son explícitas, otras implícitas. Todas son viejos infundios ya victoriosamente refutados en diversos libros y publicaciones de las TFPs ampliamente divulgados. A continuación las enumeraremos, señalando en cada una de ellas:
– cuál es la acusación;
– con qué palabras la formula Mons. Corso;
– en qué circunstancias fue lanzada contra alguna de las TFPs, y quiénes fueron sus autores;
– cuál fue la respuesta de la respectiva TFP;
– cuál fue el resultado de la polémica.
1ª Acusación sin pruebas: La TFP sería una "secta" que utilizaría como arma principal el "embuste"
Mons. Corso atribuye a la TFP todas las características de una secta cismática, es decir, separada del Santo Padre, aunque no llega a utilizar el término "secta"; e insinúa que esta "secta" es "iniciática".
Palabras de Mons. Corso: [14] "La T.F.P. es una Asociación laica, civil, [15] enteramente independiente de la jerarquía, [16] pseudo-religiosa y [17] para-militar, [18] anticlerical, [10] anticonciliar, [20] de tipo tradicionalista cismático, enemiga declarada del Santo Padre el Papa, de los Obispos, pero al mismo tiempo camuflada de catolicismo..." [37] "El embuste es el arma principal de la T.F.P".
Ocasión en que esta acusación fue anteriormente utilizada contra la TFP: Aparece por primera vez en un informe anónimo de 70 pp. mecanografiadas, que bajo el título La TFP: ¿secta o no secta? circuló en 1979 en medios tradicionalistas lefebvristas franceses, los cuales, en su mayoría, adhirieron posteriormente al cisma abierto en Ecône, el 30 de junio de 1988.
Defensa: La TFP francesa respondió con una obra en dos volúmenes titulada Imbroglio-Detracción-Delirio: Consideraciones a respecto de un informe relativo a las TFPs (Tradition-Famille-Propriété, Asnières, 1980, 2 vol., 331 + 102 pp. – El texto en español puede ser solicitado en la sede de TFP-Covadonga).
Resultado: Los autores nunca osaron salir de su vergonzoso anonimato para dar alguna respuesta.
2ª Acusación sin pruebas: La TFP haría "lavado de cerebro"
Palabras de Mons. Corso: [36] "Todo presupone el lavado de cerebro, que funciona de modo increíble" – [30] "cuya finalidad [de la TFP] sería la de, gracias al lavado de cerebro...".
Ocasión en que esta acusación fue anteriormente utilizada contra la TFP: Surge por primera vez en octubre de 1984, en una violenta campaña lanzada contra la TFP venezolana, por parte de la prensa de aquel país, que encuentra apoyo en el gobierno socialista de Jaime Lusinchi.
Defensa: Como la metáfora periodística del "Lavado de Cerebro" tiene su origen en la prensa norteamericana, una Comisión de Estudios de la TFP de Estados Unidos publica la monografía Lavado de Cerebro ¿Qué es? ¿Un artificio maquiavélico? ¿Satánico? – Psiquiatras, psicólogos y sociólogos de repercusión mundial aseguran: Lavado de cerebro es un slogan publicitario que ningún científico de alto nivel toma en serio (El libro está traducido al español y puede ser solicitado en la sede de TFP-Covadonga).
Resultado: Los dos procesos penales que fueron abiertos en Venezuela declararon la total inocencia de la TFP, por no existir ningún delito por parte de los miembros de la Asociación (6).
Otra ocasión en que dicha acusación fue también utilizada contra la TFP: La misma acusación fue repetida por un ex miembro de la TFP brasileña, el Sr. Pedriali, en 1985, a través de las páginas de un periódico de cierta importancia de São Paulo, de tendencia de centroizquierda, en el cual trabajaba. Escribió también un libro titulado Guerreros de la Virgen (EMW, São Paulo, 1985, 201 pp.).
Defensa: La TFP respondió con la obra Guerreros de la Virgen: La Réplica de la Autenticidad – La TFP sin secretos, del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira (Ed. Vera Cruz, São Paulo, 1985, XXII + 349 pp. – Traducimos en el apartado II-4-B del presente análisis la parte referente a "lavado de cerebro" – La obra en portugués puede ser solicitada en la sede de TFP-Covadonga, en Madrid)
Resultado: El acusador abandonó el periódico y acabó retirándose a su ciudad natal.
3ª Acusación sin pruebas: En la TFP se practicaría una esclavitud al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira
Palabras de Mons. Corso: [30] "cuya finalidad [de la TFP] sería .... llevar .... al voto de esclavitud, no a María Santísima, sino a él, Plinio Correia de Oliveira".
Ocasión en que tal acusación fue anteriormente utilizada contra la TFP: En 1985 el Sr. Folena – antiguo cooperador de la TFP brasileña que había sido excluido de la entidad hacia más de 20 años, en 1964, por estar inmiscuido en un caso de lenocinio y prostitución – hace declaraciones a la prensa contra la TFP, en las que incluye esta acusación. Publicó también (en la misma editorial del ante citado Guerreros de la Virgen) el libro Esclavos del Profeta (EMW Editores, São Paulo, 1987, 193 pp.) que, a pesar de haber encontrado espacio propagandístico en varios órganos de prensa, tuvo una venta insignificante.
Defensa: La TFP brasileña publicó un comunicado de prensa "Ufana y serena, la TFP enfrenta el XI Estruendo Publicitario", mostrando el vacío de la acusación (Este comunicado está traducido al español y puede ser solicitado en la sede de TFP-Covadonga). El socio de la entidad D. Átila Sinke Guimarães publicó el libro Servitudo ex Caritate (Artpress, São Paulo, 1985, 303 pp. – El texto en español puede ser pedido a la sede de TFP-Covadonga) probando que lo que se practica en la TFP es la devoción a María Santísima según el método de "esclavitud mariana" enseñado por San Luis María Grignion de Montfort, y haciendo la historia de la práctica de esta devoción a lo largo de los siglos (cf. II-5). La obra cuenta con pareceres favorables de dos eminentes figuras del pensamiento católico: el P. Arturo Alonso Lobo, OP, catedrático de Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Salamanca, autor de numerosas obras especializadas, entre ellas los célebres Comentarios al Código de Derecho Canónico de la BAC (1963-1964); y el mundialmente famoso teólogo y filósofo P. Victorino Rodríguez y Rodríguez, OP, prior del Convento de Santo Domingo el Real, en Madrid, catedrático también que fue de la Universidad Pontificia de Salamanca, miembro ordinario de la Pontificia Academia Romana de Teología, autor de más de 350 títulos sobre filosofía y teología.
En su parecer, el P. Victorino Rodríguez después de calificar el libro de D. Átila como "elucidativo de materia elevada y cuya lectura puede hacer bien a muchas almas", afirma: "no he encontrado ningún error teológico, ético o canónico, ni incorrecciones desde cualquier otro punto de vista concerniente a las enseñanzas y a las prácticas de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana".
Resultado: En Brasil la acusación cayó en total descrédito, y no salieron más noticias de importancia sobre ese asunto.
4ª Acusación sin pruebas: En la TFP se practicaría un culto ilícito al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira y a su fallecida madre, Doña Lucilia Corrêa de Oliveira
Palabras de Mons. Corso: [21] "Plínio Correia de Oliveira .... se considera y se hace considerar más que Jesucristo [22] mientras su madre, Lucila (fallecida) recibe un culto mayor que el que se da a la Virgen Santísima, Nuestra Señora, a la cual es considerada superior" – [31] "Préstanle [a Plinio Corrêa de Oliveira] una verdadera adoración, o por lo menos una hiperdulía, que ni a la Madre de Dios podemos prestar".
Ocasión en que tal acusación fue anteriormente utilizada contra la TFP: Aparece en la pluma de un profesor de enseñanza media, D. Orlando Fedeli, cuando en 1983 se aleja de la TFP junto con algunos ex-alumnos (catorce, en total). En aquella época escribió una carta de 63 páginas que contenía, entre otras falsedades, esta acusación. Posteriormente este profesor se convirtió en un activo adherente del cisma mayer-lefebvrista.
Defensa: Una Comisión de Estudios de la TFP brasileña demostró la falsedad de las imputaciones mediante un libro en dos volúmenes titulado Refutación de la TFP a una embestida frustrada (Antonio Augusto BORELLI MACHADO, Átila SINKE GUIMARÃES, Gustavo Antonio SOLIMEO y João S. CLÁ DIAS, Artpress, São Paulo, 1984, 2 volúmenes, XIX + 497 pp., y XIV + 453 pp. – Tan sólo el primer volumen está traducido al español, pues el segundo es una colección de fichas hagiográficas; ambos pueden ser solicitados en la sede de TFP-Covadonga). La obra muestra que todas las acusaciones del sr. Fedeli carecen de fundamento; está basada en los más reputados teólogos, canonistas y moralistas, y en el ejemplo de los santos; cuenta también con un parecer aprobándola en su globalidad, del eminente teólogo P. Victorino Rodríguez y Rodríguez, OP, así como varios otros pareceres sobre determinados puntos específicos: del insigne canonista P. Arturo Alonso Lobo, OP; y del preclaro teólogo y orador sacro P. Antonio Royo Marín, OP, autor de más de veinte libros, dieciocho de ellos publicados por la BAC, condecorado por S.S. Juan Pablo II con la medalla "Pro Ecclesia et Pontifice"; todos, en su día, catedráticos en la Pontificia Universidad de Salamanca.
El libro de la TFP, afirma el P. Victorino Rodríguez, "responde adecuadamente a las presuntas inculpaciones, con razonamiento transparente y eficaz, a base de unos presupuestos teológico-canónicos bien asumidos y de la reconstrucción de circunstancias subjetivas y objetivas que sirvieron de pretexto a las denuncias.
"No he encontrado error teológico, moral o canónico, o desde cualquier otro punto de vista concerniente a las enseñanzas y a las prácticas de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana".
Resultado: En 1984 el Sr. Fedeli encontró espacio en algunos periódicos de izquierda o de centro-izquierda para publicar algunas de sus acusaciones. La TFP respondió que antes de continuar repitiendo acusaciones sin fundamento, su autor debería refutar la obra de dos volúmenes publicada por la entidad, lo que hasta la fecha no ha hecho de ninguna forma.
2) Mons. Corso repite acusaciones contra la TFP publicadas hace diez años por el periódico comunista "Izvestia"
Notemos también el paralelismo entre algunas frases del prelado y las publicadas hace más de diez años por el conocido órgano del antiguo gobierno comunista soviético, "Izvestia", que en su edición del 20 de noviembre de 1984, estampaba un largo artículo calumnioso contra la TFP venezolana.
* El "Izvestia" calificaba a la TFP como una "secta religiosa paramilitar" que realiza "lavado de cerebro metódico".
- Mons. Corso define la TFP como una [14] "asociación laica, civil .... pseudo-religiosa y para-militar", en la cual se practica [36] "el lavado de cerebro".
* El periódico del gobierno comunista soviético, quiere enjugar las "lágrimas de centenares de madres venezolanas, que tuvieron sus hijos secuestrados fraudulentamente" por la TFP.
- El prelado aprovecha la ocasión para compadecerse de las [38] "familias desesperadas por haber perdido a sus hijos en la T.F.P."
Por cierto, a pesar de haber en Brasil millares de jóvenes que han recibido formación católica de la TFP, Mons. Corso no osó dirigirse a las "familias desesperadas" brasileñas, pues no podía ignorar que sólo tendría como repercusión la indiferencia e incluso el desdén. El público de ese país conoce la falsedad de la acusación que aquí repite el señor Obispo, de tal manera que obran en poder de la TFP brasileña más de 1.000 cartas dirigidas al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, por madres y padres que agradecen la formación católica proporcionada a sus hijos en la TFP.
Puesto que la responsabilidad de presentar las pruebas le corresponde al acusador, la TFP tendría el derecho de suspender aquí cualquier debate, hasta que Mons. Corso declarase haber leído las respuestas de la TFP, y hubiese presentado alguna objeción argumentada o basada en hechos reales.
No obstante, pasaremos a la refutación cabal de todos los términos de su carta, para lo cual citaremos casi continuamente obras que hace 10 ó 15 años han venido teniendo amplia difusión, sin haber sido refutadas.
3) Refutación de la 1ª acusación sin pruebas: La TFP sería una "secta" que utilizaría como arma principal el "embuste"
La acusación de que la TFP sería una "secta cismática" no está formulada con estas palabras precisas por el autor de la carta, pero a ella aparentemente quiere inducir al lector, como se infiere fácilmente de la lectura de los siguientes términos:
[14] "Y es que la T.F.P. es una Asociación laica, civil, [15] enteramente independiente de la jerarquía, [16] pseudo-religiosa y [17] para-militar, [18] anticlerical, [19] anticonciliar, [20] de tipo tradicionalista cismático, enemiga declarada del Santo Padre el Papa, de los Obispos, pero al mismo tiempo camuflada de ‘catolicismo’... [32] La organización es .... maquiavélica. [37] el embuste es el arma principal de la T.F.P"
Quien responde debe comenzar por aclarar. Por lo tanto se hace necesaria una palabra sobre la TFP brasileña – pues ésta es el blanco inmediato de las acusaciones de Mons. Corso –, sus finalidades, sus métodos, su actuación pública a lo largo de treinta y cinco años, y sobre la vida que llevan los socios y cooperadores, una vez que sobre todo esto el prelado opina en su carta.
A) Algunos rasgos de los 35 años de historia de la TFP brasileña
La "Sociedad Brasileña de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad - TFP" es una "asociación civil, de carácter cultural, cívico, filantrópico y benéfico, sin finalidad de lucro, y estrictamente extra-partidaria" como afirma el artículo 1º de sus estatutos – debidamente registrados de acuerdo con la legislación de su país – y cuya finalidad es "defender y promover, de la forma más amplia posible, la Tradición, la Familia y la Propiedad Privada, pilares de la civilización cristiana en el País, y su actuación estará orientada por los principios evangélicos, entendidos de acuerdo con el Magisterio tradicional de la Iglesia" (art. 1º § 1º).
a) Desde su fundación, ante el boicot del "macrocapitalismo" publicitario, la TFP entra en contacto directo con el gran público
Desde su fundación, en 1960, la TFP brasileña viene sufriendo el boicot de las llamadas "patrullas ideológicas", diseminadas en casi todos los medios de comunicación social de Brasil, infiltrados por izquierdistas. Tal hecho dificultaba la publicación de noticias referentes a sus actividades que, sin embargo, desde el comienzo, eran de gran importancia.
Así, el mismo año de su constitución, la TFP lanzó y difundió por casi todo el territorio brasileño el libro "Reforma Agraria – Cuestión de Conciencia", relativo al problema que ya entonces nacía candente en el panorama de ese país. Aunque lo que la prensa publicó sobre el libro fue insignificante, si se compara con la acogida que tuvo entre el público, la obra fue calificada por uno de los principales periódicos de Río de Janeiro como best-seller (cf. "O Globo", 30-6-1961).
Sus autores eran Mons. Geraldo de Proença Sigaud, Arzobispo de Diamantina, Mons. Antonio de Castro Mayer, Obispo de Campos, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, Presidente del Consejo Nacional de la TFP y el economista Luiz Mendonça de Freitas.
La dificultad en romper el cerco de silencio creado por los medios de comunicación social llevó a la directiva de la TFP a procurar el contacto directo con el gran público. En efecto, la entidad jamás perteneció a la opulenta categoría del macro-capitalismo publicitario, y nunca dispuso de recursos para la fundación de televisiones, radios o periódicos propios.
A petición de la directiva, salieron a las calles y plazas de la ciudad de São Paulo, y posteriormente a las de muchas otras ciudades de Brasil, para la venta del best-seller, los jóvenes de la entidad – en aquel entonces algunas decenas.
Corteses pero valientes, esforzados pero alegres, prudentes pero intrépidos, en poco tiempo se granjearon la simpatía de una importante parcela del público, y consiguieron dar origen, en torno al estandarte de la TFP, a una ponderable corriente de opinión constituida por brasileños de todas las regiones, de todas las edades y condiciones.
Antes de conocer la TFP, esos brasileños vivían diseminados por todo el país, sin voz ni voto, pues nada los favorecía en la vida pública de la incipiente democracia brasileña.
La buena receptividad del público no estuvo, sin embargo, exenta de trastornos. Mientras la TFP se irradiaba, la perseguía infatigablemente el odio. Proveniente no sólo de la izquierda declarada, sino también de estratos indefinibles del público, paso a paso la seguía una campaña de injustas detracciones y rancias objeciones doctrinales.
Nada de ello impidió, sin embargo, que el prestigio de la TFP continuase creciendo ante la opinión pública, a lo largo de las numerosas campañas que en estos treinta y cinco años ha realizado. Sirva de ejemplo la suscripción de firmas que promovió a favor de la independencia de Lituania, en 1990. Sólo en Brasil, tal campaña consiguió más de tres millones de firmas. Y en otros países más de dos millones (lo que hizo un total de 5.212.580 firmas). El Guinness Book of Records de 1993, anuario inglés mundialmente aceptado, afirma que esta campaña fue la mayor recogida de firmas realizada en el mundo hasta la fecha.
En cuanto a los jóvenes de la TFP brasileña que en 1960 empezaron su actuación junto al público de São Paulo y de otras ciudades, en defensa de la Tradición, de la Familia y de la Propiedad, su número fue aumentando. Algunos de ellos constituyeron gradualmente "caravanas" de propagandistas que, hasta el momento presente, ya han recorrido 5.031.360 kilómetros, han efectuado 23.199 visitas a pueblos y ciudades, y han difundido 1.741.080 ejemplares de obras publicadas por la entidad. El kilometraje recorrido por las caravanas de la TFP brasileña equivale a más de ciento veinticinco vueltas alrededor de la tierra, o a doce viajes de ida y vuelta a la Luna.
El que tantos jóvenes del siglo XX hayan hecho todo eso por puro idealismo, sin otra ventaja que el tener la conciencia tranquila por la luminosa certeza de estar sirviendo la Civilización Cristiana, es algo difícilmente igualable en los turbios días que vivimos.
Añadamos que esto ha sido realizado con tanto respeto al orden público que el archivo de la TFP brasileña posee 7.158 declaraciones de alcaldes, jefes de policía, jueces y asociaciones gremiales certificando el carácter totalmente pacífico de la actuación de la TFP en sus comarcas, municipios y distritos.
Los momentos de descanso de esos jóvenes fueron utilizados en obras de misericordia, espirituales y materiales. Así, realizaron 1.762 visitas a hospitales, y entraron en contacto con 21.890 enfermos.
c) El Profesor Plinio Corrêa de Oliveira: una vida de coherencia y fidelidad – Testimonios autorizados de la Jerarquía eclesiástica
Pero al hablar de la eficacia de actuación de la TFP no podemos dejar de referirnos al ilustre Presidente de su Consejo Nacional, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, que por su fidelidad a la doctrina tradicional de la Iglesia y su amor a la Civilización Cristiana ha orientado con discernimiento e intrepidez la entidad desde su fundación.
Ya en su juventud, el Prof. Plinio se destacó como orador, conferenciante y periodista católico. Inspirador y uno de los fundadores de la Liga Electoral Católica, fue el diputado más joven y más votado de Brasil, al ser elegido con veinticuatro años y con 24.000 votos para la Asamblea Constituyente Federal de 1934.
Su actuación pública ha estado siempre marcada por un único y prolongado acto de coherencia y fidelidad; fidelidad corroborada, por ejemplo, en su obra, "La Libertad de la Iglesia en el Estado Comunista", publicada en 1963. Este libro mereció del Cardenal Giuseppe Pizzardo y de Mons. Dino Stafa (más tarde también cardenal), Prefecto y Secretario respectivamente de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades (hoy Congregación para la Educación Católica), el siguiente elogio, en carta del 2 de diciembre de 1964: "Nos congratulamos ... con el egregio autor, merecidamente célebre por su ciencia filosófica, histórica y sociológica y auguramos la más amplia difusión al denso opúsculo, que es un eco fidelísimo de todos los documentos del supremo Magisterio de la Iglesia..."
Otros muchos documentos de importantes autoridades eclesiásticas, en lo que se elogia la obra del Prof. Plinio, podrían ser citados aquí. A título de ejemplo, refirámonos a algunos de ellos:
* El primer libro escrito por el Prof. Plinio, "En Defensa de la Acción Católica", publicado en 1943, contó con un prefacio del entonces Nuncio Apostólico en Brasil, Mons. Bento Aloisi Masela, más tarde cardenal.
A respecto de esa misma obra, el autor recibió una carta de elogio, en nombre de Pío XII – firmada el 26 de febrero de 1949, por Mons. Juan Bautista Montini, a la sazón Sustituto de la Secretaría de Estado de Su Santidad, y futuro Papa Pablo VI – de la que extraemos el siguiente trecho: "Su Santidad se regocija contigo porque explicaste y defendiste con penetración y claridad la Acción Católica, de la cual posees un conocimiento completo, y a la cual tienes un gran aprecio. .... El Augusto Pontífice de todo corazón hace votos para que de este trabajo tuyo resulten ricos y sazonados frutos, y recojas no pequeñas ni pocas consolaciones".
* "Revolución y Contra-Revolución", obra principal del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, y libro de cabecera de los miembros de las diversas TFPs, recibió en 1961 una carta-prefacio de Mons. Romolo Carboni, entonces Nuncio Apostólico en el Perú – después Nuncio ante el Quirinal y más tarde elevado a la púrpura cardenalicia – en el cual se lee: "Estoy seguro de que con su docto libro ha hecho un singular servicio a la causa católica y contribuirá a concentrar las fuerzas del bien en la rápida solución del gran problema contemporáneo .... Le auguro, estimado profesor, una amplia difusión y una merecida acogida a su libro de parte de los lectores católicos deseosos de alistarse en las filas del movimiento antirrevolucionario".
Para citar tan sólo una carta más, llegada de Roma, refirámonos al mundialmente famoso canonista contemporáneo, P. Anastasio Gutiérrez, CMF, profesor, fundador del "Institutum Juridicum Claretianum", consultor de la Congregación para las Iglesias Orientales, de la Congregación para el Clero, de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica y del Consejo Pontificio para la Interpretación de los Textos Legislativos. Después de analizar el libro Revolución y Contra-Revolución, el ilustre canonista claretiano escribe, el 8 de septiembre de 1993: "Revolución y Contra-Revolución es una obra magistral, cuyas enseñanzas deberían difundirse hasta hacerlas penetrar en la conciencia de todos los que se sientan verdaderamente católicos, y diría más, de todos los hombres de buena voluntad". Tras elogiar el análisis que el Prof. Plinio hace del proceso revolucionario, el insigne canonista romano pondera que en la obra "abundan pensamientos y observaciones sagaces de tipo sociológico, político, psicológico, evolutivo... sembrados todo a lo largo y ancho del libro, dignos no pocos de una antología". Y añade: "En suma, me atrevería a decir que se trata de una Obra profética en el mejor sentido de la palabra; aún más, que su contenido debería enseñarse en los centros superiores de la Iglesia, para que al menos las clases elitarias tomen conciencia clara de una realidad aplastante, de la cual creo que no se tiene clara conciencia. Ello, entre otras cosas, contribuiría para descubrir y desenmascarar a los útiles idiotas compañeros de viaje, entre los cuales se encuentran muchos eclesiásticos que suicidamente hacen el juego del enemigo".
* La más reciente obra de D. Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas en las Alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana", cuenta con cartas de apoyo de personalidades de las más eminentes de los ambientes del Clero, de la Nobleza y de la intelectualidad, europea y americana. Baste referirnos a los elogios de cuatro cardenales de la Santa Iglesia que la acompañan.
d) Actitud de la TFP ante actuaciones de cariz izquierdista, o de oposición a la Santa Sede, realizadas por clérigos brasileños
Para quien no acompaña paso a paso el desarrollo de los acontecimientos en el ambiente religioso de Brasil, tal vez sea difícil imaginar a qué extremos ha llegado el ala más radical del llamado izquierdismo "católico". A título de ejemplo, nos referimos a algunas escandalosas actitudes de cariz comunista o izquierdista, o de oposición a la Santa Sede, contra las cuales la TFP brasileña ha hecho oír su voz de protesta; de modo particular contra la Teología de la Liberación, condenada en documento del Card. Josef Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el 6 de agosto de 1984.
– En 1968 fue descubierto un "documento-bomba" del sacerdote belga Joseph Comblin – a la sazón residente en Brasil y profesor del Instituto Teológico de Recife – en el cual preconizaba la revolución en la Iglesia, la subversión en el país y la implantación de una dictadura socialista sustentada por tribunales populares. El Prof. Plinio Corrêa de Oliveira escribió una carta abierta a Mons. Helder Cámara, entonces Arzobispo de Olinda y Recife, pidiendo que dicho sacerdote fuese castigado y expulsado del Instituto Teológico y de la Archidiócesis de Recife, a fin de impedir la difusión de tales doctrinas en los ambientes católicos. Mas tarde, la TFP organizó una recogida de firmas pidiendo a Pablo VI urgentes medidas contra la infiltración comunista en los medios católicos. En menos de sesenta días, más de 1.600.000 brasileños suscribieron la petición, entre ellos quince arzobispos y obispos, cinco ministros, cuatro mariscales, cinco almirantes, ocho generales, etc.
