Las TFPs americanas conmemoran el V Centenario del Descubrimiento del Continente

 

En la tarde del 3 de enero de 1992, el centro de la ciudad de São Paulo presenció un espectáculo que causó gran impacto: un desfile con 2.300 participantes, ostentado los estandartes y capas características de todas las TFPs y gran número de carteles y pancartas.

Las frases de las pancartas iban siendo coreados: "El Descubri­miento de América fue ocasión de alegría y gloria para la Iglesia y la Cristiandad; homenaje de las TFPs americanas a los Papas, a los mo­narcas, a los Descubridores y a los Misioneros propulsores del es­fuerzo evangelizador y civilizador".

 

 

El brillo de la tradición

 

El desfile, que contó también con la participación de la banda de música de la TFP brasileña, comenzó en el histórico "Patio del Cole­gio", cuna de la ciudad de São Paulo, y atravesó las grandes avenidas del centro de la ciudad, causando viva impresión. Se hizo una pausa al llegar al Teatro Municipal, entonándose, formados en sus escalina­tas, diversos cánticos.

La monumental paseata se clausuró en la Plaza de la República, con un vibrante discurso pronunciado por el profesor Plinio Corrêa de Oliveira, presidente del Consejo Nacional de la TFP brasileña.

Es de destacar la presencia al acto de los Príncipes Don Luiz y Don Bertrand de Orleans y Bragança, representantes de una dinastía que de­sempeñó en Brasil un importante papel en esa obra civilizadora.

En el desfile participaron delegaciones de las TFPs de Argentina, Bolivia, Canadá, Colombia, Chile, Ecuador, Estados Unidos, España, Perú y Uruguay.

 

 

Palabras pronunciadas por el profesor Plinio Corrêa de Oliveira

 

"Altezas. Reverendísimos señores sacerdotes. Mis señoras. Señores. Con la mayor satisfacción, la Sociedad Brasileña de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad acoge, en su ciudad sede, que es la ciudad de São Paulo, no sólo a los participantes provenientes de las diversas partes de Brasil sino también a las que han venido de otros países, para tomar parte en esta manifestación que tiene un sentido histórico y actual profundo."

"Ese sentido bien lo conocéis, lo aclamasteis hace poco con elo­cuentes palabras de entusiasmo. Ese sentido es propiamente el senti­do de la fidefidad a la Tradición.

“En el momento en que América, las tres Américas conmemoran su descubrimiento, y en que una primera misa realizada en el suelo americano marca también que el descudrimiento no se hizo únicamente según un sentido de ventaja material, sino según un profundo sentido espiritual de adhesión a la única Fe verdadera: la Fe enseña­da por la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana; en ese mo­mento en que, con la implantación de la Santa Cruz en territorio americano y con la celebración de la primera misa, se inicia la epope­ya misionera que habria de dar su inmenso continente -según los pla­nes de la Providencia-, habría de darlo a la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo; en ese momento en que se conmemora el hecho de que el arranque civilizador marca sus primeros pasos en el territorio ameri­cano, llegando a la situación de apogeo en que se encuentra actual­mente; en ese momento, voces extrañas se levantan para maldecirlo en nombre de un pasado más remoto aún que el pasado de esos qui­ñientos años atrás, en nombre de un pasado de paganismo, en nombre de un pasado de atraso salvaje -para no decir atraso de las selvas- dando un arranque rumbo a la civilización. Esas voces se levantan para afirmar que el descubrimiento fue un desastre para las poblaciones nativas de América, que fue un desastre para la historia del mundo y maldecir a los Reyes Católicos, a los monarcas, a los papas, a los obispos, a los hombres que engendraron la "res civil" durante esos quiñientos años, en el sentido de integrar el continente americano en la civilización occidental nacida en Europa.

"No podia dejar de ser que la Sociedad Brasileña de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad levantase una protesta contra esa ten­dencia que va contra todo el curso de la Historia,  y que afirmase en un acto solemne, en que están presentes representantes de los más variados países de América y de diversos países de Europa, afirmase su solidari­dad, su solularidad entusiasmada y convencida, con la obra misionera realizada por la Iglesia Católica en Brasil, como en todo el territorio de las Américas, a lo largo de ese tiempo. Y, al mismo tiempo, proclamase la seguridad de que el futuro de América sólo tiene un sentido: es el futuro de la civilizacián cristiana.