– La TFP Chilena había publicado, en 1976, el libro La Iglesia del Silencio en Chile en el que probaba, con base en doscientos veinte documentos, que gran parte del episcopado de su país y un sector decisivo del clero se había transformado en la fuerza más dinámica y eficaz de la embestida izquierdista dirigida por el presidente comunista Salvador Allende. Un resumen de dicha obra fue difundido en Brasil, con un prólogo de D. Plinio Corrêa de Oliveira, bajo el título: La Iglesia ante la escalada de la amenaza comunista – Llamamiento a los Obispos Silenciosos. En él, son citados textos escandalosos, como éste del tristemente famoso obispo izquierdista de San Félix del Araguaia, Brasil, Mons. Pedro Casaldáliga: "Tengo fe de guerrillero y amor de revolución". La obra de la TFP recibió el apoyo de treinta y dos sacerdotes chilenos, los ataques de algunos obispos brasileños, y el animador estímulo de más de 1.000 sacerdotes españoles, pues el libro La Iglesia del Silencio en Chile también tuvo una edición en nuestra patria (Ed. Fernando III el Santo, Madrid, 1976, 468 pp.).
– En 1982, D. Plinio Corrêa de Oliveira publicó, en colaboración con dos socios de la entidad (D. Gustavo Antonio SOLIMEO y D. Luis Sergio SOLIMEO) el libro Las Comunidades Eclesiales de Base: CEBs... de las cuales se habla mucho y se conoce poco – La TFP las describe como son, en el que con abundante documentación muestra como esas CEBs, en realidad no son más que un mero instrumento de la izquierda eclesiástica instalada en los órganos directivos de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, para sembrar el descontento entre la población y promover la agitación social, con la intención de implantar en Brasil un régimen socialista autogestionario. El libro alcanzó en pocos meses 72.000 ejemplares, sin que nadie osase oponer un sólo argumento a tan sólida documentación.
– En 1985, el propugnador de la Teología de la Liberación, Fray Leonardo Boff, fue suavemente amonestado por la Santa Sede, mandándosele guardar un "silencio obsequioso" por doce meses. Varios obispos brasileños protestaron contra la decisión de la Sede Apostólica, y diecisiete de ellos firmaron un comunicado en el cual se declaraban "inconformes" con la medida tomada por el Vaticano, al mismo tiempo que calificaban el procedimiento de la Santa Sede como "lesivo de los derechos humanos y de la libertad, contrario al testimonio de libertad y caridad cristiana, perturbador del caminar de nuestras iglesias y ofensivo a la corresponsabilidad de nuestra Conferencia Episcopal". Ante tamaño escándalo, D. Plinio envió una carta al Nuncio Apostólico en Brasilia, "consternado" con la "ingratitud y dureza" con que algunos compatriotas suyos recibieron las "sabias, e incluso benignas" medidas adoptadas por S.S. Juan Pablo II en aquel caso; al mismo tiempo, presentaba un "acto de reparación agradecido y reverente de los socios y cooperadores" de la TFP brasileña. El Nuncio, Mons. Carlo Furno, agradeció por carta tales "manifestaciones para con el Padre Común de la Iglesia Católica". La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil no tomó ninguna medida contra los obispos "inconformes", cuya actitud en relación a la Santa Sede adquirió, a los ojos de muchos católicos, las apariencias de un comienzo de cisma.
– Episodios que pululan continuamente en Brasil revelan las difíciles relaciones entre el Vaticano y considerable parte del Clero brasileño. Uno de ellos tuvo lugar en junio del presente año. Al recibir a algunos prelados en visita ad limina, Juan Pablo II, tras censurar la actitud que religiosos adeptos de la "Teología de la Liberación" toman en relación a las autoridades diocesanas, afirmó que la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB) debería caracterizarse por un "reverente acatamiento y por la obediencia al sucesor de Pedro y a sus directrices" ("Folha de S. Paulo", 25-6-1995).
Las ponderadas palabras pontificias despertaron reacciones de inconformidad entre los religiosos – muchos de ellos superiores locales de sus respectivas congregaciones – reunidos en la 17ª Asamblea de la CRB, realizada en el Colegio San Luis, en São Paulo. El P. Edenio Valle, SVD, presidente de la CRB, ex vice-rector de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo criticó las palabras del Papa: "Tengo la impresión de que, por detrás de eso, hay un juicio de valor que no se fundamente sobre la realidad de Brasil". El P. Edenio Valle aseguró que "la amplia mayoría de los Obispos y Superiores de las Congregaciones no endosa los presupuestos sobre los cuales parece basarse el discurso [papal]". En sendas cartas enviadas a la Secretaría de Estado del Vaticano y a la Congregación para los Religiosos, y que fueron aprobadas por unanimidad por los más de 600 religiosos presentes, el plenario de la Asamblea de la CRB manifestó su "perplejidad e incluso consternación" con el discurso de S.S. Juan Pablo II ("Folha de S. Paulo", 27-6-1995).
Confirmando la queja del Papa, y contradiciendo estas reclamaciones de los religiosos, en esa misma época la hermana Ivone Gebara había sido amonestada por el Vaticano por haber defendido la legalización del aborto. Se le impuso la leve pena de pasar dos años estudiando, en Europa, sin manifestarse públicamente ni conceder entrevistas. Una denuncia había sido presentada, en primer lugar, ante el Presidente de la Conferencia Episcopal, quien mandó archivar el caso. Fue necesario que otros obispos enviasen directamente a Roma, en los primeros meses del presente año, un informe con los escritos de esa religiosa, para que el Vaticano tomara esta decisión. En una carta dirigida a algunos "amigos" la religiosa abortista afirma haber aceptado "provisionalmente" la decisión vaticana. Un significativo gesto de solidaridad con la hermana Gebara, y por lo tanto de oposición a la Santa Sede, tuvo lugar en el auditorio de la Pontificia Universidad Católica, durante la Conferencia de la Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina. Miembros del "Grupo de Estudios sobre Mujeres" subieron al estrado para leer la carta de la hermana Gebara, y prepararon una recogida de firmas en solidaridad con la religiosa amonestada por la Santa Sede. La mayoría de los libros de esta religiosa, objeto de la censura vaticana, habían sido editados por las Ediciones Paulinas (cf. "Folha de S. Paulo", 29-6-1995.).
Una vez descrita en breves pinceladas la historia de la TFP, así como algunos de sus principales lances contra el comuno-progresismo – que en las últimas décadas ha contaminado profundamente gran parte de los ambientes eclesiásticos brasileños – analicemos la definición que hace Mons. Corso de la TFP, para ver si corresponde en algo a la realidad:
[14] "Y es que la T.F.P. es una Asociación laica, civil, [15] enteramente independiente de la jerarquía, [16] pseudo-religiosa y [17] para-militar, [18] anticlerical, [19] anticonciliar, [20] de tipo tradicionalista cismático, enemiga declarada del Santo Padre el Papa, de los Obispos, pero al mismo tiempo camuflada de ‘catolicismo’..."
En esta redacción encontramos, como en el resto de la desordenada carta, dos órdenes de ideas entrelazados:
– [14] "asociación laica, civil ... [17] para-militar",
– [15] "enteramente independiente de la jerarquía, [16] pseudo-religiosa, ... [18] anticlerical, [19] anticonciliar, [20] de tipo tradicionalista cismático, enemiga declarada del Santo Padre el Papa, de los Obispos, pero al mismo tiempo camuflada de ‘catolicismo’".
– En cuanto al primer grupo, los primeros calificativos "asociación laica, civil" están totalmente de acuerdo con la realidad y no tiene nada de extraordinario. El último término es un viejo recurso de las izquierdas: tildar de paramilitares a quienes se les oponen. A ello responderemos al final de este apartado (cf. II-3-B-f).
– El segundo grupo trata de las relaciones de la entidad con la Sagrada Jerarquía eclesiástica. Incluye el infundio de cisma ("de tipo tradicionalista cismático"), y la grave injuria "camuflada de ‘catolicismo’". Es decir: Mons. Corso no osa afirmar claramente que la TFP no sea una entidad constituida por católicos, pero deja todos los elementos para que el lector concluya: la TFP es una secta.
Es oportuno, antes de entrar en el análisis de cada una de esas injuriosas expresiones, exponer la situación de la TFP desde el punto de vista canónico. No es nada nuevo ni secreto, lo copiamos del número 193 de "Covadonga-Informa" (Abril/1995).
La TFP brasileña – como TFP-Covadonga o como cualquiera otra de las TFPs hermanadas y autónomas – es una asociación civil cuyos miembros son seglares, católicos, apostólicos y romanos que acatan con veneración y en su totalidad el Supremo Magisterio de la Iglesia. Su actuación está destinada a preservar los valores de la Civilización Cristiana ante la agresión velada o declarada del socialismo, comunismo y otros adversarios irreconciliables de los principios del orden natural y de la moral católica. De ahí su nombre: Tradición, Familia, Propiedad, palabras que sintetizan los principios básicos de la Civilización Cristiana.
Las TFPs constituyen, por lo tanto, asociaciones de naturaleza mixta: vistas desde el ángulo de la ley civil son entidades instituidas de acuerdo con la normativa vigente y regidas por sus propios estatutos (es decir, una "asociación civil", como afirma Mons. Corso); vistas bajo el prisma del Derecho Canónico, pueden ser consideradas asociaciones privadas de fieles, sin personalidad jurídica eclesiástica (por lo tanto una "asociación de laicos", según las palabras de Mons. Corso).
En efecto, cada TFP fue constituida por el libre acuerdo de algunos fieles entre sí (canon 299 § 1), en el uso de su derecho a fundar y dirigir libremente asociaciones para fines de caridad o piedad, o para fomentar la vocación cristiana en el mundo (canon 215), para la animación con espíritu cristiano del orden temporal (canon 298 § 1) o para trabajar a fin de que el mensaje divino de salvación sea reconocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo (canon 225 § 1).
Al no haber solicitado el reconocimiento canónico de ninguna autoridad eclesiástica (canon 299 § 3), ni pretender alcanzar personalidad jurídica eclesiástica (canon 322), las diversas TFPs no constituyen sujetos de derechos y obligaciones distintos de las personas físicas que las forman (cf. canon 310). Por consiguiente, esas asociaciones en cuanto tales no están sujetas a la dirección de la Jerarquía, sino a su vigilancia en materia de Fe, costumbres y disciplina eclesiástica, de la misma forma que cada uno de los fieles en particular.
Como vemos, nada más de acuerdo con la legislación en vigor.
Por lo tanto, calificar a la TFP como [15] "enteramente independiente de la jerarquía" es, al igual que tantas otras expresiones de Mons. Corso, una ágil vaguedad apropiada para presentar la regularísima situación de la TFP ante el Derecho Canónico como si se tratase de una entidad que se hubiese constituido en la permanente trasgresión de los cánones anteriormente citados del Código.
El lector poco habituado a ese género de lenguaje confuso, imagina una TFP rebelde, cismática y sectaria.
La acusación no es nueva. Un libro de reconocido prestigio en nuestra patria, El Liberalismo es pecado, escrito por el célebre sacerdote catalán P. Félix Sardá y Salvany en el siglo pasado, muestra como hay ciertos acusadores eclesiásticos que, sin aducir ninguna prueba, gritan "cisma", "secta" y "rebeldía" contra quienes combaten precisamente a los peores enemigos de la Iglesia. Denunciado ante la Sagrada Congregación del Índice, este dicasterio emitió una sentencia elogiando la obra del P. Sardá, el 10 de enero de 1887, firmada por su Secretario, en la cual se declara que tras "maduro examen", la Sagrada Congregación "nada halló contra la sana doctrina [en el referido libro], antes su autor, don Félix Sardá y Salvany merece alabanza, pues con argumentos sólidos, claros y ordenadamente expuestos, propone y defiende la sana doctrina en la materia que trata, sin ofender a ninguna persona". En el mismo documento el alto órgano vaticano se mandaba amonestar al denunciante, ordenando retirar los ejemplares de la obra que había escrito, en oposición al libro El Liberalismo es pecado.
En aquella época, ciertos clérigos y prelados calificaban injustamente como "laicistas" a los fieles que se oponían al "catolicismo liberal", el cual correspondía a lo que hoy se llama "católicos progresistas". Para entender más fácilmente el texto, el lector podrá sustituir la expresión "católico liberal" por "progresista", y la palabra "laicista" por TFP "independiente de la jerarquía". El P. Sardá y Salvany así define la acusación:
"Del Laicismo se han calificado tres cosas:
"1º La pretendida exageración de la iniciativa seglar en la calificación de personas y de doctrinas.
"2º La pretendida exageración de la iniciativa seglar en la dirección y organización de obras católicas.
"3º La pretendida falta de sumisión de ciertos seglares a la autoridad episcopal.
"He aquí los tres puntos del enconado proceso que contra los laicistas se ha entablado de dos o tres años acá. Excusado es decir que esos tres puntos que damos aquí claramente deslindados por primera vez, nunca los ha deslindado en sus fogosas peroratas el ampuloso fiscal que ha llevado principalmente la voz contra nosotros. Eso de concretar cargos y precisar conceptos no debe de entrar en las leyes de su polémica, por todo extremo original. Mucho vociferar a grito herido: ¡Cisma! ¡cisma! ¡secta! ¡secta! ¡rebeldía! ¡rebeldía! mucho ponderar los fueros y prerrogativas de la autoridad episcopal, mucho probar con autoridades y cánones verdades que nadie niega sobre esta autoridad; pero nada de acercarse (ni de lejos) al verdadero punto del debate; nada de probar gravísimas acusaciones, olvidando que, acusación que no se prueba, deja de ser acusación y pasa a ser desvergonzada calumnia. .... ¡[Cuánto esfuerzo se ha malgastado en pretender probar] que tendían a emanciparse del santo magisterio episcopal los que han sido en todos tiempos los más adictos y dóciles al cayado de sus Pastores, en lo que pertenece a su jurisdicción!
"Esta última frase (en lo que pertenece a su jurisdicción) la tienen en lamentable y tal vez calculado olvido los fieros impugnadores del mal llamado Laicismo .... En efecto: todas las acusaciones de rebeldía dirigidas contra ciertas asociaciones y periódicos, estarían muy en su lugar siempre que se probase (como efectivamente nunca se ha probado ni se probará) que tales asociaciones y periódicos, al resistirse con varonil firmeza a formar parte de la malhadada unión católico-liberal que se les quiso canónicamente imponer, resistieron a su natural jefe religioso en algo que era de su jurisdicción ....
"Resumen: que no hay tal Laicismo ni cosa que lo parezca. Hay, sí, un puñado de católicos seglares que valen por un ejército, y que incomodan de veras a la secta católico-liberal, que tiene por eso muy legítima y justificada razón para odiarlos.
"Y hay además:
"1º Que el católico seglar ha podido siempre, y puede y debe con más justo motivo hoy en día, dadas las presentes circunstancias, tomar parte muy activa en la controversia religiosa, exponiendo doctrinas, calificando libros y personas, desenmascarando fachas de sospechosa catadura, tirando derecho a los blancos que de antemano le señala la Iglesia ....
"2º Que el fiel seglar ha podido en todos los tiempos, y puede hoy emprender, organizar, dirigir y llevar a cabo toda suerte de obras católicas, con sujeción a los trámites que para eso prescribe el Derecho canónico, y sin otra limitación que la que éste señala. De lo cual nos han dado ejemplo grandes Santos que, siendo simples seglares, han creado en la Iglesia de Dios magníficas instituciones de todo género y hasta verdaderas Ordenes religiosas, como fue San Francisco de Asís, que, ¡pásmense los antilaicistas! nunca llegó a ser sacerdote, ni era subdiácono, sino un pobre seglar, cuando puso los cimientos de la suya. Con mucha mayor razón se puede, pues, fundar un periódico, una academia, un círculo, o un casino propagandista, sin más que atenerse a las reglas generales, que para esto establece, no el criterio de un hombre, sea el que fuere, sino la sabia legislación canónica, de quien son súbditos todos y a quien deben ser todos obedientes, desde el Príncipe más alto de la Iglesia hasta el más oscuro seglar.
"3º Que tratándose de cuestiones libres no hay rebeldía ni desobediencia en que quiera resolverlas cada periódico o asociación o individuo según su criterio particular. Siendo muy de notar, aunque nada extraño, que en eso tengamos los católicos que dar lecciones a los liberales de cuáles sean los fueros de la verdadera libertad cristiana, y de cuán distinta es la noble sumisión de la fe, del bajo y rastrero servilismo. Las opiniones libres ni el confesor puede imponerlas a su confesado, aunque las crea más provechosas o seguras, ni el Párroco a su feligrés, ni el Prelado a sus diocesanos.... Por lo mismo, no hay crimen, ni hay pecado, ni hay siquiera falta venial (y mucho menos herejía, cisma o cualquier otra majadería) en ciertas resistencias. Son resistencias que la Iglesia autoriza y que por tanto nadie puede condenar. Eso sin prejuzgar si tales resistencias son algunas veces no sólo lícitas, sí que recomendables; y no sólo recomendables, sí que obligatorias en conciencia. Como sería, si de buena o mala fe, con rectas o no rectas intenciones, se pretendiese llevar a un súbdito a que suscribiese o adoptase actitudes o aceptase connivencias abiertamente favorables al error, y deseadas y urdidas y aplaudidas por los enemigos de Jesucristo. En tal caso el deber del buen católico es la resistencia a todo trance, y antes morir que condescender" (op. cit., E.P.C., Madrid, 1936, pp. 156-161).
Estos seglares tan elogiados por el P. Sardá, ¿cómo serían calificados por el autor de la carta analizada? Seguramente como [15] "independientes de la jerarquía", y eso a pesar de actuar en conformidad con las leyes canónicas. ¿Cuáles son las otras leyes que deberían obedecer estos seglares, objeto de las diatribas del señor Obispo? Nada alega el prelado como prueba de su ambigua acusación.
b) El respeto a los miembros del clero, en la TFP: ¿puede ser tildado de anticlericalismo?
[18] "...anticlerical, ..."
Un injurioso e impreciso calificativo más, que el señor Obispo lanza sin pruebas contra la víctima de su furia.
¿Qué es una asociación "anticlerical"? En su acepción corriente, tal palabra designa a quienes tienen animadversión por el Clero, o están en contra de la intervención de la Iglesia en asuntos que no sean estrictamente religiosos.
Ni la TFP brasileña, ni ninguna de las TFPs han sido nunca anticlericales. Por el contrario, el primer libro publicado por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, fue precisamente una defensa, con argumentación sólida y vehemente, de las prerrogativas del Clero, y sobre todo de la Sagrada Jerarquía, contra las tendencias modernistas y pre-progresistas surgidas en ambientes seglares católicos, de modo particular en ciertos sectores de la Acción Católica ( "Em Defesa da Ação Católica" ). Por cierto, que recibió una carta de alabanza de la Sede Apostólica (cf. II-3-A-c).
La TFP brasileña – como cualquiera de las otras TFPs, o cualquier católico medianamente instruido – reconoce y proclama que la vocación sacerdotal es la más alta que existe sobre la Tierra.
Quizás Mons. Corso, al acusar de anticlerical a la TFP brasileña, quiera referirse a las reservas que a veces puedan manifestar sus miembros, en relación a éste o aquel sacerdote. Dichas reservas existen, pero no son indicio de anticlericalismo, sino consecuencia de la triste situación actual de la Iglesia Católica.
En efecto, desgraciadamente no se puede negar que una parte no pequeña de la responsabilidad por tan lamentable situación, en nuestros días, corresponde a Prelados y sacerdotes católicos. Ya hemos visto más arriba a qué extremos han llegado, en el clero brasileño, la infiltración comunista, las adhesiones a la "Teología de la Liberación" y la oposición a la Santa Sede (cf. II-3-A-d).
Esto no es nada nuevo. Ya en crisis anteriores ha habido quien lo constatase con dolor, recibiendo también la acusación de "anticlerical".
El ya citado libro del sacerdote catalán, P. Félix Sardá y Salvany tuvo que enfrentar dicha acusación. Este libro, recordémoslo, recibió un elogioso juicio de la Sagrada Congregación del Índice, por haber defendido "la sana doctrina ... sin ofender a persona alguna".
Sobre la posibilidad de que hubiese clérigos conniventes con algún error (él se refiere en concreto al liberalismo), así se expresa el P. Sardá y Salvany:
"No está exento el ministro de Dios de pagar miserable tributo a las humanas flaquezas, y de consiguiente lo ha pagado también repetidas veces al error contra la fe.
"¿Y qué tiene esto de particular cuando no ha habido apenas herejía alguna de la Iglesia de Dios que no haya sido elevada o propagada por algún clérigo? Más aún; es históricamente cierto, que no han dado qué hacer ni han medrado en siglo alguno las herejías que no han empezado por tener clérigos a su devoción.
"El clérigo apóstata es el primer factor que busca el diablo para esta su obra de rebelión. Necesita presentarla en algún modo autorizada a los ojos de los incautos, y para eso nada le sirve tanto como el refrendo de algún ministro de la Iglesia. Y como, por desgracia, nunca faltan en ella [la Iglesia] clérigos corrompidos en sus costumbres, camino el más común de la herejía; o ciegos de soberbia, causa también muy usual de todo error; de ahí que nunca le han faltado a éste [al demonio] apóstoles y fautores eclesiásticos, cualquiera que haya sido la forma con que se han presentado en la sociedad cristiana.
"Judas, .... es el primer tipo del sacerdote apóstata y sembrador de cizaña entre sus hermanos; y Judas, adviértase, fue uno de los doce primeros sacerdotes ordenados por el mismo Redentor".
Y después de citar más de veinte conocidos herejes, todos ellos clérigos y muchos prelados – desde Nicolao diácono, compañero de San Esteban protomártir, pasando por los obispos Melecio, Nestorio, Sergio, Focio, Jansenio o Crammer, sin olvidar a los sacerdotes Arrio, Lutero, Vicleff, Juan Huss, Zuinglio; ni dejar de referir casos sucedidos en nuestra patria, empezando por los obispos priscilianistas del siglo IV Instancio y Salviano, para acabar en los clérigos incendiarios de conventos del siglo pasado – el P. Sardá y Salvany concluye:
"Conste, pues, que desde Judas hasta el ex-Padre Jacinto, la raza de los ministros de la Iglesia traidores a su Jefe y vendidos a la herejía se sucede sin interrupción. Que al lado y en frente de la tradición de la verdad, hay también en la sociedad cristiana la tradición del error; en contraste con la sucesión apostólica de los ministros buenos tiene el infierno la sucesión diabólica de los ministros pervertidos. Lo cual no debe escandalizar a nadie. Recuérdese a propósito de esto la sentencia del Apóstol, que no se olvidó de prevenirnos: ‘Es preciso que haya herejías, para que se manifieste quiénes son entre vosotros los verdaderos probados’" (op. cit., E.P.C., Madrid, 1936, pp. 116-120).
Esta crisis de nuestros días, que continuamente crece, ha perturbado gravemente, bajo múltiples aspectos, la normalidad de condiciones de existencia de sacerdotes y fieles.
Un factor – gravísimo – de anormalidad en la vida de los católicos contemporáneos consiste en el permisivismo moral de la formación dada por muchos sacerdotes, en sus predicaciones o en el confesionario. Engañados por el falaz espejismo de que pueden atraer más fieles mediante la omisión, o la interpretación relajada de los principios morales tradicionales enseñados por la Iglesia, un número sorprendente de sacerdotes imparten los sacramentos de la Penitencia y de la Sagrada Eucaristía a personas que, por sus opiniones o por el género de vida que llevan, se han puesto ostensiblemente en conflicto con las máximas de la Fe o con las normas de las buenas costumbres y, especialmente, en lo referente a puntos de doctrina como el poder supremo y directo del Sumo Pontífice sobre todos los Obispos, sacerdotes y religiosos, así como sobre cada uno de los fieles.
En materia de moral sexual, la devastación es todavía mayor. La tolerancia flagrante con las modas, las costumbres y la orientación sensual de la mayor parte de los medios de comunicación social, ha llevado a que el número de jóvenes que se casan vírgenes vaya decreciendo pavorosamente. Nada de eso ha originado, por parte de un gran número de sacerdotes, una reacción proporcionada.
Así, se comprende que la actitud apática de muchos confesores en relación a los jóvenes que se empeñan por conservar, mediante arduas batallas, la virtud angélica, sea desalentadora para dichos jóvenes.
En lo referente a los preservativos, anticonceptivos, aborto, homosexualidad, etc., el panorama no es menos grave.
Tal es la situación de ese desastroso conjunto de hechos. Y en la Iglesia se van multiplicando tensiones internas peligrosas.
Es inútil ampliar todavía más el cuadro esbozado. El histórico libro del Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Rapporto sulla fede (Paoline, Milán, 1985) – en el que describe, per longum et latum, la crisis que estalló en la Iglesia después del Concilio – así como la obra hoy mundialmente famosa del filósofo italo-suizo Prof. Romano Amerio, Iota Unum – Studio delle variazioni della Chiesa Cattolica nel secolo XX (Riccardo Ricciardi Editore, Milán-Nápoles, 1985), proyectan una luz que dispensa mayores comentarios (7).
Añadamos tan sólo que para muchas personas es difícil, o imposible, discernir cuáles son los sacerdotes que, en estos tiempos de dramática y misteriosa "autodemolición" de la Iglesia (para recordar las palabras de Pablo VI en la Alocución de 7-12-1968), en los que esta sagrada institución se encuentra invadida por el "humo de Satanás" (cf. Pablo VI, Alocución de 29-6-1972 – Ver citas más amplias de estas dos alocuciones en II-3-B-d), merecen toda la confianza de los fieles que quieren mantenerse en una incondicional continuidad con la doctrina tradicional; pues, como en todas las grandes crisis doctrinales o morales, hay, además de los que son totalmente fieles al bien y de los que propagan desvergonzadamente el mal, los que siguen la línea sinuosa de la confusión. Lo que oscurece todavía más el panorama.