"Nuestro Señor Jesucristo dijo de los sacerdotes que ellos eran «la sal de la tierra y la luz del mundo». Si ellos son, y lo son, «la sal de la tierra y la luz del mundo», por excelencia lo es Aquel que es el Sumo Sacerdote, es decir, Jesucristo. Y todo lo que se aparte de El camina hacia una tie­rra sin luz y sin sal, camina por un camino que es el descamino. Y el mundo tuvo la ocasión de verlo, cuando hace algún tiempo cayó la corti­na de hierro y los ojos aterrorizados de la humanidad pudieron contem­plar el estado de miseria, de miseria física y de miseria intelectual de aplastamiento de la personalidad humana, de abatimiento de la digni­dad humana, realizado en 70 años de dominación atea sobre uno de los más extenso países del mundo.

«Ahí, se comprendió claramente cuánta razón tenía Nuestro Señor al decir que El es el camino, la Verdad y la Vida. Y que aquello que se aparta de El es descamino, error y muerte.

“Este descamino, este error y esta muerte, no sólo no lo deseamos pa­ra Brasil -parte considerable de América- ni para ninguna parcela del territorio americano, sino que todos nosotros, que aquí estamos, nos oponemos a que eso se realice. Y por el empeño de nuestras oraciones, mas también de nuestros esfuerzos, de nuestra acción pacífica, aun­que persuasiva, de nuestra acción indefectible, de nuestra acción con­tinua, hemos de trabajar y hemos de luchar para que realmente Amé­rica en general y Brasil, en particular, sean Tierra de Cristo y Tierra de Maria.

"Estoy seguro, señoras y señores, de que los pasos de los hombres en la tierra repercuten en el Cielo. Y que desde los primeros momentos en que pasos cristianos comenzaron a pisar este suelo y en que la vida sobrenatural comenzó a difundirse aquí, hasta este momento y hasta los siglos llenos de incógnitas, mas también de promesas, como de riesgos, que se desdoblan ante nosotros, todo cuanto aquí se haga, re­percutirá en el Cielo y quedará escrito en el Libro de la Vida.

"En el Libro de la Vida se dirá y quedará inscrito en el Cielo, que en el año de 1992, en la aurora de ese año, en que cierto falso progre­sismo se promete a sí mismo tantas realizaciones en su programa de renovaciones, que son en el fondo deterioraciones, hubo también pa­sos que repercutieron firme en la tierra, diciendo  !Nosotros también avanzaremos! !Nosotros también caminaremos!

"Con vuestros pasos, repercutieron en el Cielo los latidos de vues­tros corazones: !Es a Cristo que queremos! !Es a Maria que quere­mos! ¡Y sólo lo que sea conforme a Cristo y Maria es lo que verdade­ramente deseamos!"

 

*       *       *

 

TFP-Covadonga conmemoró el 12 de octubre con un gran desfile en Granada

 

Reverente homenaje a la memoria de Isabel la Católica

 

Por ocasión del V Centenario del Descubrimiento de América, la Sociedad Española de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP-Covadonga) -juntamente con representantes de sus congéneres, cohermanas y autónomas, existentes en 18 países- promovió el 12 de octubre último uno de los más solemnes e impresionantes homenajes a la Reina Isabel la Católica.

La iniciativa tuvo también un carácter de desagravio y protesta por las detracciones con que ha sido víctima, en nuestra época, la obra evangelizadora y civilizadora de la gran Reina en la América es­pañola.

Un sol radiante brillaba en las frías calles de Granada. Las campa­nas de la catedral habían repicado el Angelus del mediodía, como lo hicieron hace quiñientos anos, cuando se supo que las naves de Cris­tóbal Colón, enarbolando la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, habían llegado a las costas de América.

En la Plaza de la Inmaculada, llamada del Triunfo, donde se en­cuentra el primer monumento erigido a la Inmaculada Concepción en todo el mundo, tuvo inicio el gran desfile. Abría el cortejo una larga faja explicativa: "TFP-Covadonga, representando a la TFP lusa y a las 13 TFPs del continente americano, descubierto por Colón, rinden reverente homenaje a Isabel la Católica".

Causó viva impresión la presencia en el cortejo de varios caballe­ros, vestidos con el traje de gala de la TFP. A la altura del pecho, una gran Cruz de Santiago, roja y blanca, evocaba el tiempo de las Cru­zadas, de las Ordenes de Caballería y de la Reconquista.