Ante todo esto, ¿qué puede hacer una TFP? ¿Preparar un "catálogo" de sacerdotes prohibidos, otro de sacerdotes amigos y otro de sacerdotes aprobados?
Si una TFP tuviese el atrevimiento de arrogarse tal atribución (para lo que le faltan, evidentemente, las informaciones necesarias), invadiría de modo insolente la esfera de acción del episcopado y despertaría contra sí un merecido clamor.
Por cierto, que si organizase un catálogo semejante y lo mantuviese bajo sigilo, no faltarían personas que, como Mons. Corso, denunciarían rápidamente tal hecho como indicio de tenebrosos secretos en las TFPs...
¿Qué pueden hacer las TFPs? Solamente lo que hacen. Es decir, sus miembros tienen el derecho de dirigirse libremente a cualquier sacerdote que merezca su confianza.
Realmente, es difícil ver qué más podrían hacer las TFPs en esta línea. ¿Es esto anticlericalismo?
Antes de continuar, es necesario señalar otra contradicción de la "espontánea" (8) carta de Mons. Corso. Por un lado afirma su autor que la TFP es [18] "anticlerical", y más abajo confiesa que [39] "infelizmente, tienen muchos secuaces en España, inclusive sacerdotes". Curioso "anticlericalismo" éste, de los miembros de la TFP, que se honra en reverenciar la condición sacerdotal y se enorgullece de contar entre sus innumerables simpatizantes con un considerable número de "secuaces", ministros de Nuestro Señor.
Sorprende ver que el señor Obispo de Campos, tan preocupado por un inexistente [18] "anticlericalismo" que él supone sin pruebas en los miembros de la TFP, no tenga, al menos, cierto pudor de lenguaje al referirse a los centenares de sacerdotes que apoyan las actividades de esta entidad, a los cuales denomina [39] "secuaces" ("asseclas" en portugués). ¿Qué denominación dará Mons. Corso a los señores obispos y cardenales que han escrito en diferentes ocasiones elogiando la actuación de la entidad? ¿Serían también "secuaces" de la TFP? Y Mons. Montini, que escribió en nombre de S.S. Pío XII, entonces gloriosamente reinante, una carta de encomio al libro En Defensa de la Acción Católica, ¿también está incluido por Mons. Corso entre los "secuaces" de D. Plinio?
[20] "... de tipo tradicionalista cismático, enemiga declarada del Santo Padre el Papa, de los Obispos, pero al mismo tiempo camuflada de catolicismo, ..."
Notemos, en primer lugar, la contradicción en los términos, pues si es "enemiga declarada del Santo Padre", ¿cómo puede estar "camuflada" de catolicismo? O no es "declarada", o no es "camuflada": una de las dos afirmaciones tiene que ser falsa. Este es el peculiar estilo del incoherente autor.
Aquí aparece claramente la acusación de "cisma". En efecto, de acuerdo con la legislación canónica vigente, cisma es "el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos" (canon 751).
Tan grave acusación, en la pluma de un obispo, necesitaría estar corroborada por pruebas aplastantes. ¿Dónde están? Nada alega Mons. Corso.
¿Piensa, tal vez, que sus apasionadas palabras, apresuradamente trasladadas al papel, valen como argumento; pues una vez que "ha declarado guerra a la TFP" (9) está exento de ciertas obligaciones? El prelado olvida que incluso la guerra tiene sus leyes.
¿Imagina que el pesado agravio de afirmar que la TFP es una organización "de tipo .... cismático, enemiga declarada del Santo Padre ... camuflada de catolicismo" tiene que ser considerado verdadero, sólo porque él lo dice? Este género de argumentación recuerda la frase de Juvenal (Sátira VI, 223): "Hoc volo, sic jubeo: sit pro ratione voluntas" - Esto quiero, así lo mando, valga como razón mi voluntad.
¿Olvida tal vez el Prelado que la imputación falsa de un delito se llama calumnia? ¿No teme, al menos, desprestigiar el sagrado carácter episcopal con tan infundados cargos? ¿Acaso alega un sólo texto, una sola línea, una sola palabra, un solo hecho documentado de que la TFP haya rechazado en algo la sujeción debida al Santo Padre?
La aplastante abundancia de pruebas en contrario clama contra la injusta acusación del Obispo.
Por su parte, la TFP brasileña ya ha divulgado cincuenta y cinco libros. El número de artículos, manifiestos, declaraciones, comunicados, entrevistas, etc., que ha publicado son incontables. La revista mensual "Catolicismo" ya ha superado el número 500, en cuarenta y cinco años de ininterrumpida divulgación. Que el autor de la carta declare en qué libro, en qué artículo, en qué noticia se ha deparado con la afirmación que le llevó a concluir que la TFP es cismática o enemiga declarada del Papa. Por el contrario, en esa mole de publicaciones sólo encontrará continuas manifestaciones del amor más entrañado al Papado; y esta posición ante la Cátedra de San Pedro es sincera y coherente.
Baste referirnos al citado cisma mayer-lefebvrista, y a la posición de fidelidad y comunión con el Santo Padre adoptada por todas las TFPs, sin ninguna excepción, mientras que muchos de sus detractores adherían al cisma (cf. II-1).
Copiemos aquí, las palabras finales del libro de cabecera de los socios y cooperadores de la TFP brasileña, Revolución y Contra-Revolución, escrito en 1959 por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, y que ha inspirado la acción de todas las otras TFPs en los cinco continentes:
"No querríamos dar por terminado el presente trabajo sin un tributo de filial devoción y obediencia irrestricta al ‘dulce Cristo en la tierra’, columna y fundamento infalible de la Verdad, Su Santidad el Papa Juan XXIII.
"‘Ubi Ecclesia ibi Christus, ubi Petrus ibi Ecclesia’. Es, pues, hacia el Santo Padre que se vuelve todo nuestro amor, todo nuestro entusiasmo, toda nuestra dedicación. Y es con estos sentimientos, que animan las páginas de ‘Catolicismo’ desde su fundación, que nos decidimos también a publicar este trabajo.
"Sobre cada una de las tesis que lo constituyen no tenemos en nuestro corazón la menor duda. Sin embargo, las sujetamos todas irrestrictamente al juicio del Vicario de Jesucristo, dispuestos a renunciar inmediatamente a cualquiera de ellas, desde que se distancie, aunque fuere levemente, de la enseñanza de la Santa Iglesia, nuestra Madre, Arca de Salvación y Puerta del Cielo" (op. cit., Ed. Fernando III el Santo, Bilbao, 1978, 176 pp).
d) La enorme crisis abierta después del Concilio Vaticano II: posición de la TFP
[19] "...anticonciliar, ..."
El neologismo utilizado por Mons. Corso en su carta una vez más carece de precisión. Posiblemente quería el autor de la carta manifestar su particular opinión de que la TFP sería contraria al Concilio Vaticano II, para lo que, nuevamente, no aduce ninguna prueba. ¿Qué respuesta dar a semejante infundio?
Sin embargo, para deshacer posibles desconfianzas de algún lector impresionable o carente de informaciones, conviene reproducir otra vez algo de lo que ya ha sido publicado a respecto de la terrible crisis abierta en la Iglesia después de la realización del Concilio Vaticano II. Pues es cierto que después de esa magna asamblea ha habido uno de los mayores terremotos espirituales de la historia de la Iglesia. Esta afirmación proviene de las amargas palabras de Pablo VI – el Pontífice que llevó a término y promulgó los documentos del Concilio – en la Alocución "Resistite fortes in fide" de 29 de junio de 1972.
"Refiriéndose a la situación de la Iglesia hoy en día, el Santo Padre afirma tener la sensación de que por alguna fisura haya entrado el humo de Satanás en el templo de Dios. Vemos la duda, la incertidumbre, la complejidad de los problemas, la inquietud, la insatisfacción, el enfrentamiento ....
"También en la Iglesia reina este estado de incertidumbre. Se creía que, después del Concilio, empezaría un día bañado por el sol en la Historia de la Iglesia. Por el contrario, vino un día de nubes, de tempestad, de oscuridad, de indagación, de incertidumbre ....
"¿Cómo sucedió? El Papa confía a los presentes un pensamiento suyo: que haya habido la intervención de un poder adverso. Su nombre es el diablo, ese misterioso ser al que San Pedro alude en su Epístola. Muchas veces, por cierto, en los mismos labios de Jesucristo, aparece en los Evangelios la mención de ese enemigo de los hombres. Creemos – observa el Santo Padre – que alguna cosa preternatural vino al mundo justamente para perturbar, para sofocar los frutos del Concilio Ecuménico, y para impedir que la Iglesia prorrumpiese en un himno de alegría por haber readquirido la plenitud de su conciencia " (Insegnamenti di Paolo VI, Tipogría Poliglotta Vaticana, vol. X, pp. 707-709).
Estas palabras no fueron una lamentación aislada. Cuatro años antes, dirigiéndose a los alumnos del Seminario Lombardo, el 7 de diciembre de 1968, el mismo Pontífice se refería a la crisis eclesial que siguió al Concilio en análogos términos:
"La Iglesia atraviesa hoy un momento de inquietud. Algunos practican la autocrítica, se diría que incluso la autodemolición. Es como una perturbación interior, aguda y compleja, que nadie esperaba después del Concilio. Se pensaba que habría una floración, una serena expansión de los conceptos madurados en la magna asamblea conciliar. Todavía hay este aspecto en la Iglesia, el florecimiento. Pero puesto que ‘bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu’, se mira especialmente el aspecto doloroso. La Iglesia también es golpeada por quienes hacen parte de ella" (Insegnamenti di Paolo VI, Tipogría Poliglotta Vaticana, vol. VI, p. 1188).
También Juan Pablo II, en diversas ocasiones se ha referido a los problemas del mundo moderno y sus relaciones con la tempestad que se abate sobre la Santa Iglesia. Muchos de estos problemas, afirma el Papa, incluyen la difusión de "verdaderas herejías, en el campo dogmático y moral, creando dudas, confusiones y rebeliones" (cf. Alocución de 6 de febrero de 1981, in Insegnamenti di Giovanni Paolo II, Libreria Editrice Vaticana, 1981, vol. IV, 1, p. 235).
Para no abundar en documentos, nos referiremos tan sólo al exordio de la encíclica "Veritatis Splendor" (nº 4-5) (Ed. Palabra, Madrid, 1993 – Los destaques en negrita son del original) en que aborda la terrible crisis moral que se produjo en la Iglesia en el período posconciliar. El Papa lamenta que "ha venido a crearse una nueva situación dentro de la misma comunidad cristiana, en la que se difunden muchas dudas y objeciones de orden humano y psicológico, social y cultural, religioso e incluso específicamente teológico, sobre las enseñanzas morales de la Iglesia. Ya no se trata de contestaciones parciales y ocasionales, sino que partiendo de determinadas concepciones antropológicas y éticas, se pone en tela de juicio, de modo global y sistemático, el patrimonio moral".
El Pontífice deplora "la discrepancia entre la respuesta tradicional de la Iglesia y algunas posiciones teológicas – difundidas incluso en Seminarios y Facultades teológicas – sobre cuestiones de máxima importancia para la Iglesia y la vida de fe de los cristianos, así como para la misma convivencia humana".
No es, pues, de extrañar que muchos de los mejores católicos se hayan quedado perplejos ante esta crisis, cuyas profundidades insondables todavía no han sido totalmente evaluadas. Se declaran perplejos con ciertas reformas y ciertos acontecimientos que han sucedido en la Iglesia a partir del pontificado de Juan XXIII.
Esta perplejidad se define como una no comprensión y una extrañeza; no es una afirmación de que en los acontecimientos y en las reformas antes referidas haya algún error, ni de que no haya ningún error.
Así también, los componentes de la TFP, que son católicos cultos e instruidos pero no son especialistas, no tienen condiciones para resolver todas las complejísimas cuestiones teológicas, morales, canónicas y litúrgicas que están en la raíz de estas extrañezas.
En vista de todo esto, ellos, como tantos otros católicos perplejos, procuran acompañar el debate que surge aquí o allí, en la esfera eclesiástica, a respecto de esas cuestiones, a la espera de que el asunto sea totalmente aclarado.
A título de ejemplo, citemos los acuerdos a que han llegado diversos grupos tradicionalistas con la Santa Sede, desde 1988, a respecto de la temática en cuestión, firmando protocolos en los términos dispuestos por S.S. Juan Pablo II en la Carta Apostólica "Ecclesia Dei", del 2 de julio de 1988, item 6 "a" (cf. "Osservatore Romano", ed. en italiano, 3-7-1988, p. 2).
La declaración doctrinal de este Protocolo dice: "3. A propósito de algunas doctrinas enseñadas por el Concilio Vaticano II, o a propósito de reformas posteriores, litúrgicas o de Derecho Canónico, que pueden parecer difícilmente conciliables con declaraciones del Magisterio anterior, asumo la obligación de mantener una actitud positiva de estudio y de comunicación con la Sede Apostólica, evitando cualquier polémica".
Así pues, la Santa Sede admite como legítima "una actitud positiva de estudio" en relación a puntos de doctrina, de reforma litúrgica y de Derecho Canónico, a respecto de los cuales el Concilio Vaticano II suscitó perplejidad en tantos fieles.
No es otra la posición de más de un directivo de las diversas TFPs.
Por lo tanto, constituye una vez más grave injusticia la acusación genérica y simplista que Mons. Corso lanza de que la TFP es "anticonciliar". ¿Dónde están las pruebas? El prurito de acusación, una vez más, le llevó al infundio.
e) La religiosidad de los miembros de las TFPs
[16] "...pseudo-religiosa, ..."
¿Qué quiere decir "pseudo-religiosa"? ¿Es que la religiosidad de sus miembros no es verdadera? ¿Su devoción poco intensa? ¿Su moral relajada? ¿Dan escándalos continuamente?
"Pseudo" viene a significar, en su acepción corriente, que no es "con propiedad" lo que se indica. La TFP no sería, pues, una organización religiosa. Que no lo es, en el sentido canónico de la expresión, ya lo hemos visto (cf. II-3-B-a).
Pero si Mons. Corso quiere decir que los miembros de las TFPs no son auténticos en sus practicas religiosas, esta es una acusación grave e injuriosa que pide inexorablemente pruebas en su abono; una vez que la historia de treinta y cinco años de actuación pública de la TFP brasileña, y veinticuatro de la TFP española – como la historia de todas las demás TFPs –, manifiestan lo contrario. Las cartas de apoyo recibidas por ambas entidades a lo largo de estas décadas, firmadas por eclesiásticos de conocida ponderación y prestigio, dan fe de ello (10).
Baste citar aquí, a título de ejemplo, la carta escrita el 20 de julio del año en curso por el insigne teólogo dominico P. Antonio Royo Marín, OP, publicada en "La Vanguardia" el 27 de julio de 1995,
Madrid, 20 de julio de 1995
Fiesta de San Elías
Sr. D.
José Francisco Hernández Medina
Presidente de TFP-Covadonga
MADRID
Querido amigo:
Me han llegado de no pocas fuentes ecos de acusaciones gravísimas contra la TFP. Por ello me creo obligado a manifestarle lo que pienso sinceramente sobre ella.
LAS PERSONALIDADES DE LA TFP.
Conozco desde hace más de diez años a esa notable entidad, y con meticulosa atención vengo observando su actuación en el panorama de nuestra patria. Al mismo tiempo, he hablado asiduamente con sus dirigentes y con muchos de sus socios, y he tenido con ellos dilatados y apacibles contactos sobre temas de actualidad religiosa y cultural, tanto de la española como de la internacional.
Múltiples circunstancias me han proporcionado la oportunidad de conocer a fondo la TFP y a varios de sus principales colaboradores internacionales, como también su organización, su funcionamiento, sus luchas, su expansión y sus victorias. Todos ellos son católicos practicantes en grado superlativo. Con su Misa, Comunión diaria, rezo íntegro de los 15 Misterios del Rosario y otras prácticas de piedad, todas ellas tradicionales y de uso común en la Santa Iglesia Católica. No practican ninguna ceremonia rara u obsoleta, todas coinciden con el más auténtico espíritu católico, apostólico, romano. Sienten una gran veneración por el Romano Pontífice a quien consideran como Vicario de Cristo y de su supremo representante en el mundo. Es entrañable la devoción a la Virgen María y están convencidos de que finalmente triunfará en el mundo entero su Corazón Inmaculado, como lo prometió en Fátima.
Señalo también, con particular alegría, que he tenido ocasión de conocer personalmente al gran fundador y mentor de la más antigua de las TFPs, es decir, la brasileña. El profesor Plinio Corrêa de Oliveira, notable como pensador, escritor y hombre de acción, justifica enteramente en el contacto personal la impresión que causa el estudio atento de su vida y de sus obras. Su simple presencia como figura de relieve de la vasta familia de las 26 TFPs que existen en los cinco continentes, es una garantía insuperable de fidelidad a la Santa Iglesia y a la Santa Sede, de las cuales es ardiente devoto.
Al mencionarle, no puedo olvidar la figura, inseparable de la suya, de quien es, al mismo tiempo, su amigo filial, un colaborador de primera plana, un auxiliar en la dirección de tantas y tantas de sus iniciativas. Me refiero a mi querido amigo D. Juan Clá, quien, a todas estas cualidades une también la de ser un insuperable formador de jóvenes.
DOCTRINA.
Toda su actuación apostólica y campañas propagandistas se inspiran fidelísimamente en el Magisterio oficial de la Iglesia. En relación a los grandes problemas morales de la época actual tan desorientada aborto, eutanasia, sexualidad, etc. siguen escrupulosamente las doctrinas y orientaciones de los últimos Papas: Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II, cuyas grandes Encíclicas estudian con ahínco y propagan sin descanso en sus actuaciones apostólicas.
POLÍTICA.
Aunque su finalidad no es política sino apostólica, luchan denodadamente contra el comunismo, socialismo, progresismo, etc., etc., siempre de acuerdo con las orientaciones del Magisterio oficial de la Iglesia.
PERSECUCIONES.
Por todo ello, no es de extrañar que sufran grandes persecuciones de los enemigos de la Iglesia y hasta por extraña paradoja de algunos seudo-católicos, sobre todo del grupo excomulgado lefebrista. Es una clara señal de que andan por buen camino el cumplimiento en ellos de las palabras proféticas de Cristo: "No es el siervo más que su señor. Si me persiguieron a Mi, también os perseguirán a vosotros" (Jn. 15, 20; cf. Lc. 21, 12; Mt. 5, 11).
LAVADO CEREBRAL.
No es otro el sentido profundo de la campaña que se va levantando aquí y allá contra nuestra querida TFP.
La inconsistencia radical de los argumentos ahora aventados contra ella revela el vacío doctrinal que el odio levanta actualmente contra Vds.
Así, según estoy informado con seguridad, la alegación preferida por los actuales enemigos de la TFP es de carácter psiquiátrico, es decir, está constituida por la vieja y gastada acusación de: lavado cerebral.
Ese tema, como sabemos, es mero producto de una maquinación periodística forjada en los ambientes de los mass media norteamericanos en la década de los 50. Y si ese tema aún subsiste es porque cierta parte de los mass media lo presenta engañosamente como una de las más recientes conquistas de la psiquiatría moderna.
En realidad, como todos sabemos, el lavado cerebral absolutamente no ha conquistado más que un exiguo espacio en los medios psiquiátricos internacionales. Inspirado en la doctrina de Freud, participa ipso facto de todos los errores y lagunas a las cuales el freudismo debe el melancólico ocaso en que se va sumergiendo en nuestros días.
Cumple añadir, además, la irreconciliable oposición de la doctrina freudiana, in genere, y de la teoría del lavado cerebral in especie, con la doctrina católica, para comprender cuan inhóspito le resulta el clima religioso, moral y cultural de los verdaderos medios católicos de nuestra patria.
Así, mi muy querido D. José Francisco, al mismo tiempo que llevo a su conocimiento y a través de Vd. a todos los miembros de la valerosa TFP-Covadonga mi enérgica protesta contra la presente campaña anti-TFP, pido ardientemente al Señor por su incolumidad y su victoria en esta nueva gran lid en la cual se procura destruir vanamente esta organización tan filialmente devota de la Santísima Virgen.
De todo esto doy fe y comprometo mi condición de Sacerdote de Cristo, obligado gravísimamente a decir siempre la verdad.
Fray Antonio Royo Marín, O.P.
… así como las cartas del no menos renombrado teólogo P. Victorino Rodríguez y Rodríguez, OP, del 4 de agosto de 1995
Madrid, 4 de agosto de 1995
Sr. D.
José Francisco Hernández Medina
Presidente de TFP-Covadonga
MADRID
Querido amigo:
Al regresar de Asturias (31-7-1995), me encontré con su carta en la que me informaba de la campaña anti-TFP Covadonga. Pensé escribirle adhiriéndome plenamente a la institución y actividades de la TFP y rechazando la actitud obsesiva de descalificación por parte de personas disconformes. Esperaba levantarme del reposo que debo guardar estos días, por una flebitis complicada, para escribirle. Pero hete aquí que hoy cayó en mis manos el magnífico artículo del P. Royo Marín, O.P. en "La Vanguardia" de Barcelona, del 27-7-1995, adhiriéndose plenamente a su institución, a sus dirigentes (Dr. Plinio Corrêa, D. Juan Clá) y a su vida católica y eficaz apostolado por todo el mundo, a la vez que rechaza las más repetidas calumnias contra la TFP.
Lo que hago, pues, ya de inmediato, desde la cama es suscribir la carta del P. Royo en todos sus términos.
Por mi parte, añadiría que la magnífica campaña que están llevando a cabo contra la ley del aborto y la "Telebasura", que tantas iras provoca en los enemigos de la moral católica, es ejemplar en lucidez doctrinal y fortaleza apostólica. El cuidadoso boletín "Covadonga Informa", y el impresionante libro "España anestesiada sin percibirlo, amordazada sin quererlo, extraviada sin saberlo", son de un calado religioso-político-católico impresionante.
Que Dios siga bendiciendo su obra.
Un Abrazo a D. Juan Clá, que anda por España, y a D. Fernando.
Fr. Victorino Rodríguez, O.P.
… o del ilustre Canónigo Arcediano emérito de la Catedral de Granada D. Alberto Gómez Matarín (FN1) Granada, 25 de Julio de 1995
Sr. D.
José Francisco Hernández Medina
Presidente de TFP-Covadonga
Cinca, 17
28002 Madrid
Querido D. José Francisco:
Aprovechando la fiesta de Santiago Apóstol, le escribe un sacerdote que ha sido párroco durante 50 años y actualmente es canónigo arcediano emérito de la Catedral de Granada.
Conozco el desarrollo de TFP-Covadonga desde sus raíces, mucho antes, incluso, que la Asociación fuese fundada. Pues desde los años 50 mantengo relaciones con el grupo dirigido por el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira, que sólo después daría origen a la TFP.
Efectivamente, fue a comienzos de los años 50 que conocí el grupo del Profesor Plinio, a raíz de una visita que el Dr. Fabio Vidigal hizo a Granada. A instancia suya, comencé a recibir mensualmente el periódico "Catolicismo" que para mí era un verdadero banquete espiritual que me ayudaba a mantenerme en la línea.
Siempre me maravilló la pureza de la doctrina – limpieza dogmática e histórica – de todos los escritos del Profesor Plinio y de la revista en general. En especial me maravilló, y me hizo pensar mucho, la intuición del Profesor Plinio con su libro de 1943,
"En Defensa de la Acción Católica", que me abrió los ojos sobre el desarrollo de la lucha contra la Iglesia, triste lucha promovida por el progresismo y sus congéneres... ¡dentro de la propia Iglesia!En cuanto a la labor del Profesor Plinio me maravilla la lucidez y la catolicidad de su pensamiento. Él analiza todo desde el punto de vista de Dios y del Magisterio de la Santa Iglesia. ¡Y por eso acierta!
A mi juicio, el trabajo del Profesor Plinio, fundando la TFP Brasileña e inspirando todas las otras en el mundo entero, es una cosa providencial dentro de la Iglesia, para aclarar situaciones ambiguas y dificultosas de entender, dentro del caos contemporáneo.
Estoy convencido de que la figura del Profesor Plinio es providencial y de que el hecho que Dios haya permitido que él funde la TFP, y que ésta se desarrolle en todo el mundo, es una manifestación que la Providencia de Dios no desampara a la Iglesia.
Por lo que toca a la TFP Española, yo conozco a muchos de sus miembros con los que tengo frecuentes contactos; y siempre he visto en ellos limpieza de doctrina y de vida, destacándose la devoción a Nuestra Señora y la valentía en proclamar su adhesión y obediencia a la doctrina inmutable de la Santa Iglesia y al Romano Pontífice.
Esta valentía se comprueba en las campañas de TFP-Covadonga contra la inmoralidad de nuestra época y las leyes perseguidoras de la Cristiandad. Siempre apoyo estas campañas y cuando puedo hasta participo de ellas.
También me parece muy bien orientadas y organizadas sus actividades apostólicas, en especial con la juventud. Por lo cual sólo puedo aconsejar a las familias católicas de fomentar el vínculo de sus hijos con la TFP.
Por aquí termina el testimonio de alguien que no les conoce de ayer, sino desde hace 45 años. Han sido 45 años de análisis en que pude siempre comprobar, repito, que la doctrina y actuación de TFP-Covadonga y de su providencial fundador, es un eco fidelísimo de las enseñanzas de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Y por eso, habiendo llegado a mis oídos acusaciones contra la labor de su asociación, quiero aquí manifestar que, por lo que a mí me toca, respaldo toda la orientación de TFP-Covadonga.
Deseándoles que tengan éxito en todas sus empresas, pido al Señor y a la Virgen Santísima que los bendiga, que los defienda y que los mantenga en el buen camino.
Reciba cordialmente una bendición en el nombre del Corazón de Jesús y María.
Alberto Gómez Matarín
Canónigo Arcediano Emérito de la Catedral de Granada
…y las otras más de 2.500 cartas de apoyo de sacerdotes, religiosos y religiosas recibidas en la sede de la entidad con motivo de la reciente campaña de calumnias desatada contra la TFP en nuestra Patria.
Hasta aquí hemos tratado de todas las calumniosas acusaciones que, según el señor Obispo, caracterizarían a la TFP desde el punto de vista religioso. Vacías, apasionadas, contradictorias, totalmente carentes de pruebas. Si nuestro trepidante y fogoso contrincante no fuese un Prelado, nos juzgaríamos en el derecho – e incluso en el deber – de levantar una pregunta: ¿Qué pensar de su peculiar psicología? ¡Es tan diferente de la que caracteriza habitualmente a un obispo de la Santa Iglesia!
Unas líneas escritas por Mons. Corso al margen de la carta del ex-terrorista confeso Sr. "X", quizás ofrezca algún elemento para explicar su actitud: "Campos, 7/6/95 // ¡Paz! .... Yo ya he declarado guerra a la TFP. // En Cristo // + João, Obispo de Campos". ¿Declarar "guerra" y al mismo tiempo proclamar "paz"? ¿No habrá sentido el prelado la mutua incongruencia de estas dos actitudes?
Habíamos dejado de lado una acusación de Mons. Corso, que es de índole no religiosa. Tratemos de ella.
f) La TFP sería "para-militar"
[17] "...para-militar, ..."
Esta injusta acusación ya ha sido repetida hasta la saciedad, por cierta prensa izquierdista de Brasil y de fuera de este país. Baste referirnos de nuevo al citado artículo del órgano oficial del Gobierno Soviético, "Izvestia" (cf. II-2).
Incluso en el distante año de 1975, hubo quien hiciese una denuncia formal en el Estado brasileño de Río Grande del Sur, acusando a la TFP de "enrolamiento paramilitar de miembros militantes, detención de armamento y municiones, profesión de ideologías o métodos nazi-fascistas, así como perturbación de la paz y del orden público".
La autoridad competente para pronunciarse a respecto de tan graves acusaciones, el Coronel José Paiva Portinho, a la sazón Secretario de Seguridad de dicho Estado, declaró ante una Comisión Parlamentaria de Investigación que: "Pese al esfuerzo empleado [en las diligencias relativas a tal acusación], investigadas todas las fuentes e interrogadas todas las personas y entidades que podían poseer informaciones pertinentes, nada ha sido encontrado, por lo que resultan infundadas las acusaciones movidas contra la TFP" (cf. "Meio século de epopéia anticomunista", Ed. Vera Cruz, São Paulo, 1980, p. 261).
Además, la TFP brasileña cuenta, como ya hemos dicho, con más de 7.000 certificados de autoridades civiles, militares y de la policía, recogidos a lo largo de más de tres décadas, atestiguando una actuación pacífica y respetuosa del orden público. ¿Mons. Corso dispone de 7.000 documentos que prueben lo contrario? ¿Acaso de 1.000? ¿De 100? ¿Tiene por lo menos uno? Nada...
Un punto relacionado con la acusación de "secta" "maquiavélica" y "diabólica" es la terrible "arma" del "embuste" que sería utilizada en la TFP, para embaucar a los jóvenes adeptos.
[37] "Pobre del que, engañado (el embuste es el arma principal de la T.F.P), se presta a una actividad tan diabólica."
¿En qué consistiría dicho "embuste"? Mons. Corso no lo define. Tal vez quiera aludir a una acusación, repetitiva como un organillo, que de vez en cuando aparece en cierta prensa, según la cual el método de formación utilizado por la entidad sería "iniciático", basado en engaños.
Dicho método tendría como finalidad inculcar en el discípulo o neófito un comportamiento que él rechazaría si le fuese presentado íntegramente desde el principio. Para ello, el formador iría comunicando sus conocimientos en pequeñas dosis, aumentadas tan sólo cuando observase que el "paciente" ha absorbido la dosis anterior y se ha acostumbrado a ella. Así, paso a paso, el neófito iría siendo conducido a profesar tesis y tomar actitudes que, al principio del proceso, habría rechazado.
Obviamente, cuando tal método es utilizado para difundir el error o el mal, es ipso facto censurable. Sin embargo, ese mismo método puede ser legítimamente utilizado para la difusión de la verdad y del bien. Bástenos repetir una explicación dada innumerables veces por los educadores católicos y que, por cierto, hace parte de cualquier formación cultural, o incluso científica. ¿Cómo es posible presentar de una sola vez todos los conocimientos que una persona debe adquirir? Cualquier proceso de aprendizaje conlleva sucesivas profundizaciones, única forma de asimilación posible para adquirir un conocimiento. Esta constatación es algo de lo más elemental en materia de pedagogía.
Lo comprendió magníficamente, y supo ponerlo en práctica, el gran pedagogo San Juan Bosco, fundador de la ínclita Congregación Salesiana. Es lo que podemos leer en una clásica biografía de su primer sucesor, San Miguel Rua:
"[Don Bosco] Arrojó la primera simiente de futuras cosechas en el alma de sus niños, con extremada prudencia. Una sola palabra desafortunada, una alusión demasiado clara, su verdadero designio revelado desde un principio, hubieran bastado para alejar para siempre sus buenas voluntades. No les pidió al principio más que una cosa: que le quisieran ayudar. Nada más. Sus sencillas pláticas del domingo por la noche trataban sobre las virtudes cristianas y religiosas; pero cuando exponía su poderoso atractivo para hacerlas amar prácticamente, entonces Don Bosco daba la impresión de no mirar más que a formar, a su lado, unos auxiliares totalmente entregados a su bienhechora labor. Método idéntico al que seguía Nuestro Señor en sus relaciones con los apóstoles, método de revelación progresiva, que deja penetrar en el fondo del pensamiento poco a poco, a medida que las almas están preparadas para recibirlo y los espíritus para entenderlo" (Agustin AUFFRAY, SDB, Biografía de Dom Miguel Rua, Central Catequística Salesiana, Madrid, p. 52, Imprimatur de 1957).
En sus célebres Memorias del Oratorio, el mismo Santo relata los cuidados con que, poco a poco, fue revelando a sus discípulos el designio que tenía de fundar una nueva congregación religiosa.
"Yo veía que aún no era tiempo de proponer a mis compañeros de trabajo el noviciado y los votos formales. Oraba y hacía orar para que Dios nos inspirase....
"El teólogo y los que conmigo trabajaban, viendo y gustando el bien religioso y social que se realizaba, insistían para que se diera principio a la Congregación. Y yo les respondía:
"‘Por ahora, vayamos así adelante hasta que Dios nos de clara señal de comenzar’. Graves motivos tenía para mantener aún esta especie de arcano. Los tiempos eran tan malos para estos asuntos, que, si se hubieran pronunciado las palabras ‘novicio’, ‘noviciado’, ‘profesión religiosa’, se habrían espantado hasta los más decididos, y si ellos no, sus padres. Tantos eran los prejuicios, errores, calumnias, escarnios con que la impiedad hostigaba a los religiosos y a cuanto con ellos se rozara. Por su parte, el Gobierno había suprimido las órdenes y congregaciones religiosas. Además, esos buenos chicos eran casi niños e inexpertos....
"De todos modos, había que presentar una Regla. Tras de mucho orar, meditar y consultar había escrito una, igual en lo esencial a las de las diversas congregaciones aprobadas por la Iglesia: diversa en ciertas modalidades para acomodarla a la índole de los tiempos. Parecíame que una congregación así inspiraba mayor confianza y simpatía....
"Y se ensayaron, aplicándolas al grupito de adeptos, a quienes se les leían y explicaban prudentemente en conferencias a propósito. No eran todavía las Reglas definitivas, pero sí su esbozo preventivo. Se llamó ‘Reglamento’.
"Por más que se procuró guardar el secreto, la noticia de este Reglamento trascendió fuera del Oratorio....
"Aprovechando la fiesta de San Francisco de Sales, insinué cautamente en el ánimo de algunos alumnos una vaga idea de sociedad religiosa. A tal efecto, en una reunión se habló del gran bien que, reunidos muchos juntos, podrían hacer al prójimo en general y a los niños en particular. Hicimos una promesa. El joven clérigo Miguel Rua la puso por escrito y se conserva en los archivos" (Biografía y Escritos de San Juan Bosco, BAC, Madrid, 1955, pp. 305-306).
¿Es eso un procedimiento secreto, iniciático, sectario, deshonesto, que utiliza el embuste como arma principal? ¿Cómo suponerlo, si se trata de un santo canonizado por la Iglesia?
En su obra Gethsemaní – Reflexiones a respecto del movimiento teológico contemporáneo, el cardenal Giuseppe Siri, arzobispo de Génova (1946-1987), defiende a la Iglesia de una crítica análoga. Con penetrante inteligencia dice el cardenal:
"Tanto cuanto es humanamente permitido imaginarse la realidad de la Iglesia, en los primeros tiempos, la Encarnación del verbo de Dios era revelada, y constituía también un arcano. La palabra arcano no siempre significa una vida secreta y un saber secreto que no deben ser desvelados más que a raros iniciados; sino también que hay verdades que ni siempre pueden ser transmitidas a todos; no por causa de una consigna o de un culto del secreto, sino porque hay verdades que exigen cierto grado de liberación interior y una elevación de espíritu particular, para realizarlas intelectualmente y entonces expresarlas por medio del vocabulario de la palabra exterior" (Cardinal Joseph SIRI, op. cit., Téqui, Paris, 1981, 2ª ed., p. 299).
Si tomamos al pie de la letra la acusación de Mons. Corso, él estaría tildando de "diabólico" a su propio fundador, S. Juan Bosco. Por cierto que no es el discípulo mayor que su Maestro y el mismo Nuestro Señor Jesucristo tuvo que escuchar esa infame calumnia (11).
4) Refutación de la 2ª acusación sin pruebas: La TFP haría "lavado de cerebro"
La expresión aparece en la carta de Mons. Corso, sin ninguna explicación previa:
[30] "cuya finalidad [de la TFP] sería la de, gracias al lavado de cerebro..."
Algunas líneas más abajo lo repite:
[36] "Todo presupone el lavado de cerebro, que funciona de modo increíble."
El autor la considera tan importante que las dos veces la subraya. Y una vez más, la expresión no está acompañada por ningún hecho, ningún documento, ninguna prueba que la corrobore.
Esta acusación está íntimamente relacionada con la anterior (según la cual la TFP sería una secta cismática), pues para cierto lenguaje periodístico, la definición de "lavado de cerebro" es: el método que utilizan las sectas. ¿Y cómo saber cuando una organización es una secta? Cuando usa el método de "lavado de cerebro"...
Antes de nada, sorprende ver en la pluma de un obispo el uso de la metáfora del "lavado de cerebro" que, si se toma en serio, contraría frontalmente la doctrina católica, como probaremos más abajo (cf. II-4-B-f).
Por otra parte, si se admite que el "lavado de cerebro" existe, los fundamentos del Derecho desaparecen, puesto que el hombre deja de ser responsable de sus actos.
A) Jurisprudencia española no toma en consideración la metáfora publicitaria del "lavado de cerebro"
A ese respecto, un proceso promovido en Canarias, en 1992, por los padres de algunas novicias carmelitas contra una profesora y contra las responsables del Carmelo de Ciudad Rodrigo, sentó una interesante jurisprudencia.
Los padres de las jóvenes recurrieron al Fiscal denunciando que sus hijas "fueron sometidas a ‘lavados de cerebro’, y desaparecieron sin previa comunicación, lo que para ellos supone ‘un claro rapto colectivo’ ... Los padres no han podido comunicarse con sus hijas después del abandono familiar" ("Diario 16", 20-10-1991.).
El Juzgado de Instrucción de Las Palmas de Gran Canaria, mediante Auto del 1 de julio de 1992, acordaba el archivo de la querella sin tener en consideración la acusación de "lavado de cerebro", y señalaba que "a la vista de las presentes actuaciones y de las pruebas practicadas en las mismas no resultan, en modo alguno, indicios siquiera mínimos de que exista ningún tipo de actuación delictiva", añadiendo que "las hijas de los querellantes han optado por la vida religiosa en uso de su derecho a la libertad de elección, que la Constitución Española consagra con el carácter de fundamental".
Y el juez concluye la resolución diciendo: "En definitiva, no puede seguirse por más tiempo un procedimiento en el que las que se suponen perjudicadas y supuestamente ‘secuestradas’, lo único que pretenden, desde el principio, es que sus padres comprendan y acepten su vocación religiosa, su libertad para elegir algo tan personal e importante como su felicidad y la tranquilidad de espíritu que esta decisión les ha proporcionado, que sólo se ha visto turbada por la insistencia de sus progenitores y la preocupación por ver a su antigua profesora de religión involucrada en un procedimiento penal" (cf. Auto del Juzgado de Instrucción nº I, Las Palmas, Procedimiento: Previas 548/92-J; y "La Gaceta", Ciudad Rodrigo, 5-8-1992).
Contra esta resolución, fue interpuesto recurso de apelación, siendo visto por la Audiencia Provincial, que confirmó el Auto dictado por el Juez de Instrucción, argumentando que "el Derecho, y mucho menos el Penal, no puede entrar en la esfera íntima de los ciudadanos cuando estos legítimamente y en el ejercicio del derecho constitucional al libre desarrollo de la personalidad optan, según su conciencia, por un determinado modo de vida, por muy doloroso que la desvinculación familiar resulte para sus progenitores" (Auto, Rollo nº 12/92, Recurso de Apelación subsidiario contra auto de archivo en Diligencias Previas 548/92, 21-12-1992).
Afirma Mons. Corso en su carta:
En la TFP [36] "todo presupone el lavado de cerebro, que funciona de modo increíble", pues su [30] "finalidad sería la de, gracias al lavado de cerebro, llevar a esos pseudo-religiosos al voto de esclavitud, no a María Santísima, sino a él, Plinio Correia de Oliveira...".
Una vez que ha sido demostrado que la TFP no es la secta cismática "diabólica", gratuitamente imaginada por el señor Obispo, analicemos el llamado "lavado de cerebro", y tratemos después del supuesto voto de esclavitud al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira.
Definamos en qué consiste el "lavado de cerebro", según sus defensores; estudiemos la ausencia de substrato científico de esa metáfora según lo afirman psiquiatras, psicólogos y especialistas de elevado nivel, de modo particular del país en que se originó la metáfora: Estados Unidos; probemos que la tesis del "lavado de cerebro" contraría la doctrina católica del libre albedrío, y acaba negando la responsabilidad del hombre en los actos que realiza; veamos también la amenaza que representa, para el Derecho, el uso de esta metáfora publicitaria.
Para ello, nada mejor que utilizar el resumen de la materia presentado por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en el ya mencionado libro "La Réplica de la Autenticidad – La TFP sin secretos", obra que circuló ampliamente.
Para mayores explicaciones nos remitimos a dos libros que pueden ser solicitados en la sede de TFP-Covadonga:
– "‘Lavado de Cerebro’ ¿Qué es? ¿Un artificio maquiavélico? ¿Satánico? Psiquiatras, psicólogos y sociólogos de repercusión mundial aseguran: ‘Lavado de cerebro’es un slogan publicitario que ningún científico de alto nivel toma en serio", Comisión de Estudios de la TFP norteamericana, Bogotá, 1984, 60 pp.
– "La Nueva Inquisición atea y psiquiátrica tacha de secta a quienes quiere destruir", Gustavo y Luis Solimeo, Société Française pour la Défense de la Tradition, Famille et Propriété, Asnières, 1991, 201 pp. – Este libro fue objeto de una carta de encomio del cardenal Francis Arintze, Prefecto del Consejo Pontificio para el Diálogo entre las Religiones, con fecha 28 de noviembre de 1991, en la que se congratulaba por "la difusión del pensamiento de la Iglesia sobre este tema tan complejo".
Pero si se quiere encontrar una obra más antigua que trate de tal asunto, bastará leer el libro de Santo Tomás de Aquino citado en un interesante texto del profesor de Estudios de Religión en la "Washington University" de Saint Louis de Missouri (Estados Unidos), Frank K. Flynn. Refiriéndose al "lavado de cerebro", este autor afirma tratarse de una expresión para encubrir la persecución religiosa, que ya tiene más de siete siglos de antigüedad ("Criminalizing Conversion: The legislative assault on New Religions et al", in James M. DAY; William JAUTER, "Crime, Values and Religion", Abley, Norwood, 1987, p. 169):
"Los jóvenes que, en algunas ciudades medievales, ingresaron en movimientos conocidos como órdenes mendicantes – dominicos, franciscanos y agustinos [fundadas en el siglo XIII] – eran calificados como ‘dementes’ (insanos) y ‘diaboli filii’ (hijos del diablo) por los clérigos del ‘establishment’. Tanto San Francisco de Asís como Santo Tomás de Aquino fueron secuestrados y encerrados por sus padres y parientes que trataron de ‘desprogramarlos’ de sus extrañas creencias y de sus estilos de vida ‘mendicantes’ .... Dejo a cargo del lector decir si San Francisco, Santo Tomás y Jonathan Edwards fueron o no una dádiva para la historia espiritual de la humanidad. Para los que tengan tiempo de consultar la luz de la historia, existe el hecho luminoso de que el primer gran tratado contra la ‘reducción a la minoridad’ y la ‘desprogramación’ por razones religiosas fue escrito por el mismo Santo Tomás. Se llama ‘Contra pestiferam doctrinam retrahentium homines a religione ingressos’ – ‘Contra las doctrinas perniciosas de aquellos que impiden de entrar a los jóvenes en la Religión’".
¡Cuán significativo es este hecho, añadimos nosotros, en función de los que hoy pleitean la reducción de adultos al estado de incapacidad legal, por querer ingresar en una asociación constituida por seglares católicos!
Pasemos, pues, al texto del libro "La Réplica de la Autenticidad – La TFP sin secretos", de D. Plinio (pp. 68-85):
a) "Lavado de cerebro", un método supuestamente irresistible para mudar convicciones y comportamientos
Para saber si alguien ejerce sobre otro las técnicas de "lavado de cerebro", es necesario definir previamente lo que entienden por tal quienes admiten esa posibilidad.
Lavar algo – los cristales de una ventana o las piedras de una pared – es ejercer sobre ese algo una acción que retira de él los elementos negativos – en los casos ejemplificados el polvo o la polución – y lo deja limpio. Análogamente se podría decir que un cajón ha sido vaciado y limpiado, quedando así libre para colocar dentro de él lo que se quiera.
La función de la pared, de los cristales o del cajón es, pues, meramente pasiva, tanto si se les quita algo de su superficie – o en el caso del cajón, de dentro de él –, como cuando – en el caso del cajón – se le pone algo dentro.
De modo análogo, "lavar" el cerebro de un hombre sería ejercer sobre éste una acción por la cual – mediante prolongados malos tratos, amenazas, sub-alimentación y trabajo extenuante – el desgaste físico y el terror dejen a la persona en un estado de total pasividad intelectual.
Una vez obtenida tal pasividad, la víctima no tendría medios para defenderse contra nuevas creencias que se le quisiesen incrustar en el alma. Las convicciones que antiguamente poseía habrían sido "lavadas" por la reducción de su espíritu a la pasividad total. Desde que su torturador – a quien se va sometiendo como a guía único y prestigioso – le insinúe ideas opuestas, éstas penetrarán en su cerebro y en él se alojarán, como piezas de un mosaico o como objetos colocados en un cajón vacío.
Para el buen éxito de esa operación, el "lavador" de cerebro debe utilizar, además de las técnicas de opresión y pánico ya mencionadas, algunas otras. Conviene que aleje totalmente al paciente de la atmósfera en que vivía anteriormente, que le dé otros compañeros, otras actividades, que lo circunscriba en un ambiente nuevo enteramente afín con las ideas que están siendo "colocadas" y con el nuevo comportamiento que le está siendo impuesto.
El "lavado de cerebro" podría lograr, así, unos resultados íntegros.
Y esto – nótese bien – nítidamente sin que la inteligencia y la voluntad de la víctima hayan podido oponer a dicho proceso ningún obstáculo invencible.
b) "Lavado de cerebro" y conversión – diferencia fundamental
¿En qué se diferencia ese proceso, sumariamente descrito, de la conversión en el sentido corriente de la palabra; es decir, de la acción del entendimiento y de la voluntad por la cual alguien renuncia a convicciones religiosas, filosóficas, políticas, artísticas u otras que poseía y asume ante cualquiera de esas materias una posición opuesta; modificación ésta efectuada sólo por sí mismo, o con la ayuda de otra persona? Y, ¿en qué se diferencia del cambio de comportamiento – sea individual, sea social – por el cual la persona pasa a reprobar prácticas y actitudes que antes aceptaba?
Esencialmente – abstracción hecha de la acción primordial de la gracia – la diferencia está en que en la conversión, el convertido es el agente. Los demás (progenitores, sacerdotes, maestros, apóstoles o propagandistas de cualquier naturaleza) pueden ejercer sobre él una influencia mayor o menor, pueden dirigirse a la razón e impresionar la sensibilidad con la intención de solicitar su voluntad en uno u otro sentido, más o menos profundamente. Pero el juez que decide la causa libremente, dando la razón a ésta o a esa escuela, a éste o aquel sistema, es siempre y necesariamente la propia persona, con su inteligencia y su voluntad.
En el "lavado de cerebro", por el contrario, la mente humana "lavada" sería un mero paciente totalmente a merced de un hábil "lavador" de cerebros, sin posibilidad de resistirle.
Como se ve, según esta versión pseudo-científica, existiría un método capaz de insertar en el paciente, sin que él lo quisiese, una personalidad fabricada fuera de él. La acción de los agentes insertadores encontraría la resistencia de la personalidad anterior de la víctima, preexistente al "lavado de cerebro".
Con el apoyo de los insertadores, la personalidad artificial acabaría venciendo a la personalidad natural, y así, el individuo habría cambiado totalmente de personalidad. A decir verdad, ya no sería el mismo. Habría sido victoriosamente concluido el proceso de "lavado de cerebro".
La antigua y venerable metáfora de S. Pablo sobre el "hombre viejo" que lucha en lo más íntimo del alma con el "hombre nuevo" tiene una analogía ocasional, de mera superficie, con el fenómeno descrito en esta última concepción. En realidad, ambas están en los antípodas (12)
En efecto, según la concepción católica, cuyos textos justificativos abundan en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, tanto la tendencia para el bien como para el mal están entrañadas en el hombre. A él le corresponde, en el uso de su libre albedrío, juzgar y elegir entre una y otra solicitación, por una decisión personalísima que se da en lo más hondo del alma.
La acción sobrenatural de la gracia refuerza en el hombre la tendencia para el bien. Y así, el "hombre nuevo" vence, en el católico fiel a la gracia. La acción preternatural del demonio, a su vez, puede reforzar la tendencia para el mal. Si ésta prevalece, habrá vencido el "hombre viejo". Pero en cualquiera de los casos, una u otra acción – sobrenatural o preternatural – solicita, pero no fuerza la voluntad del hombre, que siempre conserva el libre albedrío.
Según la concepción del "lavado de cerebro", por el contrario, los dos "hombres" en oposición en el interior del paciente no están relacionados con Dios, con la gracia, con el demonio o con la tentación. El panorama es totalmente naturalista. Y ni siquiera se menciona el libre albedrío.
Además, según la teoría del "lavado de cerebro", los factores de esa lucha no son Dios, el hombre y el demonio, la naturaleza y la gracia; sino los técnicos del "lavado de cerebro" y la mentalidad natural anterior. Las reacciones de ésta última parecen ser meramente instintivas. Tal vez como las de un organismo animal sujeto a un tratamiento veterinario. Y, por lo que parece, por lo menos en el caso del "lavado de cerebro", el "tratamiento" siempre prevalecería sobre el "animal", es decir, el paciente cuyo cerebro está siendo "lavado".
Por fin, y como consecuencia, la nueva concepción resultante de ese "lavado de cerebro" tendría todas las condiciones de estabilidad en el cerebro lavado. Y podría quedarse metida para siempre en el paciente, sin que, en esta prodigiosa substitución, hubiese entrado para nada el libre albedrío. Para no hablar de la inteligencia, cuyo papel es por lo menos nebuloso en la novelesca hipótesis del "lavado de cerebro".
Ahora bien, esa operación mediante la cual un ser humano quedaría privado totalmente de su libre albedrío e incapaz de resistir a una acción externa que quisiera cambiar sus ideas y su comportamiento, no corresponde a ninguna realidad. Es un mito.