La banda de música de TFP-Covadonga salió también a las calles con sus miembros, por primera vez revestidos con su traje de gala.

En el desfile destacaba el conjunto de grandes coronas de flores traídas por representantes de las TFPs de Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Fili­pinas, Francia, Irlanda, Paraguay, Perú, Portugal, Reino Unido, Uru­guay y Venezuela. La organización "Cubanos Desterrados" quiso también sumarse al acto enviando una corona de flores.

 

 

Aplausos a lo largo del recorrido

 

Desde numerosos balcones se oían vítores y aplausos. El desfile impresionaba vivamente a los transeúntes, que, con asombro, se dete­nían en la calzada para presenciarlo, y en algunos casos incorporán­dose al grupo final.

- "Qué vergüenza - decía una señora a los cooperadores de TFP-­Covadonga que distribuían por las aceras el folleto explicativo del desfile- que en la ciudad donde está enterrada la gran protagonista del Descubrimiento de América no se haya hecho nada especial."

- "¿Qué sois? ,Templarios?" preguntaba otra señora sorprendida.

- "Me enorgullezco de ser granadino -decía un señor- por ver lo que estáis haciendo".

Al llegar a la Plaza de Isabel la Católica, el cortejo se desplegó ante el monumento en una bonita formación. Tras rezar por lá beatificación de la gran Reina, se dió, en su honor, el tradicional grito de TFP-Cova­donga: "¡Por Isabel, la Católica! ¡Tradición, Familia, Propiedad! ¡Espa­ña, España, España! ¡Santiago, Santiago, Santiago! El público irrumpió en aplausos.

 

 

Ofrenda en la Capilla Real

 

El cortejo se dirigió entonces hacia la Capilla Real, en donde re­posan los restos de los Reyes Católicos. El M.I. Capellán Real, Don José Vico Ortega, esperaba en la puerta, para dar la bienvenida en nombre de la Capilla Real y del Cabildo. Sus palabras desde el púlpi­to fueron emocionantes:

"Recibid la carinosa y efusiva bienvenida de esta Capilla Real.

"La Capilla Real se siente orgullosa de vosotros, a través del testi­monio de Fe, en primer lugar, y de amor a la Reina y a la tradición española. Por todo ello, os felicita y siente el regocijo inmenso de te­neros aquí, hoy, entre nosotros, para honrar a los Reyes Católicos. Sin duda, los huesos de la Reina se alzarán gozosos porque aquí está el fruto de aquellos desvelos, de aquela mujer singular, de aquellas an­sias y deseos de conquistar almas para llevarlas a Dios.

"Ella, mujer santa y buena; ella, mujer virtuosa; ella, en su mente y corazón, engendró América. Un grupo muy representativo, un gru­po muy eminente, viene aquí a rendirle tributo (...) ¡Que el espíritu de la reina, el espíritu de conquista de almas para Dios, se encarne en nosotros y, nosotros también, vayamos por ahí engendrando almas que amen la Religión, que amen a Dios, que tengan celo por su gloria.

"Que ella, desde el Cielo, pida por todos nosotros, y que pronto la veamos en los altares y sea el modelo de nuestras propias vidas. Que así sea."

 

 

Por su parte, el presidente de TFP-Covadonga, José Francisco Hernández, pronunció unas palabras dirigidas a Isabel la Católica. Seguidamente, los representantes de las TFPs de los diversos países fueron depositando, sobre las tumbas de los monarcas, las coronas de flores y leyendo el mensaje que figuraba en las cintas de cada una.

Un numeroso público asistía respetuoso a la ofrenda, llenando la Capilla Real, mientras el coro de la TFP entonaba diversos cánticos.

 

 

En la Alhambra

 

Finalizada la ceremonia en la Capilla Real, los miembros de la en­tidad se dirigieron a la Alhambra para realizar un acto póstumo ante la Puerta de la Justicia, desplegando una gran pancarta con la si­guiente frase. "¡Cuidado! ¡España Católica! ¡España de la gran Isa­bel! No cometas el error de importar a aquellos que ella hizo salir. Rezar por ellos, sí. Convertirlos, sí. Importarlos con sus errores, no."