La expresión "lavado de cerebro" nació en 1950, cuando el periodista norteamericano Edward Hunter Jr. describió, para los lectores de "The Miami Daily News" y de "The Leader Magazine", un método que los comunistas chinos estarían utilizando para obtener espectaculares "conversiones" para su ideología, de sus adversarios encarnizados, particularmente de misioneros católicos y opositores políticos del régimen.
Traduciendo libremente una expresión china, el periodista acuñó, para designarlo, la locución "lavado de cerebro" ("brainwashing"), de innegable fuerza expresiva.
Esa metáfora – puesto que se trata de una simple metáfora y nada más – estaba destinada a tener un gran éxito. Durante algunos años estuvo muy en boga. Fue ampliamente utilizada en la prensa de todo Occidente para explicar confesiones de culpa hechas ante tribunales comunistas, incluso por prisioneros de gran valor personal, como el fallecido cardenal Josef Mindszenty.
Con el final de la Guerra Fría, a principios de los años 60, la expresión fue poco a poco saliendo de moda, y acabó por desaparecer casi completamente de los noticieros.
Sin embargo, a mediados de la década de los 70, habría de volver a las candilejas, pero en un contexto totalmente diverso. El "lavado de cerebro" pasó a ser utilizado para explicar cambios repentinos de ideas y de comportamiento, que llevaban a personas sin fe o tibias en materia de religión a creer en Dios, y a una sorprendente intensificación de la práctica religiosa.
Claro está que todo lo que se dice aquí de convicciones religiosas también se aplica a convicciones filosóficas, políticas, socio-económicas, etc.
Según este nuevo aspecto del "lavado de cerebro", la expresión ya no era utilizada por los gobiernos comunistas, sino por organizaciones o grupos de finalidad religiosa, o política – no raramente de orientación derechista o conservadora, nótese de paso –, y las víctimas ya no eran prisioneros, sino individuos – la mayoría de las veces jóvenes – seducidos por esas organizaciones o grupos, enseguida convertidos en víctimas por hábiles manipuladores. En un régimen de aislamiento mayor o menor, bajo coacción física o moral, a tales víctimas les habrían "lavado" totalmente el cerebro.
Así, por una rotación digna de ser notada, la metáfora que había sido utilizada en los años 50 para designar una técnica de los comunistas pasaba, veinte años después, a ser utilizada insistentemente por sectores de izquierda para hostilizar y difamar a sus adversarios de derecha.
d) La proliferación de las "sectas" y el relanzamiento de la metáfora
A este respecto, hay que considerar la notable proliferación, en los últimos diez o quince años, de organizaciones religiosas extravagantes que en diversos países, pero más especialmente en los Estados Unidos, vienen predicando mitos y modos de ser exóticos, que desentonan de los hábitos y costumbres actuales.
Algunas de esas organizaciones, generalmente designadas como "sectas" – vocablo con connotación peyorativa evidente – , a veces han dado origen a crímenes hediondos, que han impresionado de modo contundente a la opinión pública y provocado una justa indignación.
Pero otras no conducen necesariamente a ninguna especie de crímenes, ni a ningún tipo de ilegalidad; son tan sólo la expresión de sistemas filosóficos o religiosos nuevos, que un católico no puede dejar de censurar con severidad, pero que, desde el punto de vista del laicismo de los Estados modernos y de la libertad religiosa garantizada en las respectivas constituciones (incluso pro forma en los países comunistas), no se pueden considerar ilegales.
La expansión de dichas "sectas" ha provocado, como era natural, una reacción también fuerte e influyente – el denominado movimiento anti-sectas – que ha contribuido en amplia medida para el relanzamiento de la expresión "lavado de cerebro".
En efecto, eran numerosos los que – en esta época de conformismo – tenían dificultad en comprender la adhesión de tantas personas a ideas y modos de ser tan chocantemente diversos de los aceptados por la mayoría de sus contemporáneos. Así, estaríamos en presencia de algo enigmático y nuevo, que podría ser el "lavado de cerebro". Ese era el modo de ver que llevaba a muchos a ser ardientes militantes del movimiento anti-sectas.
De ahí nació la correlación íntima de los dos términos – "secta" y "lavado de cerebro" – ambos poderosamente impregnados de carga emocional, al mismo tiempo que indefinidos en su conceptuación y con contornos poco claros.
En Canadá, una Comisión de alto nivel presidida por el sociólogo Daniel G. Hill, fue encargada por el Gobierno de la provincia de Ontario, en 1978, de estudiar el fenómeno de las "sectas" y el "lavado de cerebro" atribuido a éstas. Hacía parte de la Comisión el Dr. Saúl V. Levine, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Toronto y conocido especialista en problemas de los adolescentes, así como en movimientos religiosos.
Tras dieciocho meses de trabajo, la Comisión presentó su informe al Gobierno de Toronto. Entre las conclusiones a que llegó destacamos la siguiente: "Ninguna de las fuentes que el presente estudio consultó, incluyendo muchos psiquiatras, pudo definir, en términos legislativos funcionales, conceptos como lavado de cerebro o coerción mental. Ninguna fuente pudo ofrecer medios para distinguir entre quiénes utilizan técnicas de desarrollo mental y similares, de modo cualificado, y quiénes las utilizan de modo no cualificado. .... Tampoco pudieron – por la misma razón – definir qué es un culto, una secta o una nueva religión para efectos legislativos y en términos que satisfagan los dictámenes de la Justicia" (Daniel G. HILL, "Study of Mind Development Groups, Sects and Cults in Ontario: A Report to the Ontario Government", 1980, pp. 588 a 590).
En efecto, desde un punto de vista laicista, ¿cómo definir una "secta"? En la opinión de muchos, es un grupo que consigue adeptos mediante el "lavado de cerebro". ¿Y qué es el "lavado de cerebro"? Las mismas personas responderán: es el método que utilizan las sectas para conseguir adeptos...
Tal círculo vicioso burlesco no está, desgraciadamente, lejos de ser raro, sobre todo si se analizan las críticas subyacentes en muchas ofensivas del movimiento anti-sectas.
De ahí que en la actual embestida contra las "sectas" – debemos notar que junto con éstas son colocadas confusamente organizaciones o movimientos oficial, y a veces incluso enfáticamente, reconocidos como católicos por la Iglesia – la metáfora del "lavado de cerebro" venga desempeñando un papel de singular importancia.
Al mismo tiempo es la principal arma de ataque del movimiento anti-sectas que, por medio de ella, ha obtenido a veces de algunos tribunales autorización para reducir temporalmente a la incapacidad civil a mayores de edad adeptos de las sectas, supuestamente víctimas del "lavado de cerebro", con la intención de someterlos a "tratamiento" y así hacerlos volver a la "normalidad".
Tal tratamiento constituye la llamada "desprogramación". Esta considera como un presupuesto obvio que los adeptos de las sectas han sido "programados" a la manera de un ordenador, por los "lavadores" de su cerebro.
En una documentada monografía recientemente divulgada en Brasil por la revista de cultura "Catolicismo", bajo el título "‘Lavado de cerebro’ – un mito al servicio de la nueva Inquisición terapéutica" (nº 409, enero de 1985) (13), una Comisión de Estudios de la TFP norteamericana muestra que por detrás de la ofensiva anti-sectas se yergue, en el fondo del horizonte, como un nuevo gigante Adamastor, un terrible espectro: el de una dictadura de cuño psiquiátrico.
e) Sectas: ¿un mero caso patológico, o un problema mucho más profundo?
Para un católico, la palabra "secta" tiene un significado muy claro. En su sentido teológico puede ser definida como "un grupo de algunos hombres que se alejaron de la Iglesia universal con la intención de defender obstinadamente la excelencia de algunos principios que le son propios y de profesarlos abiertamente" (J. CARROL, artículo "Secta", in "Dictionarium Morale et Canonicum", publicado bajo la dirección de Mons. Pietro Palazzini, Officium Libri Catholici, Rom, 1968, p. 252).
Ese significado de "secta" – es bueno notarlo – encuentra sus cimientos en la certeza de la Fe de que la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, fundada por Nuestro Señor Jesucristo, es la única Maestra y Guardiana de la verdad revelada.
¿Qué punto de referencia doctrinal tiene un relativista para conceptuar una secta? Ninguno. Para quien no admite la existencia de verdades filosóficas o teológicas absolutas, la noción de secta no puede corresponder a ninguna realidad definible en términos doctrinales, una vez que cualquier escuela o corriente de pensamiento se ciñe a un conjunto de opiniones que pueden ser defendidas tanto como cualquier otras.
Para un relativista, por lo tanto, el término "secta" tan sólo es un rótulo peyorativo, un insulto que él le cuelga a los movimientos religiosos o filosóficos que no le gustan...
La explicación de esa rotulación arbitraria – frecuentemente motivada por antipatías de fondo ideológico – es buscada, entonces, en la Psiquiatría y en la Psicología. Y todo el complejo problema de las "sectas", con sus matizadas implicaciones teológicas, filosóficas, sociológicas, queda reducido a un simple tema de patología.
El mencionado estudio de la TFP norteamericana observa atinadamente que de este modo nos encontramos ante un remedo de "Inquisición", que se arroga el derecho de emitir juicios y establecer condenas con criterios fluctuantes y meramente subjetivos en nombre de una supuesta normalidad mental.
Lo correcto sería aquello que los médicos y psicólogos (los de determinada orientación, como estamos viendo) considerasen sano; y equivocado, "herético", y digno de reprensión lo que ellos diagnosticasen como enfermizo, nocivo para la salud mental, etc. Y así el espectro de una dictadura psiquiátrica se yergue en el horizonte, un horizonte quizá no muy distante.
f) "Lavado de cerebro", un mito que niega la existencia del libre albedrío
La doctrina que constituye el presupuesto filosófico de todas las teorías del "lavado de cerebro" es precisamente el determinismo, que niega el libre albedrío del hombre. Según esta concepción, el hombre, manipulado por un factor externo que actúa directa e irresistiblemente sobre su inteligencia y su voluntad, no tiene condiciones de, libremente, preservar su propia inteligencia ni su propia voluntad de esa acción maléfica.
De acuerdo con la doctrina católica, por el contrario, el hombre es una criatura racional dotada de libre albedrío.
Es decir, dispone de una capacidad de discernir la verdad del error, de optar por el bien o por el mal. Y ésta es la enseñanza invariable de la Iglesia que Santo Tomás de Aquino expresa en los siguientes términos:
(Suma Teológica, I, q. 83, a. 1)."Dice el Eclesiástico: ‘Creó Dios desde el principio al hombre y dejóle en manos de su consejo’. Y la Glosa comenta: ‘es decir, en la libertad de su albedrío’".
"El hombre posee libre albedrío; de lo contrario, serían inútiles los consejos, las exhortaciones, los preceptos, las prohibiciones, los premios y los castigos. Para explicar esto, adviértase que hay seres que obran sin juicio previo alguno; por ejemplo, una piedra que cae y cuantos seres carecen de conocimiento. – Otros obran con un juicio previo, pero no libre; así los animales. La oveja que ve venir al lobo, juzga que debe huir de él; pero con un juicio natural y no libre, puesto que no juzga por comparación, sino por instinto natural. De igual manera son todos los juicios de los animales. – El hombre, en cambio, obra con juicio, puesto que por su facultad cognoscitiva juzga sobre lo que debe evitar o procurarse; y como este juicio no proviene del instinto natural ante un caso práctico concreto, sino de una comparación hecha por la razón, síguese que obra con un juicio libre, pudiendo decidirse por distintas cosas. En efecto, cuando se trata de lo contingente, la razón puede tomar direcciones contrarias, como se comprueba en los silogismos dialécticos y en las argumentaciones de la retórica. Ahora bien, las acciones particulares son contingentes, y, por tanto, el juicio de la razón sobre ellas puede seguir direcciones diversas, no estando determinado en una sola dirección. Luego es necesario que el hombre posea libre albedrío, por lo mismo que es racional"
El libre albedrío es algo tan profundo y está tan entrañado en la naturaleza humana que, según la doctrina católica, la voluntad del hombre no es directa e inmediatamente accesible a la acción de ningún agente extraño, sea otro hombre, sea incluso un ángel. Directamente sobre el alma del hombre, sólo Dios puede actuar.
Es lo que, una vez más, explica Santo Tomás, con su claridad habitual, al responder negativamente a la pregunta de si los ángeles podrían mover la voluntad humana:
"La voluntad del hombre – dice el Doctor Angélico – puede ser movida de dos modos. El uno, desde dentro de ella misma; y de este modo, como el movimiento de la voluntad no es otra cosa que una inclinación de la misma hacia el objeto querido, sólo Dios es capaz de moverla, por ser El quien da a la naturaleza intelectual la virtud de tal inclinación; pues como la inclinación natural no procede sino de Dios, que da la naturaleza, así la inclinación voluntaria no viene más que de Dios, que es la causa de la voluntad. – El otro modo de inmutarse la voluntad es por algo que está fuera de ella; y este cambio no puede hacerse por el ángel más que de un modo, a saber, mediante la aprehensión del bien por el entendimiento; de donde se sigue que, en cuanto es posible ser causa de que algo se conciba por el entendimiento como bueno para ser apetecido por la voluntad, en tanto se puede mover la voluntad de este modo. Pero así sólo Dios es capaz de mover eficazmente la voluntad; el ángel y el hombre sólo pueden moverlo por persuasión, según queda dicho. – Mas aún queda otro modo exterior por el que puede la voluntad del hombre ser movida, que es por la pasión del apetito sensitivo; así se inclina la voluntad, por ejemplo cuando quiere algo a impulsos de la concupiscencia o de la ira. Y también de este modo puede el ángel mover la voluntad, en cuanto puede excitar tales pasiones; sin que pueda llegar nunca, sin embargo, a rendirla así por fuerza, puesto que la voluntad permanece siempre libre para consentir o para resistir a la pasión" (Suma Teológica, I, q. 111, a. 2).
Por lo tanto, es imposible que alguien ejerza sobre otro una acción irresistible, que modifique, contra su propia voluntad, su pensamiento y su comportamiento.
g) "Lavado de cerebro", un "slogan" publicitario que ningún científico de alto nivel toma en serio
A esta conclusión tan límpida desde el punto de vista de la teología católica y de la sana filosofía, también han llegado, investigando en el campo de su especialidad, modernos psiquiatras, psicólogos y sociólogos de repercusión mundial.
Utilizada al principio por periodistas de forma desinformada y sensacionalista, la expresión "lavado de cerebro" se generalizó hasta tal punto que hubo quien tildase de ello las propagandas comerciales, el proceso de aprendizaje en los colegios y los programas de perfeccionamiento de los empleados en las empresas... Es lo que observa juiciosamente la referida monografía de la Comisión de Estudios de la TFP norteamericana "Lavado de cerebro – un mito al servicio de la nueva Inquisición Terapéutica", basada en treinta y ocho especialistas de fama mundial en los campos de la Psicología, Psiquiatría, Sociología y otras ciencias sociales.
Así, por ejemplo, la psicóloga social Trudy Solomon, de la National Science Foundation, muestra que se abusó del concepto de "lavado de cerebro" utilizándolo "para designar prácticamente a cualquier forma de influencia humana" (Trudy SOLOMON, "Programming and Deprogramming the Moonies: Social Psychology Applied", in David G. BROMLEY and James T. RICHARDSON [ed.], "The Brainwashing? Deprogramming Controversy", The Edwin Mellen Press, New York-Toronto, 1983, p. 166).
Según esta especialista, "El lavado de cerebro era visto como un dispositivo misterioso y todopoderoso, un método irresistible y mágico para obtener el control total de la mente humana. .... En realidad, el intenso uso y abuso del concepto lo han vaciado en la práctica de cualquier valor" (op. cit., ib.).
Un papel destacado en el vaciamiento del mito les cupo – siempre según el estudio de la TFP norteamericana – a los psiquiatras Drs. Lawrence E. Hinkle Jr. y Harold G. Wolff, consultores del Departamento de Defensa del Gobierno de Estados Unidos.
En 1956, elaboraron un importante informe sobre los métodos de interrogatorio y adoctrinamiento utilizados por las Policías Políticas de los países comunistas. Dentro del mayor rigor científico, concluyeron que el "lavado de cerebro" de los comunistas no tenía nada de nuevo ni de misterioso, no era irresistible, ni presentaba ningún fundamento científico. Además, era de corta eficacia, sea por el número de víctimas realmente modificadas por él, sea por la duración de sus efectos en esas mismas víctimas. En suma, no pasaba de la aplicación, tal vez de forma más refinada, ciertamente más brutal, de los métodos policiales corrientes, elaborados empíricamente.
Esas conclusiones desmitificaron la versión, entonces muy corriente en gran parte del público, de que el "lavado de cerebro" sería un método infalible de producir "zoombies", de transformar seres racionales en autómatas incapaces de pensar.
Poco después de Hinkle y Wolff, otros dos científicos americanos – el psiquiatra Dr. Edgard Schein y el científico social Albert D. Biderman, consultor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos – investigando cada uno por su lado, llegaron a conclusiones semejantes.
El Dr. Thomas Szasz, del Upstate Medical Center, de la Universidad de Nueva York, autor de numerosos libros y líder de una corriente psiquiátrica, es incisivo e irónico en sus declaraciones:
"¿Qué es el ‘lavado de cerebro’? ¿Hay, como el término sugiere, dos tipos de cerebros, los lavados y los no lavados? ¿Cómo saber cuál es uno y cuál el otro? De hecho es muy sencillo.
"Como muchos otros términos dramáticos, ‘lavado de cerebro’ es una metáfora. Una persona no puede lavar el cerebro de otra por medio de la coerción o de la conversación, del mismo modo que no se puede producir una hemorragia mediante una observación cortante. Si no existe el lavado de cerebro, ¿qué significa esa metáfora? Sirve para designar la más universal de las experiencias de los actos humanos, a saber, la influencia de una persona sobre otra. Con todo, no llamamos lavado de cerebro a todos los tipos de influencia personal o psicológica. Reservamos el término para las influencias que desaprobamos" (Richard E. VATZ - Lee S. WEINBERGER [ed.], "Thomas Szasz primary values and major contentions", Prometheus Books, New York, 1983, p. 135).
El psiquiatra británico James A. C. Brown, ex-director del Instituto de Psiquiatría Social de Londres, es autor de un reputado libro sobre las modernas técnicas de persuasión, en el cual estudia detenidamente el "lavado de cerebro", confrontándolo con las referidas técnicas ("Techniques of Persuasión – From Propaganda to Brainwashing", Penguin Books, Middlesex, England, 1979). También él es categórico en sus afirmaciones:
"La noción de que la percepción subliminal, el lavado de cerebro o cualquier otro artificio pueda producir en la mente humana de modo permanente, una idea completamente extraña a ésta, y así influya en su comportamiento, debe ser rechazada como absurda" (op. cit., p. 221).
"Toda la falacia sobre el lavado de cerebro (si entendemos por ello que una ideología pueda ser implantada de modo permanente en la mente de una persona, con independencia de sus creencias primitivas y de las circunstancias exteriores) es una noción extraña, implícita en el libro de Sargant, ‘Battle for the Mind’, de que una idea es una ‘cosa’ localizada en el cerebro que puede ser implantada o retirada según se quiera" (op. cit., p. 291).
"No es preciso decir que ningún pensador científico podría aceptar o utilizar el concepto de lavado de cerebro; el lavado literal del cerebro físico no podría quitar trazos de la memoria, de la misma forma como el imán borra una cinta magnetofónica; además, la misma idea de eliminar recuerdos, ‘dejando la pizarra limpia’ y substituyéndolos por otros nuevos, es ridícula" (op. cit., p. 253).
"La violencia directa o la amenaza de violencia pueden producir la sumisión de la voluntad a la de otro individuo o grupo; pero los pensamientos son creados y modificados sobre todo por la palabra, escrita o hablada. Así, aunque en el llamado ‘lavado de cerebro’ las palabras puedan ser complementadas por un tratamiento físico constrictivo – y en la publicidad comercial por música o imágenes agradables – es evidente que incluso en esos casos las armas esenciales son verbales o, de cualquier forma, simbólicas, y los resultados buscados son de orden psicológico. De manera general, y con pocas excepciones, las transformaciones psicológicas exigen técnicas psicológicas, y en este libro nos ocuparemos de tales influencias, antes que con la obediencia externa acarreada por el uso exclusivo de la fuerza" (op. cit., p. 9).
En efecto, puesto que el hombre es una criatura racional, es imposible cambiar sus convicciones sin dirigirse a su razón. Es lo que comenta C. A. Mace, en el prefacio del citado libro del Dr. Brown: "El hombre tiene una capacidad de razonar y de ser influenciado por la razón, que un tigre hambriento, por ejemplo, no posee. Es interesante y significativo el hecho de que los propagandistas religiosos y políticos, así como los agentes de publicidad, se esfuercen tanto para concebir argumentos (capciosos) dirigidos a la razón humana. Estos argumentos constituyen un testimonio involuntario de la racionalidad del hombre" (op. cit., p. 7).
Ahora bien, esa racionalidad del hombre es negada por quien afirma la posibilidad de, prescindiendo de cualquier argumento racional, "remodelar coercitivamente la visión política de un individuo a fin de que abandone sus creencias anteriores" y llevarlo a "aceptar como verdadero lo que él previamente aceptaba como falso, y a considerar falso lo que antes veía como verdadero", lo que constituye, según el científico social norteamericano Albert Somit, el objetivo buscado por el "lavado de cerebro" (cf. Albert SOMIT, artículo "Brainwashing", in "International Encyclopedia of the Social Sciences", The McMillan Co. & The Free Press, 1968, vol. 2, p. 138).
h) La teoría del "lavado de cerebro", una amenaza para la misma institución del Derecho
A mediados de la década de los 70, un caso mundialmente comentado permitió que el asunto del "lavado de cerebro" pasase al campo de los tribunales civiles, retornando a los medios de comunicación social y provocando polémica entre los especialistas.
Patricia Hearst, joven heredera de una cadena de periódicos, fue secuestrada en 1974 por un grupo de terroristas. Adhirió a la ideología de sus captores y se convirtió en una peligrosa guerrillera urbana, llegando a participar de acciones armadas. Detenida finalmente por la Policía fue llevada a juicio a principios de 1976.
La defensa, apoyada en la red de periódicos de la familia Hearst, procuró explotar al máximo la tesis del "lavado de cerebro". El abogado F. Lee Bailey, defensor de Patricia, sostenía, con base en psiquiatras contratados por la familia de la joven, que ésta había actuado inconscientemente, pues su cerebro había sido "lavado". Por lo tanto no podía ser condenada.
Por detrás de ese proceso lo que estaba en juego era todo el edificio del Derecho. Fue lo que ponderó, con toda razón, el director de la Facultad de Derecho de la Universidad de Berkeley, Sanford Kadish, en declaraciones a la revista "Newsweek" ("What is brainwashing?", 1-3-1976, p. 31): "[Esta hipótesis] abre las puertas para abusos y amenaza los fundamentos del Derecho, en la medida en que éste se basa en el libre albedrío y en la responsabilidad".
También el Dr. Walter Reich, profesor de psiquiatría, Director del Programa de Educación y Entrenamiento Psiquiátrico en el prestigioso "National Institute of Mental Health", de Washington, y Director del Programa de Ciencias Médicas y Biológicas en la "Washington School of Psychiatrics", advierte sobre el peligro de que haya psiquiatras que se presenten como "peritos" en "lavado de cerebro" en procesos judiciales, una vez que no hay estudios científicos ni formas de comprobación suficientes para habilitar tales pericias. A propósito de esta incursión en campo tan contestado, alertaba el Dr. Reich: "Dos importantes instituciones están amenazadas: el Derecho, que tendrá que rever sus fundamentos filosóficos, y la Psiquiatría forense, que podrá perder la credibilidad tan penosamente conquistada. .... El Derecho Penal se basa en el presupuesto de la responsabilidad personal de cada uno sobre su comportamiento; y esto, a su vez, se basa en la presunción del libre albedrío. .... La idea de que los seres humanos tienen una voluntad que gobierna libremente su comportamiento, parece ser esencial para el funcionamiento del Derecho Penal. Sin este concepto sería imposible defender la responsabilidad personal y, por lo tanto, también la misma sociedad. Si el libre albedrío fuese un mito, entonces lo que sostiene y protege la sociedad sería también un mito" (Walter REICH, "Brainwashing, Psychiatry, and the Law", "Psychiatry", vol. 39, noviembre de 1976, nº 4, pp. 400 a 403).
Esta nota del conocido psiquiatra tuvo una gran repercusión, siendo frecuentemente citada por los autores que tratan el tema del "lavado de cerebro", sea desde el punto de vista jurídico, sea del sociológico o del psicológico.
En el caso de Patricia Hearst prevaleció el sentido común y fue condenada por el Tribunal a siete años de prisión.
Como la carta de Mons. Corso, sin presentar ninguna prueba, puede inducir a algunos a suponer que aunque el "lavado de cerebro" sea un mito, la TFP utiliza otro tipo de "manipulación mental", viene al caso copiar algunos trechos más del citado libro del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, a fin de tratar exhaustivamente del tema (pp. 85-92):
i) "Manipulación del subconsciente", otro concepto vacío de contenido científico
Si, en el rigor de un análisis científico, el "lavado de cerebro" no existe, ¿no se podría hablar de algún otro tipo más capcioso de "control de la mente", que, sin llegar a los extremos de brutalidad que caracteriza a la primera, inhibiese el ejercicio del libre albedrío humano, de modo que la mente fuese efectivamente dominada por la acción de agentes externos? ....
j) Un concepto íntimamente conexo con el de "lavado de cerebro"
La expresión "manipulación del subconsciente" se relaciona íntimamente con la de "lavado de cerebro". Y es, como se verá, tan inconsistente y tan vacía como ésta.
Fue justamente el desgaste de la expresión "lavado de cerebro" lo que originó expresiones más o menos equivalentes, todas ellas vagas y poco definidas, como "manipulación mental", "control de la mente", "reforma del pensamiento", "persuasión coercitiva", etc.
Todas ellas sugieren que, con medios mucho menos drásticos que los utilizados por el propagandístico "lavado de cerebro" (que consistiría en prisión, palizas, torturas físicas y morales, administración de drogas, etc.), se conseguiría llegar al mismo pretendido resultado, es decir, a la violación y a la confiscación del pensamiento y de la voluntad del hombre.
k) Manipulación: palabra que quiere decir todo y no quiere decir nada
¿Qué significa realmente "manipulación"?
Según los diccionarios corrientes de lengua portuguesa significa, entre otras cosas, preparar con la mano, dar forma a alguna cosa con la mano; pero no menciona aplicaciones necesariamente peyorativas (14)
El "Dictionnaire du Français Contemporain" (Larousse, Paris, 1966), incluye dos sentidos peyorativos: transformar mediante operaciones sospechosas (por ejemplo, manipular estadísticas) y realizar maniobras que procuren engañar, producir fraude (por ejemplo, manipulaciones electorales).
Esos sentidos ya hacen parte también del portugués corriente. Por ejemplo, se dice que un órgano de prensa manipula las noticias antes de presentarlas al público. Es decir "arregla" los datos de manera que la noticia salga de acuerdo con los presupuestos ideológicos o la línea política del periódico. Se acusa a un gobierno de manipular los índices de inflación, a la propaganda comercial de manipular a los consumidores, creando necesidades artificiales o presentando productos de segunda categoría como siendo los mejores, etc.
Otro diccionario francés moderno, el "Petit Robert" (Paul ROBERT, "Dictionnaire Alphabétique Analogique de la Langue Française", Société du Nouveau Littré, Paris, 1979) registra en "manipulation" el significado de "dominio ["emprise"] oculto ejercido sobre un grupo (o un individuo)" [....]
Así, la palabra "manipulación", desde hace algún tiempo ha venido tomando un sentido "talismánico" (cf. Plinio CORREA DE OLIVEIRA, "Transbordo ideológico inadvertido y Diálogo", Editora Vera Cruz, São Paulo, 1974, 5ª ed., pp. 49 a 59), y ha pasado a tener un significado cada vez más amplio e indefinido, conferido sobre todo por formas hábiles de utilizarla. Se podría decir que esa misma palabra ha sido muy "manipulada" en su significado... (15)
Al mismo tiempo puede significar todo y nada. Cuando es utilizada de forma que crea suspense y misterio, se transforma en una terrible "arma semántica". Difama y puede hacer sospechosa a cualquier persona o grupo contra quien sea lanzada, como si fuese una acusación evidente que dispensa las pruebas.
¡Pruebas! ¿Para qué? – Al igual que sucede con otras palabras de efecto "talismánico", basta decir que tal o cual actitud es manipuladora, para que muchas personas – con base tan sólo en sensaciones no explícitas que han adquirido no se sabe cómo ni dónde, e impresionadas por la carga emocional que acompaña al uso de la palabra – juzguen que de hecho la acusación está demostrada sin necesidad de pruebas.
Lo que frecuentemente queda insinuado, en la utilización de la talismánica palabra, es que la manipulación envuelve un tipo de influencia maléfica y coercitiva sobre las personas: maléfica porque es oculta e inadvertida, procurando tan sólo atender a algún interés inconfesado del manipulador; y coercitiva porque subyuga la voluntad de sus víctimas que, la mayoría de las veces, ni siquiera tienen recursos para defenderse contra una forma de influencia tan soez.
En otros términos, la manipulación sería una forma de "coerción mental" muy parecida al "lavado de cerebro".
No deja de ser desconcertante, por cierto, que en ciertos órganos de comunicación social se hable tanto de manipulación, en esta época de dominio tiránico de la televisión. Este medio de influenciar penetra libremente en todos los hogares, e induce a niños y adultos sin que se den cuenta claramente (pero no sin dar su consentimiento, al menos remoto, pues se exponen voluntariamente a tal influencia) a modificar radicalmente ésta o aquella costumbre, e incluso su propia psicología. Esta dependencia de la televisión llega hasta tal punto que, en muchos casos, su efecto ha sido comparado al de una droga (cf. Marie WINN, "The Plug-in-Drug", Bantam Books, Nova York, 2ª imp., 1978, 258 pp.). Todo esto – digámoslo de paso – sin que haya habido una protesta global y eficaz por parte de la mayoría de los responsables. ¿Con qué lógica, pues, se teme tanto la manipulación y a los manipuladores?
l) Es un error imaginarse al hombre como un mero receptor pasivo de las influencias de su ambiente
Así como la idea de "lavado de cerebro" parte de un falso presupuesto – la negación de la libertad natural e "inconfiscable" de la inteligencia y de la voluntad humanas – también los que utilizan expresiones correlativas, como "manipulación mental", "control de la mente", "persuasión coercitiva", etc., parten de un error semejante.
En efecto, niegan algo de suyo evidente, es decir, que toda persona está, en relación a su ambiente, en un proceso cognoscitivo y volitivo de interacción. Todos influencian a todos. Pero a todos les es dado, si quisieren, conocer y rechazar las acciones que reciben. Y, por lo tanto, no se puede imaginar una especie de influencia mecánica e irresistible en sentido único, como si el hombre pudiese ser reducido duraderamente a un mero receptor pasivo de informaciones, influencias y presiones.
Esto es lo que explica la ya citada psicóloga social Trudy Solomon, de la "National Science Foundation", de Washington. Tras subrayar que conceptos como "control mental", "reforma del pensamiento", "persuasión coercitiva", etc., no pasan de reencarnaciones de la desprestigiada expresión "lavado de cerebro", muestra que prácticamente cualquier forma de influencia humana puede ser comprendida por tales designaciones:
"Poco después de su introducción – dice ella – el concepto de lavado de cerebro era aplicado a una variedad de contextos, incluyendo técnicas de adoctrinamiento .... y fenómenos del pasado como la Inquisición y ciertos procesos de brujería. Por causa de connotaciones predominantemente malas y negativas que rápidamente quedaron asociadas a la expresión lavado de cerebro, fueron inventados varios derivados semánticos más neutros, como control de la mente, coerción mental, reforma del pensamiento, persuasión coercitiva y ‘menticidio’. Y con estas últimas encarnaciones es como ha sido usado el concepto de lavado de cerebro a lo largo de los años, para designar prácticamente cualquier forma de influencia humana, inclusive el hipnotismo, la psicoterapia, los medios de comunicación de masas, la propaganda, la educación, la socialización [es decir, la integración de las personas en la sociedad], la educación de los niños, los cambios de comportamiento y una miríada de formas conexas de técnicas de cambio de actitud y de comportamiento" (Trudy SOLOMON, "Programming and Deprogramming the Moonies: Social Psychology Applied", in DAVID G. BROMLEY and JAMES T. RICHARDSON, "The Brainwashing? Deprogramming Controversy: Sociological, Psychological, Legal and Historical Perspectives", The Edwin Mellen Press, New York-Toronto, 1983, pp. 165-166).
Tras citar el papel de Kurt Lewin en la teorización del comportamiento humano bajo la influencia social, y de la interacción que se da entre la persona y la influencia del medio social, la psicóloga afirma que "desde el punto de vista cognoscitivo, el individuo sometido a técnicas de influencia social dentro del contexto de un grupo es visto como un organismo activo, continuamente empeñado en estructurar y evaluar las informaciones que recibe" (Trudy SOLOMON, op. cit., p. 172).
Por lo tanto, carece de cualquier fundamento la idea, muy explotada sensacionalistamente, de un individuo que sufre pasivamente la influencia de un grupo social sin tener noción de ello, y sin capacidad de apreciar las informaciones que le llegan.
Así pues, el "lavado de cerebro" – y sus expresiones sucedáneas – no pasa de ser un mito pseudo-científico, que contraría la doctrina católica y amenaza los mismos fundamentos del Derecho, y por lo tanto del Estado.
No se comprende como esa expresión puede aparecer en la pluma de Mons. Corso con tanto énfasis. ¿Acaso presenta alguna prueba en favor de esa metáfora tan vacía de sentido? Ninguna es alegada, porque no existe. Este es el singular método acusatorio del señor Obispo.
5) Refutación de la 3ª acusación sin pruebas: En la TFP se practicaría una esclavitud al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira
[30] ".... cuya finalidad [de la TFP] sería la de, gracias al lavado de cerebro, llevar .... al voto de esclavitud, no a María Santísima, sino a él, Plínio Correia [sic] de Oliveira, al cual, por tratarse de esclavos, entregan todos sus haberes, y en favor del cual redactan los testamentos de todos sus bienes."
En primer lugar, notemos que la TFP no puede utilizar algo que no existe – "lavado de cerebro" – con la [32] "maquiavélica" y [37] "diabólica" finalidad de llevar al [30] "voto de esclavitud ... a Plinio Corrêa de Oliveira". Lo que no existe no puede producir efectos. Tratemos, pues, del segundo elemento de esta rocambolesca acusación.
¿Existe en la TFP ese voto de esclavitud al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira?
La única respuesta que se puede dar a esta absurda acusación – una vez más desprovista de pruebas – es un rotundo no.
"Non nova, sed nove" – Mons. Corso nada innova, tan sólo remoza, al introducir en su carta, un versículo más de la "letanía" de infundios contra la TFP. Fiel a su "praxis" de sólo oír a los sospechosos difamadores de la TFP, Mons. Corso ni siquiera se toma el trabajo de decir que, en su día, la acusación fue refutada cabalmente. ¿Acaso habrá olvidado ese indispensable predicado del Obispo, recomendado por San Pablo, llamado ecuanimidad (cf. I Tim 3, 3)?
En el mes de marzo de 1985, un conocido de Mons. Corso, el Sr. Folena (cf. II-1-3ª y II-7-D), salió a público – con algún apoyo de prensa y televisión – presentando de modo deformado prácticas de piedad católica que también existen en la TFP.
Para desánimo de los detractores de la TFP, precisamente en esos días la entidad estaba lanzando un libro más con el objetivo de dar a conocer al gran público algunos aspectos de su vida interna. En él se ponía especial empeño en explicar y demostrar la excelencia e importancia de un punto central de la espiritualidad de los miembros de la TFP: la esclavitud de amor a la Santísima Virgen, según el conocido método de San Luis María Grignion de Montfort. En dicha obra se trataba extensamente de las prácticas de piedad que sirvieron de excusa al presunto "voto de esclavitud ... a Plinio Corrêa de Oliveira".
Dotado de admirable argumentación y abundante documentación, el libro titulado "Servitudo ex Caritate" (Artpress, São Paulo, 1985, 303 pp. – El texto en español puede ser solicitado a la sede de TFP-Covadonga), tiene por autor al socio de la TFP, D. Átila Sinke Guimarães, y cuenta con pareceres favorables de dos célebres figuras del pensamiento católico, el canonista P. Arturo Alonso Lobo, OP, y el teólogo P. Victorino Rodríguez, OP, ambos catedráticos en su día de la Universidad Pontificia de Salamanca.
El día 26 de aquel mismo mes de marzo, la TFP brasileña publicó, en el periódico de mayor circulación en Brasil, la "Folha de S. Paulo", una respuesta a sus difamadores, resumiendo y anunciando dicha obra, bajo el título "Estudio apoyado en pareceres de un teólogo y de un canonista de fama mundial – Ufana y serena, la TFP enfrenta el XI estruendo publicitario – Narrando, argumentando, deshaciendo objeciones" (El texto en español puede ser solicitado a la sede de TFP-Covadonga).
Estas dos publicaciones acallaron, en aquella ocasión, la voz de los detractores de la TFP. Curiosamente ahora, diez años después, Mons. Corso repite desembarazadamente la misma cantinela, como si desconociese las réplicas. En ellas nos basaremos para dar la somera explicación que sigue.
Bastaría que Mons. Corso hubiese leído algunos párrafos del comunicado de prensa publicado por la TFP brasileña para que sintiese la necesidad de refrenar la pluma en la carta objeto del presente análisis. En efecto, ese comunicado decía:
."Demostraría superficialidad de espíritu quien opinase sobre el asunto sin conocer el pensamiento de la entidad: ‘Sea oída también la otra parte’ – ‘Audiatur et altera pars’ – es el precepto jurídico elemental de todas las naciones contemporáneas que no estén bajo el yugo comunista. .... De ahora en adelante no podrá ser tomada en serio ninguna objeción contra la TFP sobre este asunto si el detractor no demuestra conocer debidamente, tanto el presente comunicado, como lo que el libro expone"
No obstante, vayamos a la narración de los hechos.
En su acción a favor de la Tradición, de la Familia y de la Propiedad, los componentes de las TFPs soportan sacrificios de los más variados. Y esto lo hacen con espíritu alegre, sin dar la espalda ni retroceder, porque los anima, especialmente, la confianza en la Santísima Virgen, Medianera Universal de todas las Gracias.
Para más amarla y mejor servirla, suelen ellos seguir uno de los más señalados maestros en devoción a María Santísima, San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716). Es costumbre, en las TFPs, leer y estudiar de modo especial una de las obras de este santo, el Tratado de la Verdadera Devoción a María Santísima, y al final de su lectura, suelen – como recomienda el santo – consagrarse como "esclavos de amor a la Santísima Virgen".
La fórmula del santo es muy clara: "Os entrego y consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, dejándoos entero y pleno derecho para que dispongáis de mí y de todo lo que me pertenece, sin reserva, según vuestro amable beneplácito, a mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad" (Obras de San Luis María Grignion de Montfort, BAC, Madrid, 1954, p. 589).
Si se reconoce, como es normal, que el combate ideológico contra el comunismo y en pro de la Tradición, de la Familia y de la Propiedad, es un servicio prestado a María – con las buenas acciones interiores y exteriores que tal pugna conlleva –, constituye ese combate una actuación por la cual se pone en práctica la consagración montfortiana de "esclavo de amor a la Santísima Virgen".
Una vez que esta actuación está de acuerdo con la Fe y la Moral cristianas, y con la voluntad de la Santísima Virgen; y, por otro lado, desarrollar tal acción supone un esfuerzo concatenado y disciplinado, sin el cual ninguna actividad es fructífera; lógicamente el obedecer en este combate a quienes, en las TFPs, ejercen un cargo directivo es hacer la voluntad de María. En esta perspectiva proceden los socios y cooperadores de las TFPs que a Ella se consagran como "esclavos de amor".
Tales consideraciones llevaron, en 1967 – hace casi treinta años – a un pequeño número de socios y cooperadores de la TFP brasileña a pedirle al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, insigne fundador de la entidad, que aceptase que en sus manos se consagrasen a la Madre de Dios. De esta forma entendían, de modo razonable, estar afirmando que todos los trabajos y sacrificios que él les indicase, como necesarios para su crecimiento en la devoción a la Santísima Virgen y en el servicio de Ella, en la actuación realizada contra el comunismo y en defensa de la Tradición, Familia y Propiedad, eran, para ellos, una consecuencia de su consagración según los escritos de San Luis María Grignion de Montfort. Por lo tanto, se trataba de una consagración como esclavos de María Santísima, hecha en las manos del Prof. Plinio; esclavitud en el sentido religioso y espiritual en que el santo francés utiliza el término; específicamente diversa – y cuánto – de la vil, cruel e injusta esclavitud del indio capturado en la selva para servir a su señor blanco y del tráfico de negros, no menos vil, injusto y cruel.
¿Esclavitud a María? Así se dice legítimamente en el lenguaje mariano corriente, pues la fórmula de San Luis María Grignion de Montfort se titula "Consagración de sí mismo a Jesucristo, Sabiduría encarnada, por manos de María", y dicha consagración se hace "en calidad de esclavo eterno" (cf. op. cit., p. 589).
Esta esclavitud importa en una suma libertad. Es lo que señala con claridad y precisión, S.S. Juan Pablo II. Interrogado a ese respecto por el conocido escritor francés André Frossard, así se expresó el Papa sobre la "sagrada esclavitud" a María Santísima: "Esclavitud: la palabra puede producir extrañeza a nuestros contemporáneos. Por mi parte no le veo ninguna dificultad. Pienso que se trata de una especie de paradoja, como frecuentemente se encuentra en los Evangelios, significando las palabras santa esclavitud que nosotros no podríamos realizar de modo más profundo nuestra libertad, el mayor de los dones que Dios nos ha hecho. Porque la libertad se mide por el amor de que somos capaces. Y esto creo que es lo que [San Luis María de Montfort] quiso mostrar" (A. FROSSARD, Dialogues avec Jean-Paul II, Paris, 1983, pp. 186-187 – apud "L'Homme Nouveau", Paris, 18-11-1984).
El "Osservatore Romano" del 13 de septiembre de 1992, publicaba un artículo compuesto por trechos escogidos de Juan Pablo II – incluso de la encíclica "Redemptoris Matris" – en los que el Santo Padre recomienda la "esclavitud mariana", según el método indicado por San Luis Grignion de Montfort (cf. "Osservatore Romano", ed. en portugués, 13-9-1992). De dicho artículo sacamos las siguientes palabras del Papa: "La lectura de ese libro de Montfort señaló en mi vida un vuelco decisivo. Digo un vuelco, pues en verdad se trató de un largo camino interior que coincidió con mi preparación clandestina para el sacerdocio" (16)
La práctica de la consagración a la Santísima Virgen en las manos de un hombre puede causar sorpresa a las personas explicablemente no familiarizadas con ciertos puntos teológicos y morales, pero está totalmente de acuerdo con la Doctrina y la Moral católicas, y con la consagración montfortiana. Es lo que demuestra con abundancia de argumentos históricos y doctrinales el mencionado libro de D. Átila Sinke Guimarães.
Mayor extrañeza podrá causar en las mentalidades a-religiosas, habituadas a ver todas las cosas en una perspectiva laica y naturalista; y no desde las perspectivas luminosas y sobrenaturales, las perspectivas cristianas de la Fe. ¿Cómo entender y juzgar de modo favorable, desde un punto de vista laico, algo que sólo la luz de la Fe explica?
Recordemos que, al igual que en la Consagración a la Santísima Virgen, el "esclavo" no estaba sujeto a ninguna presión moral. Y si, por razones de conciencia juzgase que debía dejar esa situación, podría lícitamente hacerlo en cualquier momento, sin necesitar ninguna autorización. Pues la persona que se consagraba no renunciaba (ni podría hacerlo) a esta facultad. Como se ve, se trataba de un vínculo libremente contraído y mantenido constantemente libre por el común acuerdo siempre renovado de quien lo contrajo.
Tal consagración, realizada en la gran mayoría de los casos en el año 1967, tuvo una vida efímera. Después de una manifestación de fervor, rápidamente entró en decadencia, en razón de la superficialidad de espíritu que ya se manifestaba en tantos elementos de la "generación nueva". Pocos meses después, la obediencia que provenía de esta consagración ya no tenía sino escasos vestigios de vigencia. Lo que sucedió deja muy claro la entera falta de coerción moral inherente a tal obediencia.
Como vemos, la realidad es totalmente diferente de la acusación genérica que Mons. Corso hace de que la "finalidad" de la TFP es hacer un [30] "voto de esclavitud, no a María Santísima, sino a él, Plinio Correia [sic] de Oliveira".
La afirmación final de este término, de que [30] "por tratarse de esclavos, entregan todos sus haberes, y en favor del cual redactan los testamentos de todos sus bienes" es tan desprovista de realidad como el resto de las acusaciones. Hace parte del peculiar estilo injurioso y exento de pruebas de Mons. Corso.
Por cierto, que el simple hecho imaginado por el señor Obispo de Campos, de jóvenes que hacen testamento a favor de un anciano separado de ellos por algunas décadas, invita por sí mismo a la risa. En efecto, en 1967, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira tenía cincuenta y ocho años. Hoy, su edad alcanzó el elevado número de ochenta y seis años.
6) Refutación de la 4ª acusación sin pruebas: En la TFP se practicaría un culto ilícito al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira y a su fallecida madre, Dña. Lucilia Corrêa de Oliveira
Todas las acusaciones relativas al presunto culto ilícito según el Derecho Canónico, que existiría en la TFP, tuvieron su origen, como ya se ha visto, en personas que faltas de conocimientos teológicos y canónicos profundos, o llevadas por sentimientos psicológicos de amistad y respeto hacia los obispos excomulgados Mons. Mayer y Mons. Lefebvre, acabaron por adherir al cisma abierto en Ecône, en junio de 1988.
Mons. Corso, repite parte de esa cantinela a lo largo de su carta-organillo:
[21] "Plínio Correia de Oliveira .... el cual se considera y se hace considerar más que Jesucristo, [22] mientras su madre, Lucila (fallecida) recibe un culto mayor que el que se da a la Virgen Santísima, Nuestra Señora, a la cual es considerada superior.
[23] "Fue, por cierto, una cierta letanía a Lucila, [24] plagio trivial de las Letanías Lauretanas, que son recitadas todos los días por los fanáticos seguidores de Plínio Correia de Oliveira, [25] la que determinó, finalmente, en 1983, al pobre D. Castro Mayer, a condenar no solamente esa letanía sino también a la misma T.F.P....
[31] "Préstanle [al Dr. Plinio Corrêa de Oliveira] una verdadera adoración, o por lo menos una hiperdulía, que ni a la Madre de Dios podemos prestar".
El presunto culto ilícito a la fallecida madre de D. Plinio, Dª Lucilia Corrêa de Oliveira – [22] "su madre, Lucila (fallecida) recibe un culto y consideración mayores que los que se dan a la Virgen Santísima, Nuestra Señora" – es enteramente inexistente.
Mons. Corso sólo repite aquí, con más de diez años de retraso, una acusación cuya falsedad fue debidamente puesta al descubierto en la ya citada obra Refutación de la TFP a una embestida frustrada. Este libro cuenta con varios pareceres favorables de teólogos y canonistas contemporáneos, además de un parecer que abarca toda la obra, del mundialmente famoso teólogo español P. Victorino Rodríguez y Rodríguez, OP.
En la TFP no existe ningún culto ilícito a Dª. Lucilia. Tan sólo el recuerdo lleno de añoranzas, la veneración por causa de su vida ejemplar, y las peticiones de intercesión que la doctrina católica permite hacer a los fieles fallecidos virtuosamente.
Por lo demás, se encuentra actualmente en fase de impresión, una biografía de esa virtuosa señora. La obra cuenta con un elogioso prefacio del ilustre orador sacro y teólogo, autor de más de veinte libros (dieciocho de ellos publicados por la B.A.C.), P. Antonio Royo Marín, OP.
La referencia a una "letanía" dirigida a Dña. Lucilia [23] hace también parte de la "letanía" de acusaciones calumniosas que ha acompañado, casi desde su fundación, la actuación de la TFP brasileña, pues como dice Cervantes: "dondequiera que está la virtud en eminente grado, es perseguida; pocos o ninguno de los famosos varones que pasaron, dejó de ser calumniado por la malicia" (Don Quijote, Parte II, Capítulo II).
La misma confusa redacción de Mons. Corso, dicho sea de paso, no nos permite saber si un momento de pasión le impidió hacer la concordancia gramatical indispensable para concretar la queja, o si en un momento de lucidez se acordó de que él ya había hecho declaraciones a la prensa a respecto de esa letanía y no quiso caer en el ridículo de ahora afirmar que antes se equivocó (cf. I-3-d).
En efecto el prelado se refiere a:
– [23] "una cierta letanía a Lucila..." (notémoslo, en singular),
– [24] "...plagio trivial de las Letanías Lauretanas, que son recitadas todos los días por los fanáticos seguidores de Plínio Correia de Oliveira,..." (véase, en plural: "letanías lauretanas .... recitadas")
– [25] "...la que determinó, finalmente, en 1983, al pobre D. Castro Mayer, a condenar no solamente esa letanía sino también a la misma T.F.P." (obsérvese de nuevo el singular de "esa letanía").
Es decir, si Mons. Corso acertó en la concordancia gramatical, él afirma que en la TFP todos los días se rezan las Letanías Lauretanas, lo que es absolutamente verdadero.
Si Mons. Corso se equivocó en la concordancia gramatical – lo que parece ser más probable – y quiso decir que la letanía a Dª Lucilia es recitada diariamente en la TFP, esta afirmación es falsa, pues tal letanía, compuesta por dos jóvenes nada maduros, fue prohibida por la directiva de la entidad en cuanto tomó conocimiento de la misma... hace 17 años.
El risible "Parecer" firmado por Mons. Mayer, el día de "San Carlos Borromeo, Doctor de la Iglesia" [sic] (17), condenando esa letanía es analizado pormenorizadamente en la citada obra Refutación de la TFP a una embestida frustrada, bajo el epígrafe "Un comentario anti-TFP – ‘Estudio acerca de un Parecer relativo a una Letanía’", donde están dadas todas las explicaciones históricas, canónicas y teológicas del caso. Este epígrafe, en particular, cuenta con un Parecer del ilustre teólogo P. Victorino Rodríguez, OP, en el que se afirma: "Me parece que es una respuesta adecuada a las respuestas poco matizadas y poco comprensivas de Mons. Castro Mayer, por la animosidad del consulente o por lo que fuese".