 

 

Palabras de homenaje a Isabel la Católica pronunciadas por el presidente de TFP-Covadonga en la Capilla Real

 

"Representando al Profesor Plinio Corrêa de Oliveira, presiden­te del Consejo Nacional de la Sociedad Brasileña de Defensa de la Tradición, Família y Propiedad e inspirador de las TFPs del mun­do entero; representando a las TFPs de Argentina, Bolivia, Cana­dá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Filipi­nas, Francia, Perú, Paraguay, Portugal, Uruguay, Venezuela, "Cubanos Desterrados" y de España, venimos a los pies de vuestro sepulcro, Señora, para rendiros nuestro homenaje más entusiasta y agradecido y nuestra indignada protesta por la oleada de calum­nias que contra vuestra memoria se desatan.

"Homenaje de gratitud, sí, pues fue por vuestra fe que las carabelas de Cristóbal Colón llegaron, hace hoy cinco siglos, a las costas de Santo Domingo, descubriéndose así América, e iniciándose la Evangelización de ese inmenso y esperanzador continente.

"Fue por vuestro impulso y vuestra fortaleza, Senora, que esas naves, cuyas velas enardolaban la Cruz de Nuestro Señor Jesucris­to, dieron lugar al nacimiento, en ese continente, de la Fe Católica, Apostólica y Romana y con ella, la civilización cristiana, la im­plantación de la Tradición, la Familia y la Propiedad en aquellas tierras.

“Nuestro homenaje, pues, de gratitud más profunda por la fe y la civilizacion que hoy, hace cinco siglos fue implantada en el continente americano y más tarde en Filipinas.

“Este homenaje se suma a nuestra admiración y también a nuestra gratitud por haber sido bajo vuestro regio y maternal cetro -junto con el de D. Fernando de Aragón- que el poder del Islam fue derrotado y expulsado de estas tierras, después de ocho siglos de dominación y persecución. Precisamente en esta histórica ciudad y en este mismo año que se termina la gloriosa Reconquista Ibérica.

“En el momento en que desde los frentes anticristianos más diversos se desatan contra vos y contra la obra misionera y evangelizadora -que con motivo del Descubrimiento de América emprendisteis- todo tipo de calumnias y dfamaciones, queremos presentaros, Señora, nuestra in­dignada protesta de católicos y de descendientes de aquellos vasa­llos que os ayudaron a realizar, para la Iglesia y para la civilización cristiana, una de las mayores maravillas del mundo. El odio que con ello demuestran tener a la Iglesia Católica y los argumen­tos que dan para ello bien demuestran que el inspirador de ellos es el padre de la mentira y enemigo mortal de la Fe.

"Esos hechos, llenos de grandeza, de equilibrio, de espíritu de maternal comprensión, y sobre todo de fe, nos recuerda a Aquella que es la Reina y Madre por excelencia, la Santísima Virgen.

“A Ella le pedimos seáis elevada a las honras de los Altares, quedando así glorificada -para ejemplo de razas y naciones- como modelo de Reina Católica.

“Pedimos también que Ella vele por esta vuestra España, aneste­siada sin percibirlo, amordazada sin quererlo, extraviada sin saberlo, y que cada día se sumerge más y más en la impiedad y en la impureza.

"Impedid que aquellos que expulsasteis vuelvan, con sus mismos errores y sin convertirse, a estas tierras que nunca debieron in­vadir.

"Velad, Señora, velad sobre ella y sobre las naciones nacidas bajo vuestro cetro en América y en Asia, y también sobre aquellas que vuestro apostólico corazón hubiera deseado conquistar y evan­gelizar para la fe de Cristo.

"A María Santísima suplicamos -y rogamos seáis vos nuestra intercesora ante sus pies- para que todas aquellas semillas que fue­ron sembradas en aquel año, hace cinco siglos, lleguen a su auge, vencidos y aniquilados los enemigos de la Fe Católica y de la civili­zación cristiana, tras los días trágicos que el Mensaje de Fátima anuncia. Para que de esa manera brille el sol ardiente del Reino de María, según la promesa: "Por fin mi Inmaculado Corazón triun­fará." (Cfr. “Cristiandad auténtica o revolución comuno-tribalista – La gran alternativa de nuestro tempo”, Comisión inter-TFPs de Estudios Hispanoamericanos, Sociedad Española de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad, Madrid, 1993, pags. 153-156, 138-144)