También el presunto culto ilícito a D. Plinio está incluido en la "letanía" de difamaciones que desde hace tiempo circulan contra la TFP. Y como para muchos, desde las agitaciones anarquistas de mayo de 1968, en la Sorbona, "la imaginación ha tomado el poder", no faltan las acusaciones mas estrafalarias, ni las más abstrusas.
Dejemos la pluma a Mons. Corso:
[21] "Plínio Correia de Oliveira .... el cual se considera y se hace considerar más que Jesucristo,...
[31] [a Plinio Corrêa de Oliveira] "préstanle una verdadera adoración, o por lo menos una hiperdulía, que ni a la Madre de Dios podemos prestar.
[34] "Plinio Corrêa de Oliveira .... dicen de él que además de ser ‘inefable’ es también ‘inmortal’ (sic)!"
Si partiesen de otra persona que no fuese un Obispo, lo absurdo de las acusaciones daría derecho a que no las tomáramos en consideración, temiendo una enajenación mental en el autor de las mismas.
Por ejemplo, decir que alguien "se considera y se hace considerar más que Jesucristo" es tan ridículo, tomado en su sentido primero y superficial, que se puede pensar que tenga su raíz en un malentendido, pues recuerda con absurda exageración palabras que Mons. Corso no puede ignorar: "Christianus alter Christus" – "el cristiano es como otro Cristo". Formuladas por Tertuliano, contienen un elevado sentido teológico. Es doctrina común entre los teólogos católicos que la gracia que Jesucristo nos obtuvo, y que es infundida en nuestras almas, produce en nosotros una semejanza moral con El.
¿Qué mayor elogio se le puede hacer a alguien, sino decir que es "como otro Cristo"?
La célebre frase de Tertuliano resuena agradablemente en los ambientes de la TFP como en cualquier otro ambiente católico culto. No sólo recuerda la dignidad de cualquier cristiano en estado de gracia, sino también los serios deberes inherentes a tal dignidad.
Pero afirmar que D. Plinio "se considera... más que Jesucristo", o que así se hiciese considerar, es algo realmente inimaginable. Jamás se lo ha oído decir en la TFP brasileña, o en cualquier otra TFP. Tampoco se encuentra semejante afirmación en ninguna publicación de alguna de las TFPs.
No obstante, Mons. Corso con su acostumbrado desembarazo lanza la acusación gratuitamente, sin pruebas.
Con relación a la "verdadera adoración" y a la "hiperdulía", además de ser totalmente falso que se le tribute a D. Plinio, ya hemos observado el error teológico de la frase complementaria, "hiperdulía, que ni a la Madre de Dios podemos prestar" (sic!) (cf. I-3-a).
En lo referente al adjetivo "inefable" y a la presunta "inmortalidad", causa espanto que Mons. Corso, que dice considerar su diócesis "la mayor víctima de la TFP", no se haya tomado el trabajo de comprobar lo que la TFP ya ha publicado en dos libros a respecto de esas acusaciones.
Por ejemplo, en lo que se refiere a la "inmortalidad", lo que un jovencísimo cooperador de la entidad manifestó como hipótesis en una conversación, y que fue naturalmente contestado dentro de la TFP, ha sido recogido, ampliado y anunciado como siendo el pensamiento oficial de la entidad.
En el citado libro Refutación de la TFP a una embestida frustrada, podrán encontrarse todas las elucidaciones deseables:
– Con relación a la pretendida "inmortalidad": "Tres Cartas", capítulo XI, 6.
– Con relación al pretendido calificativo de "inefable": bajo el epígrafe "Estudio acerca de un Parecer relativo a una Letanía", III, 3.
Una vez más, el método de la carta queda al descubierto: un conjunto confuso de acusaciones calumniosas y de malas interpretaciones, como de costumbre, sin ninguna prueba.
* * *
La falta de idoneidad de la carta de Mons. Corso ha quedado sobradamente probada, y las acusaciones principales han caído por tierra. Pero para evitar que alguna duda pueda turbar un espíritu sorprendido por tanta falta de veracidad en tan pocas líneas, refutemos el resto de las acusaciones sueltas... también sin pruebas, que pululan a lo largo de todo el texto.
A) Puntualizaciones a la carta de Mons. Corso, a respecto de las relaciones de la TFP brasileña con Mons. Antonio de Castro Mayer
Mons. Corso comienza su carta con una larga y confusa narración de problemas internos de la diócesis de Campos, en medio de los cuales hace algunas referencias a la TFP. El obscuro texto plagado de errores gramaticales, sólo se hace fácilmente legible después de convenientemente ordenado.
Lo dividiremos, pues, por ideas, y refutaremos las que contienen alguna acusación contra la TFP.
Los doce términos numerados de [2] a [13], pueden ser agrupados para constituir las dos ideas que están subyacentes y entrecruzadas en los tres párrafos citados:
El número [2] sólo parece tener como objetivo provocar en el lector un efecto emocional;
[2] "... Tengan la certeza de que fue providencial la consulta que hicieron al abajo firmante, Obispo de la mayor víctima de la T.F.P., a saber, de la Diócesis de Campos,..."
a) Los números [3], [6], [9] y [10] forman un conjunto relativo a la pastoral de Mons. Mayer en la diócesis de Campos; en dicho conjunto se encajan dos acusaciones contra el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira y contra la TFP numeradas [7] y [8];
b) Los puntos [4], [5], [11] y [13] forman otro conjunto referente, en primer lugar, a la oposición que los seguidores de Mons. Mayer hicieron a Mons. Navarro y, en segundo lugar, al cisma provocado por la consagración ilegal de Obispos en Ecône, en junio de 1988, de la cual participó Mons. Mayer. En ese conjunto hay solamente una acusación contra la TFP, con el número [12].
Para la cabal refutación de dichas acusaciones seguiremos ese orden lógico.
La diócesis de Campos [3] "tuvo la desgracia de ser gobernada durante 33 años por el fallecido (el 25.3.1991) D. Antonio de Castro Mayer .... [6] [Dicha diócesis] tuvo la desgracia de haber estado prácticamente abandonada bajo el punto de vista pastoral, ya que, [7] de acuerdo con el principio y praxis recibidos de la T.F.P. por D. Castro Mayer, [8] totalmente subsirviente al Doctor Plínio Correia de Oliveira .... [9] [el] ‘leit motiv’ pastoral [era] la OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS NOBLES (sic). [10] [Mons. Mayer] llevó a su clero a dedicarse solamente a las ELITES, [y dejó la diócesis] abandonada en manos del espiritismo, del protestantismo, de las sectas, del indiferentismo religioso".
En este párrafo, encontramos confusión, falsedades y manifiesto olvido de la actual situación de la Iglesia Católica en Brasil.
Resumiendo, Mons. Corso afirma, sin aducir ninguna prueba, que:
a) Mons. Mayer era "subsirviente" a D. Plinio [8];
b) En el gobierno de la diócesis, Mons. Mayer tuvo como "leit motiv" la "opción preferencial por los nobles" [9], "principio y praxis" que habría recibido de la TFP [7];
c) Por eso llevó el clero local a dedicarse totalmente a las élites [10] y en consecuencia la diócesis de Campos está en un estado lamentable de indiferentismo religioso [3] y [6].
Analicemos estas tres acusaciones:
[8] "... D. Castro Mayer totalmente subsirviente al Doctor Plínio Correia de Oliveira, ..."
Al afirmar una acusación tan grave como la "subsirviencia" de un obispo de la inteligencia y cultura de Mons. Mayer, a un seglar, el Prof. Plinio, Mons. Corso se pone en abierta contradicción con los hechos históricos. Suponemos, por cierto, que el neologismo "subsirviente" es utilizado en el sentido habitual en Brasil: que sirve a las órdenes de otro, servil; demasiado condescendiente (18).
Durante los treinta y tres años en que Mons. Mayer fue obispo de Campos (1948-1981), al mismo tiempo que colaboraba con D. Plinio y la TFP, en la lucha ideológica contra el comunismo, el socialismo y el progresismo, el prelado mantenía el gobierno de su diócesis cuidadosamente independiente.
En cierto momento, Mons. Mayer decidió enfriar sus relaciones con D. Plinio y aproximarse cada vez más de Mons. Marcel Lefebvre, a cuyas orientaciones pasó a ajustarse, juntamente con la mayoría del clero diocesano que le era fiel. Ni D. Plinio ni nadie de la TFP pudo impedirle seguir esa trayectoria que terminaría por acarrear una excomunión. Prueba de que era nula la influencia de la TFP en los asuntos estrictamente eclesiásticos de Campos.
¿Dónde está la "subsirviencia", o el servilismo a D. Plinio? Un servilismo que se convirtió en profunda discrepancia...
Para afirmar esa "subsirviencia", Mons. Corso debería presentar hechos concretos. Ese extraño placer de utilizar en una polémica tan sólo acusaciones genéricas no demostradas, es lo contrario de la imparcialidad que el prelado parece juzgar poseer.
● Presunta "opción preferencial por los nobles" de Mons. Mayer
[7] "de acuerdo con el principio y praxis recibidos de la T.F.P. por D. Castro Mayer .... [9] cuyo ‘leit motiv’ pastoral es la OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS NOBLES (sic)" [las mayúsculas son del original].
No nos consta que Mons. Mayer haya hablado jamás de la "opción preferencial por los nobles" y, mucho menos, que éste fuese su "leit motiv" pastoral.
Al referirse a esa "opción preferencial por los nobles", Mons. Corso confunde épocas y conceptos.
La expresión "opción preferencial por los nobles" aparece por primera vez en la obra de D. Plinio Proyecto de Constitución angustia al país, publicada en 1987 (Vera Cruz, São Paulo, 210 pp., p. 168). Causa pasmo ver con cuanta desenvoltura afirma Mons. Corso que la "opción preferencial por los nobles" fue el "leit motiv" pastoral de Mons. Mayer, que había renunciado al gobierno diocesano seis años antes de la aparición de dicha expresión, y había roto sus relaciones con el Prof. Plinio desde hacía más de cinco años.
Por cierto, que el sentido de la expresión está también desarrollado en el reciente libro Nobleza y élites tradicionales análogas en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana, editado en 1993 al cual ya nos hemos referido. Al explicar la razón de ser de ese estudio, su autor, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, se refiere con análogo destaque a la "opción preferencial por los pobres" tan grata a Juan Pablo II; y, apoyándose en citas de este mismo Papa, muestra (como ya lo había hecho en 1987) que ninguna de estas "opciones preferenciales" excluye la otra, puesto que ninguna de las dos es una opción "exclusiva". "Las preferencias de alguien – escribe el Prof. Plinio en las primeras páginas del citado libro – pueden incidir simultáneamente y con diversos grados de intensidad, sobre varios objetos; por su propia naturaleza la preferencia por uno de ellos no indica de ningún modo una forzosa exclusión de los demás".
Esta obra fue enviada por la TFP brasileña a Mons. Corso a finales de 1993, y el Prelado agradeció con la amable carta anteriormente citada (cf. I-3-d). Al parecer no llegó a leerla, o al menos las primeras páginas.
Por fin, si con esta despectiva referencia a la "opción preferencial por los nobles", quiere Mons. Corso manifestar su desacuerdo con los textos de las Alocuciones de Pío XII y de otros Papas, citadas en dicho libro, o con los comentarios que el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira hace a los mismos, debería decirlo con claridad y dirigirse a su autor.
D. Plinio, que no ha temido exponerse a la crítica de las mayores autoridades mundiales en el campo histórico, teológico o nobiliario – y ha recibido significativas cartas de encomio de personalidades de las más eminentes de los ambientes del Clero, de la Nobleza y de la intelectualidad, sin ninguna refutación a las tesis defendidas en el libro – no parece que tema las objeciones que Mons. Corso pueda levantar.
● La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, lamenta el indiferentismo religioso de su país
Una vez demostrada la ausencia de interferencia de la TFP o de D. Plinio en los asuntos eclesiásticos o pastorales de la diócesis de Campos, podríamos interrumpir aquí el análisis. Sin embargo, el examen de la crítica que Mons. Corso hace al método pastoral de su antecesor dejará una vez más a descubierto el valor prácticamente nulo de las afirmaciones de su autor.
[6] "... la Diócesis de Campos, que tuvo la desgracia de haber estado prácticamente abandonada bajo el punto de vista pastoral, ya que ... Mons. Castro Mayer ... [10] llevó a su clero a dedicarse solamente a las ELITES, [y la diócesis] quedó abandonada en manos del espiritismo, del protestantismo, de las sectas, del indiferentismo religioso".
Según Mons. Corso, Mons. Mayer habría abandonado la diócesis de Campos "en manos del espiritismo, del protestantismo, de las sectas, del indiferentismo religioso", por haber llevado al clero local "a dedicarse solamente a las ELITES".
Mons. Corso quiere señalar una situación particularmente trágica de indiferentismo en la diócesis de Campos, que sería contrastante con un florecimiento religioso de las otras doscientas cincuenta y una diócesis de Brasil.
¿Esto corresponde a la verdad? Evidentemente, no.
Hace poco, en mayo del presente año, los Obispos brasileños, reunidos en la 33ª Asamblea General de la Conferencia Episcopal, lamentaban la avalancha de irreligiosidad que invade todo Brasil. "Es necesario enfervorizar al pueblo", afirmaba el entonces presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Luciano Mendes, Arzobispo de Mariana, pues según las estadísticas presentadas, el número de católicos practicantes no pasa de 30% del total de la población. Algunos dicen que tan sólo 10% frecuenta las iglesias. Por su parte, Mons. Vital Wilderink, O.C., obispo de Itaguaí, Estado de Río de Janeiro, declaró: "Hubo una revolución cultural en el país .... y la Iglesia no ha conseguido acompañarla" (cf. "O Estado de São Paulo", 15-5-1995).
Esa crisis religiosa existe en Brasil. ¿Por qué esos males, que han invadido un país inmenso y compactamente católico durante el tiempo que Mons. Mayer gobernaba la diócesis de Campos, habrían de ser causados en Campos tan sólo por la influencia de la TFP, o de D. Plinio? ¿Mons. Corso tiene pruebas de algún acto que justifique esa acusación?
A no ser que aceptemos la absurda hipótesis de que Mons. Corso quiera atribuir la culpa de la crisis de la Iglesia en todo Brasil al método pastoral aplicado por Mons. Mayer en su diócesis...
De cualquier forma, si se admite argumentandi gratia la infundada hipótesis "corsiana" de que el desinterés inducido por Mons. Castro Mayer en el clero de su diócesis, haya sido la causa de un singular desdén de este último hacia la población pobre del norte fluminense (zona geográfica en que se sitúa la diócesis), S. Excia. atrae sobre ese mismo clero una pesada acusación.
En efecto, el sacerdote celoso nunca deja de cumplir sus deberes – por lo menos los esenciales – en relación a la parte del rebaño que Dios le ha confiado. En consecuencia, la supuesta falta de celo de esta parte del clero de Campos, el desinterés con que se habría dejado arrastrar hacia el pantanal de la grave negligencia sería, en definitiva, la causa del singular indiferentismo religioso supuesto por Mons. Corso en su diócesis.
¿Ha discernido el señor Obispo el alcance de esa acusación? ¡Y esto lo habrá hecho, una vez más, sin pruebas!
b) Dificultades creadas en Campos por el cisma de Mons. Mayer
Pasemos al último conjunto de acusaciones de Mons. Corso, referente al comportamiento de los tradicionalistas seguidores de Mons. Mayer, antes y después del cisma, en la diócesis de Campos:
[4] "D. Antonio de Castro Mayer, Tradicionalista obstinado, co-consagrante de los cuatro obispos de Ecône, al lado del Obispo cismático Lefebvre, y que incurrió en la excomunión Lat Sententi prevista por el Canon 1382, declarada por la Congregación para los Obispos en julio de 1988. El Obispo Castro Mayer permaneció, desgraciadamente, en el cisma hasta la muerte, sin retractarse, [5] y [Mons. Mayer] dejó más o menos organizada una Iglesia cismática con más de veinte sacerdotes y un cierto número de fieles (muchos en buena fe), que continúa produciendo los más tristes efectos en la Diócesis de Campos y fuera de la misma....
[11] "Cuando (en 1981), por disposición del Santo Padre, D. Castro Mayer tuvo que dejar la Diócesis para ser sustituido por D. Carlos Alberto Etchandi Gimeno Navarro, esos Tradicionalistas cismáticos, [12] conducidos y dominados por la T.F.P., [13] verdaderos jansenistas, calvinistas, hicieron la más increíble oposición, inclusive física, y con amenazas de muerte al mismo D. Carlos Alberto Navarro, y usaron para ello todos los medios de comunicación social de la forma más virulenta y baja. Fue una tragedia increíble y difícil de describir, tanto que una de las consecuencias fue el infarto sufrido por el mismo D. Carlos Alberto Navarro, al que fue preciso implantar dos 'bypass'".
Tal vez ningún otro trecho de la carta analizada sea tan claro como este para demostrar su falacia. Todo lo que Mons. Corso afirma no tiene nada que ver con la TFP.
Es la narración de algunos acontecimientos – a lo largo de la cual se codean despreocupadamente las verdades y las falsedades – para intentar envolver a la TFP en ellos. Para ello, en medio del texto se introduce la frase [12] "conducidos y dominados por la T.F.P.", que confunde al lector no cuidadoso.
Una lectura rápida deja la impresión de que la TFP está relacionada con todos esos hechos: el cisma mayer-lefebvrista, la oposición de algunos seguidores de Mons. Mayer a su sucesor en el gobierno de la diócesis, Mons. Navarro, amenazas de muerte contra éste, ataques por la prensa, etc.
¿Por qué utiliza el autor de la carta que analizamos este recurso tan poco plausible? Lo ignoramos. El hecho concreto son los dos párrafos anteriormente citados.
La verdad es que la TFP no tuvo nada que ver con los atropellos provocados por algunos tradicionalistas, con motivo de la toma de posesión de Mons. Navarro en la diócesis de Campos, como el mismo Mons. Navarro declaró por carta y a la prensa (cf. I-3-C). Y tampoco tuvo nada que ver la TFP con el cisma mayer-lefebvrista, una vez que en aquella época las relaciones de la entidad con Mons. Mayer estaban cortadas desde hacía algunos años.
● La ruptura entre Mons. Antonio de Castro Mayer y el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira
Las relaciones de Mons. Antonio de Castro Mayer con el profesor Plinio Corrêa de Oliveira databan de la década de los 30, cuando el P. Mayer era Consiliario de la Junta Archidiocesana de la Acción Católica de São Paulo, y el Prof. Plinio Presidente de la misma.
A lo largo de varias décadas, ambos colaboraron en diversas actividades apostólicas, tanto durante el tiempo en que ambos hacían parte de dicha Junta, como posteriormente, a partir de 1948, cuando Mons. Mayer pasó a residir en la ciudad de Campos, de la cual había sido nombrado Obispo-Coadjutor. D. Plinio continuaba en São Paulo, donde desde 1960 ejerce su cargo de dirección de la TFP brasileña, a 693 kilómetros de distancia de la diócesis campista. La TFP siempre consideró a Mons. Mayer como un consultor autorizado para asuntos eclesiásticos, pues el Prelado era visto por muchos como uno de los mejores teólogos de América del Sur.
Posteriormente, al principio de los años 80, empezaron a enfriarse esas relaciones, por motivos que el prelado nunca reveló. Es significativo que en una conversación entre D. Plinio y Mons. Mayer, éste, en determinado momento, dijo que Mons. Lefebvre podría consagrar algunos obispos aunque fuese sin autorización de la Santa Sede, dando a entender que él, Mons. Mayer, lo seguiría. El Prof. Plinio le respondió cortésmente que para entrar en ruptura con la Santa Sede no contase con su apoyo, pues él siempre se mantendría fiel a la cátedra de San Pedro.
En 1981, Mons. Mayer pide a la Santa Sede la dimisión del gobierno de su diócesis, y en noviembre de dicho año su sucesor, Mons. Carlos Alberto Etchandi Gimeno Navarro toma posesión de la misma. Al mismo tiempo, Mons. Mayer comienza a articular los sacerdotes que continuarían siguiendo su línea de actuación, incluso después de su fallecimiento, ocurrido en 1991.
En diciembre de 1982, Mons. Mayer declara rotas sus relaciones con el Prof. Plinio. A partir de entonces, adhiere de tal manera a Mons. Lefebvre, que en diciembre de 1983 ambos prelados firman, en Rio de Janeiro, una "carta abierta" dirigida a Juan Pablo II en que incluyen graves críticas a la situación de la Iglesia.
De regreso a Europa, Mons. Lefebvre concede una entrevista a la prensa, en el aeropuerto Charles De Gaulle, ocasión en que reconoce públicamente lo que ya se comentaba desde hacía tiempo entre los tradicionalistas: su proyecto de consagrar algunos obispos.
Mons. Mayer participa, junto con Mons. Lefebvre, el 30 de junio de 1988, de la ceremonia de consagración de cuatro obispos, en Ecône (Suiza), sin autorización de Roma, a pesar de repetidas advertencias de la Santa Sede. Pocos días después, el 1 de julio de 1988, el Cardenal Gantin, Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos, publicaba el decreto, anteriormente referido, por el que confirmaba la excomunión de los dos prelados.
Los hechos que acabamos de narrar son de sobra conocidos por quienes se interesan por el asunto. Más aún deberían serlo por Mons. Corso, que tan de cerca se siente concernido por ellos. Citamos tan sólo dos documentos:
– En primer lugar, en la declaración publicada por la propia TFP brasileña, con motivo de la excomunión de Mons. Mayer, se lee: "Mons. Antonio de Castro Mayer rompió con la TFP en diciembre de 1982. Tal hecho se hizo público a través de artículos publicados en periódicos de gran tirada, como la ‘Folha da Tarde’, de 10 de abril de 1984, y el ‘Jornal do Brasil’ de 20 de agosto de 1984. Así pues, carece totalmente de fundamento la mencionada información de que el obispo dimisionario de Campos fuese un adepto declarado de la TFP" ("Correio Braziliense" 7-7-1988).
– El otro documento es todavía más imparcial. La TFP brasileña tiene su sede central en São Paulo, una de las tres mayores ciudades del orbe. El Cardenal-Arzobispo de esta archidiócesis, Mons. Pablo Evaristo Arns, es conocido por sus actitudes públicas de apoyo a movimientos de izquierda. A título de ejemplo, podemos citar el constante apoyo del Prelado al Partido de los Trabajadores (PT). También es ostensiva su estrecha colaboración con organizaciones sindicales de izquierda, hasta el punto de haber cedido la Catedral Metropolitana para la realización de reuniones y manifestaciones de carácter contestatario y subversivo. Todas estas actitudes son divergentes de las de la TFP brasileña. No obstante dicha divergencia, con motivo del cisma mayer-lefebvrista, el 2 de julio de 1988, el cardenal Arns declaró: "La escisión [de Mons. Mayer] con la TFP se dio con el alejamiento del mismo Mons. Antonio de Castro Mayer de la organización, cuando el obispo dimisionario de Campos adhirió a las prédicas de Lefebvre". El cardenal recordó que Mons. Mayer recibió muchos avisos de miembros del clero para que no participase de la consagración de los obispos junto con Mons. Lefebvre (cf. "O Estado de S. Paulo", 2-7-1988).
Para refutar la absurda acusación de que los tradicionalistas habrían sido [12] "conducidos y dominados por la T.F.P.", bastan los documentos mencionados en el ítem I-3-c. En él se mostró cómo tanto Mons. Navarro como sus opositores afirmaban que la TFP estaba totalmente ausente de aquellos lamentables sucesos.
Por otro lado, argumentando "ad absurdum" ¿cuál sería el provecho que la TFP podría obtener aliándose a esos tradicionalistas mayer-lefebvristas en tales ocasiones? La TFP brasileña, como las otras entidades autónomas y hermanadas entre sí, que existen en veintiséis países, están constituidas por católicos practicantes, y mantienen relaciones cordiales y respetuosas con innumerables personalidades eclesiásticas, desde los altos escalones del Vaticano, hasta los humildes y tantas veces perfumados de virtudes conventos de clausura. ¿Qué ventaja tendría en tomar una actitud, que bien puede ser calificada como irracional, ante una autoridad eclesiástica nombrada por el Sumo Pontífice?
La TFP no lo haría por principio, en coherencia con su posición jamás desmentida de veneración y acatamiento a la autoridad legítimamente constituida. Pero si por absurdo hubiese dado ese apoyo, habría perdido en un instante, por el modesto caso local de la ceremonia de entronización de un Prelado, el prestigio internacional conquistado a lo largo de décadas de pugnas ideológicas en pro de la Santa Iglesia y de la Civilización Cristiana. Un prestigio que hasta sus adversarios ideológicos reconocen.
Una vez más nos encontramos ante una acusación sin pruebas del señor Obispo de Campos.
[29] [D. Plinio Corrêa de Oliveira] "simuló organizar una asociación de laicos inspirada en San Grignon de Monfort, y formó las llamadas ‘camáldulas’, plagiando la vida religiosa de los camaldulenses, ..."
Notemos de paso el despectivo "simuló", cuando en realidad D. Plinio ha fundado de hecho una "asociación de laicos", que es la TFP, como más arriba hemos visto (cf. II-3-B-a).
Por cierto que es oportuno recordar un párrafo de la carta del insigne canonista romano, y consultor de diversos dicasterios vaticanos, P. Anastasio Gutiérrez, CMF, anteriormente citada: "No me resta sino congratularme con la Institución TFP por tener un Fundador de la altura y calidad del Prof. Plinio. Preveo para la Institución, y le deseo con toda mi alma un amplio desarrollo y un porvenir lleno de éxitos contra-revolucionarios" (cf. II-3-A-c).
En relación a las "camáldulas", Mons. Corso, desconocedor de la vida de la TFP, y de los libros que la entidad ha publicado sobre su mismo funcionamiento interno, confunde conceptos y realidades.
De hecho, algunos de los millares de católicos que son socios, cooperadores, corresponsales o simpatizantes de la entidad, decidieron llevar una vida totalmente dedicada a los ideales de la Tradición, Familia y Propiedad, viviendo en residencias con horarios, tiempo para reuniones, oración y silencio, con la intención de obtener un clima de recogimiento adecuado al trabajo o al estudio.
Quien primero sugirió este sistema fue uno de los miembros más antiguos del Consejo Nacional de la TFP brasileña, Fabio Vidigal Xavier da Silveira, fallecido en 1971. Algunos años antes de su muerte, D. Fabio había visitado el célebre "Éremo dell'Carcere", lugar de recogimiento y oración perfumado por la presencia sobrenatural de San Francisco de Asís, quien lo recibió como donación de los benedictinos. El recuerdo del "Éremo" de San Francisco entusiasmaba al entonces joven Fabio, y su imaginativa vivacidad de brasileño traspuso enseguida la palabra italiana a la sede del sector de la TFP que él dirigía.
El nombre colocado por D. Fabio fue recibido con simpatía general en la TFP, y de un modo natural, enseguida surgieron algunos otros "Éremos". Así se fue institucionalizando ese régimen de recogimiento, estudio, oración y trabajo en común.
En realidad, los "éremos" de la TFP no son más que residencias de estudio o trabajo en los que se requiere mayor concentración de espíritu, o simplemente se tiene en vista un mejor aprovechamiento de la acción; pues los "éremos" se han revelado altamente eficaces como factor de profundización intelectual y rendimiento en los trabajos. Por extensión, son llamados eremitas los que residen en los "éremos".
Dentro de los "éremos", se originó un sistema de recogimiento, de silencio y de estudio más intenso denominado, en el lenguaje familiar de los miembros de la TFP, "camaldulense", en recuerdo y homenaje a las Camáldulas, fundadas por San Romualdo, aunque sin ninguna relación, ni siquiera de semejanza en el régimen de vida, con dichos institutos religiosos.
Todo esto ya ha sido escrito y publicado en varios libros de la TFP, en Brasil, y no constituye ningún plagio de la venerable vida de los camaldulenses (19)
El lector español extrañará esta transposición de sentido de una palabra extranjera, tan poco habitual de nuestras costumbres lingüísticas; sin embargo, para quien conoce Brasil, estas transposiciones son corrientes, lo que tal vez haya despistado a Mons. Corso en la interpretación de la palabra "camaldulenses".
[32] "La organización es perfecta, rígida, maquiavélica. [33] Para ello disponen de verdadera fortuna, fruto de ayudas del exterior (USA) y con campañas camufladas con finalidades de buenas causas..."
Si – como parece imaginar Mons. Corso – la TFP brasileña poseyese una gran "fortuna" honestamente adquirida, ¿qué mal habría en ello? Sin embargo, la realidad es diferente. Quien tiene un mínimo de conocimiento de la entidad sabe perfectamente cuán insignificantes son los recursos financieros de que dispone en comparación con el inmenso esfuerzo de su actuación. La TFP brasileña – como TFP-Covadonga, o cualquier otra sociedad regularmente constituida y que actúa dentro de la ley – tiene su contabilidad perfectamente al día, de acuerdo con la legislación en vigor. Como se trata de una asociación brasileña, la gran mayoría de sus fondos proviene de donantes brasileños, que comprenden la necesidad de la actuación de la entidad. Mons. Corso no puede alegar ninguna prueba en sentido contrario porque no existe.
Grave y, una vez más, injurioso, es afirmar que la "fortuna" de la TFP proviene de campañas que se presentan "con finalidades de buenas causas". La acusación es, pues, de que los fondos son recogidos con una finalidad y gastados con otra. ¿Mons. Corso indica algún hecho concreto? ¿Ha habido alguna campaña de la TFP que tuviese una "buena causa" como pantalla y cuyo "superávit" financiero haya sido desviado para otro fin "maquiavélico"? Nada de esto indica el Prelado, porque nada hay.
Si a lo largo de estos treinta y cinco años, la TFP ha estado tan ocupada en estas campañas, "con finalidades de buenas causas" – como consta en el elenco de sus actividades en el citado libro Tradición, Familia, Propiedad – Un Ideal, un Lema, una Gesta: La Cruzada del siglo XX, pp. 64 a 136.–, ¿donde estaría el camuflaje? ¿Acaso considera Mons. Corso factible que una organización con el porte y la influencia de la TFP brasileña pueda pasar treinta y cinco años realizando campañas "de buenas causas" y todo no pase de camuflaje, que sólo él, con su ponderación y ecuanimidad acaba de descubrir, y por eso está "en guerra contra la TFP"? ¿Hay alguna lógica en esa acusación?
D) Sobre algunas personas nombradas por Mons. Corso en su carta
Al final de su carta al ex-terrorista Sr. "X", el señor Obispo escribe:
[40] "Voy a pedir al Sr. Giulio Folena, que perteneció a la T.F.P., y al Dr. Victor Enrietti, que perdió a su hijo en la T.F.P., que les escriban".
A respecto del Sr. Folena, cuyas campañas difamatorias contra la entidad han encontrado eco en cierta prensa de matiz ideológico característico, tal vez convenga añadir algunos datos.
Debemos decir que esta persona fue excluida de la TFP en 1964 por un comportamiento incompatible con el buen nombre de la entidad. Estaba en un hotel en que se practicaba la prostitución y lenocinio y ahí fue encontrado por la policía, según publicó la prensa local (cf. reportaje "Hoteleiro autuado por exploração do lenocínio", in "Noticias Populares", São Paulo, 13-7-1964).
Durante los años siguientes, el Sr. Folena se mantuvo en un tranquilo anonimato, contrajo posteriormente matrimonio y montó un pequeño taller de confección en su propia residencia.
De repente, veinte años después de su exclusión de la TFP, surge de la pequeña vida privada en su modesta casa, para adentrarse en el mundo de los viajes internacionales. Visita cardenales y teólogos en Europa y, apoyándose en supuestas confidencias de tales personalidades, empieza a hacer declaraciones a la prensa contra la TFP brasileña – al mismo tiempo que reconoce estar "resentido" por haber sido excluido de los cuadros de la entidad (cf. "Esclavos del Profeta", EMW Editores, São Paulo, 1987, pp. 112, 139 e 140).
Es necesario recordar que algunas de esas mismas personalidades siendo preguntadas, negaron el presunto apoyo dado al Sr. Folena, con comentarios poco elogiosos.
El Cardenal Alfonso María Stickler, por ejemplo, dice en su declaración de 15 de abril de 1985: "Inmediatamente me di cuenta de la total falta de fiabilidad y de seriedad del personaje, confirmada por la risible noticia publicada" en los periódicos brasileños.
El conocido teólogo P. Victorino Rodríguez y Rodríguez, OP, escribió el 5 de abril de 1985: "Me han sorprendido las falsedades y suposiciones malévolas en que incurre el informe" del periódico con las declaraciones del Sr. Folena. Y añade: "Tengo que desautorizar, pues, algunos extremos falsos y puntualizar otros contenidos en el apartado ‘visita al teólogo de la Refutación’ del informe publicado por el Sr. Folena".
Ignoramos de dónde provienen las relaciones entre Mons. Corso y el Sr. Folena.
Por otra parte, el hijo de D. Victor Enrietti – que según Mons. Corso se [40] "perdió .... en la TFP" – es D. Antonio Carlos Enrietti, actualmente con cuarenta años de edad, ingeniero químico, abogado en ejercicio y socio de la TFP brasileña.
D. Antonio Carlos Enrietti mantiene con sus padres relaciones afectuosas y absolutamente normales. Al ver en la tempestuosa misiva del señor Obispo de Campos, mencionado de esta forma el nombre de su padre, le preguntó que podría haber sucedido.
Vivamente sorprendido, D. Victor Enrietti hizo una vehemente queja ante el Prelado, tras la cual recibió del mismo la copia de la segunda carta dirigida al Sr. "X", en la cual Mons. Corso afirma:
."Al final de mi carta me referí a D. Giulio Folena, que perteneció en el pasado a la TFP, y a D. Victor Enrietti, que tiene un hijo en la TFP, de los cuales solicitaría alguna información más, para que le enviasen, caso lo quisiesen, directamente.
"Debo declarar que tales referencias a ambos me fueron espontáneas y sin previa consulta a los mismos que (debo declararlo) podrían estar o no posibilitados e incluso dispuestos a atender a mi sugestión, llevando en consideración el momento en que ahora viven.
"Si, pues, los mismos, por motivos personales, no les envían ninguna información, sepa que no estaban en absoluto comprometidos a hacerlo, ya que (como he dicho más arriba) no fueron consultados previamente por mí"
Parece, para decir poco, absoluta, la falta de responsabilidad de alguien que toma a dos personas como testigos sin antes consultarlas. ¿Qué decir de esa persona cuando es un Obispo de la Santa Iglesia?
Esta segunda carta le fue enviada por D. Victor Enrietti a su hijo, acompañada de la siguiente tarjeta:
"São Paulo, 15 de agosto de 1995
"Querido hijo Antonio Carlos,
"Le pedí al Excmo. Sr. Obispo Mons. Corso que escribiese una carta aclarando lo que sucedió, es decir, que mi nombre había sido citado sin mi conocimiento.
"Te paso copia de la carta que recibí en respuesta, y que cuenta como sucedieron los hechos.
"Espero que el caso quede así claro.
"Abrazos afectuosos de tu padre,
"Victor".
Leída toda esta dilatada refutación, algunos se alegrarán porque descendió hasta los últimos pormenores de la materia sobre la cual versa la carta del señor Obispo Mons. João Corso, y satisfizo enteramente las aspiraciones del lector atento y exigente.
La misma amplitud habrá desagradado, eventualmente, a lectores apasionados por la brevedad, y como tales deseosos de una refutación que les hubiese exigido menos esfuerzo.
Entre unos y otros, ¿a cuáles satisfaríamos con mayor empeño?
Propiamente, ni a los cultores del detalle, ni a los de lo sucinto.
Pues nuestro principal afán no consiste en ser leídos o no leídos; sino, eso sí, en haber presentado, precisamente como a acreedores de una deuda de honor, la entera refutación de cada infundio, aunque fuese ínfimo.
Así, nadie podrá decir: "Tal punto de la embestida del señor Obispo Mons. João Corso, o tal vez mejor dicho, de su fogoso co-lidiador ex-terrorista, quedó pendiente en el aire, como sin respuesta. ¿Quien sabe si, contra ésta, por lo menos contra ésta, la TFP no tuvo réplica para presentar?"
Esto fue lo que, a cualquier precio, quisimos evitar.
¿Prolijos? Quizás. ¿O entonces sucintos en demasía? Quizás también.
Pero de algo no podremos ser acusados: de que en el momento cierto, nos haya faltado la réplica cierta, contra opositores que contra nosotros sólo supieron argumentar... ¡erróneamente!
Texto íntegro de la carta de Mons. Corso
(traducción oficial directa del portugués)
DIÓCESIS DE CAMPOS
CAMPOS
BRASIL
Campos, 5 de junio de 1995.
[1] Sr. D. "X" y
Excmas. familias católicas españolas,
PAX!
Les escribo en respuesta a la carta de 19 de mayo p.p.
[2] Tengan la certeza de que fue providencial la consulta que hicieron al abajo firmante, Obispo de la mayor víctima de la T.F.P., a saber, de la Diócesis de Campos, [3] que tuvo la desgracia de ser gobernada durante 33 años por el fallecido (el 25.3.1991) D. Antonio de Castro Mayer, [4] Tradicionalista obstinado, co-consagrante de los cuatro obispos de Econe, al lado del Obispo cismático Lefebvre, y que incurrió en la excomunión "Lat Sententi" prevista por el Canon 1382, declarada por la Congregación para los Obispos en julio de 1988. El Obispo Castro Mayer permaneció, desgraciadamente, en el cisma hasta la muerte, sin retractarse, [5] y dejó más o menos organizada una Iglesia cismática con más de veinte sacerdotes y un cierto número de fieles (muchos de buena fe), que continúa produciendo los más tristes efectos en la Diócesis de Campos y fuera de la misma.
[6] Todavía a respecto de la Diócesis de Campos, que tuvo la desgracia de haber estado prácticamente abandonada bajo el punto de vista pastoral, ya que, [7] de acuerdo con el principio y praxis recibidos de la T.F.P. por D. Castro Mayer [8] totalmente subsirviente al Dr. Plínio Correia de Oliveira, [9] y cuyo "leit motiv" pastoral es la OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS NOBLES (sic), [10] llevó a su clero a dedicarse solamente a las ELITES, quedó abandonada en manos del espiritismo, del protestantismo, de las sectas, del indiferentismo religioso.
[11] Cuando (en 1981), por disposición del Santo Padre, D. Castro Mayer tuvo que dejar la Diócesis para ser sustituido por D. Carlos Alberto Etchandi Gimeno Navarro, esos Tradicionalistas cismáticos, [12] conducidos y dominados por la T.F.P., [13] verdaderos jansenistas, calvinistas, hicieron la más increíble oposición, inclusive física, y con amenazas de muerte al mismo D. Carlos Alberto Navarro, y usaron para ello todos los medios de comunicación social de la forma más virulenta y baja. Fue una tragedia increíble y difícil de describir, tanto que una de las consecuencias fue el infarto sufrido por el mismo D. Carlos Alberto Navarro, al que fue preciso implantar dos "bypass".
[14] Y es que la T.F.P. es una Asociación laica, civil, [15] enteramente independiente de la jerarquía, [16] pseudo-religiosa y [17] para-militar, [18] anticlerical, [19] anticonciliar, [20] de tipo tradicionalista cismático, enemiga declarada del Santo Padre el Papa, de los Obispos, pero al mismo tiempo camuflada de "catolicismo", [21] dirigida por una cúpula con Plínio Correia de Oliveira a la cabeza, el cual se considera y se hace considerar más que Jesucristo, [22] mientras su madre, Lucila (fallecida) recibe un culto mayor que el que se da a la Virgen Santísima, Nuestra Señora, a la cual es considerada superior.
[23] Fue, por cierto, una cierta letanía a Lucila, [24] plagio trivial de las Letanías Lauretanas, que son recitadas todos los días por los fanáticos seguidores de Plínio Correia de Oliveira, [25] la que determinó, finalmente, en 1983, al pobre D. Castro Mayer, a condenar no solamente esa letanía sino también a la misma T.F.P., [26] comenzando entonces, gracias a Dios, una oposición entre los tradicionalistas cismáticos de Campos y de otros lugares a la misma T.F.P., con excepción de cuatro sacerdotes que continúan subsirvientes a ésta.
[27] Para quien no conoce la realidad relativa a la T.F.P. puede parecer absurdo cuanto acabo de decir. Sepan, sin embargo, que no he relatado sino lo mínimo necesario para que se entienda la "monstruosidad" que es esa organización, de la cual me piden información.
[28] Plínio Correia de Oliveira, que siempre ostentó gran cultura humanística, y que, en tiempos pasados, militó en las Congregaciones Marianas de São Paulo, reunió diversos seguidores entre los Congregados Marianos de São Paulo. [29] Simuló organizar una asociación de laicos inspirada en San Grignon de Monfort, y formó las llamadas "camáldulas", plagiando la vida religiosa de los camaldulenses, pero [30] cuya finalidad sería la de, gracias al lavado de cerebro, llevar a esos pseudo-religiosos al voto de esclavitud, no a María Santísima, sino a él, Plínio Correia de Oliveira, al cual, por tratarse de esclavos, entregan todos sus haberes, y en favor del cual redactan los testamentos de todos sus bienes. [31] Préstanle una verdadera adoración, o por lo menos una hiperdulía, que ni a la Madre de Dios podemos prestar.
[32] La organización es perfecta, rígida, maquiavélica. [33] Para ello, disponen de verdadera fortuna, fruto de ayudas del exterior (USA) y con campañas camufladas con finalidades de buenas causas. [34] Con eso, Plínio Correia de Oliveira y sus asesores principales viven opulentamente. Cuando Plínio muera, se prevee una lucha por el poder difícil de imaginar. Por cierto que dicen de él que además de ser "inefable" es también "inmortal" (sic)!
[35] ¿Cómo será posible todo esto y mucho más? - [36] Todo presupone el lavado de cerebro, que funciona de modo increíble. [37] Pobre del que, engañado (el embuste es el arma principal de la T.F.P), se presta a una actividad tan diabólica. [38] ¡Pobre del joven que cae en sus garras y no es liberado a tiempo! ¡Cuántas familias desesperadas por haber perdido a sus hijos en la T.F.P.!
[39] Estimados D. "X" y familias españolas, por el amor de Dios, no dejen que sus hijos caigan en las garras de la T.F.P., que, infelizmente, tienen muchos secuaces en España, inclusive sacerdotes.
[40] Voy a pedir al Sr. Giulio Folena, que perteneció a la T.F.P., y al Dr. Victor Enrietti, que perdió a su hijo en la T.F.P., que les escriban.
Atentamente, en Cristo Jesús,
D. João Corso, S.D.B.
Obispo de Campos
[ ... ] La carta objeto de este análisis responde a una petición del Sr. "X", del 19 de mayo de 1995, que Mons. Corso quiso autenticar con nota manuscrita, en la que dice: "Paz! ... Yo ya he declarado guerra a la TFP. En Cristo + João, Obispo de Campos"
Notas
(1) En la carta del señor Obispo (que publicamos arriba, vertida al español por un traductor jurado) hemos señalado 40 términos a los cuales nos referimos con números entre corchetes; la mayoría de ellos son injuriosos contra las TFP en su conjunto, contra la TFP brasileña, contra los miembros de estas entidades o contra la persona del Prof. D. Plinio Corrêa de Oliveira. Todos esos términos injuriosos han sido refutados individualmente en el presente trabajo.
(2) Según “El País” (4-12-1989), el Sr. "X" se define como “un hombre de acción” y “un católico español partidario de la defensa de los valores morales y de la unidad de España” que está “profundamente preocupado por la situación política y la incapacidad de la ultrederecha”. A respecto de “los atentados perpetrados .... contra librerías catalanistas y locales especializados en la comercialización del sexo”, dice la noticia de “El País”: “la policía pactó .... la desarticulación del grupo terrorista de extrema derecha Milicia Catalana, según ha declarado el comandante general del colectivo, JCC”, un “pacto que el dirigente asegura haber rubricado con el mando policial, y sobre el que se niega a ser más explícito”. Cf. también “ABC” 18-7-1986 y 26-7-1989; “El País”, 4/15/18 y 26-7-1986, 26-7-1989, 11-12-1989 y 23-11-1991.
(3) Ver el facsímile de la misma.
(4) Ver algunos datos sobre esta terrible crisis en el ítem II-3-B-d.
(5) Ver de modo particular:
– Imbroglio-Detracción-Delirio: Consideraciones a respecto de un informe relativo a las TFP, Asociación Francesa para la Defensa de la Tradición, de la Familia y de la Propiedad, Asnières, 1980, 2 vol., 331 y 102 pp.;
– Refutación de la TFP a una embestida frustrada, Antonio Augusto BORELLI MACHADO, Átila SINKE GUIMARÃES, Gustavo Antônio SOLIMEO, João S. Clá DIAS, São Paulo, 1984, 2 vol., XX + 497 y XVI + 453 pp.;
– Servitudo ex Caritate, Átila SINKE GUIMARÃES, Artpress, São Paulo, 1985, 303 pp.;
– Guerreros de la Virgen: La Réplica de la Autenticidad – La TFP sin secretos, Plinio CORREA DE OLIVEIRA, Vera Cruz, São Paulo, 1985, XXII + 349 pp.
Estos libros pueden ser solicitados en la sede de TFP-Covadonga. Algunos de ellos han sido traducidos al español.
En adelante nos referiremos a estas obras apenas por el título abreviado, respectivamente: “Consideraciones a respecto de un informe relativo a las TFP”, “Refutación de la TFP a una embestida frustrada”, “Servitudo ex Caritate”, “La Réplica de la Autenticidad – La TFP sin secretos”.
(6) El primero concluye el 19 de diciembre de 1984, cuando la Fiscalía General de la Nación desiste del derecho de recurso ante la Corte Suprema de Justicia, contra la sentencia absolutoria de la TFP; el segundo finaliza el 15 de mayo de 1986, cuando el Juez Superior 10º en lo Penal dicta sentencia definitiva confirmando la decisión de primera instancia, que mandó archivar la investigación judicial “por no revestir carácter penal los hechos denunciados”. No obstante, mucho antes de los fallos judiciales (el 13 de noviembre de 1984), en una medida típicamente tiránica, el gobierno socialista decreta el cierre de la entidad. Conocidas personalidades del mundo político, jurídico y periodístico, inclusive un ex-presidente, protestaron públicamente contra la medida dictatorial del gobierno Lusinchi. Los veredictos posteriores muestran la falsedad de las acusaciones.
(7) La bibliogría sobre este tema es vasta. A título de ejemplo, se mencionan a continuación algunas obras más que hacen referencia a dicha crisis: Dietrich von HILDEBRAND, Le cheval de Troie dans la cité de Dieu, Beauchesne, Paris, 1970, 239 pp.; Dr. Rudolf GRABER, Obispo de Regensburg, Athanasius und die Kirche unserer Zeit, Verlag und Druck Joseph Kral, Abensber, 1973, 87 pp.; Dietrich von HILDEBRAND, Der verwüstete Weinberg, Verlag Joseph Habbel, Regensburg, 1973, 247 pp.; Cornelio FABRO, L'avventura della teologia progressista, Rusconi Editore, Milano, 1974, 322 pp.; Cornelio FABRO, La svolta antropologica di Karl Rahner, Rusconi Editore, Milano, 1974, 250 pp.; Anton Holzer, Vatikanum II – Reformkonzil oder Konstituante einer neuen Kirche, Saka, Basel, 1977, 352 pp.; Wigand SIEBEL, Katholisch oder konziliar – Die Krise der Kirche heute, Langen Müller, München-Wien, 1978, 469 pp.; Cardinal Joseph SIRI, Gethsemani – Réflexions sur le mouvement théologique contemporain, Téqui, Paris, 1981, 384 pp.; Enrique RUEDA, The Homosexual Network, The Devin Adair Company, Old Greenwich, Connecticut, 1982, 680 pp.; Prof. Dr. Georg MAY, Der Glaube in der nachkonziliaren Kirche, Mediatrix Verlag, Wien, 1983, 271 pp.; Richard COWDEN-GUIDO, John Paul II and the Battle for Vatican II, Trinity Communications, Manassas, Virginia, 1986, 448 pp.
(8) Cf. Carta de Mons. Corso del 1 de agosto de 1995.
(9) Cf. Nota manuscrita de Mons. Corso de 7 de junio de 1995.
(10) Cf. “Tradición, Familia, Propiedad – Un Ideal, un Lema, una Gesta: La Cruzada del siglo XX”, Artpress, São Paulo, 1990, 576 pp.
(11) “Llegados a casa, se volvió a juntar la muchedumbre, tanto que no podían ni comer. Oyendo esto sus deudos, salieron para llevárselo, pues decíanse: Está fuera de sí. Los escribas, que habían bajado de Jerusalén, decían: Está poseído de Beecebul, y por virtud del príncipe de los demonios echa a los demonios” (Mc 3, 20-22; cf. también Jn 8, 52; Mt 12, 24).
(12) Dice S. Pablo: “Habéis aprendido de Cristo .... habéis sido instruidos en la verdad de Jesús. Dejando, pues, vuestra antigua conducta, despojaos del hombre viejo, viciado por la corrupción del error; renovaos en vuestro espíritu y vestíos del hombre nuevo, creado según Dios en justicia y santidad verdaderas” (Ef 4, 20-24).
(13) La obra en español puede ser solicitada en la sede de TFP-Covadonga.
(14) N. de. T.: El Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia, en su 19ª edición, de 1970 define “manipular” como: “Operar con las manos .... 1. fig. y fam. Manejar uno los negocios a su modo, o mezclarse en los ajenos”. A su vez, Dña. María Moliner, en su reputado Diccionario del Uso del Español (edición de 1983) le da tan sólo el sentido de: “Realizar operaciones con las manos en o con una cosa; particularmente, con ciertas substancias para obtener un producto o algún resultado”.
(15) Entre las diversas ediciones en español, puede encontrarse la de C.I.O., Madrid, 1971, 75 pp.
(16) En aquella época Polonia gemía bajo el régimen comunista.
(17) La Liturgia católica todavía no le ha concedido ese título al ilustre Santo.
(18) Cf. Novo Dicionário da Língua Portuguesa, Aurélio Buarque de Holanda, Nova Fronteira, Rio de Janeiro, 1975.
(19) Cf. Consideraciones a respecto de un informe relativo a las TFP, Capítulo VIII; Refutación de la TFP a una embestida frustrada, Consideraciones Preliminares 2-A-b; y La Réplica de la Autenticidad – La TFP sin secretos, pp. 54 y 245 a 247